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Café por SarahStyles

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Notas del fanfic:

Hola, este es mi primer FF, así que espero hacerlo bien.

Notas del capitulo:

Bien, espero que les guste. es la primera vez que escribo así que no se si soy buena... A leer!

Him Chan y Yong Guk se encontraban sentados con una taza de café delante suyo.

─ Entonces vayamos hoy, ¿sí?

─ Him Ch…- el menor le hacía un puchero al pelinegro, el cual no pudo negarse ante su petición – de acuerdo –dijo luego de un suspiro- ¿en dónde dices que queda?

El castaño se emocionó al escuchar una respuesta positiva por parte d su amigo, aplaudió un par de veces y después bebió unos sorbos de su café.

Eran las 6 de la tarde, justo la hora en que el menor había citado a su amigo en la nueva cafetería que se inauguraba ese día en el centro de Seúl. El chico conocía todas las cafeterías del lugar, era un amante del café, en especial el americano.

Dicho chico se encontraba sentado en una mesa fuera del local con un vaso de agua en su zurda y recargado sobre la madera, mientras miraba a todos lados en busca del mayor. Suspiró, seguro el susodicho se había olvidado de su cita, o tenía algo más importante qué hacer que salir con él; cuando estaba a punto de pedir la cuenta un moreno agitado tomó asiento delante de él, disculpándose por el retraso de casi una hora. Ambos ordenaron un café, negro para el mayor y el castaño pidió un americano.

─ Creí que te habías olvidado de venir – reprochaba el menor.

─ Lo siento, había mucho tráfico y…

─ No importa, me alegra que estés aquí –ahora su tono ya no era de molestia, sino que era suave y mostraba felicidad, acompañado de una gran sonrisa.

Mientras su pedido llegaba ambos amigos se dedicaban tiernas miradas, sus manos estaban entrelazadas, las sonrisas en sus rostros expresaban el amor que se tenían, porque, a pesar de ser amigos ambos estaban enamorados del otro.

Cuando el mesero había dejado ya ambas bebidas sobre la mesa y Him Chan se disponía a beber dela suya, el chico frente a él se aclaró la garganta, tomó la mano ajena y le miró directo a los ojos.

─ Channie, desde que te conocí en la escuela, te convertiste en mi amigo, después pasaste a ser mi mejor amigo, luego de eso te convertiste en una de las personas más importantes en mi vida, siempre estamos juntos, todas las mañanas voy a tu casa y tomamos café, a diario te acompaño a pasear y pasamos toda la tarde juntos, incluso algunas noches –se aclaró la garganta de nuevo y sacó discretamente un objeto de su bolsillo- Ahora aquí, en este café, quiero que te conviertas en alguien aún más especial. Kim Him Chan, ¿aceptas ser mi novio? –mientras se lo proponía iba colocando un anillo pequeño, pero llamativo, en el dedo anular del joven, quien lo escuchaba con atención.

El aludido, que lo miraba y escuchaba atento, miró el brillante objeto en su dedo, sonreía dejando ver su característica sonrisa de ratón que lo identificaba; desvió su mirada al mayor y, asintiendo enérgicamente, le dio el a Yong Guk, ambos se acercaron tanto al otro hasta pegar sus labios y crear una suave danza que duró poco menos de un minuto.

 

Su primero y segundo aniversario lo celebraron yendo al mismo lugar en dónde su relación había comenzado; esa sería su tradición. Todas las mañanas tomaban café juntos en casa de alguno de los dos, pero solamente en su aniversario pisaban de nuevo esa cafetería, para recordar juntos tan emotivo día que los hizo tan felices a ambos.

 

Era 12 de agosto, su cuarto aniversario, el castaño había invitado  a su novio, Bang Yong Guk, al lugar de siempre, la cafetería, su cafetería, que tantos lindos recuerdos les traía, el lugar se había mantenido exactamente igual durante esos cuatro años, aun conservaban las mismas mesas en la entrada y ese gran letrero arriba del local “Cafetería Chalala”, nada había cambiado, todo permanecía igual, como su relación.

Esperó casi por una hora a que el pelinegro hiciera acto de presencia, no ordenó nada, quería esperar a su acompañante; miraba impaciente alrededor. Quizás es una broma de Bang, pensó el chico, no sería nuevo, eso había hecho en su primer aniversario. Tal vez llegará tarde de nuevo, se dijo a sí mismo, eso tampoco sería nuevo, pues el día en que inauguraron el establecimiento, Yong Guk había llegado tarde, en su segundo aniversario tuvo que esperar por casi dos horas, y el tercero, ese año apenas se había levantado, luego de dos horas de espera, cuando su novio llegó y le abrazó por la espalda.

El joven continuó ahí, esperando por un pelinegro que, luego de un regaño, le alegraría el día. Comenzaba a preocuparse, el mayor no llegaba, miró su celular, ni una llamada o un mensaje para avisar su retraso de 3 horas y 22 minutos. Los meseros que pasaban le advertían que si no ordenaba algo tendrían que correrlo de ahí, pero él quería esperar a Yong Guk, y era eso con lo que se justificaba ante ellos.

5 horas, eso fue todo lo que él esperó, hasta que se cansó, pagó el postre que había pedido para poderse quedar y se marchó. A pesar de su molestia también estaba preocupado por el mayor, él solía avisarle si no podía verlo, aunque fuera un mensaje de último minuto.

Un desilusionado Him Chan volvió a su apartamento, ahí lo esperaría para escuchar su excusa. Abrió la puerta y se fue directo a su habitación, se acostó en su cama y, presa del llanto se echó a llorar y a abrazar su almohada.

Pobre, sentía que el mundo se le venía abajo. ¿Por qué no lo llamo? En cuatro años de relación nunca le había hecho esto, nunca le había fallado, no lo había dejado solo ni un día, porque si no podían verse en la mañana, se ponían de acuerdo para verse en algún otro momento del día.

Después de pasar toda la tarde llorando y esperando por una disculpa parte del ausente, las fuerzas se le habían ido y cayó en brazos de Morfeo. Al despertarse lo primero que hizo fue mirar su celular, las 9 pm y nada, ni un mensaje o llamada, suspiró, se levantó y caminó hasta la cocina, no tenía hambre pero debía ingerir algo, definitivamente café no sería, un té tal vez; al entrar a la cocina un papel doblado sobre la mesa llamó su atención, lo tomó entre sus dedos y lo abrió

Lo siento Him Chan.

Eres lo más importante que me ha pasado en la vida”

Era todo lo que decía la hoja. La arrugó entre sus manos y, con lágrimas en los ojos la lanzó a cualquier lugar; se encerró otra vez en su habitación. ¿Por qué le hacía esto? ¿Acaso lo estaba dejando?

Después de ese día, entre llamadas, mensajes y visitas a su casa y trabajo, Him Chan buscó a Yong Guk, pero no hubo señales de éste; sus vecinos si se había mudado, en su trabajo dijeron que había mandado su carta de renuncia con un hombre, no contestaba el celular, no había nada de él, como si la tierra se lo hubiera tragado.

 

Tomar café ya no es lo mismo sin ti, ¿recuerdas que solíamos hacerlo juntos? Antes su sabor era dulce y exquisito, ahora es amargo y embriagante, y aunque no quiera continuar siempre bebo una taza más porque es así como te recuerdo, como vuelven a mí mente aquellos días en que siempre me sonreías y decías que me amabas, cada vez que sentados con nuestras tazas de café creábamos largos y perfectos silencios en los que solo deseaba que el tiempo se detuviera para poder apreciarte más... ahora esos mismos recuerdos y ese mismo café son los que me carcomen día tras día en estas mismas cuatro paredes que guardan tantos secretos de nosotros... algunos me dicen que estoy adquiriendo el sabor amargo del café, porque ahora no quiero salir de nuestros recuerdos.

Notas finales:

Espero les haya gustado. Gracias por leer :)


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