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Yume Nikki por Ameyamidan

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Notas del fanfic:

Nuevo fic para comenzar a estresarme con este y aquel.

El fic está basado en el juego "Yume Nikki" de Kikiyama. Claro hay cambios y como la representación del juego no es clara, lo escribiré con mi propia teoría, tomando pedazos de otras.

Recomendaría que jugasen el juego primero... Pero si no se puede, pueden continuar leyendo, huehue.

Esa no era su realidad y lamentablemente no estaba consciente de ello.

Su mente creaba escenarios tan complejos que no le quedaba de otra que escribirlo en su diario de sueños una vez que recuperaba la consciencia.
Aquella acción le era pedida, por lo que no podía dejar de simplemente hacerlo. A pesar de que no hubiesen detalles, a pesar de que los colores le fueran prácticamente imposibles, a pesar de que las formas que viese no tuvieran lógica alguna, todo, y absolutamente todo tenía que escribirlo en la hoja de papel, lo cual era a veces estresante, pues no había forma alguna de describir cada sueño tal y como su mente se lo había mostrado, no había palabras, ni siquiera dibujos que podían asimilar al menos un poco lo que soñaba.

Pero no podía decir que no. Menos a la persona que se lo había solicitado.

¿Exámenes psicológicos? Sí, y las formas que antes habían tratado con él para leerle por dentro habían sido inútiles: dibujos, escritos, lectura de formas... Aquello no había funcionado en lo absoluto con él, así que su “gran amigo” recurrió en utilizar sus sueños y tratar de descifrar éstos, pero aquello sólo le había llevado a entrar en mayor estrés y hundirse peor en sus pensamientos, porque quisiese o no, él también trataba de entenderlos.

—¿Cómo te sientes ahora? —La pregunta le retumbó por los oídos y la sintió como si acabara de escucharle narrar un libro entero.
—Peor que nunca—respondió—.¿Debería de sentirme mejor ahora que ya has experimentado todo lo que querías conmigo?
—No exactamente—. Suspiró mientras se alejaba de él, escribiendo algunas cosas en la libreta que siempre llevaba, dándole la espalda —En realidad, los escritos que haces no sueltan nada, sólo traumas de los que ya se sabe que tienes.
—Kaoru, ¿Por qué no dejas esto de una vez? ¿Cuánto llevas, tres o cuatro años tratando de saber el porqué estoy aquí, en estas cuatro paredes? —Decía mientras volvía a recostarse en su cama, rodando un par de veces en ésta mientras esperaba la respuesta del mayor. Vio que giró el cuerpo hacia él. En vez de la respuesta le vio tomar su diario de sueños y ojearlo un momento.
—Aislamiento social agudo—Expresó finalmente. —Esto no es normal, aunque hayas visto varios casos de ello en la televisión.— Siguió ojeando las páginas, deteniéndose en una la cual leyó con cuidado. —“Letras, figuras históricas, formas con más ojos de lo normal”... ¿A qué te refieres con “figuras históricas”?
—Jeroglíficos quizá—respondió. —No lo sé, ese sueño tiene algunos meses de viejo.
Kaoru frunció el ceño, continuando con la acción de inspeccionar el diario. Detuvo la página cuando vio un pequeño dibujo sin demasiada forma.
—¿Y esto?
—No lo sé, algo cercano a lo que soñé el día que lo dibujé—Se encogió de hombros, levantándose para sentarse en forma de loto sobre las cobijas revueltas de su cama. —Por dios Kaoru, ¡ríndete ya! Soy oficialmente un hikikomori y no puedes sacarme de esta.
—Claro que puedo—respondió—. Puedo hacer muy bien mi trabajo, Toshiya. Te guste o no, puedes salir de esto sano y salvo.
—¿Y si no quiero? —Su tono fue más despreocupado que otra cosa, por lo que el mayor le dedicó una seria mirada—. En realidad vivo muy bien sin tener contacto con alguien más. Si te he permitido que ingreses hasta mi habitación es porque somos amigos, no porque quiera ayudarte en tus estudios psicológicos, ¿de acuerdo? — Y el mayor simplemente le ignoró.
Volvió a tirarse sobre su cama esperando a que Kaoru dijese algo respecto a lo último que había escrito, correspondiente al último sueño que tuvo. No escuchó nada por varios minutos, lo que le hizo gruñir de desesperación, ya que creía que podía haber terminando de leer todo.
—¿Qué piensas? ¿Ya encontraste lo que querías?
—No, aún no—respondió sin dejar de ver el diario—. Yo no sé lo que piensas y con esto trato de hacerlo, pero... aún no es suficiente.
—Para ti nada es suficiente. —Se envolvió entre sus cobijas sin quitarle la vista. Escuchó un suspiró por parte de su amigo y luego le observó dejar la libreta en el escritorio junto a su cama.
Vio al mayor desplazarse por su habitación y siguiendo su mirada. Veía su televisor, su escritorio con una lámpara sobre éste, su consola, su alfombra, un librero donde estaban sus mangas y dos puertas, una hacia el mundo exterior y otra al balcón de su piso, el cual se encontraba a una altura considerable.
—¿Has tomado medicamentos antes?
—¿Te refieres a antidepresivos, calmantes y esas cosas? No, nunca, ni lo haré.
—¿Por qué? Podría ayudarte a recuperarte y...
—¡¿Qué caso tiene que me recupere?! ¡No hay ninguna razón para hacerlo!—bufó molesto. Él no pedía la ayuda de nadie, ni siquiera le importaba si alguien llegaba a su casa y trataba de sacarlo de su cuarto. Le era inútil, si él no cedía todo lo que tratasen de hacer para ayudarle iba a ser en vano.
Kaoru resopló. Por hoy, su visita a la vivienda de Toshiya había terminado. Sin más tomó sus cosas y salió por la puerta que conducía al mundo real, no sin antes recordarle al otro que escribiese cada cosa que soñase en su diario de sueños, con cuanto detalle pudiera describirlos.

Al verle salir del cuarto suspiró y se dispuso a dormir, porque estaba seguro que soñaría con esas figuras extrañas nuevamente.

 

Llegó a su hogar, abrió la puerta y dejó sus cosas a un lado de ésta mientras se quitaba los zapatos. Caminó hasta la cocina y buscó en la despensa algo que no tardase demasiado en prepararse y que no fuera tan pesado para aquella hora. Encontró un envase de fideos instantáneos, por lo que abrió la orilla hasta donde indicaba el envase, vertió agua hasta el borde y los metió en el microondas. Mientras esperaba se dirigió a su estudio y observó de reojo los escritos y dibujos que le había pedido a Toshiya hacer hace ya algunos meses para determinar algo, mas no habían soltado nada, ni siquiera algo con lo cual determinar su situación y por qué había comenzado a encerrarse en su habitación.
Sus sueños eran la única referencia que tenía ahora, porque ni los dibujos parecían decir algo,  ni su tipo de escritura parecía tener algo oculto entre la forma en la que hacía los trazos de cada sílaba. Todo era como un color imposible, un color del cual no se tenía conocimiento y por lo tanto no se podía definir. Un color que sólo era posible ver en sus sueños.
No estaba obligado a hacerlo, pero Toshiya era un buen amigo suyo desde hacía mucho tiempo ya. Le había conocido quizás un mes antes de que comenzara a dejar de salir y de tener contacto alguno con el exterior, limitándose a leer los mangas que tenía guardados desde niño una y otra vez, aunque Kaoru le trajera algunos nuevos títulos de vez en cuando.

De algo estaba seguro, y era que por más complicado que su realidad pareciera, iba a resolverlo todo a tiempo, antes de que Toshiya cometiera alguna barbaridad.

Notas finales:

Sí, corto para empezar, aunque quizás haga capítulos más largos después.

He estado practicando algunas cosas de ortografía, así que puede haber algo mal en eso.


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