Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

(más que) Solo un desliz por blueous

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disuclpen la gran cantidad de OCC pero el JongLo necesitaba una historia piacnte(?) y sinceramente me cuesta mucho con sus personalidades asique los manipulé a mi modo MUAHAHAHAHAH.

Notas del capitulo:

 Lo revisé después de mucho, ¿por qué nadie me dice de los horrores, uuuh? u n u 

 en otras noticias; tendrá segunda parte, porque el JongLo no puede ser sólo sexo (en realidad no lo es, me los imagino como en el video de su hotel rodando por la cama en vez de tirando... pero bueno).

 

I.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

 Yo no debería ni pensar eso, ¿cierto? ¿Sí?, pero qué importa lo que deba o no hacer.

 Aaah.

—Zelo-ah, ¿ves? Incluso ahora estás tan calmado...

 Somos los menores del grupo, esto no está bien.

 Yo soy el menor del grupo, ¿por qué no me emborraché yo?, entonces Uppie tendría que haberme cuidado. Pero no, me quise hacer de niño crecidito cuando Yonggukie-hyung se empezó a sentir mal y Himchan-hyung se lo llevó a tomar aire. Youngjae y Daehyun se había visto atrapados entre los cuerpos de los bailarines y no parecían molestos con eso: para nada. No voy a ser yo quien los saque de allí, y menos para decirles que salí corriendo cuando Jongup me acorraló contra la pared y sacó toda la personalidad que todos creíamos inexistente.

 Y vaya que existía.

 Moon bajó el rostro por mi cuello y volvió a subir hasta mi oído para mordisquearlo.

 Sentía un miedo estúpido recorrerme de forma fugaz por la espalda, las palmas me sudaban y las pegué contra la pared intentando encontrar algún soporte que no había.

 Se suponía que esa era una celebración privada; para B.A.P y los bailarines del concierto, se suponía que habría jugos y aguas. Se suponía. Porque ahora estaban casi todos bebidos y bastante contentos, excepto por mí.

—Zelo-ah —Él alargó la frase mientras paseaba su nariz desde mis clavículas hasta poco más bajo de la barbilla.

—No me digas Zelo.

 Fue lo único que atiné a decir entre balbuceos, siempre he odiado que los miembros del grupo me digan así, suelen decirlo cuando están enojados y simplemente me disgusta.

—¿Junhong? ¿Prefieres que te llame Choi Junhong?

 ¡Por Dios! ¿Dónde mete este tipo la pasión cuando no la usa?

—Pero es muy largo, a mí me gusta Zelo, Jelo.

 Hace dos minutos estaba confundido, ahora tengo ganas de tomar un vaso lleno y derramárselo justo en la cabeza (u otra parte) para que se calme. Una mujer pasa casi por nuestro lado, mas ni se fija en estos dos cuerpos pegados el uno al otro, estamos literalmente en las sombras, en el punto ciego del club y lo agradezco, no sé qué hubiese hecho si esto estuviera pasando a la vista y paciencia de todos los presentes.

Jongup vuelve a murmurarme algo, esta vez su boca se ha abierto paso hasta mis hombros y su tronco está tan pegado a mi anatomía que no puedo moverme, ¿han pasado ya más de diez minutos? O quizá son solo mis nervios, cómo sea él no parece querer detenerse muy pronto. No sé a qué me refiero con «pronto» en todo caso, ya no estoy muy seguro si quiero que pare. Sus manos se aferran a mis vaqueros y el tacto me hace temblar.

 Me reprendo mentalmente por solo pensar en disfrutar, digo; esto es incluso ilegal, tengo menos de 18 años y planeaba... digo, planeo seguir virgen hasta encontrar a alguien apropiado y no creo que Jongup sea el apr...

—Mhn.

 Sobre mi piel siento sus labios curvarse en la que debe ser una sonrisa victoriosa. Estuve pensando demás y no noté cuando su mano se acercó a mi miembro por sobre la ropa, por la rapidez en que hizo sus acciones no pude si quiera reprimir el gemido. ¿Ahora con qué cara le voy a hablar mañana, ah?

 Acabé por simplemente no mirarlo, el muy débil se desmayó luego sobre mi cuerpo, cuando empezaba a... ya saben; disfrutarlo.

—Hong-ah.

 La voz del dueño de mis pensamientos me provocó un sobresalto difícil de disimular, llevé la cuchara llena de cereal con leche a mi boca y la flacidez del bocado me informó que había estado pensando mucho: nuevamente.

—Buenos días Jongup.

—Hong-ah —Hice un sonido para informarle que tenía mi atención —Hong-ah... sobre ayer...

—Uh, sí. Ayer fue una cosa loca ¿cierto?

 Comenté mientras echaba el recipiente de mi desayuno hacia atrás; nunca me gustó el cereal que no fuera crujiente. La mirada de Jongup me quemaba la corona de la cabeza, sin embargo no pude levantar la cabeza.

—Anoche no quería, ya sabes, incomodarte— "Pero lo hiciste" pienso fugazmente antes que su voz prosiga —. Supongo que no puedo borrar lo que hice, aunque tengo pocos recuerdos... yo, recuerdo lo necesario.

—Supongo que... al final no hicimos nada, no hay nada que perdonar ¿cierto? Solo, ya sabes, no le digas nada al resto.

—Perdón —Ahora sí debí mirar, el tono en su voz era desgarrador. Lo encontré con aquella penosa frente arrugada sobre ojos suplicantes. Oh, maldigo su capacidad de parecer un cachorro asustado —, de verdad lo siento, creo que por cosas así dicen que el alcohol cambia a las personas, prometo que no va a volver a pasar. Hong-ah, perdón.

—Te perdono, ya te dije.

 Él sonríe, pero me hace sentir mal de todas formas, la voz salió con un tono rasposo tan impropio de mí y el realmente se ve apenado.

 Voy a decir algo, pero Yongguk-hyung elige el momento preciso para salir de la habitación.

—Buenas.

—Buenos días hyung —Respondemos ambos.

—Ugh —El mayor de la habitación se queja mientras se masajea la frente —. Seré yo mismo el que se encargue que lo de ayer no vuelva a pasar.

 Y el líder no sabe cómo nos llegan aquellas palabras.

 

II.

 Mentiría si dijera que las cosas se mantuvieron igual, pero de todas formas no cambiaron. Nadie además de nosotros dos sabíamos lo que pasó en aquella única noche que el alcohol reemplazo los bebestibles habituales de nuestros vasos y hacíamos lo imposible para que se mantuviera así; era algo así como un pacto mudo, sin embargo las cosas entre ambos se habían enfriado. Ya no nos golpeábamos debajo de la mesa ni creábamos coreografía en la noche y ni hablar de dormir juntos. Apenas nos quedábamos solos todo era tenso, y se puso peor cuando una noche sin previo aviso sentí su roce quemar, era tan nítido que me costó creer que fue solo un sueño incluso cuando hube despertado y visto a mi compañero dormido en la otra cama.

Sobra mencionar que aunque el sueño sucedió antes de las 3:00am no pude volver a intentar si quiera dormir después, por lo que el día siguiente anduve ojeroso y distante.

—Junhong, ¿qué pasa?

—¿Por qué?

—No sé, estás raro.

—Es que no dormí bien anoche.

 Yongguk me miró con cierta consternación en los ojos y despeinó mi cabello, mencionó luego algo sobre preocupaciones y sueño necesario, pero no recuerdo bien, mi cerebro se había fundido en los giros que Jongup practicaba frente al espejo mientras Daehyun lo observaba fascinado emitiendo fuertes 'Oh's cuando el bailarín hacía algo imposible para él. Por mi parte había mantenido un pequeño dialogo con nuestro líder (supongo que de forma autómata) y aun cuando este se fue yo me quedé como clavado en mi lugar para mirar de un buen ángulo las maniobras que hacía Up. La música paró y Youngjae se sumó a los aplausos de Daehyun mientras le acercaba una toalla.

 Oh Dios. Nunca deseé ser tanto un trozo de tela inerte.

 Esto era por el sueño, no podía ser por otra cosa, pero ¿y el sueño? Ese sueño caliente y vívido, ¿por qué había sido?

 Sopesé que no hubiese sido sueño, que en realidad Uppie me hubiese metido mano por la noche, mas lo descarté de inmediato, esa no era para nada la naturaleza de mi compañero y no iba a manipular la realidad para dar una causa a mis hormonas alborotadas.

 Mientras cenábamos aquella noche me di cuenta que Jongup ahora me miraba con la misma inocencia de antes, ya no temía picarme las manos con su índice para que le pasara el pan e incluso después de comer se apoyó en mi hombro para dormitar hasta que la señora que ahora nos ayudaba con el aseo terminó de ordenar nuestra habitación.

 ¿Por qué tenía que empezar a reaccionar justo ahora que todo volvía a la normalidad? (Nos había costado sus buenos meses de silencio denso y miradas esquivas)

III.

—Zelo-ah, ¿ves? Incluso ahora estás tan calmado...

 Solo podía verlo a él y la forma en que sus labios formaban palabra por palabra, me sentía contra algo duro, seguramente una pared, y su roce despertaba cierta sensibilidad nueva donde fuese que tocara.

 De pronto estábamos en una carretera y era su empuje el que me guiaba hasta un escenario, allí me recostó y sin contemplaciones se abalanzó sobre mí. Jongup devoraba toda mi piel, sin dejar nada sin probar y aunque intenté no podía guardar silencio. La parte de los espectadores estaba vacía, sin embargo crecía en mí un pudor como si estuviese lleno de chicas con pancartas. Intenté sacarlo de encima, pero de pronto ya no estaba.

—Mierda.

 Otro sueño.

—¿Junhong?

 Pasé saliva al sentir su voz, pero pude respirar con regularidad cuando voltee para encontrarlo apenas incorporándose a la cama con los ojos medio pegados aun.

—¿Pesadillas?

—Sí.

—¿No quieres dormir conmigo?

 Y que me castiguen todos los cielos, pero su cama es grande y su colchón más cómodo que el mío (o algo así).

—Por favor.

 Jongup me hizo un espacio, pegándose a la pared y volteando para dormir de inmediato. No me siento decepcionado. Claro que no.

—¿Jonguppie?

 Comienzo a susurrar cuando parece que ha pasado una hora y no puedo conciliar el sueño.

—Moon Jongup.

 Él no responde hasta el quinto llamado, y me debería sentir mal por despertarlo. Pero admito que en la zona baja no siento nada malo. Nada malo.

Debo estar hablando demasiado con Youngjae y Himchan-hyung. Eso es seguro.

 Jongup ajeno a todas mis ideas se a vuelta, me da la cara aun con los ojos cerrados y sonríe, con una de esas sonrisas idiotas que tiene cuando no sabe que decir.

—¿Pesadillas?

—No.

—Ah. A dormir entonces.

 Él hace el ademán de dormirse de nuevo.

—Abrázame.

 Mientras Jongup bosteza y obedece pasando una brazo por mi estómago me doy cuenta que no sabe a qué me refiero.

—Abrázame como esa noche.

 Me frustro un poco cuando noto que tampoco parece comprender pues vuelve a bostezar.

—Jonguppie. ¿No has pensado en la vez que casi me besas?

 Una sonrisa entraña se me escapa cuando su cuerpo se tensa y vuelve a sonreír como si no supiera nada, porque cuando dije «besas» no me refiero a eso exactamente.

—Tienes 19, ¿nunca has querido… ya sabes, eso?

—A dormir —Tartamudea queriendo soltarme y darse la vuelta.

—Jongup. ¿Puedo darte un beso?

 Supongo que cuando él accede no cree que yo vaya directo a sus labios, me pregunto qué ha pasado conmigo estos días que ahora siento la necesidad imperiosa de hacer algo que hace un par de meses jamás hubiese imaginado. No estoy seguro de la respuesta, pero me contento con culpar de todo a Jongup, después de todo fue él quien empezó y no puedo creer que ahora, el mismo que paseaba su nariz de forma lenta y tortuosa por el cuello, tenga los ojos cerrados hasta hacerlos arrugar cuando mis labios se juntan con los suyos. Y probablemente, si no me hiciera creer que no quiere esto, yo me hubiese separado, pero mi orgullo no me deja dar la vuelta y volver a dormir cuando sus labios están tan pegados y me hace sentir como el único responsable de todo esto. Porque él es el responsable.

—Me dijiste que sí.

  No responde y sigue tan firme como desde que comencé a eliminar distancia entre nosotros.

—Jongupie, me dijiste que te podía dar un beso.

 No responde tampoco y espero no arrepentirme tanto, pero de todas formas le obligo a voltear y subiendo apenas sobre su cuerpo. Por primera vez odio que siga tan rígido.

—Abre los ojos, Jongup.

 No hay nada que me haga creer que va a responder asique simplemente hago lo que se me viene en gana hacer: apoyar las manos en cada lado de su rostro quieto y volver a acercarme. Esta vez no me contengo a mí mismo y cuando veo que él no quiere hacer nada por la causa no dudo en moverme sobre su zona baja para obligarlo a abrir la boca.

 Es corto el tiempo en que me permite meter la lengua en su boca seca antes de separar distancias y estoy pensando seriamente en echarle alcohol a su bebida energizante mañana, a ver si hace algo por la vida y mis ganas de contacto físico.

—Junhong, tienes sueño.

—Por la mierda Jongup.

 Él abre los ojos al escucharme hablar así, yo me bajo de su cuerpo y me voy a mi cama.

A la mañana siguiente lo primero que veo es una nota en el escritorio con la caligrafía apurada de Jongup:

“Perdón ㅠㅠEstamos ensayando aunque le dije a Himchannie-hyung que estabas enfermo. ¿me perdonas?”

Y escrito más pequeño abajo:

“Te dejaron medicinas, bótalas o algo… y cuando lleguemos más te vale decir que estabas enfermo”

 De pronto la culpa me abarcó de dentro hacia afuera y me sentí realmente enfermo, porque Jongup se debió haber preocupado bastante y… Jongup no miente y lo hice mentir.

 La señora del aseo llega poco después que me termino el desayuno y tras un interrogatorio de por qué estoy en casa solo, me prepara una sopa que me veo obligado a comer mientras afirmo que sí, estoy enfermo aunque no lo parezca. Ella parece no creerme pero me deja quedar en cama de todas formas, debe creer que estoy cansado de los ensayos, no digo nada. Me quedo como muerto hasta que la puerta principal se abre y de inmediato la de la habitación.

—¿Junhong?

 No sé por qué me decepciona tanto cuando entra Youngjae-hyung.

—¿Estás bien? Jongupie nos dijo que estabas enfermo pero estábamos muy apurados para venir a verte en la mañana.

—Me siento mejor, tomé medicinas y sopas hasta que se me salieron por las orejas.

 Youngjae se queda un rato, y se disculpa cuando la puerta de la entrada suena seguida de pasos y bolsos en el suelo, me levanto también porque no me apetece una sesión rotativa de cada miembro del grupo cerciorándose de que sobreviví a mi supuesto resfriado o lo que sea.

 Todos se sirven de los platos que dejó la señora del aseo y yo hago mi camino hasta un asiento al lado de Jongup. Él me mira como si esperara algo, yo sólo recuesto la cabeza sobre mis brazos y le miro disculpándome sin palabras de más.

 Su mano en mi frente acompañada de una sonrisa pequeña me hace creer que ya está todo olvidado.

 Me debería sentir bien por eso, sin embargo despego mis ojos de los suyos y abulto los labios. Sus caricias en mi cabello no se extinguen hasta que nos levantamos de la mesa.

 No hablamos al respecto ni siquiera cuando estamos solos en la habitación y él se comporta tan normal que supongo debo hacer lo mismo.

 Esa noche tengo pesadillas de verdad y aunque lo despierto con mis sonidos desesperados y respiración apagada, él no ofrece que me pase a su cama, simplemente se pasa a la mía cuando se da cuenta que no podré volver a dormir si no es con alguien a mi lado, de todas formas no se abre paso entre mis sábanas como de costumbre, se tiende sobre los cobertores y se queda allí hasta que concilio el sueño.

 A la mañana siguiente está de espaldas a mí en su cama.

IV.

 Siento que dimos miles de pasos atrás en la relación y es todo mi culpa, esta vez no es tan fácil de superar, más que nada porque no nos distanciamos, él intenta que todo se sienta tan normal como siempre, sin embargo es obvio que ninguno de los dos está tan cómodo como antes. Lo noto en ese afán que ha adoptado de no dejar espacios en silencio, siempre hay algo de qué hablar mientras estamos solos, siempre cosas sin importancia, como si viera las noticias en la mañana sólo para prevenir que estemos callados en algún momento.

—Hubo un incendio en américa y…

 Y yo me cansé.

—Jongup, ni lo intentes —Susurro mientras me tiro en el piso de la sala de práctica y cubro mi cara con una toalla húmeda.

 Él se queda en silencio y me es imposible no pensar en que este es un buen lugar para cumplir alguno de esos sueño que jamás me dejaron de acosar y sin embargo pienso, a la vez (y de forma patéticamente desalentadora) que no cometeré el mismo error dos veces asique espero la toalla fría me baje un poco la temperatura.

 Casi cuando ya no me sorprendería que él se hubiese ido, siento su presencia a mi lado.

—¿Deberíamos hablarlo?

—¿Tiene caso?

 Increíble como esas palabras me matan más las pasiones que el agua helada. Pero de verdad lo creo cuando digo que no tiene caso. No le veo caso a hablar algo que nos dejará diciendo “no pasará de nuevo”, cuando ambos sabemos que yo quiero que pase y que no podemos meter a nadie más en el problema.

—Podríamos llegar a un acuerdo.

—¿Podrías explicarme a qué tipo de acuerdo se puede llegar en cosas de este tipo?

 Ni yo me lo creo cuando habla de nuevo.

—Podría dejar que hicieras lo que se te venga en gana una vez al mes si lo haces en silencio.

 Trago duro y me rio, porque esto debe ser otro sueño. Al quitarme la toalla de la cara, lo veo mirando su propio reflejo en el espejo.

—Estás hablando enserio, o es sólo que no quieres que se pierda nuestra amistad y yo soy muy obvio y blah, blah.

 No responde y algo dentro de mí cambia sus ideas.

—¿Puede ser hoy el primer día del mes?

 Sus manos se quedan un poco rígidas en el piso, sin embargo es diferente a la vez en que me abalancé sobre él en la noche.

—Supongo.

 Silencio.

 En mi cabeza ya estoy bajo su cuerpo y su voz me susurra en el oído “Zelo, Zelo”.

 En la vida real me levanto y le empujo con la mano hasta hacerlo caer de costado.

—Avísame cuando lo creas de verdad.

 Él se ríe y asumo que es la risa que usa cuando no sabe qué decir.

—Y levántate, nos hemos demorado mucho, hay que ir a comer.

 Me doy cuenta que sólo bastaba un pequeño paso para que las cosas comiencen a volver a la normalidad y aunque muero de ganas de utilizar mi vez en el mes tengo miedo de hacer algo que rompa con la paz y nos haga volver a caer en este círculo vicioso, por lo que ni siquiera menciono su propuesta en las semanas que siguen.

 Es una noche en que debemos dormirnos temprano para comenzar los viajes de la gira mundial, una noche en que todos están demasiado cansados por los ensayos extenuantes del último mes como para desobedecer y pasar en vela con una película en el comedor que el tema sale de nuevo a colación.

—Siempre pensé que ibas a tomar mi propuesta enserio.

 Estamos cada uno en nuestra cama, pero un calor, como si estuviese a mi lado me invade de pronto.

—Pensé que era una broma en realidad.

—Te equivocas.

 Y pueden llamarme patético, pero encuentro las fuerzas para pasarme a su cama y abrazarle con la poca fuerza que queda en mis brazos cansados.

 Siento su mano acomodarse hasta servirme de almohada y me acaricia el cabello, casi haciendo que me quedo dormido.

 No sé qué hora es exactamente, pero deben pasar apenas la medianoche. Jongup está de espaldas a mí, creo que nos hemos desenvuelto uno del otro en sueños. Su espalda se mueve apenas junto a su respiración y deseo haber tenido un sueño húmedo para justificar la erección entre mis piernas.

 Y no, no me permito dejar ir esa oportunidad. No cuando estamos a doce días de terminar el mes y en esos doce días estaremos en otra parte, quién sabe si tendré oportunidad de aprovechar mi vez en el mes.

—Jongup…

 Jongup se remueve, pero no se despierta.

 Mientras muevo mi mano por su cadera hasta el centro de su cuerpo estoy nervioso, trago duro y no sé muy bien qué estoy haciendo, pero definitivamente no me arrepiento.

No sé en qué momento él se despierta totalmente, pero llega un punto en que ha dejado de susurrar gemidos y jadeos para empezar a murmurar mi nombre entre labios mordidos.

—Jongup, quiero usar mí una vez del mes.

 Él no responde, pero asiente. Saca una de sus manos de debajo el cobertor y se cubre la cara con la palma. Sus facciones se estiran mientras abre la boca al tragar una bocanada de aire que esconde un grito cuando mi mano se cierra en la base de su miembro por sobre el pijama y mi dedo se desliza por la longitud.

 Siento dos cosas por primera vez; un calor malditamente asfixiante y un pene que no es el mío entre mis dedos y es estúpidamente duro.

 Con los pies, y algo apresurado, saco todas las mantas que pesan sobre nuestros cuerpos y decido que mi mano necesita más libertad.

 La habitación está en penumbras y apenas puedo ver su rostro porque es claro y contrastante con la oscuridad, tiene ambas manos sobre los ojos y abre la boca un poco cada vez que acaricio con algo de fuerza. No puedo negar que estoy caliente en todos los sentidos de la palabra, pero también tengo miedo y no sé exactamente qué hacer. Es un alivio que él se dé cuenta que no puedo hacer todo esto solo y tras tragar duro se incorpora atrapándome en algo así como un abrazo, pero más cercano y que da paso a que sus dedos avancen como en pasos por mis costados hasta la espalda para, una vez allí, me atraigan más a su cuerpo, no puedo evitar acomodarme sobre él y que el roce nos excite a los dos, su miembro está casi al descubierto y el mío no puede esperar para estarlo. Sus brazos son fuertes y decididos, como no los son desde el inicio de todo este sin-sentido, me pregunto si alguna vez ha besado a otra chica pero me contesto a mí mismo diciendo que no, porque yo tampoco lo he hecho y ya nos hemos hecho esa pregunta. De todas formas creo que es mentira cuando su boca parece saber exactamente lo que hacer, incluso cuando yo creía que simplemente respondía a mis acciones.

 Me obliga a dar pequeños saltitos que apenas me despegan de su cuerpo mientras su lengua se abre paso por mi boca y una de sus manos se desliza por mi espalda hasta mis nalgas y… uh. ¿Dije ya que estoy caliente? Pues ahora voy a explotar, su mano acaricia mi trasero en círculos pequeños y va imponiendo el ritmo que él quiere, mucho más lento de lo que yo hubiese preferido. Es tortuosa su velocidad, es más cercano su contacto y antes de darme cuenta su lengua termina en mi oreja lamiendo vehementemente su borde.

 Cuando me corro es sobre él, entre besos y caricias que él da por debajo de mi playera, nada más, y es una explosión que me hace querer gritar, aunque sé que no puedo. A una pared de distancia está el resto del grupo y no creo que les agrade despertar con gemidos del único menor de edad del grupo.

 Nos quedamos abrazando, notando como la temperatura nos baja a ambos de forma fugaz, estoy cansado y apenas puedo tomar bocanadas de aire y me pregunto qué tan desgastante es el sexo biológicamente, porque esta sesión duró menos que una práctica de baile y me tiene con la piel de gallina y los pensamientos pegajosos.

 Jongup es el primero en moverse. Me golpea la espalda despacio, haciendo que quite la cabeza que descansa sobre su hombro y lo mire. En su rostro hay una sonrisa despistada, una de esas que tiene siempre y a la que me he acostumbrado. No dice nada, yo tampoco sé que decir mientras me levanta de su cuerpo y se arregla la ropa. Mueve su cuello, haciendo que suenen sus huesos y se estira, tiene los ojos hinchados y me doy cuenta que por  mi pequeño capricho nos he robado a ambos parte del sueño que necesitamos para el día siguiente, asique no opongo resistencia cuando él se acuesta de nuevo y me pide que haga lo mismo con un gesto. Pienso en levantarme e ir a limpiarme al baño, pero sus brazos como manta y almohada son más tentadores.

 Al día siguiente amanezco algo incómodo y húmedo en el sur de mi cuerpo, pero no puedo pensar en nada más que no sea:
—¿Jongup? No podría ser una vez a la semana.

Notas finales:

 Lo siento, todo error y OCC van de mi parte con amor uhuhuhu


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).