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Mi otra mitad por NEY OTAKU

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Notas del fanfic:

Pues ya les traigo otro fanfic del  2min espero que lo disfruten y que haga volar sus mentes.

Notas del capitulo:

Disfruten esta nueva...historia de amor (?) no prometo que no lloraran o algo así e.e

Lean.

PD: Aquí aparece una de las chicas de Girl's Day.

Mi otra mitad.

Capítulo 1: Conexión.

 

MinHo.

Detestaba cuando mi padre se ponía en el plan de (si no lo haces te irá mal). Bueno el ah estado estresado por algunos problemas en la compañía, parece que un accionista le dejo mal en un proyecto y sobra decir que está hecho una furia. Si hay algo en lo que entregaba su cuerpo y alma era en dos cosas: su familia y su trabajo.

Claro dándole más importancia  a la familia pero, la compañía era como una extensión de su cuerpo que no podía dejar.

Por eso, para no hacer corajes innecesarios tratando de hacer que se calme, decidí no quedarme en la oficina,  quede para almorzar  con MinAh mi adorable y amorosa novia. Estaba muy ansioso por verla, hace ya dos meses que esta fuera del país por acompañar a su padre en asuntos de negocios, los asuntos que detestaba porque para ella, significaba aburrimiento total.

MinAh es…es una persona especial, la chica con la que he salido por cuatro años, la única que me comprende y me escucha, claro que están mis amigos, pero ella, es mi otra mitad. La conocí en la universidad, cuando comenzábamos la carrera de comunicación, todavía recuerdo lo atrevida y desafiante que se mostraba en clase, siempre admire su personalidad y fue una de  las tantas cosas que me enamoraron.

No he tenido novias de a montón y las que estuvieron a mi lado eran adorables, pero ninguna la correcta. Yo buscaba a alguien que sea decidida, que se muestre tal cual es, que me deslumbrara con su presencia y ciertamente MinAh llegó a mi vida como mi pareja ideal.

Además de la graciosa coincidencia de nuestros nombres: Minho y MinAh.

Al inicio le enfurecía por las burlas de nuestros compañeros, pero al paso del tiempo nos acostumbramos y lo tomamos de juego. Admito que a pesar de su carácter ella me acepto sin “pero” alguno, el día que le pedí ser mi novia ella me confeso que ya había puesto los ojos en mí, y eso me confirmo nuestro destino juntos.

Hoy he decidido sorprenderla con un ramo de rosas, suena típico y cursi pero le gustan mucho y me encanta ver su expresión cuando le doy estos detalles. Así que por eso estoy en esta florería, pagando por mis rosas al amable anciano que me atendió.

—Vuelva pronto —me dice sonriente.

—Gracias.

Cuando me doy la vuelta choco con un chico y casi se me caen las flores.

—Disculpa —dice y me hace una reverencia.

—No pasa nada ambos chocamos —le digo,  no me dio tiempo de mirarlo, enseguida pasa a mi lado y se va a ver las margaritas al final del local.

Miro el ramo y recuerdo que Minha me espera, salgo a toda prisa de la florería y voy hacia mi auto, me pongo en marcha, ansiaba ver a mi novia, por lo que acelere y en pocos minutos —cruzando el interminable tráfico—ya había llegado a su apartamento.

Subo diez pisos arriba del edificio y  me es un alivio que el elevador este arreglado, la última vez que vine estaba fuera de servicio. Así que utilizando mi medio de trasporte, no tardo en estar parado en su puerta.

Toco el timbre y me arreglo para entrar, escondo el ramo detrás de mi espalda, cuando abre la puerta le muestro mi regalo, pero ella no parecía estar muy emocionada, segundos después  muestra su linda sonrisa.

Estaba triste lo podía notar.

— ¿No te gustaron las flores? —le digo ante su silencio y pongo una cara de cachorrito triste.

Nunca se resiste a mis caras.

—No es eso,  discúlpame es que me sorprendiste no te esperaba.

—Pero te mande un mensaje.

En seguida saca su celular del bolsillo de su pantalón y revisa sus mensajes. La contemplo de pies a cabeza y sonrió,  Dios, se veía hermosa, su cabello largo azabache resaltaba su piel blanca, sus ojos, sus labios… no es por nada pero MinAh es la mujer más bella de esta tierra.

—Oh, discúlpame Minho es que el regreso a Corea me tiene medio loca. Apenas estoy desempacando mi ropa y tengo hecho un tiradero mi departamento.

—Bueno te ayudo —intento dar un paso por delante pero ella coloca su brazo en el marco de la puerta para impedírmelo.

—No por favor, es que me da pena, en verdad está hecho un chiquero —y de nuevo su risita nerviosa, presiento que me ocultaba algo, lo que es sumamente extraño ya que no suele ser así.

Nosotros no tenemos secretos, de ningún tipo.

—Vamos —bufo—. No es que sea la primera vez que veo tu tiradero, además —me acerco y acaricio su mejillas con mis nudillos—. Te extrañaba, hace dos meses que estuviste fuera y me estaba muriendo lento.

Hago el intento de besarla pero desvía su rostro para dejarle mis labios sobre su mejilla.

—MinAh…—le llamo.

—Entra —dice y se hace a un lado, toma las rosas  y las deja en un jarrón en la mesa de centro,  luego nos sentamos sobre su sillón.

Parece que dirá algo de suma importancia, no acostumbra ser así de seria. Se acurruca a mi lado, yo la abrazo de inmediato, siempre hace eso cuando esta agobiada y necesita hablar. Solo que le cuesta desahogarse.

—Mi papá está enfermo —suelta y ahora comprendo su comportamiento.

— ¿Es muy grave?

—No, no tanto,  su corazón está cansado y agitado por la edad, el doctor dijo que debe cuidarse más y evitar disgustos, y ya sabes como es mi padre de necio y rezongón.

—Lo sé, me recuerda un poco a mí —nos reímos.

—Ustedes se parecen.

—No tanto, tu padre es un gran hombre —le beso la frente—. No te preocupes, tu viejo es fuerte, aguantara muchos años más.

—Gracias Minho tu siempre me subes él ánimo.

Nos besamos, extrañaba hacerlo, así como sus manos recorriendo mi cuello y el calor de su cuerpo sobre el mío. Mi chica, el amor de mi vida, la quiero tanto que me duele verla así de triste. Siempre hacia lo posible para hacerla sentir cómoda y feliz, desde el momento que la conocí sentí que seriamos uno para el otro, por eso después de cuatro años seguimos juntos, amándonos mucho. He sacrificado mucho por ella y sabe que seguiré haciendo lo mismo mucho tiempo más.

—Oye, vamos a cenar esta noche ¿sí?, vamos al restaurant que te gusta.

—Lo siento Minho, mi madre quiere que vaya  a casa para ayudarle con algunos pendientes —me hace un lindo puchero al tiempo que acaricia mi rostro.

—No me digas eso.

—Pero sería bueno si te ve ahí, se pondría muy contenta.

— ¡Oh, mi amada suegra! Claro que iré con ustedes.

—Gracias —me besa—. Sólo por esta noche, mañana podremos ir donde quieras.

—Es una promesa —la beso lento.

—Ve  a las 8pm —me da un manotazo en el pecho y me quejo de dolor—. Sería bueno que papá te viera.

—No te preocupes por eso, el estará bien yo aré lo posible por hacerlo reír.

—Eres el mejor.

 

Después de una buena sesión  de besos y palabras bonitas me despido, prometiéndole estar puntual. Pensé que debía llevar un presente, los detalles nunca están demás. Así que el plan era llegar a casa,  ducharme, arreglarme para esta cena familiar, ir por los regalos y por fin pasar un buen rato con mi novia y su familia.

Pero cuando llego a casa, justo al abrir la puerta, me topo con un  par de visitas inesperadas.

—Vaya, hasta que te apareciste.

—Jonghyun…—le llamo con fastidio a mi amigo de cabellera castaña y baja estatura.

Miro hacia mi sofá y ahí está sentado Onew, desde que son mis amigos entran y salen de mi casa como quieren,  porque hasta saben dónde están mis llaves de repuesto.

—No pareces contento.

—“No, como crees” —le contesto con sarcasmo—. ¿A que debo su visita?

—Venimos  a sacarte de tu aburrimiento, te llevaremos a un buen bar para tomarnos unos tragos.

—No puedo.

—Ah sí claro, debe ser por esa novia tuya.

—Pareces celoso Jong —ataco y él enarca una ceja.

—Lo está —responde Onew mientras pasa frente a mí y va hacia la cocina. Los más seguro que a saltar mi refrigerador.

— ¿Te molesta que tenga novia? —digo riendo.

Jonghyun en apariencia es un tipo rudo, pero es un sensible a morir, con nosotros no le cuesta nada mostrarse como es, pero para los extraños, bueno solo es precavido, no le gusta dar un aspecto débil.

Nos quiere como a sus hermanos, pero a veces se comporta como un chiquillo, como el hermano menor.

—Minho, esa mujer.

—MinAh —le recuerdo su nombre.

—Bueno “MinAh”—rueda los ojos con fastidio—. Te tiene muy amarrado, hace mucho que no salimos los tres, siempre la colocas a ella como prioridad —se acerca a mí y me da un par de palmaditas en la espalda —. Cuidado amigo, si sigues así siento que muy pronto te casaras.

— ¿Y si yo quiero casarme?

— ¡¿Qué?! Deja de bromear, todavía son muy jóvenes.

—Tengo 25.

—Por eso, eres muy joven. Debes divertirte antes de engancharte con alguien así.

—La amo —Jong de nuevo rueda los ojos.

—Vamos Minho, solo será un trago luego te vas con ella, y hacen cositas ustedes solitos.

—Jong —uso mi vos de “no insistas por favor”

— ¡Sólo un trago! —grita exasperado.

—A Onew no le gustan los bares —trato de persuadirlo, Onew siempre era mi excusa para evitar ser arrastrado por Jonghyun. Digamos que de los tres él es quien tiene más moral y la aplica muy a menudo.

Era como nuestra conciencia.

—Él fue quien lo sugirió.

— ¿Qué? Bromeas…—mi amigo ríe satisfecho. Es ese momento el mencionado sale de la cocina con un bote de helado.

¡Mi helado de galletas Oreo! El único helado que puedo comer por kilos sin importar si engordo o termino por vomitar.

—Onew.

—Solo será un rato —me interrumpe.

—Pero a ti no te gustan los bares —lo regaño, cuando pasa a mi lado para ir al sofá le quito el bote de helado —. Pareces una chica que acaba de romper con su novio.

—Rayos Minho no le digas eso —me dice Jong.

En segundos veo como una lágrima rueda por la mejilla de Onew. Parece que he acertado, su expresión se vuelve sombría y me quita el helado con brusquedad. Hacía tiempo que lo veía extraño, supongo que era por esto, demonios, por pensar tanto en el regreso de MinAh no me di cuenta.

Es tan sensible, más porque ha tenido algunos problemas con sus padres, parecen que no aceptan del todo a su novio. Si, su novio, no soy homofóbico, me da igual que sea gay, y tampoco a sus padres les importa eso, pero siempre creían  que Joon, su pareja, era algo peligroso para él.

El chico estaba metido en alguna especie de banda, he ahí todos sus problemas.

—Lo siento no fue mi intención —me disculpo con mi amigo.

—Basta, mejor vamos, solo un trago —insiste Jong.

Frunzo el ceño y miro a Onew.

— ¿Seguro? —asiente.

No me queda de otra más que acompañarlos, no quería dejarlo solo y en estas situaciones para consolar era mejor yo que Jonghyun.

Así que me cambie rápido y los acompañe. Después de cinco tragos por parte de ellos y yo sólo uno, empecé a mirar mi reloj de muñeca, se hacía tarde y debía llegar con mi novia. Onew seguía tomando y yo le decía que parara, no me hacía caso. Hasta a Jonghyun le sorprendió la cantidad de alcohol que ingería, así que estuvimos luchando con él casi dos horas, dos horas en las que ya había recibido cinco  llamadas de Minha y yo decía que ya iba en camino.

El pobre Onew apenas estaba consciente cuando salimos, le pedí a Jong que fuera cuidadoso al regresar, él no había bebido tanto pero no quería que tuvieran un accidente.

—No te dejes asfixiar por esa mujer.

—MinAh —le digo molesto, no entendía esa manía suya de llamarla así.

Lo ayude a subir a Onew a su coche, cosa que resultó difícil si lloraba y pataleaba que quería helado y pollo frito, se ponía insoportable estando borracho.

—Cuídense —les digo y los veo partir.

Doy un suspiro, me daba pendiente dejarlos irse así, pero recordé que tenía una cita con mi linda y dedicada novia y también me retiré. En el camino, iba pensando en una buena excusa para explicar mi retraso, a MinAh no le agradaba mucho que viera a ese par, dice que son una especie de mala influencia, cosa que no es cierta, sólo le hace falta convivir más con ellos y darse cuenta de que son excelentes personas.

Recuerdo que tengo que comprar los regalos de mi chica y mis casi suegros, así que me desvio hasta el camino que me lleva al centro comercial, dejo estacionado el coche y salgo de prisa, recibo una llamada de MinAh.

—Hola mi vida.

¿Minho dónde estás? —está furiosa.

—En el centro comercial, los siento tuve un contratiempo, te prometo llegar rápido.

Más te vale, mis padres solo te esperan para cenar.

—OK, entendido, amor no te molestes, voy enseguida.

Apresúrate —…—. Te quiero.

Y me cuelga, apresuro el paso, nunca he fallado a algún compromiso con ella y esta no sería la primera vez, en mis intentos desesperados por ir rápido choco con una chica, me disculpo, y si no me detengo no me doy cuenta de la multitud que se ha formado cerca de la fuente de colores a pocos metros de mí, parece que darán un espectáculo callejero, no le doy importancia, y sigo mi camino.

Escucho a lo lejos el sonido de un violín, me encanta escuchar el violín no soy fan de la música clásica pero ese instrumento me parecía de los que salía las más hermosas melodías, así que dejándome llevar por mi curiosidad —y diciéndome que sólo iré a ver un momento— me acerco y veo en el centro a una chica, muy delgada, afinando su instrumento antes de comenzar su show.

La gente murmura, pero en cuanto toca, todos guardan silencio.

Conocía la pieza, la melodía de Yurima o Lee Ru-ma como se llama ese violinista en realidad, me voy acercando atraído por la singular manera de tocar de esta joven, cuanto más escucho sonrió, hay que reconocer que la chica tiene talento, sus manos son ágiles y su elegante figura arma la perfecta armonía en este lugar, le da belleza, un toque de felicidad a la noche fría.

Trataba de recordar el nombre de la melodía, pero no lo conseguí, la gente se hacía más y no me dejaban ver claramente, desesperado fui metiéndome hasta llegar al frente, sonrio ampliamente cuando observo detenidamente a esta persona, era así como…

¿Una estrella?

No sé si es así como debería comparar, en definitiva irradia mucha luz y todos aquí lo notamos. Su cabello le llegaba por debajo de los hombros, el viento le mecía las hebras castañas con un bonito tono dorado y su rostro…bueno ya dije que es hermosa.

Siento mi celular vibrar de nuevo.

—MinAh —me digo —. Me va a matar.

Los aplausos de la multitud me dicen que el espectáculo ha acabado, es una lástima me distraje en el último instante y no escuche e final de la canción. Muchos se acercan a ella y le dejan dinero en el estuche de su violín que yacía en el suelo. Busco en el bolsillo de mi pantalón, al menos tenía tiempo para dejar una moneda.

Espero a que todos se hayan ido y dejo mi dinero caer, me la quedo mirando por un rato, mientras se sienta sobre la  orilla de la fuete para amarrar la agujeta de su converse, su flequillo tapa su rostro y no me deja apreciar su belleza.

Cuando termina se da cuenta de mi presencia, yo le sonrío.

—Tocas muy bien —le digo, pero solo se me queda viendo, debo decir que sus ojos cafés son tan…brillantes, parecían poder hipnotizar a cualquiera que la observara.

—Gracias —Sonríe y sentí algo extraño. Su voz sonaba algo tosca, no tan ronca como la de ¿un hombre? —. ¿Me permites? —me dice para que la deje pasar, me hago a un lado.

Se agacha para sacar un pañuelo del estuche y de paso contar el dinero de su actuación. Nuestra conversación no progresaba y yo tenía ganas de seguir hablando, lo que no suelo hacer con gente que apenas conozco.

Ante su poca disposición no me que queda otra cosas que hacer más que retirarme.

—Ha sido un placer —digo a aún detrás de ella. Camino un par de pasos hacia mi costado derecho —. Por cierto eres muy bonita —digo sin detenerme. No podía irme sin decírselo.

— ¿Qué dijiste? —volteo y miro su ceño fruncido, tal vez sea de esas mujeres a las que no les gusta los halagos.

—Disculpa me pero no podía callármelo es la verdad.

—Serás…

— ¡Oye! —Escuchamos a lo lejos, un policía iba corriendo hacia nosotros — ¡Te he dicho que si te volvía a ver por aquí te enceraría!

— ¡Demonios!—dice y rápidamente guarda el violín en el estuche, sale corriendo al lado contrario, no entendía porque huía, no me parece que esté haciendo algo malo.

— ¡Deja que te atrape mocoso!

¿He escuchado bien, le dijo mocoso?

— ¡Hey tú! —me señala estando ya a pocos pasos de mí —. El cómplice recibe la misma condena que el autor intelectual del crimen —grita.

—Oh no, no señor, ella y yo no…

De repente halan del cuello de mi camisa y me hacen retroceder —No te quedes ahí parado ¡corre!

Era ella, la violinista, quien me acarrea a su misma dirección, no me dio tiempo ni de quejarme, deja mi camisa y me toma de la mano, corremos hasta el final de la calle, en ese mismo instante mi celular suena y ya sabía quién era.

—Hola cariño —le digo en tono meloso, esperando apaciguar su ira.

Choi Minho necesito saber ¿qué rayos haces que no vienes?, hemos empezado la cena y mis padres preguntan por ti.

—Prometo llegar rápido, estoy en una situación de emergencia.

— ¡Corre más rápido que nos alcanza! —grita la chica.

Minho ¿con quién estas? —me dice seria, la cena se le había olvidado por completo.

—Con nadie cariño solo…, dame un poco más de tiempo ya voy lo juro —corro y corro y no sé dónde exactamente terminaré, la chica ahora ha hecho el agarre más fuerte para hacerme avanzar rápido.

—Por aquí —me señala la castaña hacia un callejón, nos metemos ahí, no había luz en esa parte así que era perfecto para que nadie nos vea.

Esperen, yo no tengo que esconderme de nadie, yo no hice nada malo.

¡Minho! —me grita mi novia.

—Nena en verdad…

—No hagas ruido —me reprime la otra persona. Deja su estuche arrinconado a la pared, escuchamos los pasos del policía.

Minho te estoy hablando.

—MinAh espera solo un segundo.

—Ya deja eso —me dice esta desconocida tan bonita. Dos mujeres gritándome a la vez no era precisamente un placer para mí. Bueno tal vez si…ya no sé lo que digo.

Pero como mi novia sigue gritando, la otra decide arrebatarme el teléfono  y cortar la llamada.

— ¡Oye estaba en medio de una conversación importante!

—Shsss —me indica que guarde silencio.

—Pero…

En un acto inesperado —otro a decir verdad— me empuja a la pared encerrándome con sus brazos, me mira desafiante, la sombra del policía aparece por la calle, trato de hablar pero coloca una mano en mi boca para callarme.

Quien diría que yo algún día sería casi secuestrado por una elegante chica violinista de la calle, aunque su cuerpo era delgado tenía mucha fuerza, su agarre se hacía más intenso y yo sentía dolor en mi cara.

El policía, después de rondar por mucho tiempo se rinde y se va, esperamos unos minutos más y la castaña al fin relaja su cuerpo.

— ¿Qué demonios fue eso? —le reclamo.

—Eso debería preguntare yo a ti, en una persecución nadie parlotea tanto como lo has hecho tú ahora.

Se despega de mi cuerpo y se inclina para tomar su estuche, sigilosa se asoma y cuando se cerciora que no hay peligro se va en la dirección por la que vinimos. La sigo que más podía hacer.

—Yo no tenía por qué ser parte de una persecución —reclamo—. No es a mí a quien perseguían.

—No, pero te ibas a quedar ahí parado si no te llevaba conmigo, y si ese policía te arrestaba no te la ibas a librar muy fácil.

— ¿Qué? No tenía por qué arrestarme, no hice nada malo.

—Estabas conmigo eso ya era malo.

No entendí porque me lo dijo, pero no le di importancia, estábamos a poco de llegar al centro comercial de nuevo, antes de que se aleje, la tomo por el brazo para que se detenga.

—Sabes que, por tu culpa a cabo de pelear con mi novia.

— ¿Y  a mí qué? Tus problemas de pareja no son de mi interés —intenta zafarse, no se lo permito.

—Pequeña mocosa, todavía me arrastras contigo y haces como que no has hecho nada malo. Por tu culpa…

—No me interesa, vete ya y déjame —esta vez tira fuerte y me hace soltarla —. Y otra cosa ojón, no me llames preciosa o mocosa, ¿Es que esos ojos de rana no te dejan ver con claridad o qué?

—No comprendo…te dije preciosa por así me lo pareciste.

—Serás idiota, soy un chico, un chico.

Me quede con la boca abierta, no me la creía.

—Bromeas.

—Ah que tonto. ¿Qué quieres?, que me alce el abrigo para que veas que te digo la verdad, ¡ah que pervertido!

— ¿Qué? No, yo no soy un pervertido.

— ¡Pff! Si ya supéralo.

Me da la espalda y camina hacia la parada el bus, el que vi que se asomaba por la esquina de la calle, ya era tarde así que supuso que sería el último, y al ver que apresura el paso para llegar a tiempo a la parada, me confirma que es ese el que debe abordar para llegar a su casa.

Una idea maléfica cruza por mi cabeza, normalmente no  soy así, y si mis amigos estuvieran aquí seguro me dirían que está  mal lo que haré, bueno Jonghyun  estaría feliz por verme hacerlo, hasta me aplaudiría pero Onew sería quien diría Minho deja al pobre chico”.

Pero no está aquí para actuar como mi consciencia,  así que corro para alcanzarlo, lo abrazo con fuerza por la espalda haciendo que deje caer su estuche, el autobús llega y  él se ha quedado a medio camino, encadenado a mí.

— ¡Déjame tengo que tomar ese autobús! —grita con desespero. Trata de liberarse a basa de forcejeos y patadas al aire.

—Yo no llegue a mi cita por tu culpa mocoso, así que no llegarás a casa temprano, y recibirás una paliza de parte de tus padres.

—Pedazo de imbécil, suéltame o…

— ¿O qué? ¿Llamarás a la policía? —Gira su rostro hacia mí y me fulmina con la mirada—. No se pude hacer todo lo que uno quiere —sonrío.

El bus se aleja y él forcejea con más fuerza, sólo cuando veo que está ya incansable para sus pasos lo suelto.

— ¿Y ahora como se supone que llegaré a casa?

—No sé ese es tu problema —paso delante suyo y voy hacia mi auto estacionado metros frente a mí.

— ¡¿Vas a dejarme?! —grita.

— ¡Te lo mereces! —respondo.

Saco las llaves de mi auto y le quito la alarma, me subo y arranco el motor, me colocó los auriculares para llamarle a MinAh, tenía que pedirle perdón, ha sido una noche de locos y ella no tiene la culpa de ello.

Paso justo al lado del chico sin detenerme, empezaba  a tener culpa, el sonido de espera suena y mi afligida novia me responde.

No quiero hablar contigo.

—No cariño no que cuelgues —suplico.

Minho he tenido que mentirle a mis padres para justificarte, no sé qué estabas haciendo pero espero que tangas una buena razón.

—Nena déjame explicarte.

Me detengo en una luz roja, de repente empieza a llover, el cristal de la ventanilla se empaña con rapidez, miro hacia los costados, además de un par de chicos en moto al sentido contrario que yo, no había más autos en la calle, ni gente. De repente la imagen de un castaño desolado bajo la lluvia me hace sentirme pésimo, más cuando miro de nuevo a los tipos en motocicleta avanzar hacia el centro comercial.

Ese chico tiene toda la pinta de una muñeca, si algún desubicado no se da cuenta de que es hombre lo podría atacar, bueno lo haría aunque no fuera niña, pero es fuerte se podría defender, ¿pero si es más de uno? Lo único que tiene a la mano es el estuche de su violín y no creo que eso le ayude mucho.

Además fui yo quien le hizo perder su transporte…

— ¡Maldita sea! —le doy un golpe al volante.

¿Paso algo?

—No nada —-había olvidado que estaba hablando con mi novia. Doy vuelta en U y me dirijo hacia el centro comercial —. Te veo mañana, en serio te explicaré lo que paso, te quiero.

No le doy tiempo de contestar y le cuelgo, si todavía existe un mañana para nosotros tendré que darle una buena excusa. Por ahora mi consciencia me está acuchillando con la culpa de abandonar a un pobre corderito en una juria  de lobos.

Cuando llego a esa calle, no veo nadie, solo las luces de la entrada, veo la fuente y ya ni siquiera está funcionando, entro en pánico, ¿le habrá pasado algo? No, no debo ser pesimista. Avanzo y a lo lejos en la parada del bus veo una sombra, más bien un bulto de cabellera castaña. Tenía su estuche sobre las piernas, al menos sabía que estaba bien.

Me detengo justo frente a él.

— “¡Oh regresaste! ¿Qué pasa?, ¿la culpa te carcomía el alma?” — me escupe con reproche.

— ¿Vives lejos?

— ¿Me llevarás? Que caballeroso.

—Si no subes en tres segundos, arrancaré y de verdad te dejare aquí.

Dio un suspiro y se levantó de inmediato, cuando estaba ya frente a la puerta pude notar lo empapado que estaba, su flequillo está pegado a su frente y su nariz estaba  completamente roja.

Una vez que entra y acomoda su estuche entre sus piernas, me pongo en marcha. En todo el trayecto no hablamos excepto cuando me indicaba que calles tomar. Quería disculparme pero él lo hacía difícil si no me hablaba ni miraba.

Pero alguno de los dos tenía que romper el hielo.

— ¿Cómo es que no me di cuenta antes de que eras un chico? —fue lo primero que se ocurrió.

—Deja eso ya, no es como si fueras el primero que lo hace.

—Lo dices como si estuvieras acostumbrado.

—Es la verdad —pasamos por zonas residenciales, lo escuche estornudar.

Y me sentí peor.

—Le gente siempre me confunde, pero te acostumbras a ello.

—Es la primera vez que te veo ahí —cambio la conversación al notarlo un poco incómodo por el tema de su apariencia.

—No está permitido hacer show ahí, por eso sólo voy  los viernes y sábados, pero siempre logro irme antes de las 10 para evitar contratiempos.

— ¿El policía?

—Sí ese policía. Desde hace mucho me tiene en la mira.

—No deberían prohibirte tocar, lo haces muy bien.

— ¿Tengo que agradecer ese cumplido?

—Deberías, pero no lo hagas.

—Eres un tipo raro —me dice mostrando su encantadora sonrisa. Ahora que lo tenía tanto tiempo cerca podría afirmar que aunque sea un chico, es demasiado guapo, casi como, ¡que rayos! es bellísimo.

—Para frente a esa casa —señala la de color azul celeste.

— ¿Vives aquí? Pero no pareciera que…

—Gracias —me dice bajándose del auto sin importar la lluvia que está cayendo.

Cuando estaba a pocos pasos de la entrada lo veo caer de rodillas, bajo del coche tan rápido como puedo, corro hasta a él y lo ayudo a levantarse, tose mucho y jadea, tiene  los ojos cerrados y sus mejillas parecían estar rojas, la lluvia no me dejaba saberlo. Pero en cuanto toque su frente note que estaba hirviendo.

Lo hice apoyarse en mí para levantarse y con la otra tome el estuche del violín, toque el timbre repetida veces hasta que una empleada de servicio abrió la puerta principal metros delante de esta reja de metal.

— ¡Por favor ayúdeme! —le digo, enseguida llama a alguien, no logro entender el nombre, la reja se abre y lo voy caminando lento para no caer.

Cuando estamos ya dentro de la casa la misma joven aparece con una toalla en manos y envuelve al chico para secarlo, le digo que tome el pesado estuche y que yo me encargaría de secarlo.

Sentía como temblaba, ahora que veía su rostro note ese color rojo en ella, sus labios están ligeramente hinchados por la fiebre.

— ¿Minho?

Cuando volteo hacia tras veo a Joon caminar hacia mí. ¿Qué rayos hacia él aquí? ¿Que no se supone que es un clase de pandillero o algo así?

—Taemin —le llama a la persona en mis brazos, al que me quita y carga en los suyos. Va hacia las escaleras blancas del lado izquierdo que dan al segundo piso.

No sé porque pero lo sigo.

— ¿Dónde lo encontraste?

—En el centro comercial, él estaba tocando su violín.

—Este mocoso, no importa cuántas veces le diga que no lo haga siempre se escapa.

Entramos a la primera habitación, corre hasta  la cama y lo recuesta, enseguida empieza a quitarle la ropa mojada, yo sólo estoy parado como tonto mirándolo actuar.

— ¿Podrías quitarle los zapatos?

—Ah, sí claro —torpemente me acerco y hago lo que me pide, los pies de…Taemin, están fríos.

—Gracias por traerlo.

—De nada —veo a Joon abrazarlo para quitarle al fin el abrigo y la camisa que llevaba debajo, ese pecho blanco comenzada a aparecer, me sentí algo incómodo, era demasiada confianza. ¿Acaso Joon había terminado con Onew por Taemin?

—Oye a todo esto…—le digo al notar que lo dejaría semi-desnudo, pero se detuvo.

— ¿Podrás salir? —me dice molesto, creo que recordó que alguien más estaba con él.

—Sólo respóndeme algo —necesitaba saber si había descubierto la razón de los llantos  de mi amigo, porque si así es, le rompería la cara a golpes sin importar nada —. ¿Acaso este chico tiene que ver algo contigo?

—No comprendo.

—Ya sabes, algo íntimo —se levanta de golpe y se planta frente a mí, furioso.

—Es mejor que no sigas si no quieres que te mate a golpes.

—Eso mismo te digo —contrataco —. Al menos deberías decirle a Onew la verdadera razón del porque terminaron.

— ¿Qué rayos? Acaso piensas que yo…—arruga el entrecejo —. Te mato.

—Hyung…—lo llama el castaño. El corre de nuevo a la cama.

—Aquí estoy, ¿te duele algo?

—Que descarado —le escupo, Joon me fulmina con la mirada.

—Quiero que te quede algo claro —habla fuerte —. Yo no podría engañar a Onew con este chico.

—Aja, ¿y eso porque?

—Porque es mi hermano menor.

Mis ojos se abren de la impresión.

— ¿T…tienes un hermano? —balbuceaba—. Pero…

—Joven Lee, su padre ha llegado —dice una de al sirvientas parada en la entrada de la habitación.

Pero en menos de tres segundos un hombre alto aparece en la puerta, nos mira, luego a Taemin. Esto tenía que ser una broma, de todas las casa me tenía que meter con la competencia de la compañía de mi padre.

Era la casa de los Lee, de “Corporation Seller” dirigida por Lee Soo Man.

—Buenas noches papá.

— ¿Se escapó de nuevo verdad?

—Si lo hizo. Pero Minho lo trajo de vuelta a casa.

Este hombre me mira, tarda pero me saluda de mano.

— ¿Minho que? — me pregunta.

—Choi Minho.

Debo decir que la expresión de su rostro no me agrado mucho, pero no pareciera que me odia. Después de todo, mi padre y él, ha sido así como amigos y rivales financieros desde no sé cuánto tiempo. ¿Será que me ha reconocido como un Choi?

—Vaya sorpresa —dice con una sonrisa.

Sorpresa era la que me estaba llevando yo esta noche, cuando debería estar besando a mi novia y disfrutando de una rica cena.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado :)

Denme amor

 Carol-Taeminnie.  


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