Una mañana normal de viernes, seis amigos se encontraban en el salón durante un receso hablando, riendo y divirtiéndose como grandes amigos que eran. De pronto, sus rostros se volvieron serios al ver al vicedirector de la institución entrar al salón. El señor de aproximadamente cincuenta y tantos años tenía fama de ser muy estricto con los alumnos. Pensaron que les dirían algo acerca de que no debían estar en el salón durante el receso, pero no fue así, el señor alto, gordo y canoso, de piel blanca y arrugada se dirigió a Zelo con un tono que, en cierto punto, mostraba un sentimiento parecido a la tristeza o comprensión de una situación no precisamente buena.
- Junhong, lo requerimos en dirección, no es nada referente al instituto pero es algo que su padre entiende que deben hablar ahora.
- De acuerdo señor vicedirector – Dijo parándose de su asiento, mirándolo con algo de susto – Ya vengo chicos – Dijo mientras salía del salón y acompañaba al vicedirector a la dirección
El señor tocó la puerta de madera oscura, algo antigua, que tenía una especie de “ventanita” cubierta por una cortina. El director, quien tan sólo era un poco más joven que el vicedirector, abrió la puerta, Zelo vio a sus padres sentados; mantenían un gesto de seriedad mezclada con miedo. El suspenso lo estaba matando.
De forma educada, Junhong pidió permiso y tomó asiento entre sus padres, pero un poco más atrás de ellos para poder verlos a los ojos. Su padre inspiró profundamente, y tras suspirar finalmente las palabras salieron de su boca.
- Junhong, tu hermano regresará a Seoul esta tarde. Lo han trasladado hasta aquí y empezará a trabajar en el club que tanto frecuentan tus compañeros – Zelo se tensó al oír mencionar a su hermano, quien a pesar de que amaba con su alma, sabía el mal sentimiento que su padre tenía con él desde que se rindió y decidió trabajar de la prostitución – Dos cosas: la primera, dormirán en la misma cama, no creo que eso sea un problema, pero creo que debo mencionártelo… Segunda: sabes que tú y él son MUY parecidos, ¿cierto?
- S-Sí – Apenas pudo pronunciar esa simple afirmación, estaba tenso y nervioso, su corazón latía desbocado, sorprendiéndole de que nadie más que él pudiese escucharlo
- Bien, asegúrate de ir con MUCHO cuidado para que no los confundan, no quiero que tu reputación se venga abajo, ¿sabes? – Su mirada y el repentino cambio de tono le advirtió a Zelo que no debía permitir que “su hermano arruinara su reputación”
- Señorito Hong, hágale caso a su padre, yo tampoco quiero que uno de mis mejores alumnos se vea ante la realidad de tener fama de promiscuo o más sencillamente prostituto – Dijo el vicedirector comprendiendo la situación
- Bueno Junhonggie, sólo es eso, nos vemos luego, cuando llegues a casa saludarás a tu hermano y él se irá al club, ¿de acuerdo? – Dijo su madre con cariño para aflojar su tensión
- Ok.
Zelo se retiró de la dirección sin poder creer que volvería a ver a su hermano, eso lo ponía muy feliz, principalmente porque no lograba saber qué era de su vida, y necesitaba saberlo, pues nunca perdió su conexión de hermano con él.
Pero también sabía que, a su vez, debía ir con sumo cuidado, y asegurarse de que no los confundieran, ya que si lo hacían, todo lo que había construído se vendría abajo y obtendría una reputación de algo que no era ni sería nunca. De hecho, él era virgen y nunca se había enamorado, bueno, aunque estuviese enamorado de su mejor amigo Bang Yongguk, tampoco era como si este le fuese a hacer caso, así que se resignó a ver de lejos cómo Yongguk seguía frecuentando el club y ni siquiera se daba cuenta de que podía llegar a sentir algo por él más allá de la amistad por él.
Cuando llegó de nuevo al salón, sus amigos, quienes no sabían la verdad, lo miraron con preocupación buscando que Zelo contara porqué sus padres necesitaban hablar con él en ese momento. Los chicos sabían que el hermano de Zelo vivía en Busan, Zelo les había mentido diciendo que trabajaba en una cafetería.
¡Já! Una inocente mentira que sería muy díficil de mantener, sabiendo que eran dobles.
- Mi hermano regresará a Seoul y me estaban dando algunas indicaciones, nada grave.
- Ahh, ya empezaba a pensar que se trataba de algo malo – Dijo con despreocupación Jongup, un atractivo chico de buen cuerpo y cabello castaño claro - ¿Irás al club hoy con nosotros? Creo que ya es hora de que dejes de ser virgen.
- Emm… No, no iré – Pese a que ya daba la posibilidad de estar con Yongguk por nula y la idea de adquirir experiencia para la próxima no le resultaba mal, iban al mismo club que trabajaba su hermano y verlo allí no sería algo del todo grato
- ¡Vamos! No seas aburrido Zelo – Dijo Daehyun, de cabello castaño oscuro y piel morena, también muy atractivo
- Viene mi hermano a Seoul y me gustaría actualizarme con él, quizás el fin de semana que viene vaya, ¿ok?
- Ok, pero promete que lo hablaremos, tienes que divertirte de vez en cuando, ¿no? – Dijo Daehyun algo preocupado por la condición de su amigo
Zelo asintió a modo de decirle que sí prometería hablar con él pese a que se le hiciese pesado hablar de ESE tema cuando amaba a Yongguk. Pero debía superarlo, Yongguk nunca le haría caso y él no tenía intención de buscar que le rompieran el corazón, así que simplemente debía dedicar los años que le quedaban de adolescencia a divertirse hasta encontrar el amor en otra persona que sí pudiera corresponderle.
A la salida del instituto
Eran las cuatro y media de la tarde, caminaban tranquilamente rumbo al portón que los separaba de aquella “cárcel de niños”, charlando despreocupadamente. Youngjae y Zelo se mantenían algo alejados de la conversación. Youngjae por no estar interesado en el tema de “qué puta sería mejor” y Zelo simplemente pensando en su hermano.
- Me han dicho que llevaron dos nuevos putitos, uno de cabello rubio al que llaman Ren y otro también de cabello rubio al que llaman Zion, dicen que éste último es muy bueno en la cama, como una fiera – Dijo Himchan, un atractivo pelinegro, con suma picardía
Zelo tragó en seco al oír el apodo de su hermano, quien sin saber que lo llamaban Zelo, se apodó a sí mismo Zion, como lo llamaban a él por sus parecidos físicos. Cuando entró al mundo de la prostitución, sólo tenía dieciséis años, aún era un adolescente y no sabía bien en qué se metía.
- Conociendo el hecho de que Yongguk es cercano a Suho, posiblemente le otorguen ese putito a él, ya saben cómo les dan la bienvenida – Dijo Daehyun con la misma picardía que Himchan
Cuando llegaron al portón, se despidieron apretándose las manos y cada uno tomó su camino, Zelo y Youngjae iban juntos porque vivían hacia el mismo lado, de repente, la inspiración de Youngjae se sintió y Zelo supo que le iba a decir algo.
- No dejes que te molesten, tú debes estar orgulloso de que estás esperando a la persona indicada para perder tu virginidad – Dijo el castaño de lentes visuales circulares antes de encontrar la puerta de su casa y despedirse con un tierno abrazo y un gesto de asentimiento de Zelo
Zelo caminó unos metros más hasta que llegó a su casa, sintió ruidos provenientes de la habitación y supo que su hermano estaba allí, subió las escaleras y tocó antes de abrir, su hermano finalmente le abrió, recibiéndolo vestido con una camiseta negra sin mangas ni diseños, encima de ésta, una chaqueta de cuero negra que tenía grabado su apodo “Zion” en amarillo, unos shorts que hacían que se le viera el trasero de lo cortos que eran y unos tenis negros, su cabello, rubio al igual que el suyo aunque más platinado, peinado tal cual un chico malo, sus ojos verde esmeralda delineados y un poco de brillo en los labios.
Los hermanos se abrazaron con fuerza y ternura, su conexión espiritual era algo que estaba a años luz de perderse.
- Te extrañé mucho, ¿sabes? – Dijo él regresando a hacer sus tareas de preparación mientras seguían charlando
- Yo también te extrañé muchísimo, ¿cómo has estado? ¿Ha pasado algo importante mientras que no estuve? – Replicó con entusiasmo
- Nada distinto de lo que te conté al principio, desde que entré a ese prostíbulo mi vida se ha vuelto algo monótona, ya sabes, enseñarle a chicos sin experiencia, sesiones de strip tease, comentarios entre amigos, etc… No te preocupes, me aseguraré de que no nos confundan, por eso he resaltado mis ojos, que es lo que principalmente me distingue de ti y me he aclarado el cabello para que no duden mucho.
- Gracias hermano… Me han contado que tienes fama de ser bueno, ¿cierto? – Dijo Zelo con picardía, Junhee rió a carcajadas, tanto que casi se le cae el delineador
- Sí, tengo fama de ser uno de los mejores, y por eso mis compañeros me envidiaban, la única persona que tenía que podía hacerme competencia era un Chino llamado Luhan, muy buena persona por cierto, éramos buenos amigos, y creo que lo vamos a seguir siendo.
Zelo sonrió, Junhee pudo captar esa sonrisa mientras se maquillaba en el espejo y también le sonrió.
- Me tengo que ir Junhonggie, no te asustes si escuchas ruidos a las cinco de la mañana, a esa hora regreso del trabajo, ¿si?
- Ok, te quiero muchísimo.
Por la noche, en el club “EXOplanet”
El reloj marcaba las nueve y media de la noche, los clientes que habían llegado más temprano a emborracharse hasta morir recién comenzaban a entrar a las habitaciones con diversos chicos. Al local entraron Yongguk, Jongup, Daehyun y Himchan, quienes se acercaron al jefe encargado de los prostitutos, Suho, un apuesto hombre muy amigo de los chicos a los que manejaba, les tenía cierto cariño, pues sabía que la mayoría de ellos no habían elegido necesariamente estar allí.
- Oh Yongguk – Dijo sorprendido de volver a verlo, estrechando sus manos - ¿Cuánto tiempo que no te veo?
- Hace bastante, hemos estado demasiado ocupados con el instituto como para venir a divertirnos.
Suho se rió a carcajadas ante el evidente hecho de que seguían siendo adolescentes e iban a un club para mayores como “ese”. Luego le indicó a los chicos ir con él, una vez en el centro del pasillo B, de luces azules, tomó cuatro tarjetas correspondientes a un chico y a un número de habitación en especial.
- Bien, Yongguk, quiero dejar a mi querido Zion en buenas manos, pues recién lo acaban de trasladar, está frente a la habitación 110, por favor, dale una buena bienvenida, ¿ok? Y no hagas que le duela después, Zion es de mis favoritos.
Yongguk asintió con diversión y se fue a donde Suho le había indicado, encontrándose con el rubio platinado de ojos verde esmeralda parado frente a la puerta de la habitación, mirando como, al fin, se acercaba un cliente. Parecía estar esperando hace mucho tiempo, pues Suho era bastante selectivo en cuanto a quién iba con quién.
¿No había encontrado a un chico parecido antes? Conocía su rostro de alguna parte, ¿pero de dónde?
- Hola guapo – Dijo el chico con voz seductora, su timbre de voz le recordó a Zelo, y es que eran muy parecidos
Entraron a la habitación y se besaron apasionadamente, Yongguk lo tiró a la cama y se posicionó encima de él sin sentarse sobre él ni aplastarlo, el chico se incorporó, fue entonces cuando Yongguk le sacó la capucha y pudo verlo mejor a la luz del dormitorio… Realmente era muy parecido a Zelo, su timbre de voz, su rostro, su apodo, su mirada…
E incluso su cuerpo…
Pero por alguna razón, no lo sentía igual que a Zelo… Cuando abrazaba a Zelo, sentía un sentimiento de amor que lo mataba por dentro al no poder decirle lo que sentía, cuando lo miraba a los ojos, no veía lo mismo que con los ojos verde esmeralda de éste chico…
Aún así, el parecido era demasiado...
Cuando el chico se posicionó encima de él para autopenetrarse con su gran miembro, Yongguk dijo su apodo, dándole a entender que diría algo, el chico volteó a verlo con un gesto “inocente”.
¡Já! Estos chicos se las ingeniaban de un modo o de otro para excitar a sus clientes.
- ¿Puedo grabarte?
- No preguntes guapo, me han grabado varias veces… Usualmente cobro un dinero extra por ello, pero por ser tan guapo no te cobraré – Dijo mordiendo el lóbulo de su oreja mientras le sonreía
Yongguk sacó su celular, el cual tenía buena cámara y empezó a filmar los gestos del chico mientras se autopenetraba y gemía de placer… Pero eso no era para él, eso era para que los demás chicos le dieran su opinión al respecto.
Cuando terminó, Yongguk le dejó el dinero, lo besó fugazmente, se vistió con algo de pereza debido a la acción y se retiró, dejándolo allí vistiéndose para otro cliente.
- Pucha mijo, menudo aguante… ¡CASI VA UNA HORA Y VEINTE MINUTOS QUE ESTABAS CON ÉL! – Dijo Daehyun con diversión mientras veía como se sentaba en la barra
- Después debo mostrarles algo, ese chico se me hizo algo conocido.
Los chicos lo miraron con gestos serios, tomaron tan sólo un poco, esperaron a Jongup, quien tuvo que esperar a que su prostituto se liberara del otro cliente para luego atenderlo a él y se fueron. Salieron del local, caminando a un lugar donde los taxis se detuvieran a recogerlos sin pensar que podrían ser delincuentes.
- Todavía nos debes el cuento de a quién le viste parecido – Dijo Daehyun con seriedad mientras paraba un taxi
- Vamos a casa de Himchan, allí no hay nadie a esta hora, además de que mis padres me matarán por la hora pese a que es viernes – Dijo Yongguk mientras se subían al vehículo
Cuando llegaron a la casa de Himchan, pese a que no había nadie, entraron sigilosamente y cerraron la puerta con seguro, algunos se sirvieron vasos de agua mientras que Yongguk revisaba la miniatura del vídeo que había grabado con “Zion”.
Se reunieron en el dormitorio, Yongguk puso el vídeo, todos revisaron las facciones del chico y parte de su cuerpo, cuando el vídeo, que duró aproximadamente media hora de la una hora y media que estuvieron terminó, todos se miraron las caras entre sí.
- Ese TIENE que ser Junhong, demasiado parecido para ser casualidad – Dijo Daehyun con sorpresa – Con lentillas y con una peluca un poco más clara, PERO TIENE QUE SER JUNHONG.
- Pero escucha, ¡tremendo mentiroso! ¿Por qué nos ocultó algo así? – Dijo Jongup con enojo, pues según ellos, entre Zelo y ellos no había ningún secreto
- Tenemos que publicar el vídeo, y que se joda por estúpido mentiroso – Dijo con enojo Himchan, Yongguk no objetó ni afirmó nada, sólo dejó que los demás hicieran
Estaba dolido debido a las mentiras de Zelo y al hecho de que con esto terminaba de confirmar que nunca sería suyo, por nada del mundo, pues los prostitutos no eran de nadie.