Mamá gallina tiene dos pollitos negros, uno igual al otro.
Mamá gallina cuida de sus pollitos, no deja que nadie los lastime.
Los pollitos quieren a mamá gallina, ellos cuidan y obedecen a mamá gallina.
Mamá gallina es hermoso, parece un ángel, es joven y tiene dos pollitos.
Los pollitos son chiquitos y bonitos, son iguales.
Mamá gallina es un joven, tiene 25 años, de un metro setenta centímetros, de piel pálida, rubio, de ojos verdes y un cuerpo precioso.
Los pollitos son gemelos, tienen 18 años, son huérfanos y mamá gallina los cuida, su piel es morena, sus cabellos negros y ojos azules, son pequeños miden un metro sesenta centímetros.
Mamá gallina siempre ha sido hermoso, y todos siempre lo supieron por eso siempre tuvo problemas, con sus hermanos mayores, su padre y los hombres que lo veían, mamá gallina sufrió mucho, con uno en particular, ese hombre se enamoró de él pero mamá gallina nunca lo amo, ese hombre solo se conformó con tener a mamá gallina una vez, mamá gallina lloro mucho, y se alejó de todo. Pero ya está mejor, ahora mamá gallina tiene a sus pollitos negros.
Los pollitos negros Vivian felices con sus padres, pero su padre debía mucho dinero y enojados con él, una noche se metieron a su casa, mataron a todos pero los pollitos negros lograron escapar. Mamá gallina los encontró y les dio su amor.
-Levántate. Axel no seas flojo, mamá llegara en la tarde –dijo uno de los pollitos negros.
-No quiero has todo tú –respondió con pereza, el otro pollito.
-Apresúrate que mamá nos regañara –gruño el pollito.
-Que fastidio Alex.
Mamá gallina llevo a sus pollitos a vivir con él.
Lejos de todos, en medio de nada.
rodeado de árboles vive mamá gallina con sus pollitos negros, pasando un conjunto de árboles hay un rio, mamá gallina pesca en él, en una casita vive mamá gallina con sus pollitos negros, a un lado mamá gallina tiene un jardín, hierbas de todo tipo, zanahorias, papas, cebollas todas debajo y arriba tomates, repollos, maíz y muchas más.
En otro lado había gallitos.
Papá gallito y sus gallitos de pelea.
-Te digo que estamos perdidos, aquí solo hay árboles.
-Escucha, suena un rio. Si lo seguimos nos llevara a algún lado y ahí podemos ubicarnos.
-Me gusta tu idea, es cierto un rio siempre llevara a un pueblo.
Tres hombres perdidos en la nada, cerca de la casa de mamá gallina…
Mamá gallina fue al pueblo, el pueblo está a dos días de camino a pie, mamá gallina llega hoy.
-Eso parece una casa -señalo uno de los hombres perdidos.
-Es una casa -dijo el segundo.
-Vallamos -ordeno el tercero.
Los pollitos de mamá gallina asen sus deberes.
Temprano cosecharon todo lo del jardín, luego alimentaron a los animales, en este momento lavan la ropa.
Normalmente los pollitos y mamá gallina usan vestidos.
-Disculpen señoritas –se escuchó una voz.
Y normalmente los confunden con mujeres.
-Señoritas su abuela –respondió el pollito gruñón.
-Cálmate Alex, no somos señoritas, en todo caso somos señoritos ¿Dígame caballero que hace usted y sus acompañantes por estos rumbos? –dijo el pollito amable.
-Disculpen la confusión pero sus vestuarios no son los de jóvenes, más bien los de una dama. Solo vamos de paso, nos hemos perdido y queremos llegar al pueblo más cercano.
-Nuestro vestuario no es de su incumbencia caballero y si al pueblo quiere ir siga su paso por la derecha y en un día llegara.
-No queremos abusar pero ¿podría compartían sus alimentos conmigo y mis acompañantes?-
-Si es mucho abuso.
-Disculpen a mi hermano, pero no podemos darles nada no hasta que mamá vuelva en la tarde, pero les ofrezco unas sillas y agua fresca pera ustedes y sus caballos.
-Gracias joven y no se preocupe por su hermano es normal desconfiar de los desconocidos. Mi nombre es Uriel y mis acompañantes son Antonio y Medel.
Uriel es un hombre de 30 años pero no los aparenta, mide un metro ochenta y dos centímetros, su piel es morena, sus cabellos castaños y, sus ojos verdes.
Antonio y Medel son primos, Antonio es mayor tiene 28 años y, mide un metro con ochenta centímetros. Su piel es blanca pero el sol la a puesta morena, sus ojos son negros y su cabello también.
Medel es más alto que Antonio, aun cuando este es menor. Tiene 26 años y mide un metro ochenta y cinco centímetros.
-Mi nombre es Axel y él es mi hermano Alex, mamá llegara pronto, tome toda el agua necesaria. Mi hermano y yo debemos terminar con nuestras tareas.
Mamá gallina caminaba por entre los árboles, llevaba consigo carne y telas junto con algunas monedas, cuarto de oro, tres de plata y veinte de bronce, en esta ocasión le fue muy bien, vendió pescado y queso junto con hierbas y flores todo se acabó e hizo mucho dinero, tanto que compro lo dicho y todavía llevaba monedas a casa.
Mamá gallina vio a lo lejos unos caballos, mamá no tiene caballos, así que estos le pertenecen a algún desconocido.
Cuando llegó a casa, sus hijos terminaban de tender la ropa y al verlo corrieron a él.
-¡Mamá! -gritaron los dos pollitos y se alegraron al ver lo que trajo.
Mamá gallina también vestía un vestido, era color azul cielo y se entallaba a su cuerpo.
Los hombres lo miraron y vieron su belleza, su juventud, él no podría ser la madre de los gemelos. Pensaron a la vez.
-Mamá esos hombres -señalo a los tres sujetos que estaban descansando.
La casa de mamá gallina está rodeada por una cerca de madera y afuera de esta estaban los hombres, mamá gallina los vio y mando a los pollitos a hacerlos pasar a la casa.
-Disculpe las molestias madame -dijo Uriel.
-No se preocupe caballero. Y puede llamarme por mi nombre: Edward.
-¿Es usted un hombre?
-Sí. Pasen a la mesa, la cena ya está lista -los hombres no podían creer que esta persona tan bella fuera un hombre, fue igual que con los gemelos, ellos en realidad parecen mujeres.
Los pollitos negros sirvieron la cena, era carne, queso, pan y vino dulce.
Todos empezaron a comer, la comida, aunque humilde, era deliciosa, el queso era fresco, el pan aún estaba caliente la carne era suave, savia y olía bien.
El frio se colaba por las ventanas y mamá gallina encendió la chimenea.
Después de la cena todos se sentaron al rededor del fuego, los gemelos se apuraron para preparar el baño para que sus invitados se dieran una ducha antes de dormir.
Aun costado de la casa había un baño, una gran tina que albergaba agua caliente, que se calentaba con leña desde afuera.
El baño tenía el tamaño perfecto para que los tres hombres se bañaran al mismo tiempo, el agua caliente envolvió sus cansados y bien trabajados cuerpos, había muchos productos para la limpieza, champo, jabones, lociones, hierbas, sales, aceites, entre otros.
Afuera, manteniendo el agua caliente, estaban mamá gallina y sus pollitos.
-Medel es muy guapo -dijo uno de los pollitos haciendo que mamá gallina lo viera horrorizado.
-No, mi bebe aún no está en edad de enamorarse -dijo mamá gallina abrazando a su pollito.
-¿mamá no te das cuenta cómo te ve Uriel? -dijo su otro pollito.
-¿A mí?
-si mamá -dijeron ambos.
-Yo… Yo no...
-Si no es con él, con otra persona será.
Papá y los gallitos, tomaban una ducha.
-¿Cuál de los dos?
-El del vestido morado.
-Qué alivio, por que sin duda el del vestido rojo será mío.
-¿El gruñón?
-Hey -exclamo
-A mi empiecen a decirme suegro.
-No disimulas ni un poco, te comes a Edward con la mirada.
Mamá gallina y sus pollitos negros…
-¿Y si los espiamos?
-Niño no digas eso, no es lo que te he enseñado –reprendió mamá gallina.
-Casi no se ve por el vapor –dijo el otro pollito.
-A ver, que no veo –dijo mamá gallina.
-¿No que estaba mal? Claro como es Alex. Hey ¿mamá? Dejen me ver a mí.
Y papá y los gallitos.
-¿No sienten como si nos observaran? -alucinas Antonio.
…
-Creo que debemos ser más discretos –dijo mamá ruborizado-
-Sin duda.
-Medel está buenísimo.
-Niño bájate de ahí –dijo mamá al ver a su pollito trepado entre las tablas del baño.
-Antonio casi no tiene tantos músculos como mi Medel.
-¡Hey! Deja de ver a Antonio, y a mí me parece perfecto.
-Pos´ Uriel no está nada mal...
-¡¿Mamá?! –exclamaron los pollitos.
-¿Qué? No vean así a su madre y vámonos metiendo a la casa que hace fresco.
Mamá y los pollitos se fueron a casa.
-No son nada discretos
-Pero ¿oíste lo que dijo? Estoy más bueno que tú.
-Se los dije seré el papá de los pollitos.
Al día siguiente.
Los tres hombres veían trabajar a mamá gallina y a sus pollitos.
En una enorme tina lavaban la ropa, a diferencia del día anterior los pollitos y mamá gallina traían puesto pantalones cortos, les llegaban hasta las rodillas, y mostraban sus torsos, ellos estaban dentro de la tina chapoteando en el agua de detergente con la ropa sucia.
Estaban mojados de pies a cabeza, llenos de espuma blanca y riendo a carcajadas. El agua de escurría por la de desnudes de sus cuerpos.
Los tres hombres babeaban hipnotizados por la danza de los chicos. Aunque solo saltaban y reían ajenos a las miradas poco inocentes de los tres gallos. Ellos también ayudan, acarreando el agua desde el rio. Después la tendieron. Una acción cualquiera, algo común...
Mientras tendían la ropa cada uno fue por un pollito y papá gallo fue por mamá gallina. -¿Quiere que le ayude Edward?
-¿Ah? Si por favor.
Mamá gallina estaba feliz.
Un gallo cortejaba a mamá gallina.
-¿Quieres que te ayude?
-No –el pollito gruñón no era fácil.
-¿Puedo ayudarte?
-¡Claro!
A los pollitos los cortejaban gallitos.
Aun que un pollito no estuviera de acuerdo.
El gallo...
Papá gallo.
Es un hombre a quien le gusta la aventura y, él, junto a sus gallitos viajaba a donde el viento los guiase.
Eran amigos, compañero, hermanos. Tenían años de conocerse y se tenían aprecio.
No se guiaban por las responsabilidades, solo eran ellos.
Talvez papá gallo y sus gallitos, gallitos de pelea ya habían encontrado nido… -¿Y luego que paso? -un niño pregunto al hombre que les contaba la historia.
Cinco niños, uno diferente al otro pero iguales.
-Mamá gallina y papá gallo fueron muy felices juntos -un rubio se sentó en las piernas de aquel hombre.
-¿En serio Papi?
-Sí, pequeña.
-¡Qué bien! -exclamaron los niños.
-¿Que sucede amor? –pregunto papá gallo.
-Nada... Solo que quizás tengamos otro pollito más.
-Seguro.
Mamá gallina asintió, disfrutando del beso que el hombre le dio.
Mamá gallina y sus pollitos negros ya no estarán solos, porque papá gallo y sus gallitos de pelea estarán con ellos siempre.
-Abuelito -un niño de no más de 5 años llego con ojitos llorosos.
-¿Que sucede amor? -pregunto mamá gallina.
-Papi... -no falto que dijera más, el rubio y el otro hombre... no. Mamá gallina y papá gallo fueron muy felices a recibir a su nuevo pollito.
Habían pasado 10 años desde que ellos se unieron.
Mamá gallina y papá gallo tuvieron cinco pollitos.
El gallito mayor y el pollito gruñón tuvieron 7 pollitos para asombro de todos. El gallito menor y el pollito amable tuvieron 5 pollitos y con el que estaba naciendo, ya eran 6.
Mamá gallina tiene una casa en medio de la nada.
Mamá gallina tiene dos casas vecinas.
Los pollitos negros de mamá gallina tenían sus propios pollitos.
Mamá gallina y sus pollitos negros eran felices.
Papá Gallo y sus gallitos de pelea eran felices con mamá gallina y sus pollitos.
-Es un niño –dijo mamá gallina.
Todos festejaron.
Eran felices.
Talvez uno que otro gavilán se acercara a los pollitos tiernos pero para eso faltan años.
Mamá gallina y papá gallo tenían ocho pollitos, dos de ellos, uno igual al otro, ya no estaban en el nido, papá gallo era cuidadoso con los seis pollitos que aun permanecían en el nido pero era muy celoso con cuatro de ellos, nadie tocaría a sus pollitos tiernos.
El gallito mayor y el pollito gruñón, Vivian felices, pero el pollito gruñón seguía siendo gruñón. Cuidaban de sus siete pollitos, pero más con tres de ellos.
El gallito menor y el pollito amable tenían seis pollitos a los cuales cuidaban y querían pero sobre protegían a dos de ellos.
Un final feliz.
Fin…
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