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Misery Business por Mellark

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Notas del fanfic:

 

HAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII. 

¿Qué dijeron? ¿"Se acabaron los fics de esta vieja por las vacaciones"? ¡Pues no! Aunque creo que es el último que subiré antes de volver a clases.  OTL

Igual, no salió como lo planeé. LOL.

Espero que les guste porque tenía rato que escribía sobre mi hermosa Gwiboonie. /la lesbi/ <3

Yeah.

Gwiboon es una calientabraguetas y mojabragas, wey. <3

Notas del capitulo:

¿Qué más digo? ¿Que los personajes no me pertenecen sino a  SM? ¡Pues sí! Desgraciadamente no son míos, sino de su compañía. OTL.

Amo tanto a Gwiboon, wey. Si ella existiera yo me haría hombre para preñarla. 8(

Enjoy it~ <3

Ella tiene el cuerpo de un reloj de arena. Un reloj de arena que empezó a hacer tic toc. Sus ojos son feroces y parecen haber sido delineados permanentemente —probablemente así fueran, nunca se sabe con ella—, tiene los labios más preciosos del mundo y la piel blanca alrededor de su boca se contrae cuando sonríe en la manera más pretenciosa y creída del mundo.

Su nombre es Gwiboon.

Kim Gwiboon.

Y es una perra.

Tiene un hermano gemelo, su nombre es Kibum y es completamente opuesto a ella, descartando el hecho de su similitud física. Mientras ella es la capitana del equipo de porristas, él es el director del club de teatro. Los chicos la consideran una diosa bajada del Olimpo, las chicas lo consideran un marica. Incluso su propia hermana.

La única cosa que tienen en común los gemelos Kim, es un chico: Choi Minho.

Él es alto, moreno, tiene los labios gruesos, redondos y perfectamente besables, su pecho es ancho y fuerte, su abdomen es un monumento y tiene la cintura perfecta para un modelo. En resumen: el hombre perfecto. 

El problema, es que ambos hermanos pensaron lo mismo.

 

 

 

 

 

 

Minho paseaba por entre los lockers de los vestidores del equipo de atletismo. Tenía el cabello y el pecho húmedos, recién salía de las duchas y había una toalla enredada en su cintura. Saludaba a varios de sus compañeros y compartía chistes subidos de tono con ellos. 

Cuando llegó a su propio locker, el habitual embrollo de chillidos, obscenidades y silbidos masculinos llegó a sus oídos y supo que alguien del equipo de porristas se había bajado de su nube para ir a los terrenos de los débiles mortales. Siempre pensó que todas las chicas que se unieran a ese equipo tenían el cerebro del tamaño de una nuez. 

El desastre de ruidos de sus compañeros aún seguía y se decidió a apartar la vista de su casillero, miró hacia el lugar donde estaban reunidos casi todos los muchachos y vislumbró un trajecito rojo con negro. El de las Red Kittens, el nombre del equipo. Se acercó más hacia los otros y logró ver largos cabellos rubios, lisos y deslumbrantes. Sólo podían pertenecer a una persona y realmente no quería dialogar con ella.

Pero fue demasiado tarde porque cuando lo vió, Gwiboon apartó con un "aléjense" a los hormonales deportistas y se acercó al moreno, con un marcado movimiento de sus caderas y el cántico sucio de los chicos. 

—Darling.—Lo llamó ella y él la miró desde arriba, observando cómo se mordía el labio y reposaba una mano delicada en su hombro fuerte y moreno.— ¿Por qué no me has llamado?— Hizo un puchero y los amigos de Minho rieron con ganas.

Los llamados de "mandilón", "casado" o "mamón" no se hicieron esperar, pero fueron callados cuando el castaño los fulminó con la mirada.

—Escucha, Gwiboon.— Comenzó y ella se puso a la defensiva, cambiando su postura a una más cerrada, con los brazos cruzados sobre su pequeño pecho y recargando su cadera a la izquierda. Alzó la ceja, esperando que continuara.— Esto.— Trató de mirarla a los ojos.— No va a funcionar. Lo siento. Fue una tontería creer que sí y espero que sepas entender.

Se hizo el silencio. Todos estaban atentos a la reacción de la —no mal nombrada— "Reina del Drama". Ella tenía la mandíbula desencajada y temblorosa, se apretaba los costados con las largas uñas rojas y pestañeaba en exceso. Sus ojos jamás se apartaron de los grandes del alto. Justo cuando Minho creyó que iba a ponerse a llorar, le soltó una bofetada que le dió vueltas a la cabeza.

Se dejó oír un suspiro colectivo por parte de los atletas y luego, más silencio.

—¡Eres un idiota, Choi Minho!— Gruñó, con los ojos rojos.— ¡No tienes idea de lo que acabas de hacerte! 

Minho, más que acostumbrado a las promesas de venganza por parte de chicas con el corazón roto, le indicó a sus amigos más cercanos que escoltaran a la "Queen Bee" fuera de los vestidores. 

Aún cuando Nickhun y Changmin se la llevaron cargando, gritaba improperios y reclamos hacia el alto de ojos grandes.

 

 

 

 

 

 

Una vez, a principios del verano, Minho conoció a una preciosa y amable chica en el curso de verano del instituto, al cual fue obligado a ir por su bajo rendimiento en un par de materias curriculares. Ella se sentó junto a su pupitre, con el cabello adornado en una linda trenza francesa y comenzó a textear en su iPhone.

—¿No piensas prestar atención a la clase?— Preguntó él, intrigado por la falta de interés de la muchacha.

Ella, que no había reparado en su existencia, sonrió burlonamente antes de volver la vista a su teléfono. Sin despegar la vista de él, escribió en la libreta de apuntes de él.

Concéntrate en tus asuntos, freak.

Minho, obviamente contrariado, la arrebató el pequeño celular y lo alejó de su alcance. Fue entonces cuando ella lo miró a los ojos y casi comenzó a babear sobre la mesa.

—Me gustaría que me dijeras las cosas. No que las escribieras.— Gruñó.— Es un acto extremadamente grosero que no seas capaz de hablar directamente con las personas. 

En un acto rápido, le quitó el iPhone a Minho y lo guardó en su bolsa, de donde sacó una libreta rosa y un bolígrafo nuevo que se veía recién sacado del empaque. 

—Soy Gwiboon.— Dijo ella, pretendiendo anotar la información escrita en el pizarrón.— Y no pienso prestar atención porque soy la mejor alumna de la clase de inglés y no necesito estas regularizaciones.— Lo miró sonriente.— Al contrario de otros, por lo que veo.

Minho se sonrojó violentamente y volvió a copiar los ejercicios del profesor, que parecía más entretenido en las moscas de la pared que en sus propios estudiantes. 

—Me llamo Minho.— Se presentó y le sonrió ligeramente.— Estoy aquí porque me va horrible en los exámenes y necesito los créditos para pasar al próximo curso. También estoy en el equipo de atletismo, y creo conocerte de algún lado.

Gwiboon sonrió y se acomodó unos mechones rebeldes del cabello tras la oreja.

—Soy la capitana del equipo de porristas.— Comentó como cualquier cosa y Minho volvió a sentir calor en su cara.— No te avergüences, no creí que todos lo supieran. Sólo la gente que tiene que saberlo.

Fueron llamados por el profesor y cortaron su conversación. Aunque, pronto, Gwiboon le pasó un papel arrugado a Minho por debajo de la mesa.

¿Quieres que sea tu tutor en Inglés? No tengo incoveniente en ayudarte, siempre y cuando estés dispuesto a ir hasta mi casa.

El alto notó que tenía una escritura pequeña y adecuada para una porrista. Era prolija y estaba entrelazada, sin llegar a la fluidez de la manuscrita pero era elegante. Minho le dió la vuelta al trozo de papel y respondió.

Claro. ¿Hoy te parece?

Un par de horas después, se encontraban en el Cadillac que la familia de Gwiboon enviaba para llevarla a casa. Minho jamás pensó que la graciosa chica que sería su tutor resultara ser la hija de un senador. Tampoco sabía que vivía en una casa hermosa en el mejor espacio de Gangnam ni que tenía un hermano gemelo. Uno muy lindo, por cierto. 

Llegaron al palacete que era la casa de los Kim y se quitaron los zapatos en la entrada, donde Minho notó que había varios hombres vestidos de negro alrededor. Ingresaron al vestíbulo y fueron recibidos por la ama de llaves, quien le indicó a la chica que su hermano la estaba esperando en su habitación.

—¿Tienes un hermano?— Preguntó casi con un grito. Gwiboon asintió.— ¿Va con nosotros?

Gwiboon rió tras su mano y tomó de la muñeca a Minho para dirigirlo hacia las escaleras de caracol que conducían al segundo nivel de la asombrosa casa.

—Debes de conocerlo.— Acotó la chica.— Todos lo hacen. Se llama Kibum y está en el club de arte.— Continuó mientras llegaban a un pasillo ancho que tenía unas diez puertas a ambos lados.— Es un exagerado teatral y hace que todos le llamen Key.

Y bingo. 

Minho conocía a Key, era un chico a quien el equipo de fútbol siempre apodaba como "La Diva", y el equipo de atletismo como "MariKey". Él mismo reconocía que le había llamado así un par de veces, pero jamás en su cara. Siempre como un chiste entre los deportistas, quienes decían que alguien debería de volver hombre al chico pelinegro.

Choi Minho jamás pensó que Key y Gwiboon pudieran ser hermanos. 

Por fin, entraron a la habitación más espaciosa que había visto en sus dieciocho años. Estaba dividida a la mitad por una cortina morada. En el lado derecho, había una infinidad de tonos que iban desde palo de rosa hasta el fucsia. También había varios pósters de girlgroups populares en el país y una gigantografía de Bi Rain sin camisa. Minho supuso que era el lado de Gwiboon. En el lado opuesto, todo era en variedades del azul y el verde, había varios libros con títulos en inglés esparcidos por el suelo en un desastroso orden y una que otra prenda de vestir fuera de los cajones. Notó un poster enorme de Lady Gaga y varias fotografía colgadas del techo donde se mostraba a modelos occidentales en diferentes pasarelas de moda. Había un par de medias que decían Fuck You, Pay Me.

Y ahí, sobre la gran King Size con sábanas con el logo de Chanel, reposaba un muchacho delicado, pálido, con los ojos feroces y los labios más lindos que Minho jamás podría olvidar. Kibum —Key— leía desinteresado una Vanity Fair estadounidense mientras tenía su propio iPhone en la otra mano y parecía estar en una videollamada con alguien.

—¿Me hablaste, rarito?— Gruñó Gwiboon, a un lado de la cortina y de Minho. 

Key levantó los ojos de la revista y tocó ligeramente el teléfono para cerrar la aplicación. Recorrió a Minho de pies a cabeza y después miró a su hermana, como reprochándole el no haberle contado que planeaba comerse a uno de los chicos más deseados del mísero colegio al que iban.

—Sí, fuck princess.— Respondió el pelinegro, cruzando los tobillos y rebuscando entre sus sábanas algo.

Gwiboon rodó los ojos y se cruzó de brazos, esperando a que su gemelo encontrara lo que iba a darle. Kibum sacó un short demasiado pequeño para ser usado en público y se lo arrojó a su rubia hermana, que lo observó con los ojos como platos.

—Toma tu short de prostíbulo.— Soltó Kibum volviendo a adoptar su anterior posición.— No quiero que vuelvas a dejar tu sucio uniforme de las Red Sluts entre mis shorts. No me vayas a pegar una de tus ETS.

Minho veía, con ojos enormes, cómo el niño más "mariquita" que conocía, le hablaba tan groseramente a la llamada Reina del Instituto. ¿No era eso antinatural? 

Aunque, al fin y al cabo ellos eran hermanos y podían hablarse como quisieran. ¿No?

Gwiboon, avergonzada por la actitud de su hermano frente a Minho, sonrió hipócrita y recorrió la cortina, indicándole al castaño que pasara a su lado de la habitación. El menor obedeció y vio cómo la rubia cerraba la cortina y regresaba con su gemelo.

—¡¿Estás idiota?!— El chillido molesto de Gwiboon lo sorprendió. No pensó jamás que su voz fuera tan hartante.— ¿De verdad tienes que molestarme frente a las personas, Kibum?

Minho escuchó una risa estridente, de hombre pero afeminada, y supo de quién era. Key se levantó de la cama y le despeinó la trenza a su hermana, quien lo miró con ojos atónitos que amenazaban con comenzar a llorar. 

—No te hagas la estúpida, princess.— Continuó.— No tienes por qué hacerte la víctima, seguramente ya sabe que eres una perra y que sólo quieres que te abra las piernas para poder decir que lo hiciste con el chico más guapo del equipo de atletismo.

Gwiboon se mordió furiosamente los labios y las lágrimas empezaron a caer en su bonito rostro, ahora contraído por el enojo. Empujó a su hermano y se alejó de él, pareciendo que estaba muy dolida por sus palabras.

—No puedo creer que me hables así, Bummie.— Dijo sollozando como niña pequeña.— Soy tu hermana, deberías de ser bueno conmigo. ¡Me estás insultando frente a un amigo!

Los gimoteos de Gwiboon aumentaron y Key simplemente volvió a extenderse en su colchón.

—Cuando termines de actuar, busca en mi cajón de ropa interior un preservativo, ni creas que voy a dejar que te acuestes con ese tipo sin protección. No soy tan mal hermano.— Volteó a verla, aún llorando como desdichada.— Aunque, seguro ya debes saber otras formas para que no te dejen embarazada, ¿no? Ya sabes, que se salga antes, que te los ponga en la boca o que te...

Las palabras de Kibum murieron gracias a un golpe en su pómulo derecho. 

Pero, contrario a lo esperado, no era de Gwiboon. 

—¡No puedes hablarle así!— Gruñó Minho, con el puño aún levantado y la otra mano, cerrada en el cuello de la camisa costosa del pelinegro.— Puede que seas su hermano, pero aún así es una chica y le debes respeto porque eres un hombre. 

Kibum observaba con los ojos abierto cómo su hermana había dejado de llorar y, aprovechando que Minho estaba de espaldas a ella, le mostraba el dedo medio y sonreía como lo que era. Una perra. Sus labios formaron la palabra "touché". Y volvió a su acto de hacerse la víctima.

Minho, sin saber mucho qué hacer, tomó con la otra mano la camisa de Kibum y lo levantó de su cama, poniéndolo a su altura.

—¡Discúlpate con tu hermana!— Exigió, creyéndose el deus ex machina de la discusión entre los gemelos Kim.— ¡A-ahora!

Key, con una sonrisa socarrona y burlona en la cara, apartó las manos grandes de Minho de su camisa y miró hacia su hermana, quien aún mantenía las lágrimas exageradas sobre su cara.

—Lo siento, hermanita.— Murmuró, con la mandíbula apretada.— Siento que te gusten puros idiotas que se creen la gran cosa por defenderte.— Miró a Minho y levantó la ceja.— ¿Satisfecho, Choi? Ahora puedes acostarte con ella sin remordimientos.— Se volvió a sentar en su cama.

Minho volvió al lado de Gwiboon y, estúpidamente, le preguntó si estaba bien y si quería que regresara otro día para empezar con las tutorías. 

—Oh, sólo si tú quieres, Minho. Por mí está bien, ya estoy acostumbrada a que las personas piensen así de mí.— Respondió y la falsedad se desbordaba por sus palabras, pero aún así, Minho se mantenía idiotizado, a pesar de las risas burlonas de Kibum, que fingía estar concentrado en una Harper's Bazaar.

El castaño le tomó las manos a Gwiboon y la miró a los ojos, limpiándole unas cuantas de las lágrimas salinas. La chica estaba temblando como una hoja al viento.

—No lo vuelvas a decir jamás, Gwiboon.— Pidió, acariciando su mejilla.— Tú no eres nada de lo que él dijo. Eres una persona maravillosa.— Halagó al momento de soltar sus manos y meterlas en su pantalón.— Volveré después.— Prometió tras ver que sus palabras habían sido dichas en voz alta.

Kibum rodó los ojos desde su lugar y comenzó a textear en su celular.

¿Conoces a Choi Minho? ¿El del equipo de atletismo que está buenísimo?

Envió el mensaje al contacto "Honey Bunny" y tuvo tiempo de voltear para ver cómo Minho salía por la puerta y Gwiboon le indicada a la ama de llaves que lo acompañara hasta la salida y enviara un taxi para que lo llevara hasta su casa. 

Su celular vibró y leyó la respuesta.

Obvio, Key. ¿Por? ¡No me digas que te lo estás tirando porque te odiaré toda mi vida! :'(

Se rió y fue cuando su hermana le jaló de los cabellos y lo arrojó de espaldas en su cama. Se trepó sobre él y volvió a golpearle el pómulo que Minho ya había lastimado.

—¡Puto de mierda!— Gritó la chica, con los ojos rojos de furia, ya no por las lágrimas.— ¡Tenías que joderme a Minho! ¿No podías aguantar tus pequeños celos de zorra?— Soltó sus cabellos y se sentó junto a él, masajeándose las sienes.

Kibum se sentó de nuevo y la observó mientras se tranquilizaba.

—No te pienso pedir perdón por golpearte, marica.— Dijo ella, sin voltear a verlo.— Te lo mereces por querer hacerte el fuerte siendo que eres una asustadiza florecita de jardín.— Se levantó de su cama y atravesó su división, volviendo a su lado de la habitación.

Key sonrió y se echó en la cama, con las revistas a un lado y escribió otro SMS.

No. Aún no. Pero pienso hacerlo. :*

 

 

 

 

 

 

Después de estar yendo a casa de los Kim un par de semanas, Minho ya no necesitaba las tutorías, pero seguía quedándose dos horas al día, viendo cómo Gwiboon le explicaba los temas más sencillos del mundo y él sólo asentía como un idiota.

En la primera semana después del regreso a clases, Minho llegó como siempre, esperando que Gwiboon estuviera en la sala, con los libros desparramados por todos lados y las piernas sobre la mesita de centro. Lista para enseñarle lo que fuera que necesitaba aprender.

Sólo que Gwiboon no estaba ahí, sino Kibum.

No había vuelto a verlo por la casa desde el incidente en su habitación y se encontraba un poco incómodo con tener que convivir con él después de haberlo golpeado en su propia casa.

—Hola, Choi.— Lo saludó Kibum, quien ahora lucía un prolijo tono rubio y un par de aretes brillantes en las orejas.— Mi hermana no está, tiene práctica. Pero supongo que olvidó avisarte.— Se recargó con las manos en sus muslos y se puso de pie.— La puedes esperar si quieres, de todas formas tiene que regresar pronto, vendrán a buscarla a las siete.

Minho sentía que la lengua le picaba por preguntar quién iría a buscarla en la noche y para qué. No es que se sintiera celoso, o que le gustara Gwiboon, se decía a sí mismo mientras veía que Key tría unos short cortos de mezclillla que le marcaban muy bien las piernas. Se preguntó cómo es que tenía tan buenas piernas si nunca lo veía haciendo ejercicio. Su "inocente" mirada no pasó desapercibida por el mayor, que sonrió de lado mientras buscaba su celular.

Lo tengo, Jinki.

Kibum escribió y envió el texto al mismo contacto de siempre; "Honey Bunny" o Jinki, su mejor amigo del taller de teatro escolar, y el único otro chico abiertamente homosexual con el cual se llevaba bien en el instituto. Miró a Minho y le sonrió.

—¿No te quieres sentar? No me parece que estés muy cómodo ahí parado.— Se hizo a un lado en el sofá grande, dejando espacio suficiente para el castaño.

Minho dudó un poco pero se sentó junto a él, diciendo un leve "permiso" cuando rozó su pierna con la ajena. Con la rasurada y deliciosamente blanca pierna de Key que se marcaba perfectamente cuando estaba flexionada.

—¿Qué haces además del atletismo?— Preguntó Kibum, haciendo gala de sus habilidades sociales.— Quiero decir, creo que sirve para las piernas y mantenerse delgado, pero tus bíceps no deben de ser por lo mismo, ¿no?

El sonrojo llegó pronto a la cara pequeña de Minho y asintió, mirando apenas a Kibum mientras sentía que las piernas le temblaban.

—Practico natación de vez en cuando.— Comentó mientras miraba la clavícula descubierta del rubio.— Pero no en la escuela, sino en el club deportivo al que van mis hermanos.— Enfocó de nuevo su vista en la cara de Kibum y se sonrojó más. Parecía estarlo desvistiendo con la mirada y no sabía si le molestaba o le gustaba.

Key sonrió ampliamente y se recargó más en el sofá, extendiendo ambas piernas en la mesa de centro, justo como lo hacía Gwiboon. Minho siguió la trayectoria de sus largas extremidades y se reprendió por estarlo observando con tanta fijación, ¡era un chico, joder! 

—¿Tienes hermanos? Creí que sólo eras tú.— Se cruzó de brazos y alzó una ceja, moviendo un poco el pie derecho.— ¿Cuántos son?

Minho tragó fuerte cuando observó que una manga de la camisa de Kibum comenzaba a caerse hacia el hombro lánguidamente, revelando más de su torso blanco e inmaculado que amenzaba con volverlo más loco de lo que ya estaba.

—Ehm.— Apartó su vista del hombro de Key y miró a sus ojos felinos y delicadamente delineados con kohl.— Somos tres. Minseok es el mayor, está en la universidad y Minjung es la menor, a pesar de que nos llevamos apenas un año.— Se miró las malos, entrelazadas sobre su regazo, ocultando lo que fuera que le estaba creciendo en los pantalones.

—¿Minho?— Llamó Kibum, con rostro preocupado. Se acercó más a él y le puso la mano en la frente.— Te ves muy acalorado, ¿estás bien? ¿Quieres que te traiga algo de beber?— Minho asintió, mordiéndose el lado interno de la mejilla.— ¿Un refresco está bien?— El castaño volvió a sentir y Kibum se levantó del sofá.

Minho agradeció por un momento el estar lejos de él pero se arrepintió al ver el movimiento sutil pero atreyente que tenían sus caderas al caminar. Era hipnotizante y se vio perdido en su cadencia por unos momentos, antes de reaccionar y sacar su teléfono, loco por que alguien le ayudara a entender la situación.

—¿Min?— La adormilada voz de Changmin le respondió la llamada.— ¿Acaso no sabes que a esta hora duermo la siesta?— Un bostezo cortó sus palabras.— ¿Qué pasa?

El menor, con voz temblorosa, le explicó que estaba en casa de los Kim, que Gwiboon no estaba y que Kibum se veía demasiado sensual para su propio bien. Changmin se rió de él y Minho frunció el ceño. No creía que estuviera de broma.

—¡Hablo en serio, hyung!— Gimoteó, golpeando el sofá y maldiciendo después por ello.

—¿Y qué quieres que te diga, niño?— Contestó Changmin.— Si yo fuera tú, lo empotraría en una pared, le bajaría el short y se la metería hasta el fondo.

Minho abrió desmesuradamente los ojos y volteó hacia la cocina, checando que Kibum no estuviera por ahí. 

—¿Estás loco, Changmin? ¡Es un chico! ¡Es Key!— Chilló frustrado.— ¡Los del equipo de fútbol le pegaron con cinta adhesiva un dildo rosa en la puerta de su locker el año pasado! ¡Un consolador con marcas de labios rojos!

Changmin se volvió a reír y Minho sintió que se iba a volver loco. Se dejó caer planamente en el sofá y rezó internamente por tener una buena celda acolchada en el manicomio.

—Mira, Choi.— Comenzó Changmin.— Los del equipo de fútbol son unos homosexuales reprimidos, ¿o crees que eso de andarse palmeando los culos sólo porque sí es muy hetero? Key está lindísimo, tiene un buen culo y no me lo puedes negar. Tiene lindas piernas, ¡y tiene la cara de Gwiboon!— Minho casi podía palpar la emoción del mayor.— O Gwiboon tiene su cara, no sé quién nació primero. Pero el punto es que está fuckable.— El castaño tembló ante la traducción de la palabra.— Si le preguntas a cualquiera del equipo de atletismo, en privado, te dirá que le pagaría para que lo dejara acostarse con él. He oído chicos en los baños que se masturban balbuceando su nombre.— Minho se sonrojó.— Así que lo que tienes que hacer...

—¡Volví!— Gritó Key entrando a la sala.

Minho finalizó la llamada rápidamente y Changmin aún hablaba sobre el lubricante que debería usar con Key, que si tenía que ser costoso, que si tenía que ser con sabor y quién sabe qué otras cosas que Choi no quería saber. No por ahora.

—Te traje uno de toronja, espero que no importe.— Kibum dejó ambas latas en la mesita junto a un par de pajillas de color. Se sentó de nuevo junto a Minho y le extendió su refresco, introduciendo el artefacto en el propio para comenzar a beberlo. 

El castaño estaba a punto de agradecerle por la bebida, pero sus ojos se encontraron con los labios rosas y húmedos de Kibum que rodeaban el cilíndrico objeto. Nada mejor para acabar con su poca cordura. 

La boca pequeña de Key parecía estar muy entretenida bebiendo el contenido de la lata, pero Minho estaba más entretenido pensando que Kibum estaría más divertido con otra cosa entre sus labios. Inmediatemente después de pensarlo, se sonrojó hasta las orejas y procedió a hacer lo propio con su refresco.

Después de estar un rato sin hablar y sólo con los sonidos de succión que escuchaba por parte del mayor, Minho descubrió que Key tenía una fijación oral. No dejaba de juguetear con la pajilla en su boca y parecía preferir el morderla que el beber del contenido. 

A Choi se le secó la boca cuando Kibum terminó con su refresco de manzana y unas gotas le quedaron en las comisuras de los labios.

—Ehm, ¿a qué hora regresa Gwiboon?— Preguntó, casi por decir cualquier cosa, mientras evitaba mirar la boca húmeda de Key.

Kibum volteó a mirarlo y sonrió, dejando la lata vacía en la mesa y buscando su teléfono.

—La verdad no lo sé, depende de qué estén practicando, pero si quieres le hablo para decirle que se regrese porque la estás esperando.— Texteó un par de veces en el teléfono táctil y Minho lo interrumpió.

—¡No, no! Así está bien, no quiero apresurarla.— Respondió, dejando el refresco en la mesa, junto al vacío de Kibum.— ¿Tú no haces nada en las tardes?

Key dejó el iPhone junto a su lata y se giró, viendo de frente a Minho. Casi atravesándolo con esos ojos tan fieros que tenía. 

—No.— Dijo con voz clara.— ¿Tú no deberías estar practicando algo de atletismo o nadando?

Minho no supo por qué, pero la voz de Kibum se le hizo tan sexy cuando le reprochó sobre sus propias actividades que —por poco— terminó mojando los pantalones de algo más que orina.

—Debería.— Contestó medio sonriendo.— Pero prefiero estar aquí, si no te molesta.

Kibum iba sintiendo cómo el menor caía en su juego y se acercó más a él, poniendo la mano en su muslo como experimento. Minho no la retiró. Se aventuró a subir los dedos hacia el hueso de su cadera y hacer círculos en ella. Tampoco hubo negativa. Con una sonrisa muy insinuante, movió la mano hacia el pectoral derecho de Minho y lo acarició con la punta de los dedos. Sí hubo respuesta.

Minho tomó la muñeca de Kibum y jaló su brazo hasta ponerlo detrás de su nuca, Key entendió el mensaje y reunió su mano libre con la otra, justo unos momentos antes de que el menor estampara su boca grande y esponjosa contra la ajena. El rubio no vaciló en mover sus labios contra los de Minho mientras sus dedos se enredaban en el cabello suave tras su cuello. 

Lamió los labios de Choi antes de introducir su lengua entre sus labios y subirse completamente a su regazo. Minho ocupó sus manos en ponerlas en la cintura de Kibum mientras empujaba su cadera hacia adelante rozando los muslos blancos de Key y haciéndolo sisear contra su boca. 

Key trató de enredar su lengua con la de Minho pero parecía que el castaño no tenía intención de entrelazarlas, así que se quedó en un beso largo y muy húmedo, con su sinhueso recorriendo la boca del alto y sus caderas moviéndose contra las ajenas. 

La erección de Minho iba aumentando y Kibum podía sentir una ligera humedad en sus propios bóxers, ignorando si era de él o del menor, que parecía estar a medio orgasmo mientras balbuceaba una sarta de incoherencias en sus labios y aumentaba el ritmo de su fricción contra Key.

Sin saber si fue muy pronto o muy rápido, Minho terminó en sus pantalones y rompió el beso, llevándolo hasta las clavículas que lo habían tentado por más de media hora, las cuales mordió suavemente y succionó contra la piel que las cubría, dejando una marca tan roja como sus labios habían quedado. Kibum se encontraba gimiendo en un tono bajo y Minho susurraba palabras sucias mientras cuidaba de su cuerpo.

—Minho.— Soltó Key, cerrando los ojos a la par que sus dedos se iban colando en la camisa del menor.— ¿Eres gay?

Choi sonrió contra su cuello y se separó de él, viendo sus pupilas temblar ante la expectativa de haber arruinado el momento. Le besó rápidamente los labios húmedos y acarició sus muslos blanquecinos. Kibum revoleó las pestañas y echó la cabeza hacia atrás, meciendo sus caderas contra la entrepierna de Minho.

—No soy gay.— Respondió el menor, palmeando su espalda y acariciando sus omóplatos.— No creo en eso de las etiquetas.— Rió contra su piel y mordió el punto escondido tras su oreja, sacándole un quejido muy excitante.— ¿Tú sí?

Key sonrió y empujó el cuerpo de Minho contra el sofá.

—¿Gay? ¿Yo?— Rió estrepitosamente y separó más sus piernas, casi como si fuera a volverse a sentar sobre el chico.— Para nada.— Se acercó a su oído y lamió su lóbulo.— Soy MariKey. ¿No te acuerdas, Minho?

El castaño se congeló y observó cómo el semblante de Kibum había cambiado. Se veía ofendido, pero parecía estar disfrutando de haber logrado confundirlo. O de haberlo hecho correrse en sus pantalones; podría ser eso, también. Se levantó de su regazo y caminó hacia la cocina.

—Puedes esperar a mi hermana, pero creo que se dará cuenta de que mojaste tus pantalones con lo que se supone que deberías de haberla llenado a ella.— Volteó a verlo de nuevo.— Ups.

 

 

 

 

 

 

Y es cuando volvemos al tiempo presente. Con Minho cortando sus relaciones con Gwiboon frente a todos los deportistas del colegio, observándola mientras Nickhun y Changmin se la llevaban. 

Volvió su cuerpo hacia su locker y oyó la cantidad de reclamos de sus compañeros por haber terminado con la "Reina del Drama".

—¿Estás loco, Choi?— Jadeó Kim Jonghyun, capitán del equipo de rugby.— ¡Kim Gwiboon es la chica más guapa de aquí! Sin mencionar que está buenísima. ¿Por qué terminaste con ella? 

Minho volteó a verlo y no dijo nada hasta después de sacar su ropa limpia del casillero y ponerse la camisa y el bóxer-short. 

—¿Te gusta tanto?— Preguntó, viendo desde arriba al chico.— Ve con ella, está herida en el ego y tal vez quiera alguien que le diga lo hermosa que es y cómo los chicos tienen sueños húmedos con su cara.— Cerró el locker y se dispuso a salir del gimnasio, ante los atónitos ojos del bajito muchacho.

—¡Gracias, Choi!— Gritó Jonghyun casi corriendo a buscar a la capitana del equipo de porristas.

Minho salió con su bolsa al hombro y buscó por los pasillos una cabecita con cabello corto rubio y muchos piercings. Lo encontró de espaldas a su casillero y corrió a abrazarlo por la cintura. 

—Hola.— Dijo en su oído, con una sonrisa de oreja a oreja.

Kibum se quedó estático y giró levemente su rostro para encontrarse a Choi Minho, recargando todo su cuerpo en él y con los brazos alrededor de su cintura. Cerró el locker y bufó, tomando su celular y verificando la hora.

—Debo imaginar que estás aquí porque mi hermana está en su entrenamiento y te dejó con las ganas de una buena mamada, ¿me equivoco?— Dió la vuelta y miró a los ojos a Minho, con los brazos cruzados.— ¿O es que no te dejó hacerlo sin condón?

Minho se rió y le besó el pómulo —donde alguna vez llegó a golpearlo— antes de envolverlo en sus brazos fuertes y estrecharlo contra su pecho.

—También te extrañé Key.— Dijo bajito, para que sólo él lo oyera.

—No se para qué te molestas en hablar en voz baja cuando todos están viendo a un atleta abrazando al director del club de teatro, idiota.— Se separó de él y miró a la gente que los observaba, intimidándolos y haciendo que bajaran la mirada.— ¿Podrías ser más discreto? No quiero más consoladores rosas pegados con cinta en mi casillero, gracias.

Minho lo abrazó por la cintura y lo obligó a caminar junto a él, ignorando a quienes los veían con asombro.

—¿Aún tienes el consolador?— Preguntó, morboso.

Key le pegó en el brazo.

—¿Éso es un sí?— Otro golpe, esta vez en la frente.— ¡Bummie! Contéstame.

—¿Por qué? ¿Quieres ponértelo para follarme con él?— Se burló. Minho frunció el ceño, tomándolo de la barbilla y mirándolo a los ojos.— Minho.— Siseó asustado.

—Puedo hacerlo sin un consolador que seguramente es la mitad de mi tamaño.— Besó rápidamente su nariz y volvió a abrazar su cintura.— Aunque creo que te gustaría comprobarlo, ¿uh?

Key se sonrojó y le volvió a golpear el brazo.

—Eres un idiota, Minho.

 

 

 

 

 

 

Gwiboon estaba hecha un asco. 

Lloraba en los cubículos del baño de chicas, con el maquillaje corrido y el uniforme de las Red Kittens manchado en donde se había limpiado el desastre de sus lágrimas.

Después de haber sido sacada por el par de idiotas que eran Nickhun y Changmin, caminó hasta esconderse tras una máquina expendedora, en donde esperó a que saliera Minho para llevarlo a un cuarto de conserje para hacerle pensar en las razones por las que no debía dejarla.

Claro que no se esperó ver a Minho abrazando y besando a su hermano frente a varias personas, a la mitad de un pasillo de casilleros.

¡Minho era gay!

¡Y estaba con Kibum!

La humillación fue tan grande que rompió a llorar ahí mismo, siendo perseguida por el freak de Kim Jonghyun, quien trataba de meterse en sus bragas con la excusa de consolarla por su rompimiento con Choi. Estúpido.

Ya habían pasado un par de clases y seguía lamentándose como una tonta, no como la Reina que sabía que era. 

Se levantó de la tapa de inodoro en la que se había refugiado, se miró en su espejo de mano y se limpió las manchas de rímel antes de abrir la puerta y encontrar frente a ella a Minho con peluca negra y zapatillas deportivas rosas.

Sólo que no era Minho, porque tenía un par de pequeños pechos marcándose en su blusa.

—¡Oh, lo siento mucho!— Se disculpó la chica, haciendo una venia.— No sabía que estabas aquí, me retiro.— Hizo amago de abrir la puerta pero Gwiboon la tomó de la muñeca.

—¿Quién eres?

La pelinegra la miró desde arriba, algo asustada y se mordió el labio.

—Choi Minjung. Estoy en tu clase de biología.— Respondió.

Gwiboon se golpeó internamente por no haber notado nunca a una chica tan guapa como Minjung. Soltó su muñeca y se miró en el espejo del lavabo. Se veía fatal y se apresuró a lavarse la cara, ¡qué pena que la estuviera viendo en ese estado!

—Ah, lo sabía.— Dijo Gwiboon, mientras se enjuagaba las mejillas.— Sólo que no sabía tu nombre y quería saber cómo te llamabas.— Un sonrojo le tintó las manzanas de la cara y volteó a ver a Minjung.— ¿Tienes un hermano o algo así?

Minjung asintó y se rascó la cabeza en un gesto que la rubia encontró sumamente tierno.

—Sí, se llama Minho. Me lleva un año pero soy algo así como una cerebrito y me adelantaron un curso, por eso estoy aquí.— Sonrió levemente y a Gwiboon casi se le cae la baba.— ¿L-lo conoces?

Gwiboon asintió y se sentó en la encimera del lavabo.

—Sale con mi hermano.

Minjung abrió mucho los ojos y se sonrojó. No tenía idea de que su hermano saliera con Kibum, mucho menos de que fuera gay.

—Oh, no sabía.— Se limitó a contestar y observó cómo Gwiboon se acercaba a ella.— Es decir, sí sabía que Kibum es tu hermano pero no sabía que Min sale con él.— Se sonrojó más y le evitó la mirada a la rubia.

—¿Tú también eres gay?— Preguntó Gwiboon, ladeando la cabeza y levantando una mano, como si quisiera tocarle la cara a Minjung.

La pelinegra se exaltó y negó rápidamente con la cabeza mientras se hacia para atrás.

—¡N-no!— Gesticuló con las manos para enfatizar si respuesta y Gwiboon sonrió, desconcertándola.

—Yo tampoco.

Acto seguido, acarició la mejilla de Minjung antes de besar lentamente la comisura de su labio, sorprendiendo a la chica y haciendo que se sonrojara aún más. Se alejó y sonrió.

—¿No me das uno de verdad?— Pidió la menor con un puchero.

Gwiboon ensanchó su sonrisa y le puso seguro a la puerta del baño. Recargó el cuerpo largo de Minjung en él y besó sus labios con lentitud, como si estuviera saboreando la boca de la muchacha. La alta rodeó el cuello de Gwiboon con los brazos y la atrajó hacia sí, pegando sus cuerpos mientras sus lenguas empezaban una danza que no parecía terminar ahí.

Igual, ¿para qué querer a Choi Minho cuando tienes su versión femenina besándote con ganas y acariciándote la espalda?

Gwiboon no creía estarse perdiendo de mucho porque, frente a ella y pegada a su boca, tenía todo lo que quería.

 

 

Notas finales:

Está del asco, I know.  ;A;

Pero me divertí horrores escribiéndolo. XD Es como un capítulo de teleserie americana. (?) No sé, me reír mucho al revisarlo.

Ay, el tipo que me gusta practica atletismo pero no está tan bueno como Minho. (/;A;)/  

Aunque puede ser que se deba a que sólo tiene 17 años y es un nerd. OTL.

Dejen RW por Gwiboon y Minjung besuqueándose en un baño, ¡a que no se la esperaban! (?)

Muchos besitos y amor.

Mellark.


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