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Reino de cristal (BangLo) por SongJiAri

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Notas del fanfic:

Les aviso que "Perfecto doble" ya está escrita, sino probablemente no me preocuparía mucho por ésta historia jajaja

 

Al igual que lo fue mi segundo fic multi-chapter "El hechicero", éste también tiene temática de magia y hechiceros, aunque enfocado de un modo distinto.

Notas del capitulo:

Bueno, ésta historia también sera de capítulos largos, aunque será más larga que "Perfecto doble"

Capítulo I – Tensión bélica

Se reunió el pueblo Neutralita en la plaza central de la ciudad capitalina de Isases, por alguna razón, las personas que concurrieron al acto, sabían que no se hablaría de nada bueno. Era un acto importante tanto para los Neutrales, como para los Malditos y los Benditos, quienes sabían que darían predicciones importantes para todos.

Se subió al escenario una mujer que aparentaba unos veinticinco, de cabello castaño oscuro, vestida con un vestido de flores rosa y violeta, largo hasta los pies, en los pies, llevaba puestas unas sandalias doradas, su cabello recogido en un moño y miraba al pueblo buscando el silencio para empezar a hablar. Su nombre era Han Sunhwa y era una adivina muy conocida por profetizar y predecir sobre las guerras, dando siempre en el blanco.

 

-       Señoras y señores del gran pueblo Neutralita… Lamento decirles que lo que me temía acabará sucediendo… La tensión bélica de nuestros vecinos Benditos y Malditos se romperá, y la guerra entonces empezará.

 

El pueblo, sumido en la sorpresa, empezaron a murmurar con las esperanzas de que Sunhwa se equivocara al menos una vez.

 

-       Además, teniendo en cuenta que los benditos y malditos se enterarán de mis palabras… Aviso yo que el príncipe de Ciudad mágica bendita vivirá su primer amor durante la guerra con alguien del bando maldito, no me temo nada bueno con esto.

 

El pueblo casi se desmayó en su totalidad por el susto, el príncipe para Ciudad mágica bendita, a diferencia de los malditos, era una figura muy importante, sabían que éste era un inocente y probablemente no sabría en lo que se metería, generando un conflicto aún peor.

 

-       Queridos ciudadanos, prepárense y háganle caso a las palabras de su santisísima adivina Sunhwa, manténganse a salvo – Dijo el rey, mientras las gente se dispersaba

 

En la dimensión humana, el príncipe de gran belleza, que se presentaba ante los demás como un humano normal, cuidado por “su madre” (Bomi) y “su tía” (Eunji), se encontraba estudiando Química.

Mientras que el profesor viejo, flaco y canoso decía algo acerca de los átomos, el primer bombardeo de parte de los malditos sucedió, ocasionando que salieran en búsqueda del príncipe para tenerlo a salvo en el castillo, pues era el único heredero.

Afuera de la institución humana esperaban los caballeros que se lo llevarían mientras Bomi y Eunji entraban y se encargaban de avisarle al príncipe Junhong.

 

-       ¿Si? – Preguntó el profesor cuando al abrir la puerta se encontró con “la madre y la tía” de Junhong

-       Soy la tía de Junhong – Dijo Eunji – Junhonggie, ven, necesitamos decirte algo.

Junhong asintió y fue con ellas, quienes lo tomaron una de cada brazo y lo llevaron prácticamente arrastrándolo hasta la salida del instituto. Después de eso, todo pasó muy rápido: llegó con los caballeros que lo teletransportaron al palacio real de Ciudad mágica bendita; se vio frente a sus padres y con su típica vestimenta de príncipe que dejaba ver su belleza, unos pantalones cortos blancos y una camiseta blanca de volados cuyas mangas le llegaban a los codos.

Se reverenció frente a ellos y miró a su padre a los ojos, buscando saber qué ocurría, la orquesta real empezó a tocar, diciéndole al pueblo que se reunieran en la plaza de conferencias que estaba frente por frente a la gran terraza del castillo, el pueblo inmediatamente se reunió, el rey tomó la mano de su hijo y le indicó dirigirse al balcón, Junhong lo siguió y volvió a ver al pueblo al que seguramente gobernaría más adelante.

Salieron al balcón y la orquesta real se apagó de pronto, dando a entender que el rey diría algo.

 

-       Bien saben mis ciudadanos, mi fiel pueblo, que hemos sido bombardeados por los Malditos, vuestro santisísimo príncipe Junhong ha regresado a la dimensión mágica para estar protegido que cualquier posible ataque en la dimensión humana, recibirá visitas, pero si alguno de ustedes viene a visitar, deberá pasar un examen antes de entrar… Cuídense de las bombas y no den información a nadie.

Entonces, volvieron a ingresar al palacio y fueron a la sala de conferencias de los nobles más importantes, que para el gobierno bendito eran el rey y los sacerdotes de la luz angelical, se reunieron en dicha sala, todos sentados en las sillas de sofisticada madera cubiertas por un manto rojo, Junhong se sentó donde siempre solía hacerlo: en el suelo encima de un cojín de satén medio rosa con dorado, frente a todos ellos.

 

-       Bien, tenemos que darle algunas indicaciones, su alteza – Dijo uno de los sacerdotes dirigiéndose al príncipe – No salga del palacio, POR NINGÚN MOTIVO DEL MUNDO, acaba de iniciar una guerra y no queremos perderlo… Durante el día, usted podrá desplazarse libremente por el palacio, cuando el sol se oculte usted sólo podrá salir del dormitorio mientras que lo autoricemos a ello, en lo posible permanezca cerca de los nobles y no salga mucho al jardín… Bueno, creo que eso es todo.

 

El príncipe asintió cabizbajo, detestaba la guerra, no sólo porque él estaba impedido de algunas cosas, sino porque también el pueblo estaba impedido de hacer muchas cosas como paseos familiares o directamente el salir tranquilos a la calle debido al conflicto bélico.

Con la elegancia de cualquier príncipe se levantó y se reverenció, le dio un beso en la nariz a su padre y dijo:

 

-       Quiero ir a actualizarme con mis queridísimos amigos de por aquí, te aseguro que no iré muy lejos padre.

 

El padre de Junhong asintió con una sonrisa divertida y lo dejó ir, los sacerdotes al verlo caminar no hacían más que admirar su belleza, belleza que jamás tendrían en sus brazos, porque tenían esposas legítimas, y si las engañaban, y encima las engañaban con el príncipe, les iría muy mal.

 

Durante lo que quedaba de día se dedicó a saludar y a actualizarse con los empleados del palacio a los que quería como amigos, pues todos, absolutamente todos, lo habían visto crecer. Para los empleados del palacio, hablar con su alteza menor era algo muy agradable, a diferencia del actual rey.

Cuando se ocultó el sol a las seis y media, antes de cenar, Junhong obedientemente se dirigió al dormitorio y esperó que lo llamaran para cenar, miraba fotografías de él y sus padres, cuando sintió que alguien tocaba la puerta.

 

-       Pase.

 

Entró entonces un caballero de la armada bendita, Junhong se preguntó qué haría allí, nunca lo había visto, quizás era nuevo y no se había dado cuenta.

Mentira, él era Bang Yongguk, uno de los más importantes espías de Ciudad mágica maldita, que venía a sacarle información al príncipe, la reina malvada había acordado que si hacía bien ésta misión, no dudaba de después darle misiones más difíciles.

 

-       Oh, su alteza, soy nuevo por aquí, y quiero hacerle algunas preguntas.

 

Junhong, el de impresionante belleza, se giró a verlo con un gesto amable.

 

-       Necesito saber si está planeado algún ataque contra los malditos.

-       Mmm… Planean un sitio en el límite entre los Neutrales y los malvados, en Portsaid oriental precisamente, ¿por qué?

-       No, yo por saber, su alteza, bien sabe que los que lo protegemos debemos estar informados acerca de cómo va la guerra.

 

Junhong le sonrió, esa encantadora sonrisa consiguió cautivarlo, empezaba a acelerarse su corazón al igual que el de Junhong, quien también estaba cautivado por la fuerza que irradiaba, en relación a su amabilidad.

 

-       Me alegra saber que les guste saber eso, bienvenido – Dijo él y se levantó un poco para abrazarlo

 

Yongguk correspondió ese abrazo con algo de torpreza, no estaba acostumbrado a esas demostraciones de cariño, de hecho, estaba acostumbrado sólo tener contacto físico mediante golpes de látigo o sesiones de sexo muy intensas, pero nunca nadie lo había tocado de ese modo, tierno, inocente.

No era tan malo como los de su bando decían, de hecho, se sentía bien. Lentamente se separó, y antes de irse, le dijo al oído:

 

-       Adiós su alteza – Su voz era seductora, buscando claramente que el pelinegro de gran belleza nunca lo olvidara

 

Cuando se desvaneció, Junhong se rascó la cabeza: ¿qué había sido lo último? No lo sabía, sólo sabía que en ese momento sentía un pequeño dolor en su pene, debido a la excitación que le había generado que le hablara así, pese a que no lo conocía.

No siempre probaba de “atenderse a sí mismo” sin embargo, ahora lo necesitaba con su alma, o moriría.

Metió su mano derecha en los pantalones cortos, se recostó en la cama con las piernas abiertas y se acarició, gimiendo por el contacto.

Pensó en ese apuesto hombre y él haciendo las cosas que aún tenía prohibidas y que las tendría hasta que lo casaran con alguien, cosas de las que sin embargo conocía mucho, sus amigos humanos le habían contado muchas cosas. Con esos pensamientos en mente, siguió frotándose hasta que tuvo que llevar su mano libre a su boca para morder sus dedos y callar los gemidos, su padre entró a la habitación. Entonces, se sintió tan avergonzado que pensó que lo golpearía, pero él sólo se rió un poco y se acercó a su hijo.

 

-       Yo cuando tenía tu edad, también me masturbaba, es algo normal y más leyéndote la mente, por eso sé que eres más libidinoso de lo que tú o cualquiera cree.

 

Junhong lo miró con los ojos abiertos como platos.

 

-       Si no te involucras desde lo sentimental, uno de los sacerdotes, bajo mi permiso, podría ser el primero en penetrarte, siempre en cuando estés de acuerdo.

-       No papá, gracias, estoy bien así… No creo que pueda tener sexo con un sacerdote sin involucrarme sentimentalmente.

-       Entonces no pasa nada, ya llegará la mujer o el hombre con la que te permita perder tu virginidad, sabes que a diferencia de cómo hizo mi padre contigo, no te casaré con alguien X, es horrible.

 

Zelo lo miró con tristeza. Luego se encaminaron al comedor para cenar, él sólo podía pensar en el hombre que había entrado, en el porqué no lo había visto y porqué preguntaba cosas que se suponía que todos los caballeros Benditos debían saber.

 

-       ¡Su alteza ha regresado! Hip hip, ¡hurra! – Dijo Jongup, un atractivo hijo de nobles de confianza de su padre

-       Más bien yo no diría hurra de saber que estamos en guerra – Dijo Junhong bajando la cabeza

-       Yo sólo quería levantarle el ánimo, príncipe.

-       No me llames ni su alteza ni príncipe, ¿desde cuándo somos amigos? ¿Desde los siete años?

-       Te he llamado así desde entonces.

-       Bueno, no lo hagas más, estamos en confianza, Jongup.

 

Los padres de Jongup y los reyes de la Ciudad rieron a carcajadas por la evidente incomodidad del príncipe.

Junhong se sentó en la mesa educadamente al lado de sus padres, Jongup lo hizo enfrente de Junhong al lado de sus padres, con ellos habían también otros nobles de confianza de su padre. Entre ellos, la indudablemente hermosa Jieun, que hacía mucho que no veía a Junhong.

 

-       ¡Su alteza, cómo ha crecido! – Expresó Jieun, de cabello largo y castaño, liso, un rostro que le hacía aparentar menos edad y un aura pacífica

-       Yo no lo veo así, en muchos sentidos creo que sigo siendo un niño – Dijo él

-       Oh vamos su alteza, ¡acepte mi elogio! Agradece que tengo mucha más edad que tú, sino creo que podría perfectamente haberme enamorado de ti.

 

Junhong rió tímidamente, a él se unieron las risas estruendosas de los padres de Jieun, Jongup y de los reyes.

Cuando terminaron de comer, el rey se quedó charlando con los otros y Junhong se despidió prometiendo que iría al dormitorio enseguida. Cuando Salió del comedor y empezó a caminar por el ancho y largo pasillo, casi interminable, sintió una presencia, alguien caminando cerca de él. Volteó a los lados y no vio a nadie, se asustó un poco. Fue entonces cuando se giró hacia atrás y vio de nuevo al apuesto hombre de hacía un rato vestido de forma casual, seguramente habría terminado su horario.

 

-       Hola príncipe – Dijo con la misma voz con la que se despidió – No crea que no sé que se ha masturbado pensando en mí.

 

Junhong se avergonzó tanto que buscó salir corriendo, pero el caballero lo detuvo agarrándolo de la muñeca.

 

-       Hace un tiempo que yo me he enamorado de usted cuando lo vi.

 

Junhong lo vio con inocencia, Yongguk se acercó peligrosamente y juntó sus labios en un beso delicado y hasta tierno. Moviendo sus labios con lentitud y paciencia, Junhong correspondió y de pronto Yongguk necesitó separarse, alguien detrás de Junhong los observaba. Su amigo CAP era muy oportuno a la hora de interrumpir momentos.

 

-       ¿Con qué clase de idiota de estás besando?

-       Déjalo, cara de gorra – Dijo lanzándole una ráfaga de viento, desestabilizándolo

-       Luego hablaremos seriamente de esto – Dijo a la par que desaparecía

-       Lo siento por eso, príncipe, nos vemos luego.

Junhong se quedó allí estático, ¿podría ser que él fuese alguien del bando maldito a quien sin saber le había otorgado información acerca de lo que planeaba hacer el ejército? Mientras pensaba en ello, regresó a la habitación, recostándose en la cama, y finalmente quedándose dormido.


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