Su historia comenzó cuando eran niños.
El pequeño KyungSoo, de 5 años, se encontraba muy entusiasmado en la ventana de su casa, hasta donde se le permitía ver aun estando de puntitas, algo sucedía en el exterior que le hacía estar ansioso por salir, su madre al notarlo, decidió preguntarle.
– ¿Qué tanto miras, hijo? –le pregunto la dulce mujer mientras se le acercaba y se ponía a lado suyo mientras se secaba las manos con el paño que tomo de la cocina.
–Vecinos nuevos, mamá. –fue lo único que dijo, sin mirar a su madre.
– ¿Y eso te tiene tan inquieto? –en su voz había mucho interés.
–Tienen un hijo.
-¿Cómo lo sabes? –le cuestiono extrañada.
–Porque es a él a quien estoy viendo.
La mujer al mirar en la misma dirección que su pequeño hijo, encontró a un niño casi de la misma edad de KyungSoo, era moreno y al parecer muy animado, siempre intentando ayudar a sus padres para llevar las cosas que sacaban del camión de mudanza al interior de la casa.
– ¿Qué te parece si hacemos un pastel para llevarles luego? –le pregunto la señora con una dulce sonrisa en su rostro.
– ¡¿Podemos, mamá?! –KyungSoo se emocionó mucho ante la idea que le acaba de dar su madre.
– ¡Claro que podemos!
– ¿Y lo puedo estregar yo? –sus ojitos, aunque eran lo suficientemente expresivos, se agrandaron aún más.
– ¡Por supuesto!
Cuando estuvo listo el pastel, KyungSoo estaba muy inquieto y emocionado, él se había encargado de elegir el sabor y de decorarlo, lo cual le dedico todo su esfuerzo diciendo que “Debería ser perfecto”
– ¡Vamos, mamá! –le gritaba el pequeño desde la puerta.
–Tranquilo, hijo, no se irán…
– ¡Pero ya quiero conocerlo! –estaba impaciente.
Cruzaron la calle que separaba las dos casas, la madre toco el timbre y KyungSoo se encontraba cargando el pastel que habían hecho, segundos después, un niño de piel ligeramente bronceada les abrió la puerta. KyungSoo se sonrojo al verlo.
– ¿Diga? –le cuestiono.
–Mucho gusto, cariño, somos los vecinos de casa de enfrente y venimos a darles la bienvenida. –KyungSoo no dijo nada.
– ¡Gracias! Espere un segundo… ¡Mamá! –gritó.
– ¿Qué paso, hijo? –una mujer con un pañuelo en la cabeza, apareció después.
– Los vecinos de enfrente han venido a visitarnos. –le dijo con una sonrisa cuando fijo su mirada en kyungsoo.
–Ah, mucho gusto, somos la familia Kim. –les saludo educadamente.
– Igualmente, nosotros la familia Do y él es mi hijo KyungSoo. –saludo la mujer.
–Les trajimos pastel de chocolate… –al fin KyungSoo decía algo, sus mejillas sonrojadas contrastaban con su blanquecina piel.
– ¡El pastel de chocolate es mi favorito! Mi nombre es JongIn pero puedes decirme Kai, deja te ayudo con eso. –el nuevo vecino se acercó para ayudarle a KyungSoo con el pastel, sus manos ligeramente se rozaron pero pudieron sentir como una descarga eléctrica se dio entre ambos, se miraron fijamente durante un segundo, luego, Kai le sonrió a KyungSoo, pero este bajo la mirada con la cara más roja que un tomate.
Después de ese primer día, jamás se volvieron a separar.
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El tiempo transcurrió, ya no eran niños, se hicieron adultos juntos, todo marchaba muy bien. Con el paso del tiempo, se enamoraron y se juraron amor eterno, familiares y amigos les acompañaban es ese día tan especial, su boda, para ojos de los que los conocían, no había amor más puro que el que se demostraban, era como si hubieran nacido el uno para el otro, muchos no conocían un amor tan grande y duradero como el de ellos.
En el paraíso donde se llevó a cabo su luna de miel, se entregaron en cuerpo y alma.
Kai le prometió serle de por vida fiel.
KyungSoo le prometió amarlo siempre.
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Es una historia de amor como otra cualquiera a los ojos de quien la viera, pero el tiempo pasa y las relaciones se agotan, hasta que uno se cansó de la monotonía que llevaba en su relación.
Kai se volvió más apático y frio hacia KyungSoo, KyungSoo no lo nota porque como desde el primer día, está ciego de amor por Kai.
A Kai ya no le importaba la promesa que le hizo, se aburrió de pertenecerle solo a KyungSoo.
Todas las noches se iba de bar en bar con sus amigos, teniendo todo tipo de deslices, presumiendo a sus compañeros todos y cada uno de ellos, jactándose de que se veía con otros y otras y KyungSoo ni lo notaba.
KyungSoo no era tonto, dudaba de todas las noches a altas horas de la madrugada en las que llegaba, pero lo amaba y prefería callar, quería convencerse de que solo es su imaginación y que el amor de su vida no sería capaz de lastimarle.
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Cierto día, KyungSoo fue donde sus padres, su madre se encontraba un poco enferma y le fue a visitar. Le dijo a Kai que solo serían tres días y regresaría. Esa mañana, Kai despidió a KyungSoo con un beso en los labios.
La señora Do se recuperó inesperadamente, haciendo que KyungSoo regresara un día antes.
Esa vez, KyungSoo deseo no haber regresado.
Al entrar a su casa, aparentemente estaba vacía, grande fue su sorpresa cuando subió a su recamara y encontró al que fue y era desde la infancia el amor de su vida, con otro muchacho en su cama, teniendo relaciones.
KyungSoo dio un grito ahogado y salió corriendo de su casa.
Esa fue la primera vez en que Kai hizo llorar a KyungSoo.
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Kai se dio cuenta de la presencia de KyungSoo y al verlo salir corriendo, fue detrás de él pero no logro alcanzarlo. Se pasó toda la noche buscándolo, le hizo cientos de llamadas, las cuales ninguna fue contestada, le lleno su buzón de voz, paso horas en la calle para ver si lo encontraba, pero nada funcionaba. Cuando ya se había dado por vencido, regreso al lugar donde KyungSoo había presenciado todo, cuál fue su sorpresa al verlo en las escaleras de la puerta, sentado. Fue corriendo hasta él y le pidió mil veces perdón.
Kai era la única debilidad de KyungSoo y lo sabía perfectamente. KyungSoo aún lo amaba, jamás amaría a nadie igual. Decidieron dejar todo en el pasado.
KyungSoo simplemente olvido.
Pero alguien sabio dijo: “Lo que pasa una vez siempre sucede una vez más.”
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Se podría decir que todo volvió a la normalidad en su pequeña historia, volvieron a la rutina de siempre, pero era claramente que algo había cambiado.
Kai pareció ser diferente, se volvió más posesivo y exigente, la más mínima cosa, siempre le gritaba y ofendía a KyungSoo.
KyungSoo creía que debía ser sumiso, si Kai se molestaba, debía ser porque hizo algo mal, era su culpa y se merecía todos los insultos y maltratos.
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Cuando KyungSoo salió a hacer algunas compras, se encontró con un viejo amigo de preparatoria. Él era alto, delgado y tenía una particularidad que llamaba la atención: sus orejas eran grandes, además de una enorme sonrisa.
KyungSoo se sentía feliz al encontrarse con un amigo, platicaron y luego de unos minutos se despidieron, yéndose cada uno por su lado.
Con lo que no contaban, que desde un coche lejano, Kai los había estado observando.
Cuando KyungSoo regreso a su casa, segundos después llego Kai muy agitado. Ese día, todo lo que pudo haber conocido KyungSoo, dio un giro de 360°.
– ¡¿Quién era el tipo con el que estabas?! –le gritó Kai mientras aporreaba la puerta a sus espaldas.
– ¿Q-qué tipo? –KyungSoo sentía miedo.
– ¡Por favor! ¡No te hagas al inocente! –Kai se volvía cada vez más histérico.
– ¡Te juro que no sé de qué me hablas! –KyungSoo estaba a punto de llorar.
– ¡¿Me estás diciendo estúpido?! ¡Yo vi perfectamente como le coqueteabas a ese sujeto! –Kai tomo a KyungSoo de los brazos, le comenzó a sacudir.
–S-solo era un amigo… te juro que era un amigo… –no pudo reprimir más sus lágrimas.
– ¡¡¡No me mientas!!! –en ese momento, soltó a KyungSoo y su puño fue directo a su cara, provocando un doloroso sonido cuando este hizo contacto. KyungSoo cayó al piso aturdido, llevándose una mano a la cara. – ¡¡¡Solo eres mío y de nadie más!!!
KyungSoo levanto el rostro, Kai al ver lo que había provocado, se volvió en otra persona. El golpe hizo que se le rompiera el labio inferior a KyungSoo y de la herida provocada, salían brotes de sangre que bajaban a su mentón.
–Oh, Soo, lo lamento tanto, no fue mi intención hacerte daño… te juro que no sé qué me paso –decía mientras ayudaba a KyungSoo a levantarse del piso, le acomodo en una silla y se fue a buscar el botiquín de primeros auxilios.
KyungSoo aún no asimilaba lo sucedió, en su cabeza se repetía una y otra vez la imagen del puño de Kai en su rostro, todo a su alrededor se desvaneció, no había color ni sonido alguno, solo sentía el ardor que provocaba el antiséptico (que Kai le ponía), cuando este hacia contacto con la herida abierta. La persona que tenía enfrente era una muy distinta a la de hace unos minutos atrás, en sus ojos había amor y preocupación, era la persona de la que se había enamorado.
Después de curarlo, Kai salió nuevamente dejando solo a KyungSoo, el cual aún se encontraba en estado de shock.
Al anochecer, Kai regreso y traía un peluche consigo, era un Pororo, el personaje favorito de Soo, se lo entrego y le volvió a pedir perdón, KyungSoo lo tomó pero no emitió sonido alguno.
Luego de que Kai se fuera a dormir, KyungSoo fue hasta la recamara, dejando por primera vez el asiento donde se encontraba, se asomó por el cuarto y encontró a Kai profundamente dormido. Salió nuevamente del cuarto y se metió al de alado, era el baño y se encerró dentro.
Por primera vez, desde el golpe, KyungSoo reacciono: cayo de rodillas al piso y como si tratara de protegerse, se abrazaba a sí mismo, comenzó a llorar ruidosamente, desahogo todo lo que se había estado guardando, cuanto dolor sentía en ese momento KyungSoo y no provenía de la herida que tenía en el labio, era de un lugar en su pecho, al parecer, el órgano que había vivido tantas alegrías, también había sentido el golpe, se retorcía ante la idea de que la persona a la cual amaba, le haya tocado asiéndole daño, ya no soportaba recibir más maltrato por parte de Kai, pero su corazón se engañaba… aún tenía la esperanza de que cambiara.
–Por favor, Kai… dime que esto nunca ha pasado… dime que lo olvidare… dime que será solo un doloroso recuerdo… –los lamentos de KyungSoo rompían el silencio de la oscura y fría noche– Yo sé que me amas y nunca jamás habrán más heridas… mañana será un nuevo día y otra vez seremos felices de nuevo. –delgados ríos tibios recorrían las mejillas de KyungSoo dejando un camino húmedo. ¡¿Qué cosa deseaba más que el hecho de que sus imploraciones fueran escuchadas?!
Desafortunadamente, toda imploración que el corazón de KyungSoo hizo fervientemente, fueron ignoradas.
Todo se volvió peor. Ya eran más normales los maltratos de Kai, ya no eran gritos e insultos, los golpes se hacían presentes cada vez más seguidos, dejando el delicado cuerpo de KyungSoo marcado por zonas oliváceas, purpuras o escarlata, cuándo alguna desvanecía, siempre había otra para sustituirla.
KyungSoo ya no salía, se encontraba encerrado en las paredes de concreto a las que alguna vez llamo “hogar”, el hecho de que alguien viera todos los moretones que tenía, seria aun peor para él. Alguna vez su madre llego como visita inesperada, y al verlo en tal estado se preocupó mucho, KyungSoo le mintió que se había resbalado en el baño mientras lo aseaba, pero la mujer no quedo convencida. Cuando llego Kai y al ver a la señora en la casa (que le mandaba miradas acusadoras por el estado de KyungSoo y no podría estar más en lo cierto), se molestó, pero no lo demostró sino hasta después de la partida de la señora Do.
Kai exploto una vez que la puerta fue cerrada, le gritaba a KyungSoo al creer que este había dicho algo, pero él perjuraba que le mintió a su madre (lo cual le dolía), como siempre, Kai no le creyó y le regalo nuevas marcas en su delicada y lechosa piel. Cuando Kai hubo terminado, salió nuevamente en busca de licor.
No le importaba dejar a KyungSoo solo. No le importaba su llanto. No le importaba las suplicas que decían que se detuviera. No le importaba dejarlo medio inconsciente en el piso de la cocina con heridas abiertas.
Ya no le importaba KyungSoo.
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Fue cuando KyungSoo despertó.
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Kai llego en la madrugada, borracho, y como ya era su costumbre, buscaba a KyungSoo para seguir jugando.
<<Ya estoy cansado de llorar… >>
Al llegar a la cocina, lo encontró en el mismo lugar donde lo había dejado horas antes.
<<Ya estoy cansado de sangrar… >>
Al acercársele, se tambaleo y se sostuvo de la mesa para no perder el equilibrio, provocando que de ella se cayera la base de los cuchillos regándose por el piso.
<<Me has estado callando con golpes y gritos… >>
Kai se acercaba cada vez más a KyungSoo, él solo podía ver la silueta que estaba en frente suyo, la que le había hecho tanto daño.
<<Si tan solo pudiera hacerte sentir un segundo de mi sufrimiento… >>
La silueta lo tomo por el cuello y todo sucedió tan rápido.
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Alguien se encontraba sentado en la silla de un tribunal, estaba siendo procesado, el juez, el jurado, la secretaria y todos los presentes le prestaban toda su atención.
–Díganos, ¿Por qué lo mato? –preguntó el abogado.
–Porque ya no era feliz. –la repuesta fue seca.
– ¿Solo por eso? –le lanzo otra pregunta.
–No, no solo por eso… –el sujeto suspiro antes de volver a hablar. – Quería ser feliz y él no me lo permitió, él se encontraba obstaculizando mi camino… yo tan solo quería seguir viviendo. –Fue todo lo que dijo.
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Mientras tanto en las noticias…
>>Después de dos meses de juicio, Do KyungSoo, de 27 años, ha sido declarado culpable por el asesinato de su pareja, Kim JongIn…
…a pesar de que se ha comprobado que fue en defensa propia, ya que el acusado era víctima de maltratos por parte de su pareja, el jurado ha dictado quince años de formal prisión para el señor Do…
…la escena fue descubierta por la madre del ahora occiso, cuando fue a visitar a su hijo a la casa donde compartía con su esposo, el señor Do…
…declara que cuando llego al lugar, la puerta principal estaba abierta, al creer que era algo raro de ellos, entro a la casa, la cual estaba con las luces apagadas, cuando las encendió, grande fue su sorpresa al encontrar el cuerpo de su hijo que yacía en el piso de la cocina sin vida dentro de un charco de sangre y en una esquina de la misma, a su yerno llorando con un cuchillo en mano y bañado de sangre de la víctima…
…el reporte indica que Kim JongIn murió por desangramiento múltiple debido a las veinticinco puñaladas que recibió del acusado, provocadas con un cuchillo normal de cocina…
…recibió heridas que le rompieron las costillas y le perforaron los pulmones, al parecer, murió ahogado por la sangre que entraba en ellos…
…esto sucedió en una entrevista antes de que el señor Do fuera trasladado a la prisión…
Reportero: ¿Usted amaba al señor Kim?
KyungSoo: Aún lo amo, pero… tan solo quería seguir viviendo.
En la imagen se mostraba a un KyungSoo sin expresión alguna, sus ojos que siempre fueron expresivos, no tenían sentimientos, habían perdido su brillo. KyungSoo mató a su corazón.
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Al otro lado de la ciudad, un joven se encontraba en frente de un espejo curando las heridas que traía en el rostro, mientras veía la noticia de un amante que había asesinado a su pareja porque se había cansado de ser maltratado, en ese mismo instante, una puerta era golpeada y el ruido era seguido de varios gritos.
El joven también decidió que se había cansado de los maltratos.