Oh SeHun por Bitter

¿Cómo alguien puede calar tan hondo en ti? 

¿Cómo puedes tener 20 años y continuar pensando en aquella persona aún? 

Iluso...~ 


La forma en que conoció a Oh SeHun fue un tanto particular,  bueno, probablemente no la forma en si, sino la forma en que hicieron conexión. Jong In era la clase de niño que era popular sin ningún esfuerzo, bueno en deportes, una bonita sonrisa, carisma, ocupaba cada segundo disponible que tenía para dormir y sin embargo cada niña del salón le dedicaba por completo su atención y los chicos se esforzaban por conseguir su amistad . En cambio SeHun... Bueno, él era todo lo contrario. Era la clase de niño que nadie recuerda, que pasaba clase tras clase sentado junto a la ventana, observando nubes, mientras dibuja una que otra cosa en el margen de su cuaderno, los profesores con facilidad lo olvidaban, era el tipo de chico que quedaba sin grupo y todos miraban con extrañeza. 

¿Qué tenían entonces que ver Jong In con SeHun? 

Que ambos por completo ignoraban el mundo, que preferían evadirse en sueños y nubes para evadir la difícil realidad que cada uno vivía en sus hogares. 

Pero Jong In vio a SeHun.

Era un día de Abril y extrañamente llovía. Fue sólo cosa de segundos para que esa imagen se grabara para siempre en la retina del moreno. Aquel chico tan pálido, los cabellos revueltos, inclinado sobre una pequeña caja para proteger con su paraguas gris, tan gris como las nubes que sus cabezas cubrían, un pequeño cachorro. Su cabello se mojaba y la costosa chaqueta negra también, pero parecía no importarle, era un rostro tan indiferente que una parte de Jong In se estremeció, pero lo que más recordaba de ese momento, fue el pequeño destello en los ojos afilados... Fue como electricidad pura recorriendo su espina dorsal, quería ver más destellos como esos. Quizás por eso comenzó todo. 

SeHun caminaba lento uno, dos, quizás tres pasos más adelante, descubierto, elevando su rostro de porcelana al cielo de cuando en cuando, cerrando los ojos cuando las muchas gotas impactaban contra su rostro, casi sonriendo  o eso le gustaba creer a Jong In cuando lo recordaba. Quizás otra persona hubiera ofrecido compartir el paraguas, pero no él. Él se limitaba a ser una sombra silenciosa tras el particular chico y cuando lo vio entrar a casa : Sonrió.  

Pronto sus pasos devolvió, porque la casa de Jong In quedaba en dirección contraria, no en aquel sector tan acomodado y en el camino recogió al pequeño perro y de paso, la sombrilla de aquel que desconocía. 

La vida de repente comenzaba a tener sentido. Podía hacer más que dormir, más que escuchar a padres pelear.

El descubrir a SeHun fue como encontrar un cofre de piratas a los ojos del moreno. Descubrió iban en el mismo grado, separado por letras, descubrió que desde su salón podía observar a SeHun, que ver la neutra expresión era más divertido que dormir o sonreír cuando las chicas se le declaraban.

¿Por qué no le habló entonces y dejó tanto tiempo pasar?

Con el paso de los días, semanas descubrió que SeHun era ignorado por todos y él nívea piel parecía estar bien así. Jong In se sentía tan inquieto que por su infantil cabecita pasó la idea de que SeHun en realidad era un fantasma, lo agobiaba tanto la idea, que no estuvo tranquilo hasta que un día habló con sus compañeros acerca de él. "Es un chico extraño" "Dicen que su madre está muriendo y su padre desapareció." ""Dicen que nadie lo ha visto nunca sonreír." "¿A quién le importa? Es un bicho raro." La información le llegó a susurros,  mientras la maestra les hablaba de historia e imperios. Sus pequeñas manos se empuñaron sobre la mesa, su pecho presionó y sólo pudo salir corriendo en dirección al salón contrario, irrumpiendo la clase, dejando a ambos salones atónitos con el repentino comportamiento de aquel que era admirado por todos.  

"No estás solo."

A alguien se le escapó el grafito de la mano, el sonido de la madera rebotando contra el suelo era lo único que con claridad se escuchaba y rompía el silencio. Ojos abiertos y los maestros sin saber que decir. SeHun derrama silenciosas y rebeldes lagrimas, Jong In lo había alzado se su asiento y ahora se encontraba junto a él, acobijando en sus brazos al frágil muchachito que parecía romperse con cada hipido. No recordaba jamás haber abrazado a alguien así, pero aún cuando hoy en día recordaba ese abrazo, el sentimiento de estar completo no cambiaba.  

Ese día había muerto la madre de Oh SeHun, las simples palabras dicha por un niño de 13 años habían cambiado el destino de quién soñaba con la muerte. Jamás nadie podría saber el valor de aquella oración para alguien como SeHun, Alguien que se creía menos que nada... ¿Cuantas veces se preguntó por qué debía continuar respirando?

Jong In siempre se arrepentía de no haber hablado antes con él, de no haberle sonreído y no haber provocado sonrisas en el menor. Jong In quería tanto conocerlo más y volver a abrazarlo. 

Jong In quería... 

Pero SeHun se fue. 

Ese rostro indiferente lo observaba tras la ventanilla de un bus, no había dicho nada, simplemente tenía su mirada clavada en Jong In, el vehículo se puso en marcha y la delicada mano se estampó contra la ventana y Jong In juraba haber leído un débil gracias en los labios finos. 

Y entonces, sólo se quedó con los recuerdos, la sombrilla gris en un rinconcito de su cuarto, el cachorro café y la mirada inexpresiva que en sueños lo atormentaba. 

Oh SeHun ¿Qué será de ti? ~