Tao POV
- Necesito que te quedes aquí con tu hermana, ¿está bien? –dije.
- ¿A dónde vas?
- A conseguir trabajo.
- ¿Tardarás mucho?
- No lo creo.
- Está bien… Ve con cuidado –besó mi mejilla.
- Regresaré pronto.
Acaricié la cabeza de mi hermano pequeño y cerré la puerta con llave. Fu saliendo del pasillo queriendo evitar al dueño de todos los pequeños departamentos de ahí, pero, para mi mala suerte, me lo encontré en la salida principal, mirándome con cierto enfado y acercándose a mí.
- Tao, no puedo darte más tiempo.
- Por favor, es sólo una semana más.
- Llevas diciendo eso hace más de un mes.
- Le juro en verdad que pagaré todo lo que debo la siguiente semana.
- … está bien, sólo porque no quiero que esas criaturas pasen hambre.
- Muchas gracias.
Salí ahí para ir al puesto de periódicos y comprar el más barato. Me dirigí a la sección de empleos con la esperanza de encontrar uno esta ocasión, pero fue en vano. Todos, absolutamente todos los trabajos pedían preparatoria terminada, y yo no la tenía.
Desilusionado, fui deambulando por diversos lugares en los cuales solicitaban empleados. Sin embargo, era la misma situación. Incluso en aquellos lugares en los que la función del empleado era demasiado sencilla, los requisitos eran los mismos. De igual manera cuando encontraba un lugar que estaba a mi alcance, la paga era mínima para todo el excesivo trabajo.
Regresé a mi “casa” sólo para agarrar todo el cartón, plástico, lata y fierro que había acumulado hasta la fecha sin que se dieran cuenta mis hermanos. Fui a vender todo a un tiradero y me dieron dinero lo suficientemente necesario para comprar comida que alcanzaría para hoy y mañana.
Resignado a no conseguir nada más, me dispuse a ir de vuelta a mi casa, pero un café-internet se cruzó en mi camino, así como la idea de conseguir trabajo por internet, a lo cual no pude resistirme y entré.
Puse en el buscador algunos sitios de trabajos, y en la mayoría de los casos, pedían exactamente lo mismo que vi horas antes. Seguí y seguí buscando y no más nada, hasta que llegué a un anuncio que llamó mi atención, el cual decía que había sido publicado el día de hoy.
Se busca compañero(a) sentimental de 18 a 25 años. Interesados comunicarse al siguiente número…
¿Compañero sentimental? ¿Había leído bien? jamás en mi vida había escuchado o visto algo semejante a eso, pero no he de negar que una tremenda curiosidad interna salía a flote.
Seguí leyendo el anuncio para ver qué era lo que pedían y pude dar con ello.
Requisitos:
*Disponibilidad de tiempo.
*Trato amable.
*No es necesaria una escolaridad definida.
¡Bingo! Al fin un trabajo que no necesita eso. Apunté rápidamente los datos y salí del internet para pasar a comprar algunos alimentos y llevarlos a casa. En la tienda, me encontré con Sehun, un amigo mío muy cercano.
- ¡Sehun! –lo saludé.
- Oh, Tao, ¿qué haces aquí?
- Vine a comprar cosas para la comida, ¿tú?
- Sólo por un agua. ¿Quieres quedarte a platicar?
- Si no te quito tiempo.
- Por supuesto que no.
Nos sentamos en una de las bancas de afuera de la tienda para poder platicar con más tranquilidad. Sehun fue quien empezó.
- ¿Y cómo te ha ido?
- Mal, rotundamente mal…
- ¿Todavía?
- Sí. Los requisitos para los empleos se han vuelto más exigentes, por lo que no puedo avanzar…
- Tao, ¿quieres que hable con mi jefe? Puede que te dé trabajo.
- No, Sehun, muchas gracias. No quiero abusar.
- Sabes que no es abuso.
- Lo sé. Mira, hoy pude ver un empleo.
- ¿De qué se trata?
- Léelo –le di mis apuntes sobre el empleo.
- … Tao.
- ¿Sí?
- ¿Estás seguro de que quieres intentarlo?
- No creo que sea malo…
- Ese es el problema, no deberías de confiarte. ¿Qué tal que quien puso el anuncio es un maniaco?
- Intentaré llamar y pediré la dirección, así puedo verificar qué tipo de personas son.
- Sería peligroso eso, Tao.
- No tengo alternativa, Sehun…
- Debe de haber un empleo por ahí que sea adecuado.
- En lo que lo encuentro permaneceré en este, además, quién sabe si me vayan a elegir…
- La primera impresión es lo que cuenta. Te prestaré un conjunto de ropa.
- Sehun.
- No me importa lo que me digas, te lo voy a prestar porque quiero, ¿está bien?
- Gracias, Sehun.
- Nada de gracias, como pago tienes que traer a tus hermanos la próxima vez.
- Ni que lo digas, siempre me preguntan por el “tío Sehun”.
- Jajaja es inevitable. Anda, vamos.
Sehun me llevó a su casa e hizo que esperara en la sala. Él también vivía solo pero sus padres le regalaron esa casa, ya que no iban a permitir tanta independencia de su parte. Eran muy sobreprotectores con él.
Sehun bajó de las escaleras y me entregó una bolsa grande y pesada. ¿Qué tanto me dio?
- Oye, Sehun, esto no es sólo una muda de ropa.
- Lo sé, son 7. También incluí unos zapatos.
- ¿ESTÁS LOCO? Dijiste que me prestarías sólo una.
- Es mi ropa y yo decido qué hacer con ella.
- Está bien… Muchas gracias, Sehun.
- Nos vemos pronto Tao, espero a tus hermanos.
- Eso haré.
Salí de la casa de Sehun y fui directamente a la mía. Cuando llegué, mis dos hermanos me recibieron con un abrazo y me ayudaron a poner las bolsas sobre la mesa; todas menos la más grande.
- ¡Tao, Tao! ¿Ya tienes trabajo? –preguntó mi hermano.
- Todavía no, ahorita llamaré para una entrevista.
- ¡Waa! –gritaron ambos.
- Anden, vayan a lavarse las manos.
- ¡Sí!
Mis hermanos se fueron y yo saqué las cosas que compré. Un paquete de kimbap y uno de nuggets de pollo. A veces ni sé cómo le hago para poder comprar esto…
- Ya llegamos.
- Bien, siéntense, ahorita les sirvo.
En lo que mis hermanos ponían los platos y los cubiertos en la mesa, yo freía los nugets y servía agua. A pesar de tener este estilo de vida, me agrada mucho que mis hermanos me ayuden.
- ¡Está muy rico! –gritaron los dos.
- ¿Les gustó?
- ¡Sí! Gracias, Tao –me dieron un beso.
- Me alegro mucho.
Terminamos de comer y ambos se fueron a sus respectivas camas. Siendo mi hermano de 5 años y mi hermana de 3, es obvio que les dé sueño después de comer.
Terminé de lavar los trastes y agarré mi libreta para darle una repasada a lo que había anotado.
“Atención de llamadas desde 9:00am hasta 7:00pm”
Con cierto miedo e inseguridad salí de mi casa y cerré con llave. Me dirigí al teléfono público más cercano y presioné los números lentamente y deposité las monedas. Los latidos de mi corazón aumentaron por cada sonido de espera que marcaba el teléfono. Al final, una voz femenina me contestó.
- ¿Diga?
- B-buenas tardes. Mi nombre es Zi Tao, hablo por el anuncio que publicaron.
- Ah… comprendo. ¿Estás interesado?
- S-sí.
- No te oyes muy convencido… ¿Tu nombre completo?
- Huang Zi Tao.
- ¿Edad?
- 20 años.
- ¿Dirección?
- Calle Xuzhou #24.
- Muy bien. ¿Tiene teléfono, señor Huang?
- No…
- ¿Podría esperar un momento? le avisaré al señor Wu de usted.
- Sí, no hay problema.
Escuché un par de cuchicheos por el teléfono y esperé. ¿Había dicho “señor Wu”? ¿Señor? O sea que… Si me eligen seré el compañero sentimental ¿de un hombre? ¿Un hombre adulto? Gracias a esto mis piernas comenzaron a temblar, no quería involucrarme con alguien mucho más grande que yo, pero no había marcha atrás… Mis necesidades eran extremas y no podía evitarlas…
- ¿Bueno? ¿Señor Huang, sigue ahí?
- S-sí, aquí estoy.
- Bien. Al parecer el señor Wu quiere conocerlo. Venga mañana a las 9:00am a la dirección que le voy a dar, ¿me escuchó?
- S-sí, pero disculpe…
- ¿Sí?
- Si no es indiscreción… ¿cuántos años tiene el señor Wu?
- ¿Su edad? No la sé exactamente. Sólo sé que es un poco más grande de los 20.
- ¿Ah sí? –pregunté, sorprendido.
- Sí. ¿Tiene dónde anotar?
- Sí.
La mujer me dio la dirección y demás datos para no perderme; así como algunos documentos que debía llevar. Anoté todos y me fui a casa. Ya adentro, fui a la habitación de mis hermanos para taparlos. Después, fui a la mía y me acosté. Me dormí con el alivio de saber que el tal “señor Wu” era joven, pero la satisfacción de poder obtener un trabajo fue más grande.