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El precio de tu corazón por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Ni estaba muerta ni de parranda, he andado ocupada en el camino de la vida XD (Kyuu: En pocas palabras, trabajando ¬¬0). El día de hoy les doy la bienvenida a mi nuevo fanfic que la verdad sea dicha no tengo idea de cuántos capítulos serán, aunque no creo que sea una historia muy larga. Para esto traigo de vuelta mi vena dramática (Kyuu: Comiencen a temblar, sobrinos) y mi muuuuy enterrada vena lemonosa u.u (Kyuu: Así es damas y caballeros, después de años Higa-chan escribió un lemon para este fic). Este es apenas el inicio, me he esforzado mucho con esta historia y espero sea de su agrado. Sin más por el momento: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes continúan siendo propiedad de Kishimoto. La idea de la historia estaba en mi baúl de ideas desde hace años.

CAPÍTULO 1

 

Dicen que no se debe juzgar a una persona por la primera impresión que nos dé, ni tampoco juzgarla por los chismes que corran a su alrededor aunque esto a veces resulte muy complicado. De eso va a tratarse la historia que contaremos el día de hoy.

 

Uchiha Sasuke, de dieciocho años, cabello azabache y ojos negros, era un chico sumamente popular que cursaba el último año en la preparatoria. Sumamente deseado por su inteligencia, excelente físico y envidiable posición económica, su personalidad seria y hasta algo fría le daba un aire de misterio que atraía a los demás. Muchas chicas estaban fascinadas con él y también varios chicos, pues Sasuke era abiertamente bisexual. Desde hacía unos meses sostenía una relación con un chico llamado Hozuki Suigetsu quien también estaba en tercer año (sólo que en otro salón). Al inicio Sasuke no estaba para nada interesado en él, sin embargo tras la insistencia (y casi acoso) del chico accedió a darle una oportunidad, lo cual no resultó tan malo. No es que lo amara, pero al menos tampoco resultaba tan molesto como algunos de sus admiradores y admiradoras.

 

Sasuke caminaba por los pasillos de la institución buscando a su novio, ya que desde hacía unas semanas atrás se comportaba de manera extraña. Quería saber qué estaba ocurriendo, puesto que no le hacía gracia lo dejaran plantado sin ninguna buena excusa y que simplemente se disculpara como si nada.

 

Fue al salón de Suigetsu y afuera de él lo miró platicando con un chico, no pudo verle la cara porque el cuerpo del otro lo cubría.

-Te veré hoy después de clases en el salón de siempre, estará vacío. No vayas a tardar mucho en llegar.

-De acuerdo.

Desde donde se encontraba el moreno arrugó el ceño por aquél diálogo tan sospechoso. Iba a ser paciente y esperaría a la hora acordada para descubrir de una buena vez por todas lo que estaba ocurriendo con el Hozuki. Alcanzó a distinguir una cabellera rubia alejarse de su novio, por lo que tuvo una muy buena sospecha de lo que estaba pasando.

 

Las clases terminaron y Sasuke comenzó a buscar el salón donde aquellos dos estarían reunidos. Como no dijeron nada que pudiera darle alguna pista tenía que ir revisando uno por uno.

-¿Dónde rayos está ese idiota?

Antes de doblar una esquina vio la cabellera blanca de Suigetsu caminar hasta la puerta de un salón. Notó que el chico se detuvo para ver a los lados y, al percatarse de que estaba solo (o al menos eso era lo que creía), ingresó con una extraña sonrisa en el rostro. Sasuke esperó a que volviera a cerrar la puerta para acercarse sigilosamente. Muy despacio abrió un poco la puerta y presenció una escena que la verdad no esperaba, aunque la sospechara: su novio tenía acorralado contra el pizarrón a un chico de cabello rubio al que besaba apasionadamente, pareciera como si lo estuviera devorando.

-No sabes cuánto he esperado este momento todo el día –dijo Suigetsu lamiéndole el cuello-. No paraba de mirar el reloj deseando que las clases terminaran rápido para poder tenerte entre mis brazos.

Ahí fue cuando Sasuke pudo ver el rostro del otro chico: ojos azules, piel morena y tres marcas adornándole cada mejilla. Él no decía nada y mantenía el rostro inexpresivo, simplemente se dejaba hacer.

-Eres tan hermoso, Naruto –le seguía murmurando al tiempo que comenzaba a quitarle la camisa del uniforme-. Me muero por estar dentro de ti.

-Hum… -gimió quedito al sentir una mano posarse por encima de su entrepierna

-Me vuelves loco… Te deseo tanto…

 

El Uchiha tuvo suficiente. Con cuidado cerró la puerta y se alejó dando zancadas al tiempo que apretaba los puños con fuerza. ¡¿Cómo se atrevía ese estúpido a tener sexo con otro cuando todavía tenían una supuesta relación?! No eran celos, lo que le dolía a Sasuke era su orgullo, ya que aquella infidelidad mostraba que Suigetsu le estaba viendo la cara y burlándose de él. Eso no podía tolerarlo.

-Así que Uzumaki Naruto.

Sabía quién era aquél rubio amante, pues en la escuela se corrían fuertes rumores sobre ese chico: decían que se acostaba con cualquiera que pudiera pagar sus servicios. En la preparatoria había varios jóvenes que provenían de familias importantes, así que podían costearlo. Quién sabe qué tan buenos serían sus servicios porque decían que el rubio ya había pasado por los brazos de varios. Ahora podía afirmar tal rumor, puesto que acababa de ver al idiota de Suigetsu quien también había caído bajo sus encantos.

 

El Uchiha llegó a su enorme casa y fue directo a encerrarse en su habitación. Sus padres fallecieron cuando él era niño, vivía únicamente con su hermano mayor quien era un abogado muy brillante.

-Debí quedarme en la escuela para terminar con ese estúpido y así pueda ir a revolcarse con quien quiera.

Apenas dijo eso, los ojos de Sasuke se abrieron al caer en cuenta de algo importante: se notaba que Suigetsu estaba loco por Uzumaki, en cambio éste se notaba indiferente y simplemente aceptaba los besos y caricias por los que le habían pagado. Una sonrisa de triunfo adornó el rostro del Uchiha, ya tenía la forma de vengarse de Suigetsu: iba a quitarle ese rubio que tan loco lo volvía; haría que el Hozuki se arrepintiera de lo que había hecho y  que aprendiera que de un Uchiha nadie se burlaba.

 

*****

 

Uzumaki Naruto, de dieciocho años, cabello rubio y ojos azules, solía ser un chico muy alegre, hiperactivo y algo despreocupado. Por las tres marcas que adornaban cada una de sus mejillas sus amigos decían que lucía como un tranquilo e inquieto zorro. Sin embargo de un tiempo para acá Naruto se había visto en la necesidad de cambiar y tomar decisiones difíciles por las cuales la mayoría de sus amigos se distanciaron de él; unos cuantos todavía trataban de estar al pendiente suyo, pero era evidente que se había formado una brecha en su relación la cual les costaba trabajo surfear. A pesar de todo Naruto los seguía apreciando y entendía el por qué de su actitud: ellos únicamente se  preocupaban por él y querían que dejara de hacer aquello que estaba mal.

 

Ese día se encontraba en clases tratando de tomar apuntes aunque su mente se distrajera en varias cosas que le preocupaban, sin embargo le había hecho la promesa a su persona más preciada de que se esforzaría en sus estudios y Uzumaki Naruto siempre cumplía con lo que prometía. En cuanto llegó la hora del almuerzo abandonó el salón a toda prisa para evitar las miradas y comentarios despectivos de sus compañeros. Ya estaba acostumbrado, pero eso no cambiaba el hecho de que le incomodara. Tampoco soportaba las miradas decepcionadas de sus amigos.

 

Iba caminando a toda prisa, sin embargo al pasar frente a uno de los salones que más detestaba alguien lo detuvo jalándolo del brazo. Sabía perfectamente de quién se trataba, así que hizo uso de todo su autocontrol para no poner expresión de fastidio cuando sintió cómo el otro lo cubría de la vista curiosa de los demás alumnos.

-¿Se te ofrece algo, Suigetsu?

-Hola, Naruto –saludó un chico de cabello blanco y sonrisa afilada-. Creo que sabes perfectamente qué es lo que quiero de ti.

-Y tú sabes qué es lo que yo espero de ti –contestó el rubio de manera seria

Su actitud parecía agradar a Suigetsu, al menos eso daba a entender su sonrisa.

-Te veré hoy después de clases en el salón de siempre, estará vacío. No vayas a tardar mucho en llegar.

-De acuerdo.

No necesitaba añadir nada más, así que Naruto se alejó inmediatamente de él. La verdad es que hasta el apetito había perdido, pues sabía lo que le esperaba después de clases. Sin embargo aquél era el camino que eligió y mientras lo ayudara a cumplir su objetivo no se arrepentiría de nada.

 

Aquél fue uno de los poquísimos días en que Naruto deseó que el reloj avanzara lo más despacio posible. A pesar de ello al término de las clases esperó a que todos sus compañeros salieran y una vez solo se encaminó al lugar de la reunión. Tal y como había dicho Suigetsu, el salón estaba vacío y tampoco parecía haber alguien más alrededor. Así era mejor, no necesitaba que se dijeran más cosas de él.

-La verdad no lo entiendo –suspiró sentándose en el escritorio mientras esperaba al peliblanco-. Teniendo ya a alguien a su lado no debería buscarme.

 

Pasaron sólo un par de minutos para que el Hozuki hiciera acto de aparición. Traía esa torcida y lujuriosa sonrisa que Naruto tanto detestaba.

-Me fascina que seas tan puntual.

Rápidamente lo jaló para acorralarlo estampándolo contra el pizarrón y comenzar a besarlo fogosamente al tiempo que sus incontrolables manos le acariciaban el cuerpo con lujuria. Naruto se dejaba hacer sin oponer resistencia y fingiendo una sumisión que no sentía. Después de todo ese era el “trabajo” que Suigetsu deseaba de él.

-No sabes cuánto he esperado este momento todo el día –dijo el de cabello blanco mientras le lamía el cuello-. No paraba de mirar el reloj esperando que las clases terminaran para tenerte entre mis brazos.

Naruto no contestó nada y continuó con su rostro inexpresivo. No era la primera vez que escuchaba esas palabras, pero siempre estaban cargadas con un tinte de lujuria. A decir verdad por el tipo de vida que estaba llevando ya había perdido las esperanzas de que algún día alguien le dijera aquellas mismas palabras pero con un sentimiento de sincero y devoto amor.

-Eres tan hermoso, Naruto –comenzó a desabrocharle la camisa-. Me muero por estar dentro de ti.

El rubio no pudo evitar soltar un leve gemido al sentir cómo su entrepierna era manoseada. Después de todo tampoco era de piedra.

-Me vuelves loco… te deseo tanto…

 

Sí, todo siempre era dominado por la lujuria y pasión, no había pizca de otro tipo de sentimientos y la verdad es que era mejor así. Después de todo y, a diferencia de sus servicios, soñar no costaba nada. Quizá algún día aparecería una persona a la que pudiera amar de verdad y viceversa a pesar de todo. Pero hasta ese momento se mantendría firme con la decisión que tomó.

Notas finales:

Perdonen si tiene horrores ortográficos, no me dio tiempo de editarlo, pero lo hago mañana sin falta (Kyuu: Ya que regrese del trabajo). Bueno, ¿qué les pareció? Espero sus comentarios con saludos, pedradas, quejas, felicitaciones, jitomarazos, flores, cebollazos, golpes, amenazas y demás. Recuerden que esto es sólo el comienzo, faltan muchas cosas por delante (Kyuu: Y no olvidemos el lemon ¬¬). También tengo otros proyectos en puerta tanto para esta página como mi blog, muajajaja, los iré avanzando próximamente, ya que Mayo es mi mes especial XD De momento me despedido, queridos lectores, se me cuidan mucho y nos leemos pronto. ¡¡Bye byeeee!!


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