“ Female president”
Yura - ¡Oh chicas! Estoy nerviosa
Minah – No tienes que estarlo Ah Young, eres la más sensual y bonita de todas nosotras.
Yura se rió a la par de que llevaba su mirada a las personas que preparaban el set para comenzar a grabar. Había captado una “segunda intención” en las palabras de Minah, pero no se atrevía a comprobar si realmente la había.
Director – Yura, ven, empezarás a filmar tus escenas individuales con el vestuario azul.
Yura obedeció y fue a prepararse para grabar, Minah quedó sola, todo hasta que se acercó Sojin, quien había oído y visto la indirecta de Minah, riéndose porque Yura no pudiera terminar de darse cuenta.
Sojin (riéndose y acercándose) – ¡Todo va muy bien, Minah! – Bajó la voz – Todos saben que te gusta Yura, menos ella misma.
Minah suspiró y se cubrió la cara, parecía que iba a llorar, pero por más triste que estuviera no podía, simplemente porque “sabía” que Yura no era lesbiana, o eso creía. Suspiró y volteó a mirar a su unnie Sojin, quien mantenía una mirada de preocupación en sus ojos.
Minah - ¿Qué puedo hacer? Ah Young unnie es de esas personas que nunca sabes cómo van a reaccionar, tengo miedo de que me odie.
Sojin - ¿Yura? ¿Odiarte? ¡Pero por favor! – Se sentó frente por frente a Minah, en el suelo y le habló en voz muy baja para que sólo ella la escuchara – Yura me pidió consejos cuando estaba besándome con Hyeri, y nos descubrió… Ella también te ama de ese modo.
Minah abrió los ojos como platos y sonrió, de la misma manera lo hizo Sojin.
Sojin – Hoy saldré con Hyeri, estarán solas, puedes confesarte entonces.
Minah – ¡Gracias Sojin, no sabes cuánto te lo agradezco! – La abrazó
De lejos, Yura vio el abrazo y se sintió celosa, pero entonces recordó que Sojin le había dado consejos y su mente se fue automáticamente al hecho de que pudieran estar hablando de ella. Su corazón no podía palpitar más rápido.
Cuando terminaron sus grabaciones de ese día, Sojin y Hyeri se fueron juntas mientras que una miembro del staff se ofreció a llevar a Minah y Yura al departamento, Yura, quien iba al lado de Minah, no se atrevía a decir nada mientras que ésta hablaba con la mujer en sus tardíos treinta, estaba por fuera de toda la conversación.
Finalmente llegaron al edificio y al bajarse del vehículo se despidieron cordialmente, Minah tomó de la mano a Yura para subir juntas y la miró a los ojos, estaba sonriendo tiernamente, por tanto sus ojos quedaban como dos hermosas líneas. El desear y querer a esa mujer sin poder besarla, ni abrazarla ni tocarla la estaba matando.
Entraron al apartamento y Yura pretendió irse a la habitación que compartía con la líder, pero Minah la detuvo.
Minah – Ah Young unnie, quiero hablar algo contigo…
Yura tragó en seco, ¿qué querría hablar Minah? La dejó pasar a la habitación y se sentó en una silla mientras que Minah lo hacía en la cama.
Minah – Ah Young unnie yo… He estado ocultando esto hace mucho tiempo, y como tenemos confianza he decidido contártelo, pero no me odies… Yo… Te… Amo.
Yura se sintió eufórica de pronto y el tiempo pareció pararse de un momento para el otro, mirándola a los ojos, supo que decía la verdad. Había estado con muchos chicos antes y era lo suficientemente bonita y sensual como para tener al chico que ella quisiera a sus pies, sin embargo, se había enamorado de Minah, de su compañera.
Respiró profundamente y se acercó para darle un beso, lo que en un principio fue tierno, luego se volvió apasionado, Minah ya tenía experiencia con mujeres, ella no, entonces dejó que tomara el control.
Minah cambió posiciones y la recostó sobre los pies de la cama, en una posición que le quedara cómoda, retiró su camiseta blanca que aunque fuese simple dejaba ver su cuerpo bonito, luego retiró sus jeans, sus zapatos, sus calcetines y finalmente empezó a tocar encima de la ropa interior.
Pequeños y lentos toques se hacían sentir en su clítoris, se sentía muy bien, un toque lleno de amor y deseo.
Minah llevó la otra mano al torso de su unnie y lo levantó, dejó de lado el trabajo que estaba haciendo por unos minutos y le desabrochó el sostén, empezando a masajear sus senos. Yura soltaba gemidos casi inaudibles, pero que excitaban mucho a la mujer menor.
Acercó su boca a la de la mayor y la beso, se desató una guerra de lenguas, que terminó ganando de alguna manera Yura, Minah bajó las manos por el cuerpo de la mujer mayor y le quitó las bragas rosaditas, sonriendo por ello, volvió sus manos y metió un dedo en aquel orificio, Yura gimió cuando empezó a moverlo, metió otro, para ese entonces Yura ya estaba en el éxtasis puro, casi en la cumbre.
Finalmente, gritó, llegando al orgasmo, Minah sacó los dedos y levantó el rostro de la mayor para que le viera a los ojos.
Minah – Gracias por permitirme la entrada a tu corazón, te quiero – La besó tiernamente, a lo cual Yura le correspondió