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Say goodbye por -oOYUKI-NII-Oo

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Titulo: “Say goodbye”

Autor: YUKI-NII.

Género: Friendship

Ranting NC17

Pareja: SasuNaru

N/A Naruto no me pertenece. Todo es de su gran autor, Kishimoto-Sensei

Resumen: Naruto ve como todo cae poco a poco, Naruto abre sus piernas tratando de sostenerlo todo. A veces el amor no es suficiente.

 

Capítulo 1       

I. Say good bye my Darling, say good bye

Eres una puta mal pagada esa es la verdad. Te envuelves a ti mismo con tus brazos, las noches comienzan a ser más frescas, el invierno vendrá pronto, cubriéndolo todo de nieve, buenos deseos y villancicos. Tú, te congelaras el culo en los barrios bajos y no tendrás más calor que la de un destartalado cuarto de motel que un cliente con más pavos esté dispuesto a alquilar.

Fumas tu segundo cigarrillo mentolado de esa hora y miras a tu siempre fiel compañero de esquina. Gaara se frota las manos para proporcionarse calor, huele a jabón barato y la enfermedad de su resfriado se le desborda por debajo de los ojos, el corazón se te encoge. Quieres acercarte a pesar de su escudo de orgullo y su silencio siempre estoico. Gaara es bueno

Un auto se estaciona, es lujoso. Esos dejan buenas retribuciones pero también son más bestias. La puerta del copiloto se abre, Gaara con su cabello pelirrojo aun húmedo y su resignación a cuestas sube solemne, tú guardas las pastillas de genéricos que le has traído. Las llantas dan un chillido contra el pavimento y se van, es entonces que lo notas, el auto trae escolta, ese ere un pez gordo.

Aprietas los labios, no sabes si Gaara volverá. Murmuras una oración que no estás seguro si alguien escuchara.

II. Once upon a time

Pagas la cuota semanal mientras subes las escaleras, abres la vieja puerta, todo huele a desinfectante y limón. Te quitas la playera de red y te pones una vieja polera que usas como pijama.

Haces una escala al baño para lavarte la cara, el brillo en los ojos hace pesados tus parpados, sacudes tu cabello y enjuagas tu boca eliminando el olor a tabaco y alcohol, los Martini y coñac son parte del curriculum a tomar en cuentas cuando hay buenos clientes. Metes las aspirinas tras el espejo y coges unos pantalones para desechar el short verde neón y los zapatos.

Tus pasos de pies descalzos son casi un orgasmo, apagas el televisor y te sientas junto a  la persona que se quedo dormida frente a este, le das un beso en la frente y acomodas mejor el gorro de lana en su calva cabeza. Unos ojos color miel te miran.

-      Llegas tarde-

Sonríes ante la acusación. Te acomodas en el hueco del sofá y su costado. Miras las medicinas en la mesita ratonera y te das por satisfecho, sabes que las tomo. Te quedas unos minutos ahí, descansando, matando los oscuros pensamientos que te hacen tener pesadillas mientras te llenas de ese olor natural a almíbar que el desgaste aun no le ha robado a tu antiguo tutor que tanto amas.

-      ¿Debería de llevarte a la cama?-

 

La pregunta te hace gracia, niegas y te levantas dándole una mano para ponerlo en pie, él se sostiene de ti a cada paso que da, te preguntas ¿cuando los papeles se invirtieron  y tú te convertiste en el pilar de ambos?

Le ayudas a subir a la cama. La garganta se te cierra, sus extremidades cada vez tienen menos músculos.

 

-      Buenas noches – le deseas, el te sostiene la mano y sonríe. Quieres llorar, todas las noches, desde hace 2 años quieres llorar –

 

-      Buenas noches, Naruto – cierra los ojos y se hunde en las mantas.-

 

Sales con la cabeza en alto. Todo estará bien. Te dices al cerrar la puerta y echarte sobre la cama provisional, el sofá. Cubres tus ojos con el antebrazo, dándote un momento para recordar, a ti llegando de la escuela. Dejando la mochila a medio pasillo, gritando y riendo con Iruka recordándote donde van las cosas mientras te sirve ramen.

Todo se desvanece con la salida del sol, todo menos tus recuerdos.

III. How I met a terrorist

La esquina abandonada de la quinta con la 27 tiene un aire nostálgico que aumenta tu depresivo humor de ese día. Han anunciado que la primera nevada se espera esa semana. Secretamente has rezado para que se retrase y puedas seguir usando esas ropas transparentes que próximamente te podían causar una pulmonía si es que no pones un pedazo de tela que realmente te cubra.

-      Naruto-

La voz ronca y plana te hace girar. Tus azules ojos brillan. Gaara está a un metro de ti sano y salvo. Hace un gesto con la cabeza para que entren a la antigua cafetería, niegas pero el pone los ojos en blanco y apunta la puerta, ya estas caminando hacia allí. Gaara y su mirada de “te  asesinare de 6 maneras diferentes sino obedeces” puede ser muy persuasiva en ocasiones.

Se sienta en una mesa junto a la ventana más grande, Gaara pide dos cafés, tú permaneces curioso. Estas por replicar que tú pagaras el tuyo, el pelirrojo pone una mano frente a tu rostro, mantienes la boca sellada. Los cafés llegan y con ella tú “¿que se supone que hacemos tebayo?” explota en la mesa, Gaara no se inmuta, te conoce.

-      ¿Cómo está Iruka?-

Alzas ambas cejas y susurras “podría estar mejor” Gaara, toma más café.

-      Gaara ¿Qué es lo que...?-

 

-      Encontré una forma de conseguir más dinero- declara el de ojos verdes. Tú aprietas los labios, deberían de estar en la esquina atrayendo clientes – pero es más peligroso – No evitas el gesto de ironía en tu rostro. Lo que hacen ya lo es. Gaara lo ignora como si aquello no fuera para él – ¿Conoces a Uchiha Sasuke?-

 

Asientes, sabes quién es. Más de toda la jodida ciudad lo sabe. Los Uchiha controlan toda la costa Oeste, son los jefes de jefes. Mantienen la economía del estado andante, Sasuke tiene la fachada de un inversionista, en el bajo mundo se le conoce como el jefe del Hebi.

-      Gaara no debemos meternos ahí, tebayo. Sabes las reglas para sobrevivir – Tú no quieres morir por más dinero que una misión para Hebi deje, ¿Quién se quedaría al cuidado de Iruka? –

 

-      El Uchiha solo quiere una puta – La sinceridad en la voz del de ojos verdes te hace bajar tu estado de alarma. Te recuerdas, Gaara es el inteligente ahí. “por supuesto que sabe lo que hace, idiota” te reprendes. – le gustan los rubios. –

 

Tomas la indirecta junto a un trago de tu café. No tienes ni idea como es que tu amigo lo sabe, no quieres preguntar. Enciendes un cigarrillo. La vida apesta a la hora de dar aportaciones.

-      ¿Cuánto?

 

Gaara te mira, hay una batalla silenciosa entre ambos, el pelirrojo parece encontrar lo que busca y asiente satisfecho.

-      10 veces lo que ganas en una buena noche –

 

La esperanza se abre ante ti con más claridad que nunca. Buenos hospitales, medicina de calidad. Vida. Das un trago al amargo café, tus nervios se alteraran aun más. Miras con atención a Gaara, no lo habías notado, se ve menos pálido y sus ojeras no están tan marcadas.

-      ¿Cuándo?-

 

-      Hay una cosa antes – lo ves sacudirse el cabello y respirar profundo – si accedes firmas un contrato de confidencialidad y serás exclusivo para él –

 

-      Su puta personal –

 

-      No podrías haberlo dicho mejor – Gaara nunca sonríe pero cuando lo hace casi siempre es como un rayito de sol. Esta vez no miras más que ironía y frustración, te lamentas en silencio no poder ser de más ayuda para Gaara - ¿Estás de acuerdo?-

 

-      No es como si tuviese muchas opciones tebayo – Gaara asiente y se levanta dejando unas monedas para el café –Hay que seguir trabajando-

 

Sales tras el pelirrojo y toman sus usuales posiciones. Toda esa noche entre autos que huelen a comida rápida y sabor a látex en la boca no dejas de tener ese presentimiento de que todo ahora realmente estará mejor.

IV. The first time

Fue un jueves, lo sabes porque es cuando el Ichiraku pone promoción de 2x1. Iruka está dormido, es medio día. Fue una mala noche para ambos, la medicina ya no quita el dolor. Le inyectaste morfina a las 6 de la mañana. Continuas lavando la ropa llena de vomito y sangre, últimamente todo tiene un poco de sangre, la alfombra, la ropa, la cama. Te marea. Escuchas toquidos en la puerta, esperas de todo corazón que sea la practicante a medico, Sakura, esa que vive en el piso de abajo y que te ayuda con Iruka.

Secas tus manos en el pantalón y abres la puerta. Hay un hombre alto con el cabello gris y bata de doctor; tiene un cubre bocas y parche  en el ojo derecho. Te intimida un poco. Quieres cerrar la puerta y correr donde Iruka.

-      ¿Eres Naruto? –

Hay una sonrisa escondida en los tres cuartos de cara que no ves. Dudas en contestar, entrecierras los ojos. Él es tan sospechoso. Te repite la pregunta, asientes cuadrando los hombros y recordando que una patada en los cojones siempre es de gran ayuda a la hora de escapar.

-      Soy Hatake Kakashi especialista oncólogo, vengo a ver el estado de tu tutor – y el doctor estira una mano hacia ti, tú no la estrechas – supongo que las reservas son una reacción normal –

 

-      ¿Qué pretendes tebayo? Si esta es una nueva manera de estafar ya te digo que no va a funcionar – la expresión divertida en sus ojos solo te ofusca – váyase o llamare a la policía –

 

-      Eres demasiado escandaloso –

 

Te inclinas un poco, hay un hombre alto y de traje oscuro, esta recargado en la pared, tiene los brazos cruzados y te mira como si fueses algo más dentro de su campo de visión.

Frunces el ceño, esa aura de arrogancia y orgullo te golpea en la cara, su cabello negro y su rostro serio, ese que parece un icono distintivo para las personas de las esferas de negocio, te regala una media sonrisa. Das un paso hacia atrás, camina hacia ti.

 

-      Soy Uchiha Sasuke – se recarga en el marco de la puerta, junto al médico que parece disfrutar toda la escena –

 

Respiras profundo, el entendimiento te da de lleno en la cara, sabes lo que su presencia significa, lo que exige. Murmuras algo que se oye como un “no lo hago en casa” “lo sé” murmura Sasuke “Kakashi se encargara de tu tutor”

Miras al de cabellos grises, no tienes opción. Esperas estar haciendo lo correcto.

 

-      Cuide de él – pides, con las llaves en las manos y el temor bailándote en el estomago. Abandonas el destartalado edificio y subes a un lujoso auto, tienes medio de ensuciarlo. –

El motor ruge, te alejas a 90 Km/H. Todo estará bien, te dices a ti mismo como cada día, aunque esta vez realmente sepas que es mentira.

 

V. Live next to me

A Sasuke le gusta el agua de la bañera con  aroma a jazmín y que el champagne rebose de espuma. Le gustan los silencios y ponerte en cuatro patas al borde de la cama. Odia cuando no esta lista la corbata azul que es su favorita o cuando el café americano se retrasa. Es perfeccionista y muy metodista. Nunca deja la subjetividad por encima de los hechos pero en las tarde duerme con la cabeza apoyada en tus piernas porque así piensa mejor. Hay tres normas que impuso desde la primera vez que te follo en esa casa enorme e impersonal.

La primera fue la exclusividad. Compro tu cotización con el padrote de la zona. Como un ave de la tienda de mascotas, que pasa de una jaula a otra.

La segunda. No preguntar. Pasara lo que pasara, lo que escucharas o vieras. Eras un mueble más de la habitación. Así de simple.

Y la ultima. Disponibilidad. Para eso ahora Kakashi era el médico personal de un confundido pero agradecido Iruka. Todos los gastos corrían por cuenta del Uchiha, tú podías visitarlo los fines de semana. El trato perfecto.

Y aunque continuabas siendo una puta ahora habías subido de categoría.

Escondes la cabeza bajo la almohada, hoy han traído a un pobre diablo que creyéndose astuto falsifico la firma de Sasuke para unos poderes legales. Fueron 2 horas y media de gimoteos y suplicas antes del inconfundible sonido de un arma y su olor a pólvora. Se te revuelve el estomago. Iruka, te recuerdas.

La puerta se abre, Sasuke se masajea las sienes, esta hastiado, te levantas en el acto, escuchas la voz de alguien más, te quedas de pie junto a la cama.

-      Itachi quiere verte, ya es más de un mes. Sabes lo controlador que llega a ser –

 

-      Es de familia – escuchas el tono amargo de la voz de Sasuke –

 

-      Si, lo sé – y la resignación en la otra – pero eres su pequeño hermano y quiere verte en la próxima reunión.

 

Sasuke se gira con demasiada rapidez, hay fuego en su mirada, sus movimientos son afilados, calculados. Como un enorme felino apresando

 

-      Ahí estaré, ahora afuera Deidara –

 

El rubio de largo cabello solo asiente satisfecho e ignora ese tono despreocupado con que Sasuke habla, sabe todo lo que hay detrás como para molestarse por algo como aquello.

Tú, que estas en punto ciego entre la puerta del baño y el florero con enormes girasoles observas como el fuego se extingue de la oscura mirada transmutando a una adoración casi reverencial, Sasuke gira de nuevo, notándote por primera vez, te llama con la mano.

Es en medio de la cerámica del lavabo y la polla de Sasuke metida hasta las entrañas que entiendes el fetiche de Sasuke por los rubios, a ti nunca te vera de esa forma. Sientes tristeza, no por ti sino por él y sus calladas pasiones.

 

VI.Meetings and regrets

Las mentiras llevan detalles, salen de forma natural, crees darle más veracidad a las cosas de esa forma. Sacudes las sabanas para cambiarlas por nuevas. Iruka, te mira bebiendo jugo de durazno desde una esquina. Ahora usas tapa bocas y guantes de látex, eso intensifica la sensación de la etapa en la que el hombre de tez morena se encuentra. El cáncer se alza vencedor en otra batalla, temes que gane la guerra. Es, ciertamente, demasiado asfixiante.

-      Kakashi- sensei dice que hoy has comido mejor. – le regalas una sonrisa, Iruka solo sube sus hombros. - ¿Quieres pasear por el jardín?- Iruka niega, tú suspiraras – Estar enojado no ayuda tebayo –

 

-      Dime la verdad – Iruka se cruza de brazos, abandonando su jugo en el piso, tú contienes tu lengua por cuarta vez en lo que va del mes-

 

-      Ya te lo dije Iruka-sensei. Subí de puesto – de tu hipotético puesto dentro de una empresa de informática –

 

Iruka no te cree, no quieres explicar más, así que recurres a lo que siempre te funciona.

-      Confía en mí – te acercas hasta la silla de plástico arrodillándote ante él, sus enormes ojos miel te observan, ves la claudicación mucho antes de  que suceda –

 

-      Quiero más de ese jugo –sonríes. Las preguntas e inconformidades son abandonadas, no sabes hasta cuándo pero eso te basta. –

 

Una hora después Kakashi llega, es hora de que Iruka descanse, te vas con la promesa de una visita del próximo fin de semana. Kakashi aguarda en el corredor, las cosas se están complicando, tú asientes, seguro de que el tiempo con medicinas de segunda está pasando la factura.

Al salir del hospital te diriges a tu viejo apartamento, te encierras en la única habitación que aun huele a Iruka. Sales con los ojos hinchados y la nariz constipada. Unos toquidos en la puerta te apresuran. Sugeitsu con su sonrisa de piraña y su acido humor te grita que muevas el culo.

-      Hey rubio, que tienes que estar en la fiesta de hoy – el mote que hace unos meses te molestaba ahora es normal, un habito de Sugeitsu. Algo familiar.-

Subes al coche, a mitad del camino da un bufido y te lanza con un pañuelo.

-      Quédatelo, no quiero tus gérmenes rubio –

Alzas una ceja, te preguntas si es que así son todas las personas que rodean a Sasuke, ocultan lo que sienten y piensan.

-      Por cierto, ten cuidado con la perra, está más insoportable este fin de mes – sabes que la pera es la asistente personal de Sasuke, Karin y de su mal sana obsesión por el de cabellos negros, te parece patética –

 

Apenas llegan, Sugeitsu te hecha, corres a ponerte el traje, entras por la cocina, todo es un estallido de aromas y personas. Miras a alguien probar un bocadillo a escondidas, pasas por su lado, sus ojos oscuros y su pálida piel te parecen familiares. Te sonríe, tú le correspondes, te recuerda alguien.

 

VII.They come the party, they are so fucking special, baby.

Tenías 15 la primera vez que tomaste cerveza, te supo a pis. Seguiste sabiendo y probando, a los 17 eras digno de una competencia, resistías más de 10 y sin resaca adyacente. No obstante lo abandonaste, todo cambio. Iruka enfermo, ya no hubo más escuela, amigos ni fiesta. El dinero escaseo, la esperanza se mudo de corazón y el trabajo de medio tiempo no era suficiente.

Conociste a Gaara, en abril del 95 mientras caminabas rumbo a la farmacia, temblaba de frio y tenia no solo gripe sino un resfriado que carbonizaba, cuidaste de él contra su voluntad se fue dos días después sin decir gracias, no te lo tomaste personal.

Una semana después te mostro esa farmacéutica clandestina de dudosa reputación, conseguían la medicina de Iruka a menor precio, lloraste como un niño pequeño.

Dos semanas después llevabas la cena a Gaara a las 7:00 sin falta. Pasaron 6 meses entre sopas, platicas y más de un monosílabo y una risa escazas pero reconfortante. Iruka empeoro. Gaara te presento al padrote de la zona. Te hiciste compañero de esquina del pelirrojo.

Y él te enseño, desde las cuotas hasta relajar la garganta para una buena mamada. Le diste tu virginidad a Gaara “no se trata de amor o pareja, se trata de sobrevivir” le diste la razón. Gaara era sabio, él sonrió “no, solo amargado.” Te susurro.

Y los dos años pasaron lentos, el alcohol regreso, era barato, solo para calentar mas tu cuerpo, un plus no un requisito a la hora del trabajo. Comenzaste a aborrecer el coñac y el tequila de dudosa marca. Creaste una rutina para seguir siendo el niño bueno. Las creencias de Iruka siempre han sido algo que proteger.

Rechazas la bebida de tonos azules con olor a limón que el mesero te ofrece y tomas una galleta salada, sientes nauseas y mareos, te proyectas como una mujer embarazada pero sin ser como un rayo de sol y alegría. La casa que hasta ahora era impersonal y casi abandonada está llena de gente con caros trajes y vestidos largos.

Sasuke a menos de un metro de ti conversa monótono con un hombre pelirrojo acerca de la última adquisición de arte, reprochando el poco cuidado que se tiene con ella. Juugo, el siempre fiel y robusto hombre llega al rescate, una mano en tu brazo te hace avanzar.

-      concéntrate, recuerda que tienes que sacarme de aquí – Sasuke te toma de la mano para mantenerte atento.

Recuerdas el plan de huida, el Uchiha hizo que lo aprendieras de memoria. Continúas caminado hasta que alguien llama al de ojos oscuros desde atrás. Eres girado, un rostro está muy cerca, hay manos sobre tus mejillas. La respiración se te acelera.

-      Eres lindo –

Es alto y pálido, su sonrisa te enferma aun más. Lo reconoces como la persona que miraste en la cocina a tu llegada.

-      Sai, apártate- es una orden directa desde tu lado que parece inútil. Sasuke tiene el ceño fruncido y toda esa aura imponente emanando con mayor energía de él-

 

-      Pero Uchiha- y el alto hombre ve a Sasuke con diversión – él es tan suavecito –

 

Parpadeas, cuando él te suelta, son tan parecidos. Sasuke tiene el hastió dibujándose aun mas sobre sus facciones, Sai solo enancha su sonrisa mas. Es hipócrita y da un poco de escalofríos. Los oscuros ojos que parecen tan vacios, te observan de nuevo. Te preguntas si él también es un Uchiha y si es así porque todos tienen esa forma de mirar tan melancólica. Notas por el suave caminar que hay un pelirrojo que se acerca. Tiene un traje blanco y los ojos delineados. Gaara se ve tan natural con todos sus movimientos y su caminar, te hace una seña para que guardes silencio.

Miras como Sai lo agarra de la cintura y deposita un beso en su cuello, aprietas los labios ligeramente, nadie lo nota.

-      ¿Qué es lo que quieres? – Sasuke ha sido paciente, sabe que Sai solo podría acercarse por una razón-

 

-      Itachi te espera en el estudio – el Uchiha asiente, él otro pelinegro no se mueve – voy a escoltarte – Sasuke gruñe y te da un mirada silenciosa. Esa que te pide estés listo para su regreso, tú asientes – Gaa-chan espérame aquí – canturrea y se va haciendo señas a un mal humorado Sasuke –

 

-      ¿Hay un armario cerca? – Gaara continúa ahí, te mira con aplomo, asientes de nuevo. Hay uno en el segundo piso – llévame –

 

Cuando la puerta se cierra. Gaara te limpia las mejillas como si las tuvieses sucias, tú haces lo mismo con su cuello, no dicen nada por un momento.

-      Has llorado – su frente está sobre la tuya, tu corazón se acelera, tus lagrimales se abren - ¿es Iruka? – cierras los ojos, él lo entiende

Sus labios saben a chocolate envinado y huele a loción, es extraño, casi como si no fuese él. Pero es Gaara, su lengua  que siempre invade de una forma posesiva tu boca está ahí, rodeas su cuello. La calidez que desprende es un refugio que llevas buscando por más de medio día. Te pegas aun mas a él, a sus callados “estoy aquí, tranquilo” y sus susurros de “aguanta Uzumaki”

El beso se rompe, recargas tu frente en sus hombros, tu nariz percibe el olor a jabón neutro que te trae más recuerdos, sientes sus brazos en tu cintura y sabes que has roto una de las normas de Sasuke y no puede importarte menos, porque no se trata de amor ni pareja, se trata de sobrevivir.

VII.Tell me more secrets please

Iruka duerme casi todo el tiempo, la medicinas es más agresiva explica Kakashi. Una tarde después de la fiesta de Sasuke y el mal humor que provoco tu nula capacidad para tomar asiento. Notaste cuanto es que un encuentro con Itachi podía afectarlo.

Lo vuelve más indeterminado, agresivo, casi un desesperado hombre a punto de romper la próxima pared de un puñetazo, pero Sasuke no busco otra forma para desahogarse que  empotrándote contra la pared, ponientito de rodillas al suelo y haciendo casi una figura acrobática sobre la mesa.

Esa noche la cabeza de Sasuke estuvo sobre tu estomago, ahí durmió, abrazando a tus piernas. Tú pensaste mucho en los labios de Gaara y sus palabras, esas que te mantienen calmado ante la poca esperanza que ves en el único ojo de Kakashi.

Es lunes, no deberías estar en el hospital sino en la habitación del segundo piso del complejo Uchiha. No contestas las llamadas de Sasuke, estas junto a Iruka sosteniendo su mano.

En la noche y con el estomago aun vacio, es Sugeitsu quien te saca de la habitación 208 sobre su hombro. Continuas pataleando como un niño pequeño, hasta que el cuarto donde esta Iruka es un punto al final del corredor.

-      Rubio ¡basta! Que pateas como mula. – no le escuchas, chasquea la lengua y te aprieta las piernas. –

 

Bajan el ascensor entre jaloneos, y bufidos, Sugeitsu te mantiene en la misma posición. Cuando llegan al estacionamiento y ves el malibu sabes que no ha ido a recogerte. Abre la puerta y te avienta al interior.

Sasuke está ahí, celular en mano, es grande y negro, el más reciente modelo de los teléfono inalámbricos. Cuelga en cuanto te ve y dice una solo palabra “disponibilidad.” El motor arranca.

No es la primera vez que lo haces en un auto, eso impide que tu cabeza golpe contra todo, pero el enojo de Sasuke  no es algo que se puede evitar. Se entierra en ti  y marca tu piel a mordiscos. No te arrepientes a pesar de que ese comportamiento del Uchiha no es normal, gimes como a él le gusta, te recuerda que eres una puta, su puta. Hacía semanas que no lo hacía, incrusta sus dientes sobre tu hombro, te inclinas en su podio

-      Lo siento Sasuke –

No sabes si te disculpas por haberlo ignorado, o porque eres una puta. Por haber fallado en más de una norma o porque simplemente tú no eres Deidara, la persona que él ama.

______________

Sasuke esta borracho, nunca lo habías visto así, ahora solo quiere estar acostado en tus piernas y “por favor cállate que tu chillona voz me provoca dolor de cabeza.” Guardas silencio y te cuenta una historia.

Esa, del niño sin padres, solo con un hermano, el asco de vida, los pecados, la falta de conocimiento en algo tan simple como una caricia. Hay mucha muerte y culpa, el cuento transmuta a una historia de terror. Él vio como violaban el cuerpo de su madre muerta. La venganza que nació dentro de su pecho y la escalera subida peldaño a peldaño hasta obtener poder. Como le arranco la piel al hijo de puta 15 años después, como nada se reparo, todo se volvió más vacio.

Sasuke no recordara nada mañana, olvidara toda su diarrea verbal, rezas toda la noche para que así sea. Las mentiras tienen detalles.

-      Naruto – te llama a punto del amanecer- ¿me quieres? –

 

-      Si-

Pero a veces esa regla no era aplicable para ti.

IX.Blue

Sasuke se va, Kakashi se queda, tú también. Tiene un viaje pendiente con Itachi. “solo hermanos.” Te despides de él una mañana del 98, casi es verano, Iruka ha sido declarado desahuciado pretendes estar junto él hasta que lo inevitable llegue.

Deidara llega solo, Itachi espera en el hangar  con el avión privado, entra a la recamara de forma natural. Sasuke en ese momento te embiste, tienes las rodillas sobre sus anchos hombros y su frente sobre la tuya.

-      5 minutos Sasuke –

La voz fría de Deidara hace  girar el rostro de Sasuke, el sonido de sus testículos contra tus nalgas es obsceno, se escucha aun sobre lo dicho por Deidara. Lo ves salir de la habitación, enfocas tu atención en los ojos de Sasuke. No hay nada hasta que te miran a ti, distingues alivio, asombro y un poquito de cariño. Gritas cuando su polla te roza ahí, ahí donde todo se vuelve caliente, nublado y te empaña los ojos.

Cierras los ojos, los labios de Sasuke te saben a pasta dental y huele a sudor con jazmín.

“Tú puedes Uzumaki.”

La voz de Gaara atraviesa tus tímpanos. De repente todo explota en blanco sobre ti

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Son cuatro días largos, agónicos, cargados de dolor, todo huele a muerte. Te acomodas mejor sobre el regazo de Gaara. Te sostiene de la cintura, no apartas tu mirada de Iruka. Abre y cierras los ojos. Alucina constantemente, te llama Minato y pregunta “¿Cómo lo he hecho?” una y otra vez. Tú siempre dices “bien” con tanta convicción que él sonríe. Vuelve a dormir.

Al quinto día, las cosas se degeneran con más prisa, repite “Naruto la mochila” “Naruto la comida esta lista” “tienes que comer más verduras, no solo ramen neh” “Naruto duerme, te quiero.”

Gaara te arrincona contra la pared y te besa, se bebe todos los sollozos y lame tus lágrimas, te abraza y chupa tus labios, suena tu nariz con un pañuelo y te sienta frente a Iruka de nuevo. El proceso se repite todo el día.

A las 10:21 pm, todo termina. La leucemia ha ganado la guerra. Kakashi da la hora para el expediente y sale de la habitación. No lloras. Esa noche duermes enredado contigo. Pone música en el viejo tocadiscos y te cambia de ropa. Te toma con cuidado y te la mete muy adentro. Piensas en jazmines, en chocolate enviando y desinfectante. Duermes con la polla de Gaara refugiada en ti, te parece justo. Los brazos de Gaara son tu refugio.

X.All the night

Hay un paraguas sobre tu cabeza, huele a humedad y a flores muertas el sonido de la pala echando la tierra te provoca ansiedad

Miras las luces de los altos postes que son borrosas y como el lodo te ensucia el traje. Son más de las 3, deberías estar preparando para trabajar en una esquina.

Una mano envuelve la tuya, es fría y es mas el toque lejano de algo que te conecta con la realidad que el tacto cariñoso sosteniéndote.

Kakashi con su fiel holística de medico está ahí, a tu lado; Gaara te ve, brazos cruzados, desde el otro lado del cementerio. Aprietas los labios y cierras los ojos. El pelirrojo ya está caminando hacia a ti. El tiempo se está deteniendo. Constructo. Marcado. Se congele sobre ti, agonizando junto al único amor que tenias.

Gaara te toma de la cintura, tus piernas están cediendo, el alto hombre oncólogo ya no está.

Escondes, avergonzado, tu rostro en el pecho del más alto, el último monto de tierra es echado. Todo está oficialmente terminado, Gaara te suelta y tú te crees caer de rodillas, tu faro de luz acaba de fundirse y no ves hacia donde debes seguir caminado, te sientes tan cansado.

Una mano sobre tu espalda y otra tras tus piernas ponen momentáneamente el nublado cielo como todo tu campo de visión. Gaara te está cargando rumbo al auto rentado. Tú, interiormente te repites, todo ha terminado. Tu corazón se levanta en huelga, no está dispuesto a aceptarlo.

_________________________

 El olor a café te despierta, aun traes el traje de ayer, esta arrugada y apesta a nicotina. No fumarias en el funeral de Iruka por mas alterado que te sintieras. El locutor de la radio llena cada rincón del apartamento, te recibe con Bob Dylan y sus bendiciones para tu amor, hay pronóstico de lluvias. Miras por la ventana, alguien está a tu lado.

-      Puedes mudarte conmigo –

Miras al Gaara en el reflejo del cristal, sonríes pesadamente y estas a punto de negar, no quieres ser una carga. Pero lo piensas, el cuarto vacio que aun huele a miel y tu auto compasión instalándose en tu sofá. Vas a volverte loco. Una mano en la cintura, dejas caer tu cabeza sobre su hombro. Pronto cumplirás los 21, todo un adulto, te sientes como un crio de 3.

Gaara parece oler tu rezagado infantilismo brotando de cada poro de tu piel, quieres abrazarlo pero te detienes, el pelirrojo tiene un límite de muestras cariñosas y contacto humano.

-      Hice panqueques – te susurra al oído –

Cierras los ojos, te sientes tan feliz de estar equivocado. Gaara se aleja, el de ojos verde aun te dice “te quiero” en cada momento.

_____________________

En agosto de ese año y con el dinero de trabajar para Sasuke, te matriculaste en la universidad local. En octubre de ese mismo año terminas de mudarte con Gaara, nunca estás solo. Ese diciembre no te congelas el culo en los barrios bajos sino que terminas de pintar un pino en la pared de la pequeña sala, Gaara prepara arroz con leche.

Esa navidad le das de regalo una vieja edición de un libro usado, él te mira de esa forma en la que se miran todas las cosas que son valiosas, y aunque tú no lo sabes también tienes ese brillo en tus azules ojos. Agradeces tu trabajo de medio tiempo en esa tienda antigüedades. Gaara continúa trabajando en la esquina. No te quejas de sus decisiones. No hay una norma de exclusividad entre ustedes. No son, después de todo, pareja.

A las dos de la mañana todo está en silencio, Gaara duerme, tú tienes su sabor de vino y pollo en los labios. Acomodas tu cabeza entre la almohada y su brazo. El año no ha sido tan malo.

El 4 de enero y después de salir de trabajar pasas por las flores de Iruka, llegas al departamento compartido, Gaara te recibe con ramen recién hecho. El timbre, que suena más como un maullido de gato que una melodía los hace mirarse entre ustedes. Ninguna ha tenido nunca una visita ahí. Así que te levantas para abrir, el timbre suena por tercera vez.

Abres la puerta, huele a jazmines y sudor. Sasuke te mira con atención. Gaara esta atrás de ti.

-   Quiero que regresas a trabajar – declara con calma –

El corazón te da un revoloteo, y ese sentimiento de que algo grande va a volver a ocurrir se instala. Sasuke y Gaara esperan tu respuesta.

 

 


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