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[EXO|KaiSoo] Bittersweet caramels [OneShot] por TeamKaiDi

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Notas del fanfic:

Espero les guste ;-; Es mi primera vez publicando en Amor Yaoi, so . . . Estoy algo nerviosa (Y no me lo betearon a tiempo, porque en verdad quería subir hoy para ser seguiditas /o/), así que sí está hecho caca, ya saben por qué.

 

Aclararé y pondré curiosidades /ocosasquelessirvenparaentenderalfinaltoo/ del fic, porque siento que no me hice comprender del todo, y era algo que quería porque tiene ese toque misterioso. Pero vuelvo a decir que como no está beteado pueden haber muchos /demasiados/ errores. 

 

So, enjoy ~

Notas del capitulo:

Es one shot /duh/, así que sólo es uno, a menos de que hiciera otro explicándome pero lol La ereza /sobs/.

Bittersweet Caramels;

 

KyungSoo era alguien que siempre odió lo dulce, muyempalagoso para él. Se hastiaba con sólo comer la mitad de una barra de chocolate, o quizá menos.  Probó intentando con otras, como pequeños pastelitos o caramelos; y aun así no soportaba como sus papilas gustativas rechazaban lo dulce.

KyungSoo era agrio, ácido. Alguien que siempre portaba una cara seria, una voz grave y un aire de altivez. Muchas personas lo tildaban y etiquetaban de egocéntrico, malhumorado y poco educado. Todas esas personas se equivocaban, porque a pesar de que KyungSoo era agrio, era dulce por dentro; era agridulce. Era como un dulce agridulce, ácido en las primeras dos capaz y dulce en el centro, llevando el éxtasis de ser raro y único. Pero pocas personas tenían la suerte de desenrollar un exótico empaque, meterse a la boca y enrollar la lengua en el dulce que era KyungSoo; pocas personas sabían qué se sentía tener su cariño. Y una de esas pocas personas era JongIn.

JongIn era dulce, empalagoso. Brillaba al son de la luz solar, su castaña cabellera meneándose con la brisa. Siempre tenía una gran sonrisa hasta donde su cara le permitía expandirse, volviendo sus ojos medialunas y su cara un mar vacío de arrugas inexistentes.

KyungSoo era agrío, JongIn era dulce.

*

 

La primera vez que KyungSoo vio a JongIn fue en la biblioteca, todo rayos de sol y arcoíris a su alrededor. Podía haber jurado que en ese momento había quedado ciego con tanto rosa a su alrededor. Sin embargo, sí podía afirmar que su pulso se había acelerado, sus manos habían empezado a sudar excesivamente y que su cara había sido un poema; cuando ese punto rodeado de un color rosa pastel, muchos arcoíris a su alrededor y rayos cegadores saliendo de él, habían posado la vista en su diminuto cuerpo que no dudó dos segundos en encogerse avergonzado.

Siempre llevó la cara en alto y caminaba con orgullo al declarar que él no caía en esa cosa llamada amor, y que la famosísima palabra de Amor a primera vista no podía ser más cliché que un beso debajo de la torrencial lluvia. Pero al parecer el destino – o el karma – decidieron mofarse de él y pegarle una patada en el trasero. Porque sí, KyungSoo aunque lo niegue muchas veces, sabe que él cayó en el amor a primera vista el día en que decidió tentar a su suerte y quedarse mirando embelesado al chico color rosa.

 

*

Sabía de buenas fuentes – Sehun, el novio de su mejor amigo Luhan– que el particular chico rosa tenía de apellido Kim y de nombre JongIn. La primera vez que había escuchado su nombre lo había registrado inmediatamente y empujado hasta lo más profundo de su mente para aferrarse obsesivamente al nombre. Había repetido el nombre de JongIn en el baño, y se hizo adicto a como aquel nombre salía tan natural de su garganta, y sabía tan dulce en su boca – A pesar de su aversión hacia lo dulce –

*

 

Dicen que la tercera vez es la vencida, y así fue. Después de muchos Tú podrás, KyungSoo en frente del espejo de su baño personal, y de muchas miradas reacias de su madre por su extraña actitud; se decidió. Decidió declararse a pesar del poco tiempo (Sí lo piensas bien no fue poco tiempo, ya que KyungSoo estuvo dos meses espiando a JongIn, sigiloso como un gato).

Kyungsoo había citado a JongIn –Por medio de, otra vez, Sehun– en la cancha de fútbol a la quinta hora. Era la hora donde todos, absolutamente todos, los estudiantes estaban en alguna clase donde acaparaban toda su atención. Así que, KyungSoo deducía, que si JongIn se reí de él y lo rechazaba, al menos no tendría que esconderse de media escuela.

Pero, otra vez, el destino –o el karma– decidieron patearlo y mofarse en su cara. El de tez morena había llegado con una deslumbrante  sonrisa, agitando su mano mientras gritaba con un timbre de voz particular ¡Hyung!, Kyungsoo se había quedado paralizado, viendo en cámara lenta como el menor se acercaba, Su pulso se aceleraba a cada paso del otro y su corazón pitaba en sus oídos –Juraba que, hasta donde estaba JongIn, podía escuchar su ruidoso corazón–. Cuando por fin JongIn llegó hasta él y se situó al frente suyo, KyungSoo empezó a tomar bocanadas de aire como si de un pez fuera del agua se tratase. El alto no había hecho más que fruncir el ceño preocupado y darle aire con la mano –como sí eso funcionara de verdad–, repitiendo varias veces Hyung, respira despacio que te ahogas.

KyungSoo había estado tan avergonzado ese día, porque además de su penosa situación de respirar rápido delante de la persona que te gusta, no había podido decir más que un Nos vemos  entre tartamudeos mientras se escabullía sigilosamente lejos de la presencia y vista de JongIn.

 

Entre gimoteos e insultos hacia su misma persona, Luhan había logrado decirle que no había sido tan malo. Y eso no mejoró el ánimo del ojón. El menor de todos allí se había calmado por fin, porque cuando llegó KyungSoo sudando frío y contando todo lo que le había pasado, Sehun se había echado al piso entre carcajadas mientras su novio y el de baja estatura lo fulminaban con la mirada.

*

 

Después de muchos intentos fallidos, tartamudeos y vergonzosas acciones por parte del mayor, KyungSoo logró acercarse a JongIn. Era más de lo que esperaba, de lo que pedía. Había podido conocer al menor en una semana, aunque las cosas que le contaba JongIn en la cafetería mientras KyungSoo pedía una torta de fresa ya se las sabía – Créditos a Oh fucking Sehun, que no había dudado en responder indiferentemente todo lo que el mayor le preguntaba–. Ya sabía que era un año menor que él, que cumplían el mismo mes y casi el mismo día; que el moreno amaba mover su cuerpo al compás de las vibraciones musicales. Sabía tantas cosas de él, pero siempre anhelaba que el menor se las dijera con esos grandes labios. (Y pudo jurar qué, mientras el moreno hablaba, él botaba baba como adolescente quinceañera conociendo a su idol)

 

*

JongIn y KyungSoo habían crecido los últimos dos años juntos. Su amistad se podría definir como perfecta. Pero KyungSoo no quería sólo una amistad, quería algo más impetuoso y atrevido. Quería poder besar los labios de JongIn cada vez que éste lo esperaba a la entrada de la escuela, pasaba su brazo y lo enroscaba en su cuello y se acercaba peligrosamente a su oído mientras susurraba –Con ese timbre de voz que KyungSoo había amado desde la primera vez que lo escuchó– un Buenos días, Hyung, Quería poder gruñirle a la zorra de Krystal cuando se acercaba más de lo debido a JongIn, con su escote demasiado abierto, un montón de maquillaje en la cara, y una sonrisa coqueta. Quería poder lucir con la frente en alto que él y el gran Kim JongIn, el bailarín sexy y sexappel de la escuela de penúltimo año; estaba con él comelibros de último año, pequeño cuerpo y grandes ojos; Do KyungSoo.

Porque KyungSoo quería poder decir que tenía una relación con JongIn, y que era sentir los talones hundiéndose en el suave césped del  jardín de Adam.

*

Cuando JongIn cumplió diecisiete KyungSoo le había preparado una sorpresa. Ese día el de baja estatura había estado toda la semana de tienda en tienda comprando el regalo perfecto para JongIn. Había alquilado un quinto piso en el estudio de baile, había decorado con esmero toda la habitación y le había comprado al moreno un nuevo celular (Porque éste lo había botado mientras hacía su presentación en la Academia central).

Sin embargo, JongIn nunca llegó.

 

KyungSoo pensaba que estaba bien. Estaba bien que JongIn se haya olvidado de su cumpleaños el 12, y que no fuera a verlo el 14 que cumplía. Estaba bien, porque JongIn esos días había estado saliendo con Sulli y se veía feliz. Si el menor era feliz, él sería feliz.

Aun así, ¿por qué sentía su pecho encogerse?

*

KyungSoo tenía una hermosa voz, era aplastadoramente buena. Se lo decían sus padres, se lo decían sus amigos, se lo decía JongIn. KyungSoo cantaba para dejar derramar sus penas en cada víbrate que hacía.

KyungSoo cantaba con recelo, con tristeza, con dolor. Porque no importaba cuánto se esforzara, JongIn seguiría viendo a Sulli y pasaría de él indiferentemente. Ya no lo esperaría en la entrada de la escuela y le susurraría dulcemente en el oído un Buenos días. Ya no compartirían sus almuerzos en el receso, dándose de comer en la boca el uno al otro. Ya no pasarían los miércoles viendo Pororo  y los domingos viendo películas graciosas.

JongIn ya no pasaría más tiempo con KyungSoo, y eso al bajito lo alarmaba fuertemente.

 

*

A mitad del último curso de KyungSoo, llegó alguien nuevo. Su nombre era JoonMyun, pero él prefería que le dijeran Suho. JoonMyun se habría sentado al lado de KyungSoo y le había saludado con un vago movimiento de cabeza, y con una sonrisa tan grande como la de Cheshire.

KyungSoo poco a poco aprendió de Suho. Como que venía de una familia millonaria, le gustaba el golf y era muy delicado e inmaculado con todo lo que hacía. KyungSoo poco a poco aprendió que, sí JongIn no estaba, no podía esperarlo toda su vida.

Así que KyungSoo empezó a pasar los recesos con Suho envés de esperar a JongIn debajo del árbol en frente de la cancha de baloncesto. Empezó a salir a la cafetería que frecuentaba –En compañía de JongIn– con Suho. KyungSoo empezó a engañarse y a pensar que Suho le daría lo que JongIn nunca le pudo dar.

 

Un día, en el parque en donde KyungSoo solía ir con Baekhyun –Su otro mejor amigo–, Suho lo citó. Hacía un buen clima, y la brisa acogedora no se hizo esperar para erizar los bellos de los brazos de KyungSoo. Había llego cinco minutos tarde, y podía ver al de su misma estatura en la fuente de deseos, rezando por algo. El ojón se había acercado con una sonrisa de oreja a oreja, y había posado su mano izquierda en la espalda ajena haciendo que el otro se inclinara y quedara peligrosamente cerca del agua. Ese día, KyungSoo había vuelto a reír; ese día, KyungSoo volvió a reafirmar que no debía confiar en la gente.

No volvió a ver a JoonMyun.

 

*

KyungSoo volvía a sentarse debajo del gran árbol de cerezo que quedaba en frente de la cancha de baloncesto. Podía ver las gotas de sudor que bajaban por la cansada cara de Wu Yi Fan, y también podía ver la gran sonrisa de satisfacción de Park ChanYeol –Novio de su otro mejor amigo, Baekhyun. La primera vez que KyungSoo había conocido a Chanyeol, en séptimo grado, le había parecido realmente raro. Sin embargo Chanyeol olía a confianza, a chocolate humeante, y eso hizo que KyungSoo confiara en él, y el hecho de que era novio de su vecino y mejor amigo– al haber ganado el partido.

Ahora el ojón no esperaba por nadie, no tenía razón. Prefería mil veces sentarse solo antes de sentarse con el HunHan (Como los había denominado después de pasar sólo cinco minutos con ellos, y poder haber sobrevivido con tanta sobredosis de cariño flotando en el aire), o en su defecto con el BaekYeol (Misma historia, sólo que éstos eran aún más atrevidos).  KyungSoo sabía que la soledad siempre había sido su amiga,  y que siempre se aferraría a él sin importar qué.

No había vuelto a saber de JongIn –Ya ni siquiera lo veía con Sehun–, y lo poco que sabía de él eran feos rumores. Rumores ciertos. Rumores que partían el corazón de KyungSoo un poquito más, y que nunca volvían a su lugar. JongIn ya no se hacía llamar JongIn, sí no Kai. Kai, el chico que era un dios en la cama. Kai, el chico con cuerpo de modelo y cara de dios. Kai, el chico que le gusta a KyungSoo, el chico que tenía prisionero a su inocente JongIn.

 

*

 

Soltó todo el aire que había retenido y sonrió sinceramente, como no lo hacía hace meses. Hoy era el día de su graduación, por fin sería libre de los profesores amargados y estaría en la universidad. Podría estudiar medicina y sanar a las personas, darles más números, más esperanza.

Ese día era perfecto para él.

Excepto el hecho de que allí estaba JongIn, al lado de un Sehun que trataba de mantener sus emociones a raya al ver a Luhan graduarse. KyungSoo había ido y lo había saludado con un suave meneo de su ahora rojiza cabellera, mientras se permitía por un momento revivir sus sentimientos por él.

No había cambiado. O tal vez sí, pero no lo quería admitir.

Quizá un poco más alto, un poco más acuerpado, un poco más sexy. KyungSoo había querido escabullirse lejos de JongIn, pero mientras estaba preparando su ya conocida huida, el menor enrolló sus brazos en la pequeña y frágil figura de KyungSoo, había acercado peligrosamente sus labios al oído de KyungSoo, y con un timbre de voz dos octavas más bajas de lo que recordaba, un Felicidades, Hyung había calado hondo en su cuerpo y su alma. Y pudo volver a sentir cómo esos sentimientos que había empujado y desechado meses atrás en el fondo de su corazón, volvían a frotar en el aire y hacer de él un mar de confusiones.

 

JongIn lo había llevado a esa cafetería que concurrían los dos tiempo atrás, cuando eran unidos. Él había pedido un café latte mientras que el de ojos grandes había pedido –como siempre acostumbraba– una tarta de fresas. Mientras tardaban los pedidos, KyungSoo pudo ver que JongIn ahora usaba el pelo rizado y lo tenía de un color plateado; mientas que él había vuelto a su azabache con peinado de hongo.

Al principio su conversación era torpe, como lo que eran, dos conocidos desconocidos. KyungSoo tartamudeaba, y el menor lo único que hacía era sonreírle con esa sonrisa suya y ahogarlo en sus sentimientos, como una montaña rusa. Se habían puesto al día con sus vidas; JongIn ya no salía con nadie, ya había dejado el mal hábito de acostarse con todo lo que tenía vida, y le había confesado que estaba enamorado. Le había contado que esa persona era muy, muy especial para él, que le gustaba desde hace demasiado tiempo pero había sido un cobarde y se había alejado; que estaba dispuesto a ir hasta el fin del universo sí esa persona le correspondía. KyungSoo había sonreído forzosamente, sus agrietados labios formando un corazón pequeño.

Porque otra vez sentía su pecho encogerse y partirse, aún más.

Pero JongIn había sonreído como la primera vez que KyungSoo lo vio, todo un mar de color rosa pastel. Y KyungSoo había fruncido el ceño, porque se sentía ofendido. Y JongIn se había parado e inclinado en la mesa, rozando sus labios con los de KyungSoo suavemente antes de susurrar sobre ellos un Me gustas, Hyung. Y KyungSoo era un mar de ideas, sentimientos mezclados y un sonrojo que nacía desde la punta de sus orejas, se expandía por toda su cara y terminaba más abajo de su cuello.

JongIn había susurrado en su oreja un Hyung, eres agridulce, y KyungSoo no pudo haber hecho más que enredar sus dedos en la nuca de JongIn y jalarlo hacia sus labios otra vez, saboreando el amargo café mezclado con el empalagoso sabor de JongIn.

*

KyungSoo era el chico asocial de la escuela, el comelibros malhumorado ratón de biblioteca. Hasta que un día, llegó Kim JongIn con su esplendorosa sonrisa, sus labios suaves y abultados, e hizo que KyungSoo reemplazara los libros y las tartas de fresas por sus labios. 

Notas finales:

Es jodidamente corto, ¿no? lol Debería ser más tipo drabble pero bah, no, no funciona así.

 

¡Curiosidades!: 

» JongIn empezó a salir con Sulli porque se dio cuenta que, desde el primer día /asícomoalojón/ le gustó KyungSoo. (Tomenlo como una manera de querer conservar su masculinidad)

» A KyungSoo le llegó a gustar /alittle/ Suho. Sin embargo, lo que le dijo Suho en el parque es que se iba de la ciudad ya que tenía un compromiso con su futura esposa /o/ (no todos tenían que ser gays ;-;)

» BaekHyun es el vecino y mejor amigo de KyungSoo desde hacía 10 años.

» Jongin /porsínolonotaron/, tenía la manía de poner nervioso a KyungSoo acercandose a su oído -Que besho(?)- Así como también tiene la manía de tocarle el cuello /esoiráaotrojojo/.

 

Y yap, perdón lo corto (?). Se aceptan tómates, piedras, cebollas /quemegustan/, de todo. Para la próxima prometo hacer algo más largo y elaborado ;-;


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