El eco del sonido del reloj, sonó por todo el monótono lugar, eran exactamente la una de la tarde.
Hacia una hora que esperaba en la sala, viendo un aburrido programa sobre comida, le habían dicho que a las doce se iría de ese asqueroso encierro, que al fin seria libre.
Pero como lo supuso tardaron más.
Al menos habían tenido la amabilidad de traerle ropa de su talla, alrededor de un año no había vestido más que batas azules y blancas y unos pantalones del mismo color.
Comenzó a jugar con su cabello largo de un bonito color negro, amarrado en una coleta, desde que lo habían encerrado no se lo cortaba.
-Jackson-el mencionado volteo a la entrada de la deprimente sala, donde estaba el joven psiquiatra que lo había atendido el último año
-¿Uhm?
-Ya es hora
-Uhm-sin tener otra expresión en su hermoso rostro más que el de aburrimiento, ni tener prisa, se levanto del sofá viejo y se dirigió a la entrada, pasando enfrente del doctor, este comenzó a caminar a su lado
-Están emocionados, te gustara estar…
-Guardémonos las cursilerías y discursos estúpidos para después-el chico caminaba mirando el piso
-Si sigues con esa actitud Jack, te costara adaptarte de nuevo a todo
-Bueno por eso seguiré viniendo contigo Max-Jack miro al doctor y le sonrió coquetamente
-Bueno eso me alegra-Max miro a todos lados, asegurándose de que nadie lo vería, al saber que estaban solos, toco descaradamente el trasero del menor y lambio su cuello-Esperare con ansias tus consultas
-Eso supuse
-Tus padres aun no están seguros de lo que les dije, así que por favor trata de actuar normal, como antes
-Bueno, es comprensible, cuando cachas a tus hijos a punto de tener sexo, es normal que no lo superen
-¿Seguro que estas bien?-Max miro a los ojos, verdes, de Jack, preocupado por que aun no superara el amor que le tuvo a su hermano, y que sus padres al descubrirlo lo encerraran en un manicomio
-Mejor que nunca
Siguieron caminando, sin decirse nada, tranquilos sabiendo que no sería la última vez que se verían, el joven, estaba listo para volver a empezar, dejando todo atrás o casi todo
-¡Jack!-el grito chillón de la mujer, llego a los oídos de su hijo.
Un carro rojo, lo esperaba en las rejas, su madre agitaba la mano como loca y sonreía, tratando de contener las lágrimas, su padre lo miraba con una sonrisa, cargando a su hermana menor, que lloraba sin creer que fuera Jack, y más halla su hermano recargado en la cajuela, sin saber cómo dar el encuentro a su gemelo.
-No cometas ninguna locura Jack-aconsejo el doctor antes de llegar a la reja para entregar a su paciente
-Hare las necesarias, doctor
-¡Hijo!-su madre en cuanto lo tuvo cerca lo abrazo y apretujo contra su pecho-Te extrañe
-Hola-Jack se zafo del abrazo de su madre, a la fuerza, su serenidad no se había alterado ni en lo más mínimo, su voz era seca y neutral. Saludo a su padre con un apretón de mano, del mismo modo a su madre, como si fueran unos desconocidos, a su hermana le alboroto el cabello como solía hacerlo, y en cuanto vio a su hermano gemelo, solo le levanto la cara, en señal de saludo-Hasta luego Doc.
Sin decir más, se subió al auto, cada uno de sus familiares lo miro, sorprendidos, ese no podía ser el Jackson que conocían, el amoroso, ese no era el hijo y hermano que habían dejado
Lo peor es que ese Jackson que recordaban había muerto, había sido enterrado muy profundamente, sustituido por uno frio, cruel, egoísta, rencoroso y dispuesto a vengarse del que lo hizo sufrir, Adam, su hermano.
Haría hasta lo imposible por vengarse del idiota que le juro amor eterno, quien le prometió ir contra todo y todos, por el imbécil que le dio la espalda al primer problema. Lo haría sufrir y si era posible hacer su existencia miserable por todo lo que le quedaba de vida
-Jack, amor, has crecido mucho, aunque estas muy flaco-Su madre lo miraba desde el asiento de copiloto, por el espejo retrovisor
-La comida que dan en este lugar es una porquería, tampoco es como si me dieran muchos nutrientes, a veces prefería no comer-soltó el joven crudamente, haciendo callar a todos, sintiéndose culpables del cambio del joven
Adam lo miraba de reojo, pero no a los ojos, se sentía la peor mierda por abandonarlo cuando más lo necesito, desde su partida, cargo con la culpabilidad y ahora ver a su hermano cambiado, le dolía mas, no sabía cómo hablarle o mirarlo
Cada intento por comenzar una conversación era cortada por Jack, quien no dejaba de mirar por la ventana, tenia asombro por los cambios de su vecindario, pero callaba para no darle gusto a su familia.
-¿Mi habitación sigue siendo la misma de antes?
-Claro…no movimos gran cosa-su padre abrió la puerta de la casa
-Bien, dormiré un poco, traten de no molestarme, por favor
-Claro-en cuanto Jack se encerró en su cuarto, su madre comenzó a llorar sin consuelo
Jack no bajo a comer, en total se paso tres horas encerrado.
Adam por su parte, desde la puerta de su habitación miraba con intriga la de su hermano, pedirle disculpas sería estúpido, ignorarlo lo sería más.
Tenía que hablar con el de inmediato, fuera como fuera, toco la puerta de la habitación, esperando paciente a que su gemelo le dieran las ganas de abrir, y justo cuando lo tubo de frente, su mente se bloqueo aun mas.
Creyó que le pasaría como en las películas, que cuando tuviera a la persona de frente le saldría un discurso, pero no fue así, lo miro a los ojos verdes, su rostro fino y atractivo, se miro a él mismo, con la diferencia de que Jack era más flaco que él y con el cabello más largo
-¿Qué quieres?-soltó con fastidio Jack
-Yo…es que…antes…bueno…jamás…
-Si no puedes completar una frase coherente, no me hables, haces que pierda mi tiempo
-Perdón…
Se miraron un largo rato. Adam creía que su hermano lloraría y le diría que si lo perdonaba y por muy absurdo que sonara, creyó, anhelaba, suplicaba porque aun hubiera una esperanza para volver a intentar el amor prohibido
-¿Eso es todo?-pregunto el de cabellera larga, su contrario asintió con la cabeza-Ok…púdrete-Jack le enseño el dedo corazón de la mano izquierda y luego le azotó la puerta en la cara.
Adam tardo minutos, literalmente, para reaccionar, volvió a tocar, no supo bien porque.
Esta vez Jack, ya estaba cambiado con un jeans que le quedaba justo, una playera roja y una chaqueta negra, todo le quedaba chico, hacia un año que había dejado toda esa ropa y él había crecido bastante
-¿Tienes dinero?
-Si… ¿Quieres que te dé?-Adam tenía que encontrar la forma de volver a ganar el cariño de su hermano
-¿Cuánto tienes?
-150
-Vaya…dámelos
Adam fue a su habitación, junto todos los ahorros que tenia y se los dio a su hermano menor
-Ten-le dio hasta el último centavo
Jack los guardo en su chaqueta y bajo las escaleras
-¿Quieres comer algo muchacho?-su padre lo miro desde la sala
-No gracias…quiero ir a comprar ropa
-Claro…iremos el próximo fin de semana
-El problema es que mi madre ya me dijo que mañana entro a la escuela, y bueno no hay nada en esta casa que me quede
-Bueno pero no puedo llevarte
-Iré solo, aun recuerdo donde está el centro comercial, padre
-Si es así, ten-de su cartera saco unos billetes para dárselos a Jack-Solo avísale a tu madre
-Iré por ropa-su madre estaba lavando trastes en la cocina, aun sollozando al recordar lo que había hecho con su hijo menor
-Iré contigo
-Yo puedo solo
-Bueno ten…-su madre corrió por su bolsa, sacando unos billetes de ella, para dárselos a Jack-No es mucho pero para algo alcanzara, llega temprano
-Me hare un cambio de look, espero que no te moleste
-Para nada, haz lo que más te guste
-Gracias
Jack sabia que todos estaban con sentimiento de culpa, y lo aprovecharía al máximo, al estar con Max, había aprendido a controlar y manejar un poco la mentalidad de los humanos, y a como diera lugar controlaría a sus padres hasta donde le fuera posible o hasta que se aburriera
-Te acompaño-Adam tomo su suéter dispuesto a ir con Jack
-No, yo iré solo
-Insisto
-Pues no insistas, ya no tengo 8 años, Adam, quiero hacerlo solo, ya no necesito que me guíes a todos lados-sin más Jack salió de la casa, antes miro el reloj de su casa, las 5:30 pm, aun tenía tiempo, llevaba suficiente dinero y tenía permiso para hacer lo que quería.
Se divertiría un poco