Jongdae maldice cuando abre la llave de paso del pequeño tanque de oxigeno, dejando el que estaba vacío a un lado, remplazándole con el último.
No durará mucho tiempo, tal vez una hora o hasta que Jongdae respire por última vez y pierda la conciencia para siempre.
Para su extrañeza, Jongdae está calmado. El auricular que su líder Yifan le había dado, estaba roto. Ahora lo único que podía escuchar era un zumbido permanente y palabras entrecortadas, "¿Puedes escucharme?" Y "Por favor, respon-" una y otra vez.
Yixing, su asistente en la superficie, debe estar vuelto loco, muerto en pánico... Todos en el equipo deben estarlo.
Ya no te preocupes más, Luhan.
No llores, Zitao.
Estoy bien, Yifan,
Ya nada me puede salvar.
Cierra sus ojos, escuchando los latidos de su corazón haciendo eco dentro de su cabeza. Lo único que él puede hacer es esperar, esperar a que el oxígeno se acabe. No hay manera de que Jongdae regrese a la superficie.
No con el muñón que ahora es su pierna, carne quemada que arde con el agua salada, sangre que intenta subir a la superficie, pero se disuelve con el agua alrededor.
Sólo fue necesario un segundo para que se diera cuenta de que estaba entrando en territorio submarino aún no explorado. Territorio que contenía varias minas navales.
Y sólo fueron necesarios 1.2 segundos para que hiciera contacto con una de ellas.
Su vida pasa frente a sus ojos.
Jongdae recuerda cuando su madre le llevó a su primer clase de canto, con intenciones de que se convirtiera en un cantante profesional.
Sus viejos amigos de secundaria, Kyungsoo y Baekhyun, cantando juntos en cualquier lugar que les fuera posible.
La primera cita con el amor de su vida. Recuerda haber probado el mejor capuccino de toda su vida, sólo por que Minseok fue quien lo preparó, siendo barista de su propia pequeña cafetería.
Jongdae siente una calidez dentro de su pecho, contrario a la baja temperatura en el fondo del mar, mientras recolecta memorias acerca de Minseok. El sabor de sus labios y la sensación de su tacto, la forma en la que sus cuerpos se vuelven uno mientras hacen el amor por las noches.
De repente, Jongdae siente la tristeza invadir todo su cuerpo cuando por fin cae en cuenta de que, en la vida, los sueños no siempre se hacen realidad.
Recuerda un momento en específico, cuando sus manos arrugaron con rabia la carta de rechazo por parte de la Academia de Música, mientras Minseok le abrazaba y confortaba, mientras él lloraba amargamente sobre su hombro.
También recuerda el día más feliz de su vida, el día que su novio deslizo sobre su dedo un hermoso anillo de bodas, prometiendo cuidarle por el resto de sus vidas.
Jongdae recuerda la mirada de Minseok en el momento en que le dijo que se convertiría en Arqueologista Marino, un trabajo que no le apasionaba, pero tampoco le disgustaba. Minseok entonces sonrió y le dio a Jongdae, todo el apoyo que él pudiera necesitar.
Pero Jongdae falló en algo, él no notó el miedo en los ojos de Minseok.
Recuerda también, cada mañana al salir de su hogar. Cada que ponía un pie fuera de la calidez y comodidad de su hogar y subía a su auto para otra emocionante y peligrosa aventura debajo del mar.
Las palabras de Minseok se repiten una y otra vez dentro de su cabeza; “Ten cuidado y por favor regresa pronto. Te amo.”
Un último recuerdo. Está en la cafetería, el aroma del café y de la dulce pastelería inunda sus sentidos. Ve al trabajador barista en la barra, mezclando algo que parece ser leche, esencias y por supuesto, café. Sonríe lentamente mientras repara en la presencia de Jongdae.
Jamás verá esa sonrisa de nuevo.
En el segundo siguiente el está de vuelta bajo el agua, siendo traído bruscamente de vuelta a la realidad.
Con toda la fuerza que puede reunir, logra quitarse uno de sus guantes a prueba de agua y eleva la mano hasta que queda frente a su rostro. El anillo brilla suavemente bajo la pequeña luz emitida por el casco.
Su visión se vuelve borrosa y Jongdae no está seguro de si es porque sus emociones están surgiendo y poco a poco tomando el control de sí y las lágrimas se están agrupando en sus ojos, o es debido a la débil voz que alcanza a escuchar dentro de su cabeza, recordándole que su tanque de oxígeno está cada vez más cerca del límite y necesita ser rellenado.
Piensa en ello mientras respira lentamente lo último de oxígeno que el tanque le proporciona.
Abriendo su casco y sintiendo la avalancha de líquido frío empapando su cabeza, Jongdae besa el anillo suavemente y coloca su mano enguantada sobre la mano del anillo expuesto, sin rendirse a la fuerza del agua.
Y cuando comienza a sentir que pierde la conciencia y que sus sentidos se atrofian, cierra sus ojos y se aferra a su último recuerdo.
Ya puedes parar las oraciones, Luhan.
No enloquzcas, Yixing.
No llores más, Zitao.
Descansa un poco, Yifan.
No me olvides, Minseok.
Ya nada me puede salvar.