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Ángeles Caídos por noah_uzumaki

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Notas del capitulo:

Lucas antes de mudarse a la gran ciudad, y convencido por un amigo quien le contrata un servicio de citas, pero gracias a eso pasa una de las noches más apasionadas de su vida...

Ángeles Caídos 

Capitulo 1

Encuentro Casual

 

Lucas se hallaba en una de las mesas del local bebiendo un trago. Como era costumbre cada viernes se iba con sus compañeros de trabajo al mismo bar desde hace ya un par de años. Lucas era un adulto joven que apenas llegaba a los veinticinco, gradúense de abogado penalista a la corta edad de veinte años, no tardo en conseguir trabajo.

–¡No puedo creer que nuestro pequeño Lucas ya haya comprado su primer apartamento en la ciudad! –le dijo Louis a todo pulmón, era quizás su compañero más cercano.

–¿Cuándo termina tu mudanza? –le preguntó otro, Carlos, un hombre serio y de pocas palabras en el trabajo, pero de una actitud inquebrantable y además padre de familia.

–Ya todo fue empacado, solo me falta ir ya ocupar, el domingo me voy… –le contestó con el mismo tono.

La música seguía sonando con fuerza. Lucas inmerso en sus pensamientos tomaba otro sorbo de su trago, cuando de pronto sintió como lo abrazaban con fuerza desde la espalda, rodeando su cuello. Al girar estaba Carla, la única chica del grupo. La joven pelirroja lo tomaba por el brazo haciendo que este se levantara de la silla.

–¡Ven vamos a pasar la última noche de fiesta antes que te mudes! –le dijo riendo a oreja a oreja.

Lucas simplemente se dejo llevar por la chica.

Sus cuerpos danzaban al ritmo de la música electrónica. El castaño pegaba su cuerpo con el de su compañera. Ambos flexionaban sus rodillas al mismo tiempo, bajando un par de centímetros para luego volver a subir a la posición inicial. Lucas pasaba sus manos por los cabellos de Carla hasta su sus mejillas donde las acaricia suavemente.

Ambos juntaron sus manos elevándolas por encima de sus cabezas, donde continuaron bailando vigorosamente, y acercando sus labios casi hasta besarse pero los alejaban en ese punto para continuar con el baile…

 

Ya eran más de las doce. Lucas junto Louis caminaban por la calle.

–Vaya que Carla no esconde lo que siente por ti –le dijo su amigo sonriendo.

–Lo sé…

Guardaron silencio por varios segundos, hasta que Louis le dijo:

–Tranquilo, solo bromeo un poco contigo, soy tu mejor amigo así que te conozco bien… –le abrazó por el cuello con un brazo mientras seguían caminando–. Oye por cierto…

Soltó el agarre suspirando con fuerza.

–¿Qué? –le dijo Lucas algo impaciente viendo su amigo, el que no decía más permaneciendo en silencio.

–Bueno… veras, pertenezco a un pequeño grupo, un club por decirlo de alguna manera… –le explicaba.

–¿Club? –Lucas no pudo evitar reír ante aquello–. No sabía que te gustaran esas cosas, no me diga, ¿un club de lectura? –siguió burlándose el castaño–. No te imagino con un montón de viejas hablando de novelas de amor.

–Cállate idiota… –le interrumpía Louis.

–¿Entonces…?

–Se llama “Ángeles Caídos” –terminó por hablar.

Lucas se giro a verlo con desconcierto.

–¿Ángeles Caídos? –Duró un par de segundos antes de decir palabra–. ¿Qué clase de lugar es?

–Veras, es un lugar donde digamos… su objetivo es complacer los deseos de sus clientes, ya que cuentan con toda clase de servicios y empleados… –terminó–. ¿Recuerdas que muchas veces hablábamos de… bueno un par de cosas de ese tipo?

Lucas quedo en silencio hasta que le dijo:

–¿Qué con eso?

–Existe un lugar así, la única forma de contratar sus servicios es por invitación, y bueno, yo ya puedo invitar nuevos miembros…

–¿Quieres invitarme?

–Así es… –Louis seguía hablando con nerviosismo.

–Me alagas, pero, ya conoces mis gustos, y no creo que una mujer de ese tipo…

–No… –interrumpió el pelinegro–. Ya te lo dije, es de todo tipo de servicios, por eso mismo ya contrate uno para ti… ya hemos hablado sobre esas cosas y bueno…

Lucas no supo que responder, por lo que solo se mantuvo callado mientras escuchaba las explicaciones de su amigo…

 

Miro el reloj, marcaban las 7:14 PM. Lucas estaba nervioso; sus manos no paraban de sudar, y sentía su garganta reseca, por lo que tuvo que realizar varios viajes a la cocina en busca de agua.

No puedo creer que esté haciendo este… –pensaba–. Soy abogado después de todo soy abogado…

Lucas vivía en un pequeño condominio tipo estudio, pero en ese momento estaba casi vacío, solo había un colchón cubierto por sabanas limpias en el medio de la sala y un par de cosas en la cocina. En las afuera de su casa reinaba la desolación a excepción de una pequeña silueta que se desplazaba entre las sombras.

No puedo creer que me deje convencer… –se quejaba tomando un largo sorbo de agua.

El timbre sonó mientras el joven seguía bebiendo agua, y debido al nerviosismo se terminó atragantando. Lucas terminó apoyado a la nevera tratando de recuperar el aire. El timbre sonó una segunda vez y hasta una tercera. Lucas se apresuro para abrir la puerta.

El joven quedo en silencio con sus ojos en blanco al ver quien tocaba. “Un niño, un pequeño niño…”, pensaba mientras veía a la personita que le sonría dulcemente, de pie, mirándole fijamente con sus grandes ojos azules. El chico, el cual tenía cabellos negros, junto sus manos delante de él y le hizo una reverencia a Lucas en forma de saludo.

–Muchos gusto señor, buenas noches… –le dijo con un fino y dulce tono de voz que cautivo de inmediato al castaño.

–B-Buenas… –tartamudeo el hombre–. Qué lindo…

El niño era de baja estatura, Lucas le calculo unos once, doce años a lo mucho. Su cabello liso y largo que caía hasta sus orejas. Sus ojos eran de un azul intenso como la profundidad del mar, o el cielo a punto de volverse noche, y los que resaltaban debido a su piel blanca. No podía dejar de observarlo, el mayor estaba embelesado por aquel niño.

–Ha contratado los servicios de Ángeles Caídos, espero que disfrute del servicio que le ofrecemos… –dijo el chico.

–G-Gracias… p-pasa… –finalmente dijo Lucas.

El chico paso a su lado, acomodándose sobre la cama con sus piernas cruzadas. Lucas le dio una mirada a las piernas casi descubiertas del niño ya que llevaba ropa deportiva; un pantalón cortó cuadriculado hasta las rodillas y zapatos de goma sin medias. Su franela blanca le daba un aire escolar.

No puedo creerlo… de verdad quiero hacerlo con ese niño… se ve tan lindo que me dan ganas de poseerlo toda la noche…

Nuestra servicio ha sido contratado por tres horas… –explicaba el niño, mientras que Lucas se acomodaba cerca del niño–. Si quiere tiempo extra es un cargo adicional.

–Entiendo… –balbuceo en respuesta el castaño…

 

Lucas ya se había despojado de sus pantalones. El niño arrodillado entre sus piernas devoraba la intimidad del mayor con gran seguridad y placer. Con una mano jugaba con sus testículos y con la otra sostenía su pene desde la base mientras que lo lamia hasta el glande, donde abría su boca y lo introducía hasta donde podía para comenzar a chuparlo.

Lucas gemía con descontrol manteniendo sus manos sobre el cabello negro del menor, este último chupaba y lamia con deleite.

–Tienes un pene muy delicioso… –le decía el chico en los instantes que se separaba, para luego lamer por completo el liquido pre seminal del hombre–. Esta muy duro…

Lo hace muy bien… diablos… estoy apunto… –pensaba Lucas mientras que su cabeza daba vuelta–. No… no, espera…

El hombre separo al chico cuando estuvo a punto de correrse.

–¿Qué sucede?

Lucas le miro en silencio contemplándolo solamente, hasta que finalmente dijo:

–Deseo quitarte toda esa ropa…

El castaño se apresuraba a quitarle la ropa al menor que estaba entre sus piernas. Primero le despojó de su camisa blanca lanzándola a un lado.

–Que cuerpo tan deseable tienes…

Lucas no dudo en comenzar a besar el pecho desnudo del niño. Besaba su cuello, sus brazos, trazando un camino hasta sus pezones.

–Me encantan tus pequeños pezones…

El hombre le daba chupetones, y pequeños mordiscos que hicieron brincar al menor. Primero el derecho y luego salto al pezón izquierdo donde le daba el mismo tratamiento. Se separo, y guiando al niño hizo que se acostara de espalda donde ahora jugaba con los pezones del niño dándole pequeños pellizcos. El niño gemía y con su rostro sonrojado, una expresión que hacía que Lucas se excitara aun más.

–Ni siquiera te he preguntado… ¿Cómo te llamas? –le dijo Lucas.

El niño dudo por un momento mientras, momentos que dejaba escapar varios gemidos, hasta que finalmente contestó:

–M-Mathi…

–Lindo nombre, supongo que es diminutivo de Mathias… –el menor solo asintió con la cabeza–. Yo me llamo Lucas, así que puedes llamarme así…

El hombre acercó su rostro al del niño uniendo sus labios en un largo beso.

–Es hora de llegar más lejos.

Lucas se separo del niño y fue directo a su entrepierna desabotonando sus pantalones y bajando su cierre. En segundos el chico ya solo estaba en ropa interior, la que Lucas comenzó a besar por encima sintiendo el pequeño bulto que se le marcaba sobre ella. El castaño metió su mano en la liga de su calzoncillo bajándolo, dejando salir el pequeño pene lampiño del chico.

Casi con desespero Lucas comenzó a jugar con los testículos del menor, pasándolos entre sus dedos con una mano, como si tuviera dos pequeñas canicas, y con la otra retiraba la piel que cubría su glande rosado. Mathi dejo salir un fuerte gemido al sentir como el adulto apretaba entre sus dedos aquello zona sensible.

–Vaya que eres sensible… –dijo soltándolo un instante para quitarse su camisa, quedando ahora como el niño, totalmente desnudo.

Lucas hizo girar a Mathias haciendo que la boca de este quedara sobre la entrepierna de él, mientras que él por su parte quedaba sobre la del niño. Acostados uno al lado del otro se concentraron en el miembro del compañero.

El joven tomaba los testículos del castaño lamiéndolos, incluso introduciendo uno de ellos en su boca para chuparlo. Lucas por su parte entre gemidos devoro de un bocado el pene del niño, metiéndoselo por completo en su boca, mientras que con las manos las llevaba hasta la entrada del chico.

–Realmente tienes un culo muy suave… –le decía al dejar de chuparle el pene–. Y es tan sensible, solo con rozar tu entrada con mis dedos la hago temblar, como pidiéndome ser penetrada…

Mathias lamia el pene del mayor, desde su base hasta la punta, donde chupaba todo el liquido transparente que salía del.

Que delicioso… se nota que es todo un experto… ¿Cuántas veces abra hecho esto? –pensaba Lucas.

Uno de los dedos del mayor penetro la entrada del niño, haciendo que el chico se aferrara con fuerza a las piernas del adulto.

–¿Te gusta esto? –le preguntaba mientras realizaba movimientos circulares en el culo del niño.

–S-Sí… –le confesó–. E-Estoy para cumplir todos tus deseos…

Luego de decirle aquello Mathi regreso a la intimidad del mayor chupándole el glande, y recorriéndolo por completo con su lengua ya dentro de su boca.

Lucas ahora chupaba con fuerza el pequeño pene del niño, mientras introducía un segundo dedo, aumentando la velocidad de penetración con ellos en la entrada del joven. Los gemidos de Mathias se hicieron más audibles, el castaño había logrado hacerlo alcanzar el límite. Su cuerpo se contorsiono sobre su espalda eyaculando en la boca de Lucas.

El pene del chico palpitaba con fuerza, mientras que todo su cuerpo temblaba con aquel primer orgasmo.

Se nota que es solo un niño… apenas si salió semen… –pensó Lucas al verlo temblar–. Pero lo poco que salió fue tan delicioso…

Su sabor hacía que Lucas perdiera la razón por completo. Seguía chupando el pene del chico hasta dejarlo completamente seco.

–Yo también quiero… –le dijo Mathi acomodándose entre las piernas del hombre, quien se sentaba y solo le miraba.

El pelinegro comenzaba a besar la intimidad del mayor en su totalidad, concentrándose primero en sus testículos, que lamia y chupaba, para luego con su lengua desde la base hasta la punta, donde lo introducía casi hasta la mitad. Lucas gemía de placer.

Este niño me está haciendo llegar…

A los pocos minutos Lucas se corría. Mathias intentaba tragar todo lo que podía, pero mucho del semen del adulto salía de la boca del menor, quien se termino apartando.

–Salió mucha leche… –dijo el menor aun con su boca con un poco y limpiándose los alrededores con las manos antes de lamérselas–. A pesar de que salió mucho sigues teniéndola dura.

–Eres fantástico Mathi… –dijo entre respiros.

El niño tomo el pene erecto del mayor entre sus manos lamiendo los restos de semen que quedaban en su glande y testículos, y luego le miro fijamente y le dijo:

–La leche que se sale de tu pene es realmente deliciosa.

Mathi comenzó nuevamente a chuparle su pene con fuerza. Lucas por su parte acerco sus manos al trasero del niño.

–¿Qué dices si meto ahora mi pene aquí? –le dijo mientras que con los dedos inspeccionaba la entrada del pelinegro.

–Me encantaría tu pene en mi culo… –le dijo separándose y acostándose de espaldas sobre el colchón con las piernas abiertas, y con sus mano separaba los músculos que tapaban su entrada mostrándosela–. Lucas… quiero que me penetres…

Lucas se arrodillo encima del niño llevando la punta de su pene hasta la entrada del chico. Lentamente comenzó hacer presión hasta que este comenzara a ceder. Mathias dio un grito cuando comenzó hacer penetrado. El pene de Lucas avanzaba lentamente.

Diablos… esta tan apretado y caliente… –pensó al sentir como mientras más profundamente llegaba en el interior del niño, más excitado se sentía.

El adulto siguió introduciéndolo, pero cuando iba por la mitad un escalofrió recorrió desde su cabeza hasta la boca del estomago, por lo que tuvo que detenerse un instante antes de que se corriera por segunda vez.

No puedo… no puedo… –se decía–. Aun no puedo eyacular…

Se calmo por un instante deteniéndose, y en un último empujón terminaba de introducir su pene en la interior del niño, quien su cuerpo al sentir tal invasión se tensaba con fuerza. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lucas al sentir como el interior del niño apretaba su pene, pero de una forma tan deliciosa que cayó encima del niño para besarle en la boca, donde introducía su lengua para que jugara con la del menor.

Lucas comenzaba a moverse con firmeza. Su pene entraba hasta que sus testículos daban con el trasero del niño, para luego retirarlo casi por completo, repitiendo el proceso una y otra vez.

Mathias gemía y temblaba con fuerza al sentir como la intimidad de Lucas rozaba sus paredes internas, y en un punto en específico de roce, liberaba una ola de placer tan poderoso que llegaba casi al punto del dolor. El niño excitado de la misma forma que Lucas, trato de buscar liberación, llevando sus manos a su pene, pero enseguida era detenido por Lucas, que tomaba ambas manos del joven con su mano derecha llevándolas por encima de su cabeza hasta el colchón.

–No… espera… no debes tocarte… –dijo el mayor entre gemidos–, yo seré el que lo haga por ti…

El castaño tomo entre su mano libre el pene del niño rodeándolo con sus dedos, al mismo tiempo que le seguía penetrando.

Cambiaban de posición cuando alguno estaba a punto de eyacular. Lucas tomaba por un tobillo al niño haciendo que este abriera las piernas aun más, mientras que le penetraba con más fuerza, al mismo tiempo que lo masturbaba. Mathias gemía sin control.

Los minutos pasaron. Las horas. Lucas tenía sentado a Mathias en su entrepierna. Los brazos del mayor pasaban por debajo de los brazos del niño, su mano izquierda jugaba son sus pezones, y con la derecha con el pequeño pene del chico. Sus movimientos eran rápidos y firmes, llevándolos rápidamente al límite, al punto del orgasmo.

–Tu culo es tan delicioso y caliente… –decía entre gemidos Lucas.

Mathias se corrió primero, soltando su carga entre los dedos de Lucas, este último por su parte se venía en el interior del chico, llenándolo por dentro, incluso hilos de su semen bajaban hasta sus testículos desde la entrada del más joven.

Lucas quedo abrazado a su pequeño amante, quien reposaba sobre él suspirando.

–Eso… estuvo realmente fantástico… –dijo entre respiros el castaño acostando delicadamente al niño sobre las sabanas, al mismo tiempo que retiraba su intimidad de su interior.

Lucas beso la nuca del niño para luego sentarse a un lado de él, solo para observarlo. Su rostro colorado lleno de su sudor y semen, su cabello mojado, sus ojos azules viéndolo fijamente, mientras abría sus finos labios dejando escapar un suspiro.

Ya veo porque le dicen Ángeles Caídos…

 

El reloj sonó. El despertador a un lado del colchón ya marcaba las 7:00 AM. El castaño quedo sentado de un salto y con su mano le daba el botón de apagado al reloj. Aun estaba desnudo. Llevo sus manos a su rostro tratando de despertarse por completo, cuando se acordó del niño. Giro de inmediato en su búsqueda, pero no estaba.

Supongo que se fue mientras dormía… –pensó, para luego tirarse a la cama–. Aun estoy todo sucio, mejor me doy una ducha… –aquello lo dijo para sí mismo levantándose…

 

El domingo pasó lento. Sus amigos vinieron para ayudarlo para terminar lo de la mudanza, por lo que ya para el medio día estaba todo listo, y ahora Lucas observaba su nuevo hogar. Un edificio de diez pisos en el centro de la ciudad. Entro, solo la sala era del tamaño de su apartamento anterior. Dos cuartos, dos baños, cocina, varios clósets, y balcón. Era la casa perfecta, pensaba, espaciosa y cómoda.

Todo comenzó a pasar más lentamente, sus pensamientos estaban en la noche anterior, y no podía pensar en ello sin que su pene reaccionara automáticamente, “Mathias”, pensó, “¿Qué estará haciendo ahora?, ¿Estará con algún cliente?” se levanto y fue por un trago.

Tenía todos los servicios y comodidades. Navego por internet un buen rato, vio televisión, jugó con su PS3, mando a pedir una pizza, Louis le visito ya que vivía a un par de cuadras, hablaron casi toda la tarde, sobre lo que sucedió, y todo con lujos de detalle. Louis se fue casi las ocho, y Lucas nuevamente quedo solo con sus pensamientos, y en el chico que quizás nunca vuelva a ver en su vida, a menos que se termine uniendo al tal club, “Ángeles Caídos”. El joven se baño nuevamente, vio el noticiero, y finalmente se fue a la cama, quedando rendido hasta el día siguiente…

 

Salía de su apartamento minutos antes de las siete y media, debía estar en el despacho para las ocho, pero ahora como vivía mucho más cerca se daba el lujo de irse un poco más tarde. Vivía en el piso cinco. Apretó el botón de llamada del ascensor y no espero mucho ya que venía del piso siete. Lucas no estaba preparado para lo que vería al abrirse las puertas, un niño con una mujer lo ocupaban.

¡Mathias! –su corazón brinco de la emoción.

–Buenos días… –dijo la mujer sacándolo de sus pensamientos.

–B-Buenos días… –finalmente saludo.

–Nunca te lo había visto por aquí… ¿es nuevo? –le preguntó la mujer.

–Me mude ayer… –contestó.

Lucas dio varios pasos antes de entrar al ascensor, para luego presentarse. Observo como Mathias no le levantaba su mirada.

–Me llamo Lucas… –extendió la mano–, mucho gusto.

–Mucho gusto, me llamo Yasmine –le dijo devolviéndole el saludo–, y este es mi hijo Mathias, vivimos un par de pisos encima de ti… –se reía.

Su corazón latió con más fuerza. El chico que le había quitado el sueño aquel fin de semana lo tenía delante de él, y no solo eso vivía en el mismo edificio…

 

Continuara…

Notas finales:

Espero que les haya gustado así como a mí escribirlo, sus comentarios son bien recibidos, este es será mi primer fic de este estilo :3, pasen una linda mitad de semana nos leemos luego, cuídense :3


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