¿Vas a envejecer con gracia?
Mi nombre es JongIn, él había dicho, la primera vez que había entrado en el salón de clases, su sonrisa tan amplia como su cara podía permitir, y me gusta escribir.
Los otros niños habían reído disimuladamente, confusión y casi infantil crueldad moldeada en torno a las consonantes y vocales, y la cara de JongIn se había caído.
“Hola, JongIn” KyungSoo había dicho, y la clase se había quedado en silencio, porque KyungSoo casi nunca hablaba, KyungSoo era el niño que se sentaba en silencio en el fondo de la clase y hacía todo lo que los profesores le pidieran que hiciera, y entregaba su tarea a tiempo y nunca, nunca juega con los otros niños. “Mi nombre es KyungSoo. Puedes sentarte conmigo”.
JongIn se había revuelto inmediatamente, arrastrando los pies mientras se topaba con mesas y sillas, con torpeza haciendo su camino hacia donde KyungSoo sentado en la parte trasera de la clase. Se sentó en el asiento vacío, se volvió hacia KyungSoo, y dijo, gracias.
Kyungsoo lo miró por un momento, con una expresión indescifrable, y algo en el pecho de JongIn gritó, por favor no seas como ellos, por favor sé agradable, por favor sé mi amigo.
Pero entonces KyungSoo había sonreído, y JongIn acababa de empezar de nuevo, con un golpeteo de pulso en su garganta, el alivio subiendo por sus venas. “¿Te gustan las matemáticas? A mí sí”.
No soy bueno en eso.
“Está bien.” Las patas de la silla de KyungSoo habían raspado contra el suelo mientras él se escabulló ligeramente para acercarse a susurrar: "Yo te puedo ayudar con eso."
La sonrisa de JongIn se había extendido lentamente por su rostro
Está bien.
Ellos crecen juntos, Do KyungSoo y Kim JongIn, desde los nueve años todo el camino hasta la escuela secundaria.
Jugar en los patios de recreo se convierte en jugar en sus consolas de juego, correr en los parques se convierte en holgazanear en los pisos de los otros dormitorios. La lectura de cómics se convierte en lectura de libros, libros que JongIn pone en las manos de KyungSoo con entusiasmo, libros que JongIn hace que termine dentro de la semana para que pueda rellenar otra novela dentro de la maleta de KyungSoo.
JongIn ama escribir palabras. Es su paz, su consuelo.
Él solía amar interpretar. Él adoraba la danza, y todo lo que viene con ella: El centro de luz cegante, la descarga de adrenalina cuando se balanceó por el escenario con gracia, medio-planificados y medio-no controlados arcos, asombrando a la audiencia, deleitándose en la forma en que la gente se quedaba en estado de alerta después de que las cortinas cayeron, y aplaudieron en una tormenta discordante.
Pero ahora, él piensa, como las curvas de sus dedos alrededor de la pluma que su madre le había dado para su decimotercer cumpleaños, él podía amar las palabras más que cualquier otra cosa.
“Escribe,” dice KyungSoo, un día en el quinto año de su amistad, ya que están acostados boca abajo en el sofá de KyungSoo, los talones de sus pies enganchados en los cojines y los brazos colgando sin fuerzas al lado de sus cabezas. “Debes escribir. Historias, poemas. Cualquier cosa”.
De qué debo escribir, pregunta JongIn, frunciendo las cejas.
“De todo,” dice KyungSoo, empujando su codo contra él, “Escribe sobre la escuela. Sobre dragones y princesas y reyes y reinas. Sobre el cielo y la hierba y todo lo demás. Escribe acerca de ti. Acerca de mí”.
¿Sobre nosotros?
“Seguro, ¿por qué no? Puedes hacerlo” insta KyungSoo, y sus ojos brillan. “Yo sé que puedes”
Puedo. JongIn sonríe. Lo haré.
JongIn escribe.
Él escribe, y escribe, y escribe. Comienza a escribir, y sus cuadernos anillados y atados con cuerdas se le acaban más rápido de lo que tarda Kyungsoo en terminar sus libros de ejercicios de matemáticas. Su madre le permite utilizar el ordenador para escribir, y lo hace. Él tipea. Él escribe a una velocidad de mecanografía que rivaliza a secretarios de oficina y él acumula carpetas de documentos no leídos y trabajos invisibles que él intenta ocultar bajo nombres endebles como "investigación de jardinería 'y' la tarea de química."
Nadie llega a leerlos, sin embargo.
Ni siquiera Kyungsoo.
Pero eso es porque no estoy listo, explica JongIn, moviendo a través de un tirón impaciente su tarea de matemáticas, como Kyungsoo estabiliza su pluma y empuja las gafas más arriba en su nariz. No estoy listo, Kyungsoo.
"Está bien", dice Kyungsoo, “Tú puedes siempre mostrarme la próxima vez. Cuando estés listo”
Okay. Lo haré.
"¿Me lo prometes?"
Un meñique se tendió en oferta. JongIn levanta la mano, y los bucles de sus pequeños dedos juntos, sonriendo. Lo prometo.
"Volvamos ahora a las matemáticas, sí?" El hombro de KyungSoo se inclina en contra de su comodidad y JongIn reclina en el toque. "Ahora, los círculos son así."
Jongin escribe.
Él escribe para mantener la tristeza a distancia. Él escribe para mantener el dolor a raya. Él escribe para mantener la felicidad en juego, en su corazón y en cada parte de su alma, y lo que él no puede decir—
No puede decir lo mucho que significa para él, porque significa mucho más que él.
A veces él piensa, que es todo lo que tiene, y a veces él piensa, que es lo único que puede tener.
Pero entonces Kyungsoo se acerca a él en la entrada de la escuela, y desliza su brazo sobre los hombros de JongIn y se ríe en la curva de su cuello, y le sonríe con esa sonrisa suya, la que ha reservado sólo para JongIn, sólo para él.
Él escribe sobre esa sonrisa, en su mayoría.
En su graduación de la secundaria, Kyungsoo es el mejor estudiante.
Él consigue que JongIn escriba el discurso.
Los dedos de JongIn tiemblan con cada palabra, pero él sabe que van a ser verdad, sincero, real. Él ve las miradas en los rostros de sus compañeros de escuela, y él sabe que lo que ha escrito se mantendrá en sus memorias, sino al menos por un día.
La voz de KyungSoo es clara, suave. Él lee el discurso, lee las palabras de JongIn, él lee a JongIn.
Y JongIn quiere oír a KyungSoo leer sus palabras para siempre.
KyungSoo captura sus ojos, sonríe y dice: “Este discurso fue escrito por Kim JongIn”
Surgen figuras, palmas siendo chocadas con palmas.
JongIn nunca había negado y sonreído tanto en toda su vida.
Y KyungSoo ríe, arrojando su sombrero. Es una hermosa sonrisa.
JongIn inmortaliza sus palabras por siempre.
Kyungsoo va a la universidad. Estudia contabilidad.
También lo hace Jongin. Estudia lenguaje.
Estudian es ciudades apartadas, y se reúnen en días festivos, lanzando los brazos alrededor del otro en abrazos fáciles, y erizando el cabello de la cabeza del otro, y se encrespan sus palmas juntas como si nada hubiera cambiado.
Se ponen al día durante el almuerzo y la cena, y visitan la casa del otro.
A veces, hay una brecha entre la continuación, que se cultiva con el tiempo por la distancia y la separación. A veces, hay una pequeña pausa en el aire, cuando uno de ellos se exprime el cerebro para responder una pregunta. A veces, hay un pequeño espacio incómodo, cuando uno de ellos confunde una palabra por otra.
Pero está bien, piensa JongIn, mientras observa a KyungSoo yendose como una ola en la acera en camino de regreso
Aún tiene sus palabras.
Esa noche, se sienta, y tipea, y tipea, y tipea.
Escribe sobre la leve sonrisa de KyungSoo cuando JongIn hace algo estúpido. Él escribe sobre el suave cabello de KyungSoo siendo acariciado en la brisa, en la forma en que mete las manos al bolsillo cuando hace frío, la forma en que sus mejillas se enrojecen por la nieve. Él escribe sobre el amor de KyungSoo hacia los números, haciendo eco de su propio amor por las palabras. Escribe sobre KyungSoo, escribe sobre KyungSoo, escribe sobre KyungSoo.
Diez mil y una palabras más tarde, se da cuenta de que ama a Do Kyungsoo.
Él tiene ahora, por muchos, muchos años.
“Su nombre es Yeonhui ", dice Kyungsoo", y tomamos el mismo curso".
Oh, dice JongIn, suena muy bonito.
Oh, piensa JongIn, qué es ese ruido dentro de mi pecho.
"Ella es", dice Kyungsoo, sonriendo débilmente. "Realmente me gusta, JongIn."
No es justo. Esa es la sonrisa de JongIn. Esa es la sonrisa que sólo JongIn debe recibir. No de una chica que vive lejos, muy lejos. No de una chica que ha cogido el corazón de KyungSoo en menos de un año, no una chica.
Oh, dice Jongin, estás saliendo con ella ahora.
Oh, piensa Jongin, no puedo respirar.
"Oh," dice Kyungsoo, frotándose la nariz por la vergüenza ", supongo que sí."
Oh, piensa Jongin, ¿por qué me duele?
No una chica, no una chica, no una chica.
JongIn escribe su primera novela cuando él tiene veintiuno.
Es sobre un chico que se enamora, y un niño que no se enamora de vuelta.
Avanza rápido, hasta un mes más tarde. KyungSoo se muestra en la puerta de JongIn.
"He leído tu libro," él dice. Ya no lleva las gafas de sus últimos años. "Es bueno, JongIn. Es más que bueno. Es muy bueno." Sus rasgos se tuercen ligeramente. "JongIn. ¿Eres tú—"
Sí, dice JongIn, y su corazón es un tirón de pinchazos hasta detenerse en su pecho. Soy yo
KyungSoo exhala. “No soy yo”.
JongIn escribe.
Él escribe para mantener la tristeza a distancia. Él escribe para mantener el dolor a raya. Él escribe a pesar de que la felicidad no se quedará, escribe a pesar de que sabe que el día de hoy—
Este día ha estado durante mucho tiempo en fabricación.
Está bien, dice JongIn, el libro no se trataba de ti. No lo era.
“No lo era” dice KyungSoo, mirándolo decididamente aliviado, y JongIn siente otro golpe en su caja torácica. Enrosca los dedos en la puerta y pretende que KyungSoo no puede ver el pulso palpitante de ansiedad en su cuello. “No lo era”
Está bien, dice JongIn. Okay.
"Está bien", dice Kyungsoo "JongIn. Creo que la amo".
Está bien, dice JongIn. Okay.
Él no está bien. No lo está. No lo está. No lo está.
Háblame de ella, dice. Ella puede estar en mi próximo libro.
JongIn escribe su segunda novela cuando él tiene veintitrés.
Es sobre un chico que se enamora, y una chica que se enamora.
Él no se lo envía a su editor. Él se lo envía a Kyungsoo.
Una semana más tarde, en los correos electrónicos de Kyungsoo, dice que es genial. Dice que él debe publicarlo. Dice que en realidad es un gran libro.
JongIn lo rompe en pedazos, ya que es su trabajo más odiado hasta la fecha.
Sin embargo, es aplastantemente bueno, dice su editor, dicen que sus padres, dice Kyungsoo, dice Kyungsoo, dice Kyungsoo.
JongIn escribe.
Él escribe para mantener la tristeza a distancia. Él escribe para mantener el dolor a raya. Él escribe a pesar de que ahora sus manos no se quedarán en el teclado de un ordenador portátil, o en la página de un bloc de notas, a pesar de que las palabras pasan más rápido cada día, y él no puede evitar desvanecerse.
Él se está desvaneciendo.
"Sé mi mejor hombre," Kyungsoo le pregunta, años más tarde.
Lo seré.
Ella es hermosa.
Ella sonríe como un rayo de luz interrumpiendo temprano a través de las nubes en un día de invierno. Ella alza su cara hacia el cielo en la forma en que un girasol lo hace, y se ríe como el tintineo de las campanas. Ella es pequeña, bonita, bajita, agradable. Ella es perfecta para Kyungsoo.
Ella no entiende a JongIn en lo más mínimo.
"Ella lo sabrá", susurra Kyungsoo nerviosamente, enderezando su corbata de lazo por enésima vez, y JongIn realiza el trabajo, colocando los dedos en la tela suave, ajustando el artículo distraídamente mientras Kyungsoo continúa. "Ella lo hará, lo prometo. Entonces podremos llevarnos bien muy bien. Lo sé. "
JongIn sonríe, le da una palmadita en el hombro y lo empuja hacia la puerta. Es hora de brillar.
Kyungsoo se detiene por un segundo, se da la vuelta, y le sonríe a JongIn. "Eres mi mejor amigo, ¿lo sabías?"
Lo sé.
"El único amigo que he tenido nunca, de verdad." Kyungsoo llega a estrechar la mano de JongIn. "Gracias por todo. Gracias, JongIn. "
Lo sé.
Kyungsoo no le soltó la mano. "No has estado escribiendo, recientemente, ¿verdad?"
JongIn simplemente niega con la cabeza, e intenta tirar de su mano fuera del agarre de KyungSoo. Es su boda, él dice, no deberías estar pensando en otra cosa. Piensa en ella.
Piensa en mí, piensa JongIn desesperadamente, irracionalmente, con temor, piensa en mí, Kyungsoo, piensa en mí y mírame de la misma forma en que la miras a ella y quiéreme en la forma en que la quieres a ella. Piensa en mí
KyungSoo sonríe, y deja ir su mano. “Lo haré. Pero prométeme que empezaras a escribir de nuevo? Estaré al tanto de ti”
Piensa en mí, JongIn quiere decir. Pero todo lo que dice es, te lo prometo.
Te lo prometo, te lo prometo, te lo prometo.
En la recepción, JongIn no lee su discurso, por la misma razón por la que nunca ha leído ninguno, por la misma razón por la que nunca ha leído en voz alta en clase, por la misma razón por la que sólo escribe, por la misma razón por la que nunca habla.
JongIn levanta sus manos, y escribe palabras en signos lentamente.
Felicitaciones, Kyungsoo. Te quiero. Te deseo lo mejor en la vida. Mi próximo libro es para ti.
KyungSoo levanta sus manos de vuelta, y los signos de regreso.
Gracias, JongIn. Yo también te quiero.
Kim JongIn escribe.
Él escribe porque no puede hablar. Él nunca ha podido, durante toda su vida.
JongIn escribe su tercera y última novela, cuando tiene treinta años de edad.
Se trata de un niño que aprende a amar, que aprende a vivir, que aprende a dejar ir.
Lo guarda en una carpeta en su ordenador portátil, y en un compartimiento de su corazón, para siempre.
Él nunca lo publica.