Hace mucho tiempo hubo un reino distante cuyos habitantes eran enanos pero su reino, Erebor la Montaña Solitaria, fue arrebatado por una despiadada criatura enorme que escupía fuego y volaba. El rey, Thorin, cuyo trono había sido arrebatado la criatura, tuvo que huir con algunos habitantes de su reino y ser rey de cualquier lugar que encontraran, pues la avaricia lo volvía loco.
Los enanos invadieron un pueblo con pocos habitantes y se instalaron en el para comenzar su nueva vida mientras durante años diseñaban un plan de ataque para matar al dragón y recuperar su reino.
El rey Thorin tenía muchos aliados que trabajaban en sus planes de ataque. Muchos de ellos eran guerreros, pero muchos fueron asesinados por el dragón en un intento de entrar en Erebor nuevamente. Así que solo quedaron muy pocos guerreros y su ejercito estaba conformado por simples carpinteros, jugueteros y unos cuantos trabajadores mas que no sabían no como se sostenía una espada.
Una tarde nublada, en las colinas, los guardias del rey Thorin encontraron a un pequeño ser que se acercó demasiado al reino invadido. Los guardias no lo mataron pero si lo encadenaron y lo llevaron con el rey para que este proclamara su castigo.
-Mi rey, este ser estaba muy cerca de su reino. -dijo un guardia lanzando al prisionero bruscamente mientras agachaba la cabeza y no decía ni una sola palabra.
-Habla intruso! -dijo Thorin. -Que hacías caminando cerca de mi reino.
-Yo.... solo estaba buscando a un amigo. -habló el ser sin mirarlo, solo dejando ver su melena castaña clara sucia y despeinada. -Me dejó hace poco pues dijo que tenía asuntos que resolver y que volvería, pero..... tuve miedo de estar solo en la oscuridad del Bosque Negro y tuve que buscarlo.
El rey se levantó de su trono de madera, bajó de este y caminó hacia el intruso.
-Como se llama tu amigo?- habló el rey.
-Gandalf.....-susurró el intruso. Thorin se sorprendió junto con sus acompañantes en aquella habitación.
-Conoces a Gandalf el Gris? -dijo Thorin incrédulo. -El mago cuyo talento se basa en la creación de fuegos de artificio?
-Si, Señor.
Thorin bufo. -Mientes.
-Yo no miento, Señor.
-Y cual es tu nombre? si es que se puede saber.
-Bi..... Bilbo Bolson.-alzó la mirada dejando ver su rostro adorable y sucio. Thorin lo miró de arriba a abajo, el intruso era un mediano, un hobbit.
-Eres un hobbit. Que hace un mediano como tu y con esa pinta de granjero tan cerca de mis tierras? Deberías estar en tu linda Comarca junto al calor de tu chimenea.
-Si, lo se, mi Señor. Pero el Mago, Gandalf, me ha convencido de salir de mi querida Comarca y emprender una aventura. Una exploración por la Tierra Media. Es todo, no he venido a robarle.
El rey dio vueltas de un lado a otro y comenzó a hablar nuevamente.
-Hay muchos intrusos que tratan de entrar en nuestra fortaleza para gobernarnos, robarnos o matarme. Han venido muchos que han aparentado tener buenas intenciones. Todos ellos terminaron siendo traidores y hemos tenido que matarlos. -se acercó rápidamente al hobbit y tiró de sus cabellos para que lo mirara. -Por que habría de creerte a ti, mediano?
-Créame, Señor que yo no sería tan estúpido para arriesgar mi pellejo!
-Thorin, ten compasión por el. Es solo un hobbit. -dijo un hombre de barba arreglada y blanca, era el consejero del rey. -Los hobbits son criaturas pacíficas.
-Si es que eres "pacífico" -dijo Thorin dirigiéndose a Bilbo. -Por que tienes una espada contigo?
El hobbit suspiró, tragó saliva para aclarar su garganta y comenzar a hablar.
-Durante nuestra exploración, mi pony y el caballo de mi amigo fueron robados. Yo quise ayudar e ir investigar pero me di cuenta de lo que realmente se había robado a nuestras criaturas eran tres gordos trolls. Me secuestraron para comerme pero Gandalf tuvo que ocultarse en las sombras para fingir voces que los confundiera, hasta que llegó el amanecer y se hicieron piedra.
»Encontramos un pequeño pasadizo suyo, tenía oro, armas, muchos tesoros y Gandalf me dio esta espada para protegerme. Es especial, brilla cuando los orcos están cerca.
Todos los enanos presentes estaban sorprendidos, murmurandose cosas sobre el mediano y su espada.
-La tengo como protección....-continuó el hobbit. - me perdí en una cueva y una criatura viscosa trató de atacarme pero le propuse un trato; íbamos a jugar a las adivinanzas, si yo ganaba el me llevaría a la salida. Si yo perdía el me devoraria.
-Y ganaste.- dijo Thorin.
-Si, pero intentó matarme, pero no me pudo atrapar pues....-Bilbo metió la mano en su bolsillo, acariciando el anillo dorado.-....soy muy ágil y escurridizo. -dijo orgulloso de su naturaleza silenciosa.
Todos miraron a Bilbo con asombro y murmuraron mas cosas hasta que Thorin los mandó a callar. Bilbo tragó saliva pues el grito del rey era muy fuerte y temible.
-Deja que se quede, Thorin. -volvió a hablar el enano viejo de la barba peinada.
-De acuerdo, quédate. Pero si te atreves a cometer un delito por mas pequeño que sea, te aplastare! -dijo Thorin. -Te quedaras aquí hasta que tengas la fuerza suficiente de partir.
-Gracias, señor. -dijo el hobbit. -Muchas gracias.
-Para partir y cumplir mis ordenes como tu rey.
Bilbo bajó la mirada, dio las gracias y los guardias lo desencadenaron para llevarlo hasta la posada.
El hobbit se dio un refrescante baño que le quitó todas las manchas de tierra, lodo, pasto y mugre. Llevaba días sin bañarse y esa gran tina de agua caliente fue su recompensa de tantos días caminando y sufriendo. Al terminar su baño se quedó un rato en una pijama prestada en lo que su ropa era lavada por algunos sirvientes que Thorin le había mandado.
Cenó carne de ternera con cerveza en su habitación. No estuvo nada mal, pero le hubiese gustado comer unos pastelillos con té.
Cuando llegó la hora de dormir, Bilbo sacó su anillo y lo acarició con el dedo mientras admiraba su belleza y brillo reflejado por la luz de las velas.
-Que precioso eres....-le susurró Bilbo al anillo dorado. Se acercó a su mesita de noche y apagó las velas de un soplido.
Al día siguiente, Bilbo despertó por un sonido muy peculiar; era como el chocar de dos espadas. Se puso de pie y trató de ver por la ventana, pero no podía ver. Por lo que bajó las escaleras y salió de la posada para mirar.
Habían dos enanos jóvenes practicando con las espadas viejas mientras reían. El castaño de cabello largo y barba corta trató de atacarlo con la espada como si intentara golpearlo con esta. Pero el rubio de barba y cabello trenzado se agachó y picó al castaño en el muslo con la punta de la espada.
-AY! No se vale, eso es trampa. -dijo el castaño riendo. -Tendré que darte tu merecido.
-Si mi atrapas! -el rubio soltó la espada y echó a correr con el castaño persiguiendolo mientras reían. Bilbo sonrió y comenzó a reír también, en ese momento los enanos pararon de jugar y se detuvieron para mirar seriamente al hobbit.
-Quien eres? -dijo el castaño alzando su espada.
-Soy.... Bilbo Bolson, he venido desde muy lejos y el rey Thorin me ofreció refugio.
-Ah, tu eres el mediano. -dijo el rubio con entusiasmo. -Pues si te vas a quedar aquí tendrás que saber una cosa muy importante de este reino....- miró a los dos lados acercándose al hobbit y le susurró. -Debes tener cuidado con la Montaña Solitaria.
-Por que? -susurró Bilbo.
-Dentro de ella vive una criatura malvada que vuela y escupe fuego, es enorme....
-De grandes garras. -dijo el rubio. - Inteligente, con piel resistente a cualquier espada o flecha y de ojos de oro y sangre.
-Y que come? -dijo el señor Bolson con miedo.
-Come de todo tipo de carne.
-Es como un horno con patas y alas. -dijo el rubio.
-Ay Dios! -dijo el hobbit mirando a otra parte con miedo mientras los enanos jóvenes se miraron y se rieron en silencio.
-Kili, Fili! -gritó el enano viejo de barba peinada. -Dejen al pobre señor Bolson en paz, ya tuvo suficiente de peligros e historias de aventuras por ahora. Mejor vayan a ayudar a poner la mesa.
-Si! -dijeron los dos y se fueron.
Bilbo siguió temblando por un rato, hasta que el viejo tomó su hombro y trató de relajarlo.
-Disculpalos, son muy jóvenes aun y les gusta hacer bromas. -dijo el viejo.
-Usted es el consejero del rey?
-Así es. Balin a su servicio. -hizo una reverencia.
-Bilbo Bolson a la suya. Dígame, la criatura de ojos de oro y sangre existe?
-Ah si, y es mas horrible de lo que cualquier persona pueda imaginar. Pero no tema, esta profundamente dormido. Thorin quiere aprovechar su sueño para volver a la montaña y recuperar nuestro reino, pero varios exploradores y guerreros que han ido de parte de Thorin, no vuelven jamas. El dragón odia a los enanos.
-Como se llama? -preguntó el hobbit con curiosidad, sintiendo como la sangre Tuk recorría sus venas.
-Smaug....-susurró y el viento pareció gemir.
-No lo digas en voz alta.
Después del desayuno, Bilbo se dio un baño y tuvo nuevamente su ropa limpia. Bajó a la entrada de la posada, donde estaban las espadas de Kili y Fili. Tomó una, trató de fingir que peleaba pero esta se cayó y lo asustó.
Bilbo la levantó y nuevamente hizo los mismos movimientos, sin percatarse de que alguien lo miraba.
-Las espadas no se agarran así. -dijo una voz profunda, Bilbo volteó y grande fue su sorpresa al ver que se trataba de Thorin Escudo de Roble. -Tienes que detenerla con fuerza y delicadeza. Avanzar dando cortadas, no estocadas, a menos que estés cerca de tu atacante.
Bilbo se encogió de hombros mientras se ruborizaba y bajaba la espada, pero Thorin no dejó que la soltara, tomó su muñeca mientras se acercaba a su rostro y le decía seriamente.
-Atacame....-susurró Thorin soltando su muñeca. Bilbo se hizo a un lado y atacó al rey tratando de cortarlo. Pero Thorin solo se hizo para atrás y le dio la espalda, no le hizo ni un solo rasguño.
Bilbo gemía con fuerza mientras trataba de tan siquiera rasguñarlo. Thorin se quedó parado, Bilbo lo aprovechó y corrió para atacarlo. Pero en ese momento el rey se dio la vuelta rápidamente y detuvo la espada con otra.
Thorin tomó al pobre hobbit asustado de la camisa y lo acercó a su rostro.
-Tu no perteneces aquí, eres un inútil y un cobarde. No durarías ni dos segundos con el dragón. -soltó a Bilbo y este cayó de sentón.
Thorin se dio la vuelta y se fue. Bilbo se sintió estúpido e inútil debido a las palabras del rey. Se llevó las manos a los ojos y suspiró tratando de no llorar de coraje.
Continuara....