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Recuerdos y Realidades por PandoraBoxx

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Notas del capitulo:

Los sexys, sensuales y violables personajes no son míos son del sensei Oda-san! Solo los tomé prestados un ratito, (lo cual seguiré haciendo jejeje); gracias tambien a ....(Childerika, Adrián... Y una persona extra que quiere permanecer en el anonimato) quienes me brindaron apoyo, información y me dieron además mucha confianza y paciencia....

El constante y agudo sonar de la típica alarma de despertador se escuchaba, una  delgada y tatuada mano con la palabra “muerte” en inglés  se estiró  hasta alcanzarle para callarlo; el reloj cuadrado, negro  con enormes números digitales  en color rojo marcaba las siete de la mañana, pero ese rostro ojeroso delataba que fácilmente llevaba toda la noche despierto, de hecho llevaba mucho tiempo sin dormir decentemente sus estudios así lo requerían, la especialidad era demasiado estricta, aunque para  la mayoría de los profesores ese chico era un genio y por eso se le daba la capacidad de aprender así de rápido su nombre: Trafalgar Law.

Llevaba estudiando medicina por más de dos años ya sabía lo que a un alumno promedio le tomaría aprender en cuatro, aunque era fácil de entender, su personalidad así se lo permitía, siempre estudiando si no era en su cuarto, era en la biblioteca….  Devoraba  libro tras libro con el mismo “entusiasmo” que lo hacía desde el inicio de cursos.

En su dormitorio era siempre la misma discusión con su compañero de cuarto, un pelirrojo algo antipático y un tanto brabucón; si algo le gustaba y no lo tenia haría hasta lo imposible por obtenerlo y si algo en su camino estorbaba lo sacaría de ahí sin dudarlo; por el momento lo que le molestaba para comenzar su día, era precisamente, los libros apilados a un costado de su cama.

A esa hora sonaba el despertador para que ambos comenzaran con la rutina universitaria, el primero en usar el baño siempre era el pelirrojo, solo minutos después el moreno.

—Trafalgar  ¡tus libros están de mi lado! De nuevo….esto es una verdadera molestia, si no los quitas de inmediato me veré obligado a sacarlos de aquí, por la ventana claro esta. — gruñía el pelirrojo  rascándose la cabeza y bostezando.

—No te molestes Eustass-ya, solo me tomara unos días terminar de leerlos… — contestaba Law sin dejar de leer.

—No te pregunte el tiempo que te tomaría leerlos, te dije que los quitaras de aquí… —

Argumentaba el pelirrojo estirándose, pateando por accidente la enorme pila de libros que se encontraban sobre su cama.

— ¡No me des órdenes! —

Ese tipo de dialectos entre esos chicos daban escalofríos a quien fuera que los viera ya que  Eustass Kid era joven demasiado impulsivo no mostraba respeto por nadie ni siquiera por sus compañeros o profesores de su facultad (ingeniería),  extrañamente solo a Law le permitía que le contestara  de esa manera… llevaban de tratarse del mismo modo desde que ambos se habían conocido hacia dos años ya.

La mirada fría de Law delataba  que siempre sabía como reaccionar ante esas amenazas, sin pronunciar palabra alguna se dedicó a tomar los libros para acomodarlos en su lado del cuarto, Kid se estiro para después levantarse por completo de la cama, tomo sus cosas de aseo personal para dirigirse al baño, al salir el grito de una de las chicas retumbo en el pasillo, siempre era igual, el pelirrojo salía en  bóxer, aunque los demás insistieran en que se cubriera cuando menos con la toalla, él alegaba que a quien no le gustara se cubriera,  esto era así la mayoría de los días.

Law por su parte tomó asiento y comenzó a leer otro libro, pocos  minutos después regresaba el pelirrojo ya vestido con su usual ropa negra esa era la señal para que Law fuera el siguiente para usar el baño, también era rápido en su aseo, cuando él regresaba al cuarto Kid ya estaba listo para partir incluso siempre cada mañana le llevaba un vaso con café, el chico ojeroso era adicto a la cafeína  eso lo sabia y entendía a la perfección el pelirrojo; solo tomaban lo que necesitarían así partían a sus respectivos salones para las clases.

Después de sus labores académicas regresaban y se encontraban en un pequeño restaurant que se encontraba en el campus “Arabasta” era el nombre del restaurant, casi siempre atendido por una linda chica de cabello azul cielo de nombre Viví y un cocinero que no la perdía de vista, mas bien parecía ser una persona allegada a ella, con largo cabello rizado estilo pelucas antiguas su nombre. Igaram.

Ese par de jóvenes siempre llegaban casi a la misma hora, ellos ya estaban acostumbrados a sus ordenes las cuales la mayor parte del tiempo eran las mismas en raras  ocasiones cambiaban, ese día ambos llegaron y después de cenar, hablaron y hablaron como era usual, pagaron la cuenta y se retiraron ya con la noche algo avanzada.

En el dormitorio Kid ya dormía y Law leía, preparándose para su clase del día siguiente, la noche se hizo mas y mas tranquila,  eran  las cuatro am y él continuaba  leyendo,  sin embargo los ronquidos por parte de su compañero lo distraían, harto de eso, se levantó  de su silla se acercó hasta el pelirrojo, trataba de taparle la nariz apretándola con fuerza, se agachó hasta estar demasiado cerca del gruñón y cuando pensaba en actuar, Kid lo abrazó, confundiéndolo con una almohada lo atrajo hacia él y lo tumbó en la cama, no es de sorprenderse que pudiera hacer eso, Law era demasiado delgado comparado con la corpulencia que poseía Kid, quien lo abrazo y se acorrucó en él.

Law era incapaz de zafarse  del abrazo de ese chico, por mas que empujaba o pateaba no podía escapar a base de fuerza, le palmeó la espalda, lo llamó por su nombre en demasiadas ocasiones, pero ese chico sí que  tenía el sueño demasiado pesado,  además el cansancio y la falta de sueño en Law también causaban estragos, así  la calidez del joven pelirrojo comenzó a causar un efecto somnífero en él, no se dio cuenta exactamente de  cuando se quedó dormido con Kid entre sus brazos  quien continuó abrazándolo  con fuerza acorrucándose  más en él.

Los sueños de Law le comenzaron  a recordar hechos que él mismo había pasado por alto, acontecimientos que tenían que ver en el comportamiento de Kid hacia él,  por que muchas personas coincidían en una sola cosa, Kid cambiaba cuando se encontraba cerca de Law, simplemente se convertía en una persona algo distinta un  poco más atenta, considerada, respetuosa, Law era quien mantenía a Kid en control de si mismo no era que el pelirrojo  fuera un perro faldero a su servicio, si no que simplemente controlaba un poco esa agresividad auto destructiva que Kid poseía naturalmente.

Kid se sentía en paz cerca de su compañero ojeroso, sentía una calma que incluso lo hacia ver  el mundo de un modo distinto, pero para Law esas sensaciones lo confundían, lo sacaban de quicio porque no sabia como explicarlas exactamente, por muchos libros que leyera, muchos análisis que se practicara no encontraba la respuesta concreta, acaso era ese cosquilleo que él sentía con cada beso de Kid, ese nerviosismo que le atacaba cada vez que lo veía acercarse y lo hacía actuar torpe, ese revoloteo de estomago que sentía al observar con detalles las cosas que hacia el pelirrojo fuera amor. Lo era, sin importar cuánto se negara Law a aceptar ese hecho importante, él estaba completa e indiscutiblemente enamorado del pelirrojo.

 

EL PRIMER RECUERDO

Como era  de esperarse de la universidad los primeros días siempre eran  muy, muy agitados, estudiantes cargando cosas, autos entrando y saliendo, ruido que ensordecía, voces en distintos tonos;  en fin era demasiado alboroto. En la entrada principal de la universidad,  de entre todos los estudiantes destacaba uno de ellos, con el cabello rojo parado de puntas, vistiendo de negro, que jugaba con una pequeña boina moteada girándola en su dedo índice, mirando en todas direcciones tratando de percibir al dueño de esa peculiar prenda,  la cual solo unos minutos antes un viento fuerte le había embarrado literalmente  en el rostro. Sin tener éxito comenzó a cargar sus maletas  aun con la boina en mano, de su bolsillo saco una pequeña hoja de papel con lo que parecían eran los datos de su dormitorio, con todo su equipaje ya acomodado, comenzó a caminar.

Por otra parte tenemos a Law  quien recién llegó a la universidad ya llevaba con él una enorme pila de libros, la cual le estorbaba para ver por donde caminaba, sin contar que el viento le jugaba mal, momentos antes una ráfaga de aire fuerte ajetreó  las hojas de sus libros que terminaron por estorbarle aún más para ver, su boina salió volando y fue inevitable para él dejarla ir, no pudo soltar los libros que lleva en sus manos no porque no pudiera si no porque no quería que sus libros se dañaran, solo sintió como el viento le despeinaba dándole así la señal de que su boina ya no estaba…

Miraba de izquierda a derecha tratando de buscar, pero era inútil entre tantos chicos y chicas no era fácil de encontrarla dando por perdida su prenda continuó con su camino hacia su dormitorio…

Kid aún con la boina en mano y jugando con ella, llegó hasta el que parecía era su edificio o cuando menos en donde él creía encontrar su dormitorio, entró en la vieja construcción no sin antes observar toda la estructura hecha a base tabiques antiguos en rojo, ya algo deteriorado por el tiempo y el clima, carcomido de  la parte más baja de las paredes, en algunas zonas el enyesado ya no estaba dejando a la vista un tono rojizo común entre las universidades antiguas pero de renombre,  sus enormes puertas con marco de madera y amplios cristales  dejaban ver claramente las escaleras  estrechas que se encontraban dentro apenas capaces de admitir a un par de personas en línea a la vez,  pero lo que mas le llamaba la atención era el enorme reloj de manecillas que se encontraba en la parte mas alta de ese sitio, lucía viejo pero el movimiento en las mismas y el que marcara la hora exacta indicaban que se encontraba aún en funcionamiento.

Decidió comenzar a buscar su dormitorio, guiándose por los números,  cuando finalmente lo  encontró, abrió la puerta  y la sorpresa se marcó en su rostro, ese no parecía un cuarto normal de universitarios incluso por un momento creyó que se trataba de la biblioteca, enormes columnas de libros desde la entrada adornaban el cuarto, las columnas tenían distintas alturas algunas sobrepasan el nivel de su cintura y se encontraban desde atrás de la puerta hasta encima del que parecía ser un armario. Un pequeño escritorio con una lámpara de mesa, el cual también estaba lleno de libros, separaba ambas camas, una enorme ventana cubría casi toda esa pared dejando entrar mucha luz natural.

 Mostraba una excelente vista del campus completo; desde ahí lograba ver la pequeña plaza que servía para reunión de los chicos y chicas que estudiaban hay, con una fuente en el centro muchos de los estudiantes se sentaban en el borde de la pequeña barda que rodeaba la escultura representativa de la universidad, se lograba ver también la enorme cantidad de arboles que rodeaban toda la universidad, las hojas que cambiaban de tonos; se podían distinguir  desde el verde mas claro hasta el mas oscuro, incluso unos tonos amarillos y rojos  las estaciones comienzan a pelear por el terreno, los colores del verano comenzaban a quedar atrás y el otoño se hacía sentir; incluso el estacionamiento que en ese momento estaba completamente lleno de autos de todos los colores y modelos era visible desde esa ventana; los edificios aledaños mostraban el mismo ajetreo en el que Kid se había visto involucrado y que dejó atrás con apenas cerrar la puerta.

Su curiosidad lo incitó a ojear cuando menos alguno de los libros que ahora invadían el dormitorio, la mayoría, si no es que todos eran de medicina… Cuando estaba por tomar uno, la puerta se abrió de par en par, su rostro mostró cierta expresión de incertidumbre cuando vio una pila de libros caminar por su cuenta…

— ¡¿Pero que diablos…?!— exclamó un tanto exaltado…

Con esa expresión, Law asomó  la cabeza por un costado de la pila de libros, su rostro  no cambió mucho, sus expresiones eran frías, Law busco un espacio donde poner la pila de libros, después de acomodarlos bien, tomó  el de hasta arriba, arrastrando una silla se acomodó de tal manera que quedó con las piernas cruzadas y comenzó a leer…

Kid se enfureció al ver que a su compañero de cuarto le importaba un reverendo pepinillo el hecho de que él se encontrara ahí…

—Entonces… Eres demasiado descortés, ¿Sabías eso? — Alegaba mientras regresaba el libro al lugar de donde lo había tomado.

Law volteó a verlo mas no contestó nada, solo lo vio a los ojos, lo miró por unos instantes y  después regreso la mirada a su libro. Kid  no soportó tanta arrogancia y apretó  aún más la boina moteada que tenía en su mano al igual que  los dientes haciéndolos rechinar.

—Si estas buscando la biblioteca, te equivocaste por mucho de lugar. — Agregó  mientras comenzaba a aventar los libros arrojándolos al suelo. Law elevó  la vista, se levantó de la silla,  dejando que su libro ocupara su lugar; lo dejó volteado boca abajo, abierto para no perder la página; caminó en dirección al pelirrojo… Kid creyó que comenzaría una riña, estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, era un chico demasiado rebelde y altanero por consecuencia siempre terminaba involucrado en algún tipo de pelea, pero esta vez no fue así, estando a dos pasos de él Law se inclinó y comenzó a recoger los libros, apilándolos con mucho cuidado de que no se maltrataran.

El pelirrojo no supo como reaccionar ante tal acción, giró la cabeza a un costado tratando de evitar mirar a ese joven arrodillado, recogiendo los libros que él había tirado.

¿Alguien más limpiaba por primera vez lo que él había causado? Eso parecía, algo dentro de él lo zarandeó, sintió como por primera vez en él un calor extraño emanaba desde su pecho y algo en su estomago lo obligaba a sentirse… ¿intranquilo? No, no era eso… ¿responsable? Quizás…

Sin saber exactamente que era lo que le pasaba decidió tomar medidas y así saber que ocurría con él y al mismo tiempo indagar que pasaba con el chico ojeroso que ahora era su compañero de dormitorio.

Por lo que colocó la boina en el escritorio y se dedicó a ayudarle a recoger todos los libros, sintiendo algo de reproché por si mismo hizo lo que creyó más conveniente: presentarse como es debido.

—Mi nombre es Eustass Kid. — Decía el pelirrojo sin dejar de levantar y acomodar libros.

—Yo soy Trafalgar Law— contestó el ojeroso con una sonrisa un tanto forzada en su rostro, la cual cambió de inmediato al ver su boina en el escritorio, acomodó el último libro y de un salto se levantó solo dos pasos le tomaron el llegar hasta ella la tomó, la sacudió un poco, la desarrugó y se la acomodó.

— ¿Es tuya? Porque la encontré en mi camino aquí y…

Kid no terminó  la oración, el ver a ese chico sonreír por tener su boina de regreso le punzo el estomago una vez más, se quedó pensativo: “Es solo una boina, nadie se puede poner contento solo por algo así de sencillo”. Meditaba. “aunque tampoco me agredió cuando yo sí lo hice y en lugar de tratar de obligarme a levantar los libros lo hizo él  ¡Es un chico demasiado raro!” pensaba el pelirrojo.

Las expresiones de Law dejaban en claro que esa prenda valía mucho para él, un ligero tono rojo apareció en las mejillas de Kid al ver esa imagen, un chico ojeroso, con la boina moteada una playera de manga larga en negro, pantalones estilo vaqueros en azul oscuro, siendo rodeado por una ligera luz proveniente de la enorme ventana que le daba un destello en su piel, le parecía muy “interesante”.

Cabía destacar que a Kid no le gustaban los hombres, pero ese joven, con el simple hecho de tratarlo de manera distinta, lo hacía sentir especial y, por no haber respondido con agresión a su falta de respeto previa, lo había hecho sentir "apreciado"

Agachó la mirada y termino de acomodar los libros que faltaban, sin mencionar mas solo se dedicó a desempacar y acomodar sus pertenecías, mientras Law regresaba a su lugar para continuar con su lectura. Kid se quedó dormido escuchando música, nunca se percató en verdad de cuánto duró su “siesta” pero cuando despertó Law continuaba leyendo, ese chico no se había movido ni un solo centímetro de ahí...

— ¿Cuánto tiempo me quedé dormido? — preguntaba  el pelirrojo mientras se estiraba  y bostezaba.

—Alrededor de cuatro horas, en diez minutos más serán las once de la noche. — contestó  Law solo viendo el reloj de reojo.

—Muy bien, tiempo para ir por algo de beber y comer ¿No lo crees? — le preguntó  en tono algo altanero al chico ojeroso.

—Si eso creo— contestó  Law sin dejar de leer su libro.

Kid se cabreó con eso, se dirigió hacia él y con ambas manos  tomó las de Law pero solo para que le fuera más fácil el cerrar de golpe el libro que Law leía, sin embargo para  el ojeroso ese tipo de contacto no era nada común, siempre estudiando o leyendo nunca prestaba demasiada atención a lo que lo rodeaba, y entre todo lo que se perdía se encontraba la interacción humana, Law no era tímido, era reservado pero al mismo tiempo demasiado seguro, aunque en situaciones que estuvieran fuera de lo común para él; siendo las más habituales para la mayoría de las personas, él sentía que debía actuar a base de un plan y nunca por instintos; por defensa natural de su parte Law retiró sus manos dejando el libro en las de Kid, quien lo  miraba de frente.

—Cuando te esté hablando, presta atención — demandaba el pelirrojo.

—No me gusta que me den ordenes y no tengo el porqué hacerlo. — contestaba en tono serio el moreno.

Kid se paró altanero en frente de él, aún con el libro en la mano levantó a Law por la playera, estrujándolo. Coloco el libro en la silla mientras que a su lector lo sujetaba con fuerza y literalmente lo arrastraba fuera del cuarto.

— ¡Alto! — Exclamaba con tono fuerte de voz  Law — ¡detente! — demandaba.

—Solo quiero tomar algo de aire y quiero que me acompañes — contestaba el pelirrojo.

—Solo suéltame, no me gusta que me estrujen, puedo caminar perfectamente, tienes un modo muy extraño de invitar a las personas a que te acompañen Eustass-ya— agregaba Law, mientras con un pequeño golpecito se quitaba la mano de Kid de encima.

—Si te hubiese dicho que vinieras ¿Que me hubieras contestado?— alegaba el pelirrojo al momento que cerraba la puerta.

—Que tengo muchos libros que leer y que eres perfectamente capaz de venir solo. — Contestaba Law avanzando por el pasillo en dirección de las escaleras.

—Eso supuse, por eso me vi obligado a traerte. — Replicaba Kid  caminando a un costado de él, solo unos pasos les tomó el dar para llegaran a la puerta que mostraba las escaleras,  el pelirrojo empujaba la puerta abriéndola.

—No será acaso que éste es tu modo de disculparte ¿Cierto?— Afirmaba Law pasando por enfrente de él y comenzando a bajar escalones.

—Podría ser, quién sabe… — Negaba el pelirrojo mientras ambos bajaban por las escaleras.

Con esa pequeña controversia  ni notaron cuando llegaron hasta la entrada del edifico, Law se ajusto la boina y Kid subió el cierre de su chamarra de cuero, ajustó el volumen de su reproductor, buscaba entre sus bolsillos y abría la puerta, Law salía primero a petición del pelirrojo.

Ambos ya estando afuera comenzaron con el trayecto hacia la tienda que se encontraba en el kiosco que Kid antes había divisado desde el dormitorio.

El panorama era algo distinto en ese momento, en el día lleno de personas y en esos instantes solo una que otra se divisaban a los alrededores, entre ellos parejas de enamorados tratándose justo como lo que simulaban ser.

Law miraba a las parejas sin mucho interés y Kid bueno el miraba y después regresaba la vista hacia la tienda nocturna, también funcionaba como restaurant sin importar la hora que fuera del día o noche…

Ambos entraron  la típica campanilla de bienvenida dio el aviso, después de entrar Law se sintió fuera de su entorno, casi se quedó paralizado, solo un pequeño suspiro dejo escapar, Kid quien se había adelantado, noto de inmediato como el chico moreno estaba algo pasmado, una sonrisa algo socarrona se dibujó en su rostro, una tomada de pelo se le acababa de ocurrir y solo para continuar con una “broma” levantó la mano desde el lugar que había elegido, una mesa  que se encontraba hasta lo más oscuro de ese lugar, en una esquina donde la luz artificial no llegaba por completo, incluso se perdían de tono los colores naranja que usaban tanto en las bancas como en una franja que atravesaba la mesa por lo largo, pero la hermosa imagen nocturna compensaba esa falta de luz, por fuera de la ventana que adornaba su mesa se lograban ver tenues luces provenientes de los faros del lugar, los tonos que en la tarde eran mucho mas cargados por la noche se tornaban  un tanto sombríos pero eso no les quitaba la belleza, al contrario la humedad causada por el fresco  marcaba un destello que reflejaba la luz simulando un pizca de arcoíris en cada hoja, en el pasto, incluso en los asientos de la parte de afuera de la tienda.

— ¡Por aquí cariño, no temas, aquí estoy! — Gritaba el pelirrojo desde ese lugar, con la mano en alto mientras la agitaba.

Law levantó el rostro en ese instante Kid percibió como la fría facción de Law mostraba lo que parecía ser sorpresa, pero en sus ojos se dejó ver un pequeño tic ya que el ojo derecho por espacio de un parpadeo se entrecerró “Creo que sobreactúe” pensó Kid, mientras bajaba la mano.

 “Esto es demasiado” meditaba Law al tiempo que comenzaba a caminar en dirección de él  ya con la cabeza agachada y las manos en sus bolsillos. Los pocos clientes que se encontraban en el lugar al igual que  Viví la joven mesera, dejaron escapar una ligera risilla.

Law llegó hasta él, lo miró con demasiado desprecio y antes de sentarse dejo algo en claro.

—Te diviertes con  ese tipo de bromas ¿cierto? Pues no son para nada divertidas, tampoco las encuentro insultantes, simplemente me dan lo mismo, pero solo quiero decirte algo, no deberías de tomarte tantas libertades con alguien que apenas acabas de conocer. —

La frialdad de Law mataba toda esperanza de que Kid continuara con su pequeña broma pero si en verdad no le molestaba ¿por qué se sonrojaba? Quizás Law fingía o quizás era ¿Qué en serio era gay y Kid lo había insultado o descubierto sin querer?

Sin más comentarios de ese tipo Kid pidió hamburguesa, papas fritas y refresco, mientras que Law solo pidió café; el modo de comer del pelirrojo dejaba mucho que desear, incluso una pequeña mancha de kétchup se quedó a un costado de sus labios, Law la vio y como estaban por partir hizo algo un tanto extraño, con su dedo pulgar humedecido con su saliva limpiaba la pequeña mancha del rostro de Kid para después lamerla de su pulgar.

Viví se cubrió el rostro  con la charola plateada que le ayudaba a acarrear sus órdenes por el simple hecho de que había cambiado de color al ver esa escena, Kid se estremeció y sacándose un poco hacia atrás solo observó lo que el ojeroso acababa de hacer, más no dijo nada, ambos pagaron la cuenta y se retiraron del sitio.

Al salir del restaurant ya era más allá de media noche, el viento era mucho más frio. Law quien no llevaba su abrigo sintió un escalofríos que le comenzó en la nuca y le recorrió todo el cuerpo, un pequeño temblor se dejo ver, cruzo los brazos y comenzaron con el camino a su dormitorio, Kid ya había notado eso, abriendo el cierre de su chamarra, se la quito con dos movimientos y con el tercero se la ponía a Law, rodeándolo con ella, la cual le quedaba exageradamente grande.

—No es necesario, estamos por llegar. — El tono de voz de Law dejaba en claro que no se inmutaba ante tal comportamiento “¿En verdad le da lo mismo?” se preguntaba el pelirrojo, quien no  presto atención a esos comentarios, terminando de ajustarle la chamarra le subió el cierre.

—Así es, como estamos por llegar no  me hará mal disfrutar del viento frio un poco, además me gusta. — Aclaraba el pelirrojo mientras se estiraba, una camiseta de tirantes anchos en color negro era lo que Kid llevaba debajo.

Law sintió la calidez de Kid con su chamarra incluso su aroma estaba en ella, agacho un poco la cabeza para esconderla en la parte más aterciopelada de la misma: el cuello.

 Así caminó hasta llegar al dormitorio, memorizando ese aroma guardando el panorama de esa fría noche que le mostraba que incluso la persona que aparentaba ser la más despreciable tenía un lado dulce y tierno, Law se sintió “apreciado” con ese pequeño detalle por parte del pelirrojo altanero que caminaba a un costado suyo.

Ya de regreso en el dormitorio no mencionaron nada más. Law se despojó de la chamarra y la colgó en el perchero  que se encontraba detrás de la puerta, Kid se dejó caer en la cama y escuchando música de nuevo se quedó dormido y  el chico ojeroso, bueno él se dedicó a terminar su lectura.

 Esa pequeña “cita” se perdió en la mente de Law, pero en la de Kid buscó refugió por más tiempo hasta que fue sustituida por un encuentro mucho más significativo.

 

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por dejarse llevar en está pequeña aventura, nos veremos después, a ver en que máquina mi mente cuando heche a andar el hamster... O cuando el hombre invisible susurre.... ~(*.*)~


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