Había sido un día relajante, tranquilo en comparación con las actvidades acostumbradas a su apretada agenda. Casi podía sentirlo como unas vacaciones o lo más cercano a ello. Realmente se había vuelvo muy difícil llegar a un día así, con todas las actividades y promociones pareciera que 24hs no eran suficientes aun cuando su cuerpo así lo creía. Era bueno un respiro, podía tomar las cosas con calma unos días, tal vez solo alguna sesión de fotos o una entrevista para alguna revista conocida pero eso era más que suficiente y más de lo que podía aspirar sabiendo la vida que había elegido.
El departamento ciertamente se encontraba vacío, desde el anuncio de los días libres todos habían empezado a planear que hacer aprovechando la oportunidad del descanso, él realmente no había pensado algo concreto, tal vez holgazanear un poco no vendría mal pero se sentía algo culpable recordando cuanto había esperado esa noticia con miles de pensamientos e ideas por hacer en el momento que estuviera libre. Se había quejado mentalmente varias veces de lo apretado de su agenda y de cómo el tiempo pareciera escaparse de sus manos teniendo en mente una infinidad de cosas por disfrutar y experimentar. Pero desecho rápidamente esos pensamientos, la verdad no tenía en ese momento la energía y las ganas suficientes de concretar sus sueños frustrados. Tomaría esos días como los eran, días de descanso y nada más, después encontraría el tiempo de realizar aquello que había pensado incansablemente. Además dudaba mucho que su cuerpo cooperara con eso, aun sentía resentida su cintura y la verdad no quería llevarlo más lejos o tendría una buena cantidad de sermones y miradas decepcionadas por parte del personal de la empresa y no quería eso, al fin había alcanzado su sueño y estaban siendo exitosos como para dejar que un exceso de su parte lo tire todo a la basura. Es por eso que lo tomaría con calma, descansaría lo suficiente para regresar a un cien por ciento y dar lo mejor de sí. Tal vez retomaría algunas clases de ballet, su método de relajación desde pequeño, y aun sabiendo lo exigente que podría ser la práctica de esa danza, lo haría, con sus precauciones y con cuidado pero lo haría. Volver a dejarse llevar por la música sin ningún tipo de presión o compromiso, lo entusiasmaba y le daba la posibilidad de cumplir algo de su lista de cosas por hacer.
Se desperezo tranquilamente, levantándose del cómodo sillón donde había elegido sentarse para comer sus cereales mientras miraba distraídamente los dibujos de sábado por la mañana. Al encontrarse prácticamente solo en el lugar, no le importó mucho andar semidesnudo por la casa, solo con un shorts que utilizaba como piyama, él disfrutaba esa libertad y a los otros miembros jamas parecia molestarles, menos aun cuando todos lo hacian despues de un duro dia de trabajo y necesitabas sentirte en tu propia piel luego de tanto maquillaje y vestuarios incomodos. Ademas sabía que no habría visitas inesperadas esos días, tal vez alguna ocasional de su manager pero definitivamente una en un sábado por la mañana no entraba dentro de esas posibilidades. Con el tazón de cereal en mano, se acercó a la cocina y lo dejo en el fregadero, lo lavaría más tarde o si tenía suerte alguno de los chicos lo haría por él, aunque fijándose bien en la hora, tal vez estos no vendrían hasta muy entrada la noche si es que no regresaban a sus casas por tiempo de calidad en familia, él mismo estaba tentado a hacerlo pero preferiría estar más despabilado para ir a su casa y pasar un momento como corresponde con la suya. Así que por ahora, serian él y el bonito sillón que había escogido esa mañana para hacer nada, pero primero tomaría un baño, era agradable para él tomar una ducha en la mañana para comenzar el día como corresponde y posiblemente inventando algún paso de baile evitando, en lo posible, de no terminar con una contusión en su cabeza por alguna vergonzosa caída.
Con pasos desganados y silbando una canción que había escuchado en la radio ayer mientras volvían a casa de su última grabación, se encamino a su habitación compartida para buscar algo de ropa y sus elementos personales de aseo. Estando a dos pies de entrar a su cuarto, se dio cuenta que estaban prendidas las luces y una suave melodía salía de él. Pensó que se encontraba solo en el departamento pero parece que se había equivocado, asomó su cabeza por la puerta entreabierta y se encontró con la imagen de Kyungsoo, su compañero de habitación. Éste estaba frente al espejo de cuerpo entero con sus ojos escaneándose de arriba abajo y solo con los pantalones holgados de su piyama. Se sentía un tanto intrigado, el pelinegro no era de las personas que andaba sin ropa por ahí, él cuidaba mucho cuanta piel exponía y lo admiraba por eso, en un mundo donde menos era más, el pequeño había decidido ir a contracorriente y respetar su cuerpo.
Solo se encontraba parado ahí, estático solo siendo sus ojos los que realizaban movimientos a través de su propia imagen. No le parecía tan raro, todos ellos se fijaban mucho en su aspecto físico prácticamente siendo un requisito el verse bien desde que habían debutado, incluso antes. No era iluso, para ser parte de la gran familia de la música y más promocionando en un país como Corea, sabía que el aspecto físico era pase de entrada o salida y uno debía aprender a usarlo si pretendía permanecer en el medio mientras pudiera. Él no estaba obsesionado con las cámaras y el mundo mediático, pero su deseo por mostrar los dones que se le habían dado y que los había desarrollo con los años perfeccionándolos hasta el cansancio, era grande y, además, mentiría si dijera que la atención que recibían no era un gran incentivo para seguir adelante su vida pública en el medio.
Se deslizo silenciosamente a través de la puerta semiabierta mientras Kyungsoo seguía distraído observándose.
- Hyung, si sigues asi vas a desgastar el espejo - dijo medio bromeando, mientras se posicionada detrás del más bajo. Kyungsoo en vez de asustarse, solo lo miro fijamente a través del espejo.
- Voy a ir a broncearme - dijo el pelinegro dando otro repaso fugaz a su cuerpo para luego mirarlo - Si quieres puedes venir conmigo.
No entendía a que venía esa propuesta, no se imaginaba que le diría algo asi, sonaba algo descabellado viniendo del predecible Kyungsoo, su hyung favorito.
- ¿Por qué querrías hacer algo asi? - pregunto arrugando la frente, con la duda impregnada en su rostro. El más bajo no respondió enseguida sino que se observó de pies a cabeza una vez más.
- ... bueno, ya sabes, cambiar mi imagen, un nuevo concepto, algo asi - realmente parecía que no lo decía en serio, aun mas con ese leve temblor en su voz, casi imperceptible, pero que lo había notado casi al instante.
- No creo que sea necesario eso hyung, estas bien asi, tal cual como estas ahora - a él siempre le había gustado la imagen de su compañero, tan clara y sincera, sin necesitad de brillos ni trajes extravagantes, su bonita cara y su impresionante voz eran suficientes para cautivar a cualquiera. Kyungsoo no necesitaba otra cosa, era el mismo en esencia pura todo el tiempo y eso era increíble en muchos sentidos.
El pelinegro torció su boca en un mohín raro y pareciera que estaba conteniendo algo que le estaba dañando por la mirada oscura en sus grandes ojos.
- Yo... no sé cuánto tiempo seguiré en el medio asi, siendo tan simple - dijo casi susurrando, mirando un punto fijo en su reflejo - he escuchado decir a algunas noonas estilistas mientras conversaban entre ellas que no soy tan atractivo como el resto... nada sexy para ser exacto - No lo podía creer ¿realmente Kyungsoo deseaba cambiar por algo como eso?.. No era razonable. Lo admitía, él mismo utilizaba el concepto de sexy pero es porque no era tan bueno como el otro en las habilidades vocales, él se encargaba del baile, eso conllevaba actuar de esa manera muchas veces y al parecer a veces solo lo hacía sin la obvia intensión de hacerlo, era como él se dejaba llevar por la música, como se intoxicaba con ella y las formas que su cuerpo podía crear a través de las notas. Pero era algo cansador, y no necesariamente bueno que te reconozcan solo por eso. Kyungsoo era mucho que aquello y además quien dijo que él no es atractivo, realmente estaban ciegos para no notarlo.
Se aproximó más al cuerpo delante suyo y con sus manos empezó a recorrer los hombros, brazos y manos del otro - No deberías hacer caso a ese tipo de comentarios. Créeme, no son ciertos. Eres atractivo Kyungsoo, eres realmente atractivo - Para él era raro notar las inseguridades de su hyung, una persona con carácter fuerte, decidido y correcto, pero lo entendía, era normal sentirse asi, más en el mundo donde estaban sumergidos, y Kyungsoo a pesar de ser firme era también sensible, solía hacer caso a lo que dijeran debido a su personalidad amable y generosa y pequeñas debilidades a veces lo hacían derrumbarse muy a su pesar.
- No deberías cambiar por esas razones... No deberías cambiar simplemente, eres cautivante asi como eres - no podía detener sus manos y menos con la mirada entre incredibilidad y agradecimiento en los ojos que lo observaban. Se pegó más a la anatomía contraria, oliendo el suave aroma de su cabello. Oyó suspirar al más bajo mientras éste ligeramente se apoyaba en él y casi con rabia pensó como alguien como Kyungsoo podía creer que no era atractivo.
- Gracias Jongin. Siento ser una molestia... es solo que con el tiempo libre mi mente vuela y trabaja más de lo necesario... Yo debería estar escuchando y ayudándote, no al revés - dijo apenado y un tanto sonrojado el pelinegro mientras sentía las caricias del menor que lo reconfortaban. Nunca antes le supo tan bien las muestras de cariño de una persona, era simplemente exquisito y relajante, además se trataba de Jongin y todo se tornaba mejor cuando el moreno estaba incluido.
- Hyung, tu siempre haces esto por mí... Me cuidas, me alientas e incluso cuando me regañas puedo sentir tu cariño a través de tu ceño fruncido y tu voz enfadada. Es ahora que devuelva un poco de aquello de lo que estoy tan agradecido - susurro en el oído de su mayor sintiendo como éste se estremecía entre sus brazos.
Aun detrás de Kyungsoo, deposito sus labios delicadamente en sus hombros, sintiendo su piel suave y tibia, y como ésta se erizada con cada beso, cada uno con menos timidez que el anterior, de un lado y del otro mientras frotaba suavemente sus brazos para después dar vuelta al pelinegro, encontrándose con esos ojos sorprendidos y unas mejillas muy rojas. Despacio fue tomando las manos del contrario y una a una las llevo a su boca para besar las palmas y dorsos de las mismas y finalmente depositarlas en su propio cuello. Con seguridad, elevo al más pequeño mientras colocaba sus piernas en su cintura, permitiendo que éste se apoyara con todo su peso en él. Escucho una pequeña exclamación de sorpresa y soltó una leve risa apenas audible con el sonido de fondo proveniente de la radio olvidada en una esquina de la habitación. Se sentó con algo de esfuerzo en el borde de la cama, ya que a pesar de que él era más grande que Kyungsoo, éste aún era un hombre con sus buenos kilos incluso con su delgada figura. Enseguida comenzó a rozar los costados de la anatomía contraria, mientras éste afirmaba el agarre de sus manos y escondía con su rostro en la unión de su cuello y hombro, respirando algo acelerado, causándole unas pequeñas y agradables descargas en esa zona. Sentía cosquillas en sus manos, las cuales se encontraban repartiendo caricias en la espalda opuesta mientras se dedicaba a repartir ahora besos por el pecho del mayor, quién dejaba salir leves suspiros y Jongin entrecortados. Pronto sintió la necesidad de degustar más piel, de saborearla y escuchar muchas veces más su nombre en ese tono placentero de la boca de su hyung favorito. Tomando un impulso, pero siendo delicado para no asustar al mayor, lo recostó en el centro de la cama. Observo el cuerpo del más pequeño fijamente, memorizando cada detalle del mismo. Kyungsoo era perfecto. Y se sintió el hombre más afortunado de tenerlo, de poder mirarlo y compartir cada día con él; de ver su sonrisa, de escuchar sus consejos, de poder abrazarlo y conversar con él de cualquier cosa bajo cualquier circunstancia. Al diablo esas noonas idiotas, no eran capaces de reconocer la perfección aun teniéndola bajo sus narices, pero él si se da daba cuenta y por eso disfrutaría al máximo su pedacito de cielo.
Sin dejar de mirar al mayor, descendió a la altura de sus pies y comenzó su trayecto de besos y caricias desde sus tobillos, bajando rápidamente el piyama para calmar sus deseos de más del mayor. Éste no dijo nada, solo lo miro algo avergonzado pero con una mirada que le indicaba que ponía continuar y no dudo en hacerlo. Siguió besando tiernamente las piernas del otro hasta llegar a sus rodillas donde apoyo sus manos para dejar un poco más de espacio y poder acomodarse en él. Beso y mordisqueo juguetonamente el interior de los muslos del más bajo y sus manos viajaron por debajo del contrario quedando fijas en su trasero. Ascendió despacio hasta llegar a la parte delantera de su bóxer donde siguió depositando besos para luego recorrer la masculinidad contraria con su traviesa lengua, siendo recompensado con un gemido algo ronco de parte del que se encontraba debajo suyo que lo motivo a repartir la acción varias veces hasta dejar húmeda la tela, agarrando fuertemente el trasero contrario y elevándolo para tener mayor acceso con su lengua mientras Kyungsoo se retorcía y gemía más seguido y más fuerte. No podía evitar sentir como su propio cuerpo reaccionaba y como el calor parecía expandirse más y más, hasta casi asfixiarlo pero al mismo tiempo, haciéndolo sentir un gozo inexplicable. Aun con reticencia, siguió elevándose, sabiendo que aún quedaba piel por explorar y sus ganas de recorrerla solo parecían aumentar. Esta vez el camino lo marcaba su lengua, viajando por el estómago contrario para luego pasar a los pezones donde se entretuvo un rato hasta llegar a unos de los lugares que más deseaba recorrer, el inmaculado cuello de Kyungsoo, oh Dios, cuanto tiempo había deseado profanar esa delicado y níveo cuello y ahora lo tenía a su disposición, lo lamio, beso y mordisqueo como quiso, dejando pequeñas marcas visibles en varias partes de su extensión mientras el más bajo acariciaba su cabello y gemía incontrolablemente, sin vergüenza alguna y eso solo lo encendía más. Cuando estaba concentrado en el punto sensible detrás de su oreja, siente como el pelinegro tirando de los mechones de pelo que agarraba entre sus puños, lo eleva hasta dejarlo en la misma línea visual y ¡BAM!... la gloria. Kyungsoo lo estaba besando con tanta firmeza y pasión que sentía derretirse en ese beso. Desbocado, recorrió con su lengua toda la cavidad contraria, embriagándose con el sabor ajeno. Era una lucha llena de mordidas, lenguas y calor, se devoraban mutuamente, extasiándose con el otro. Rápidamente, el mayor aferro sus piernas a la cintura del moreno, está por voluntad, y comenzó una exquisita fricción entre ambos cuerpos, mientras contenían sus gemidos en los labios ajenos. El roce se hizo más fuerte, más profundo, más excitante y dejaron de besarse para mirarse detenidamente a los ojos. Se descubrió pensando en lo maravillosamente profundos que eran los ojos de su hyung y cuanto extrañaba verlos asi de cerca. Él siempre miraba al más bajo, en las entrevistas, en el aeropuerto, en los conciertos, en donde fuere, no se cansaba de hacerlo porque simplemente lo encontraba fascinante y eso solo parecía acrecentar el calorcito que nacía en su pecho cada vez que lo observada o estaba cerca de él. Kyungsoo lo expresaba todo con esos grandes ojos y eso le encantaba, porque podía ahora ver claramente el deseo y cariño en ellos mientras lo miraban directamente a él, no a las fans o algún miembro, no, solamente a él.
- Gracias Jongin, en serio - dijo el mayor, acariciando la cara del otro para luego depositar un casto beso en los labios contrarios.
- No hay nada que agradecer hyung, esto lo hago porque quiero - tomo el cuello de Kyungsoo y planto otro beso en la boca opuesta - y porque te quiero.
El pelinegro no pudo más que ensanchar su ya de por si contenta sonrisa y repartir besos por toda la cara del moreno, mientras éste reía contento y los hacia rodar por la cama hasta llegar al borde de la misma, quedando el más alto aun encima del otro.
- Sabes hyung, yo había venido a nuestra habitación por una razón - dijo pícaro mirando al más bajo, que lo animaba a continuar con una sonrisa igual de juguetona - yo realmente necesito un baño por las mañanas, para comenzar el día correctamente.
- Me parece una buena idea Jongin, una de las mejores que has tenido - susurro Kyungsoo muy cerca del oído contrario mientras levemente frotaba su cuerpo contra el del moreno.
- No se diga más entonces... Aún tengo muchas cosas que agradecer hyung - No tuvo que hacer mucho esfuerzo para levantarse y los dos se dirigieron rápidamente a la puerta del cuarto. Solo para unos segundos para tomar una toalla lo suficientemente grande para los dos, Kyungsoo no pudo evitar mirarlo intrigado.
- ¿Solo eso llevaras? - pregunto el más bajo mientras Jongin lo abrazaba por la espalda y se acercaba a su oído - Realmente no necesitaremos nada más por algunas horas - y mordió el lóbulo de la oreja del pelinegro que solo gimió quedadamente como respuesta.
Y mientras desaparecían tras la puerta del baño entre besos y toqueteos descarados, recordaba que debería tomarse esos días con calma, esa había sido su decisión, pero se trataba de Kyungsoo y la tranquilidad no podría importarle menos.