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Ad Nauseam por blueous

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Notas del fanfic:

 Bunas tardes, lo siento queridos, pero esto necesita  muchas aclaraciones así que aquí vamos:

  1. NO ESTÁ TERMINADO. Apenas llevo escrito este capítulo y uno más y sinceramente no creo que lo termine algún día, pero necesito subirlo como una forma de animarme a seguir escribiendo, así que si leen, haganlo bajo la responsabilidad de leer lo que se convertira, probablemente, en un One Shot (Hehe)
  2. No va a haber mucho fluff. Lamentablemente esto está escrito por mi id en su mejor faceta y los personajes son como son (Ya verán a Xiao Lu), ni siquiera tengo pensado hacer que Baozi o Minseok o Luhan se enamoren realmente, pero bueno.
  3. La trama es enferma. Realmente, la historia está basada en el Monarch Proyect del cual ni siquiera les recomiendo buscar si no tienen resistencia a las cosas tétricas porque es bien fuerte (en las notas del capítulo voy a contextualizar con respecto a eso).
  4. No está beteado. Quienes me leen saben que suelo avisar esto siempre, pero ahora es en serio-en serio. Los capítulos me están saliendo muy largos y no confío entregarlo a mi beta porque cada vez se va ir haciendo más perturbador, por lo que yo misma quizá los revise una vez y luego los suba directamente, pero si encuentran algo no duden en avisarme,
  5. Mientras lo leen deben recordar que es un texto narrativo, por lo que hacen un pacto tácito conmigo aceptando creer real todo lo que escribo, en un mundo cotidiano pero con ciertos paralelismos. Uhmn u v u.
  6. Lo siento TT TT. Realmente pido disculpas por escribir algo tan amorfo como esto.

Notas del capitulo:

 Si después de todas mis advertencias quieren seguir leyendo, contextualizo:

El proyecto monarca es uno descubierto después de su supuesta finalización, en el que se proponía disociar a sujetos de sus mentes para introducir allí otras identidades que el gobierno utilizaría como soldados sin piedad ni sentimientos, prostitutas que se entregaran totalmente e incluso estrellas de televisión que no tiuviesen vergüenza al momento de entretener a los televidentes. Para este fin se utilizaron métodos terribles; desde experiencias cercanas a la muerte a juegos mentales que hacía al cerebro trabajar de más, pasando por inyecciones de drogas, violaciones, exposiciones a escenas grotescas, incluso hacer creer a los reclusos que eran violados por Dios.

 Estoy mal enfocada u v u.

—Tu nombre es Xiumin.

—¿Mamá? —El chico deforma su rostro mientras grita con una furia cansada por su madre.

—Electroshock —Ordena el doctor mientras se soba la frente algo cansado porque esto le ha salido difícil de lo pensado.

 

—Tu nombre es Xiumin.

—Xiumin… —Tartamudea mientras las lágrimas brotan de sus ojos sin sollozos: sólo gotas gruesas.

—Tu nombre es Xiumin —Repite el doctor una y otra vez—, tu nombre es Xiumin.

—¿Qué le hicieron a mamá? —Es casi un jadeo que el coreano emite en un chino roto con la mirada fija en el piso.

—Electroshock.

 El doctor gruñe quitándose los lentes que utiliza sólo cuando un paciente le provoca dolores de cabeza y no deja de acariciarse la frente con la punta de los dedos hasta que la ausencia de gritos desgarradores se hace demasiado notoria. El doctor Xiao Lu voltea el rostro hasta enfocar al otro presente en la habitación.

—Señor, no podemos. Hay que seguir mañana, ya le hemos llevado al límite más de dos veces en una hora.

 Luhan se acerca por sí mismo a la máquina eléctrica y presiona un botón tres veces exactamente. Lo único que puede pensar su ayudante es “no se llama a sí mismo el ángel de la muerte por nada” mientras observa el cuerpo del prisionero convulsionar sobre una mesa de metal demasiado helada que no hace más que añadir un poco de sufrimiento extra a toda la situación. Luhan observa lo mismo y no separa el dedo del botón gris hasta que el joven Xiumin deja de gritar y jadear en la inconciencia.

—Despiértalo.

—Señor, no creo que su sistema soporte otra inyección.

—Siguiente entonces —Deja escapar el doctor con un suspiro irritado.

—Era el último por hoy.

—¿Y el niño?

 El cuerpo de Minseok es desatado y cargado como un saco de papas fuera de la sala de experimentos por un hombre en traje negro mientras los otros dos doctores se quedan discutiendo como arreglar esa escases de cuerpos que se ha dado últimamente debido a la aprensión del estado ante la ola de raptos sin precedente, ¿es que acaso tendrían que comenzar a raptar niños extranjeros también, tal como lo habían hecho con Minseok?

—Imagino que habrá sido más fácil en esa época.

 El comentario de Luhan se pierde en los pasillos oscuros, pero se repite distante en un eco que él mismo encuentra demasiado anhelante. Y quién sabe, quizá en esos tiempo no era más fácil, pero a Luhan le hubiese gustado estar allí: cerca de la segunda guerra mundial, cuando un cuerpo más o uno menos no marcaba la diferencia, cuando no había que tomar al chico guapo con la madre que gritaba como una cabra loca, cuando el proyecto Monarca era más que algo que se escribe en los blogs de gente con demasiado tiempo libre. Luhan desea estar con gente que otra gente consideraría tan loca como le considerarían el resto de colegas a él.

 Sí, a Luhan le encantaría.

*

 Minseok despierta casi después de doce horas, el cuerpo adolorido, las manos atadas a un fierro paralelo al techo, los pies acalambrados de algo que no recuerda con suficiente claridad. Las axilas le parecen cansadas y tirantes al soportar todo el peso de su cuerpo y quizá por cuanto tiempo ha estado colgando, sinceramente no sabe y espera que alguna vez deje de doler, porque desde el inicio esa fue su única esperanza; que en algún momento dejara de doler, pero eso no ha pasado y cuando parece que va a ser así, esos animales no dudan en aplicar algo más, más dolor, más presión, más lo-que-sea, para que nunca deje de doler. El chico suspira, pero sale más como un lloriqueo, porque esto no es sano, se dice a sí mismo, sobre todo cuando después de sólo pensarlo le dan ganas de reír porque ¿qué es sano en ese lugar?

 La habitación es negra, bueno, Minseok está seguro que no lo es, pero la oscuridad es tanta que nunca desde que tiene memoria de estar allí ha visto algo además de oscuridad, solo sabe que cuelga de algo, que sus brazos duelen y que no puede tocar el piso, no sabe qué, pero hay algo allí abajo que tienen que espantar cada vez que le viene a buscar, es algo que incluso eliminó a su último cuidador en el primer día de confinamiento, es silencioso y escurridizo y supone que está allí para evitar que el prisionero escape, aunque incluso si no estuviese Minseok cree que ya no escaparía, ¿para qué?, ¿qué podría haber allá afuera que valga la pena como para pelear con personas sin razón ni corazón? Él solo quiere a su madre, quiere que le abracen y le mientan al susurrar en su oído que “todo va a estar bien”, que le mantengan lo suficientemente disociado de su mente como para dejar de sentir hasta que la tortura acabe de una vez. Y es que a estas alturas Minseok ni siquiera sabe cuánto tiempo ha estado allí, pero podría jurar que es menos de un mes que se ha alargado como los mil infiernos. Minseok está seguro que no han pasado más de veinte noches, aunque tampoco pondría sus manos al fuego ni por esa idea ni por nada, quizá se está volviendo loco y el dolor en los miembros superiores no le ayuda a pensar.

 Dios. Quiere soltarse de allí, quiere gritar, quiere escapar, quiere vivir, quiere volver el tiempo atrás y jamás tomar ese maldito atajo, quiere que los brazos se le corten y esa cosa que está en su habitación lo devore o muerda o haga lo que sea que tenga que hacer.

 Minseok se está volviendo loco.

 Es la idea.

 Con el dolor insoportable los únicos momentos de sueño, o mejor dicho inconciencia, son cuando su organismo se satura y deja de funcionar, lo que no ocurre con tanta frecuencia como él quisiera, supone que es por su alta tolerancia al dolor y la maldice mientras ruega para desmayarse en el momento. La sensación es desagradable; sus brazos adormecidos pero sobre todo el cosquilleo que le cubre desde la punta de los dedos de la mano hasta los hombros, una sensación que se asemeja al dolor del fuego arremetiéndose en cada músculo, picoteando como cuchillo caliente. El prisionero debe dejar de intentar desmayarse cuando se oyen un ruido duro de alguna parte y el sonido de la puerta abriéndose inunda ese mar de oscuridad. Alguien hace “chú”s que se anteceden a golpes brutos que a veces terminan en las paredes: tan fuertes que podrían matar a un pirata borracho. Se oye algo que cae despacio y luego los pasos se acercan hasta el prisionero, unos brazos fuertes le tocan las piernas y si no fuese porque ya nada tiene sentido Minseok rehuiría de ese toque como en el inicio. Hoy por hoy el coreano se deja jalar hasta que suena un clic y sus ataduras ceden. El cuerpo del chico se desploma sobre el hombre que le carga como a un saco de papas al hombro y ambos salen a un pasillo casi tan oscuro como la habitación, Minseok algunas veces ha intentado ver donde está, cómo es su puerta, en qué parte hay que doblar, pero su cuerpo está siempre demasiado cansado como para un esfuerzo como lo es la recolección datos. Casi desde el mismo inicio ha bastado que el dolor se disipe medianamente para que sus ojos se cierren y su mente se desconecte del mundo lo que dure el trayecto hasta el laboratorio: lo que es siempre demasiado poco.

 Por aquí todo momento indoloro es demasiado poco.

 Al despertar ya nada sorprende al prisionero, tiene las manos y los pies atados, pero esta vez no está sobre una mesa de metal frío expuesto como una rata de laboratorio, en cambio está dentro de una caja de madera que le queda demasiado justa, no se puede levantar y sinceramente no le atrae la idea de ver lo que los doctores hacen, le basta con escuchar la voz del supuesto Luhan gruñendo por lo bajo, eso por sí solo es una muy mala señal, ¿qué más necesita para comenzar a llorar?

—Xia-Luhan —Se corrige el de rasgos equinos cuando siente los sollozos del mayor —, está despierto.

 Minseok levanta la mirada cuando la voz del asistente del doctor llama su atención, pero no deja de llorar.

—Tienes suerte Xiumin —Llega la voz de Luhan hasta los oídos del mayor, lo que le provoca escalofríos que aumentan cuando al sonido se suma la figura del doctor —, tu disociación no es tan fácil como yo creí, así que el resultado será simplemente mejor. Me pregunto cómo resistes, después de todo fuiste violado tantas veces, tu padre te golpeaba, ¿cierto? Tu madre era tú único soporte…

 Mientras Luhan se aleja del lugar en que Minseok sigue atrapado y su voz comienza a sonar más dura, más cruel, más ajena a este mundo, apunto de decir algo demasiado impactante, el prisionero tiene escalofríos, un movimiento involuntario se apodera de sus ojos y después su mente en blanco.

—¡Lo hicimos! —Chilla Yixing mientras observa el rostro inexpresivo de Minseok —Luhan, el chico está en blanco.

 El doctor se apresura al cajón y con ayuda de su asistente quita al joven de allí, trasladándolo hasta la mesa de hierro que Minseok ya conoce tan bien, donde le atan hasta que las correas se hunden en la piel blanca y suave.

 Una jeringa llena de un líquido casi celeste pasa de reposar en el mesón a las manos del doctor con una rapidez súbita y el hombre lo inyecta de golpe en la muñeca del prisionero, que abre los ojos apenas como si no quisiera hacerlo, como si no fuera él sino su cuerpo por sí mismo.

—Xiumin, tu nombre es Xiumin.

 El chico no responde a los susurros sobre su oído, aunque ninguno espera que lo haga, Luhan se conforma con dejar ese cerebro como un lienzo en blanco que será pintado sobre pinturas hermosas que ya se han corrompido. En realidad por primera vez Minseok no responde y eso es suficiente para Luhan que manda a mover la mesa hasta la sala contigua donde el proyector repite una y otra vez la misma escena de “El Mago de Oz” intercaladas con imágenes del árbol de la vida (más conocido como Cábala). Hay otro ruido, susurros extraños en el idioma natal del prisionero y muchos motivos monocromáticos que impiden a su observador pestañear de forma adecuada sin que los ojos quemen apenas. Yixing debe mantener sus propios ojos pegados a los apuntes para no distraerse, ya que una mirada a la pantalla le había dejado bastante inmovilizado. El asistente intenta pensar en cosas cuerdas, porque la música, los gritos, los gemidos, la canción, el estruendo, el brillo, la habitación en sí, todo es demasiado caótico y él no es un sujeto en experimentación.

 Casi tras media hora a Yixing no le queda más que salir cuando Luhan nota que las hojas de apuntes se arrugan entre sus manos demasiado apretadas y sus ojos están llorosos.

 El asistente no sabe exactamente que sigue pasando allá adentro, pero al poco rato los gritos ensordecedores de parlantes se sienten como un eco de los gritos del prisionero. Solo Dios sabe que le hicieron en esa sala a Minseok, porque eso que le desgarraba la garganta hasta escapar por los pasillos y oírse en todo el piso no podía ser producido por simples imágenes o ruidos, o no por algo que Yixing conociera al menos.

 Al final sale Luhan, transpirando. Abre la puerta y por poco se deja caer mientras esboza una pequeña sonrisa

—Ah, Yixing. Algún día tú podrás hacer esto mismo, pero hay que entrenarte.

 Es Yixing ahora quien siente un escalofrío aterrador cuando el tono de voz del doctor le rememora la de un padre que desea enseñar a su hijo mayor un poco de béisbol cuando el niño solo quiere bailar, porque si el enfermero está allí, es respondiendo a su otra opción: la muerte. ¿Quién en su sano juicio quisiera participar en ese intento de proyecto animal por opción?

 Luhan no es considerado con las divagaciones de Yixing mientas se desabotona el delantal y mueve los ojos por el pasillo buscando algo.

—¿Dónde está Yifan? Necesito que se lo lleven a otra celda; ahora.

 Luhan sale y comienza a buscar al carcelero para reubicar a Minseok, Yixing asume que debe entrar a vigilar al prisionero y casi espera encontrarlo llorando o gritando, quizá en blanco. Debe suprimir un ahogo cuando nota que el chico está libre, sentado en una silla sin amarras ni nada que le coarte el libre albedrío, aún hay rastros de lágrimas secas por todo su rostro, tiene el labio sangrando levemente y las muñecas rojas por lo que debió ser la lucha contra sus correas, eso sumado a que ya no lleva pantalones y la playera está rota es todo lo que le recuerda a Yixing que está frente a un recluso que hay que cuidar. Porque su posición despreocupada y los dedos entrelazados sobre los muslos muestran una actitud de quién quiere estar donde está.

—¡¿Quién es usted?!

—Yo… —Tartamudea apenas el menor sin sabes que procedimiento seguir.

—Xiumin, el señor aquí te llevará a tu habitación, esperarás hasta que te siga, iré pronto a ver como estas, ¿vale?

 Es obvio que el único confundido allí es el asistente, porque Xiumin asiente en una mezcla de sumisión consentida y programación. Cuando Yifan entra, no toma al joven por las axilas ni lo arrastra a través del salón como de costumbre, en cambio le conduce de forma bastante civilizada hasta el pasillo y después a no-sé-dónde. Luhan mira todo y no es hasta que los ojos de Xiumin dejan de mirarlo que la máscara de tranquilidad se le escapa del rostro.

—Es extraño. Suponía que su cerebro se disociaría de a poco, que un día le tendría que meter en la cabeza que se llamaba Xiumin y al otro que era chino y después que era huérfano y que después un día él iba a dejar de luchar y de pronto iba a estar a mi disposición.

—¿No fue así? Lleva bastantes sesiones con lo del nombre, la nacionalidad y… esas otras cosas.

—Sí, pero no presentó ningún cambio positivo —El doctor movió el cuello haciendo sus huesos sonar —hasta ahora. Y en media hora le metí un invento entero en la cabeza.

 Yixing no pregunta nada más, sin querer saber realmente se va hasta otra habitación a evaluar a otro de los pacientes.

 Luhan por su lado apunta todos los detalles en unos archivos que llevan sobre ellos “12/12KMS”. Archiva la imagen del Cabalá; que será ahora el botón de encendido y apagado para ese nuevo chico encantador: Xiumin.

*

 La primera noche de Xiumin en vida es extraña. El chino tiene pesadillas en que él mismo es atado con cuerdas a extremos de una habitación con paredes ensangrentadas y llenas de fluidos humanos, unas manos anónimas se pasean por su cuerpo abusando de él hasta hacerlo desmayar, todo se va a negro y al desertar está enterrado bajo tierra, las fosas nasales se llenan de tierra y no puede respirar.

 Despierta con un sonoro “¡AH!” y el corazón apretado.

—¿Qué pasó?

—Tuve una pesadilla Lu-ge.

 El doctor traga duro mientras se acerca a la cama del recién nacido y le acaricia el cabello, algo en el cerebro de Xiumin dice que eso es malo, que vendrá algo doloroso y casi reproduce una bofetada en la mejilla de la nada, pero ¿qué podrías ser eso? Si el doctor es la única familia que le queda desde el fatal accidente en la casa familiar, ¿qué malo podría hacerle su primo, el mismo que le recibió en su casa desde hace ocho años?

—Quizá sea por la experiencia, ya sabes, casi te raptan. Te he dicho que no salgas solo, gracias a Dios te pude encontrar antes que pasara algo.

 Xiumin asiente y se queda dormido mientras Luhan mueve los dedos por su cabello.

—Gracias a mí por tener cámaras en esta habitación —Susurra cuando la respiración de Xiumin es demasiado lenta como para que esté despierto.

 Al día siguiente el que despierta es Minseok.                                                             

 Yifan está en la habitación con cuerdas y un bate a punto de romperle un costado al coreano si este hace cualquier movimiento en falso. El pobre prisionero después de desperezarse y recordar nada excepto todo negro había comenzado a gritar, ahora con la cama como única separación entre él y su captor no sabe por qué llora exactamente, ¿era por la rabia de seguir atrapado en un juego en el que no quiere participar?, ¿porque no sabe dónde está y por qué aquí hay luz?, ¿porque su mente no procesa estar en una habitación normal? ¿O es que se ha rendido?

—¿Xiumin?

Tan pronto la voz de Luhan flota hasta los oídos del coreano este rompe en un llanto más sonoro, su cuerpo se pega a la pared y es inconsciente de la forma en que los brazos se abrazan a sus piernas mientras intenta no gritar.

 Luhan se da cuenta que el experimento ha fallado otra vez y se acerca al prisionera, obligándole a levantarse con tirones en los brazos y gritos aterradores en el oído mismo, cosas como imbécil, bueno para nada, eres un hijo de puta vuelan desde la boca del doctor, dejando fluir la rabia hacia sí mismo que le produce el error en el experimento contra el sujeto indefenso que ha abierto los ojos ante la impresión y no puede pestañear. El doctor jala a Minseok hasta la cama y basta con una mirada para que Yifan se retire.

 Quedan solos, Minseok aplastado bajo el peso del doctor, las manos de este sobre la garganta del otro arrebatándole la respiración. El doctor gruñe como un animal rabioso y se acerca al rostro ajeno hasta que las vibraciones de su voz se sienten sobre la piel de Minseok.

—Estás indefenso Minseok, tú no vales la pena, Xiumin sí. Tú ya estás muerto, te matamos, no sirves para nada —Luhan presiona un poco más fuerte y Minseok no puede ni toser —, podría ultrajarte, podría quemar tu cerebro, podría hacer lo que sea contigo porque tú ya no sirves, podría dejar ese cascarón vacío y llenarlo de Xiumin. Para eso es lo único que sigues vivo, para darme tu cuerpo, no te empeñes en hacerlo más difícil imbécil y muérete.

 Minseok intenta llorar con más ganas, pero el aire no le alcanza y se desmaya ahogado.

 Si no fuese porque Yixing alcanza a entrar, Luhan hubiese logrado a romper ese cuello con sus propios dedos. De eso dejan constancia las huellas largas y blancas que no se van hasta unas semanas después.

 Minseok es reanimado ese mismo día en el sótano de siempre, no hay mucho que hacer además de corrientes eléctricas y chequeos mientras sigue semi-inconsciente y atado, todo se complica un poco para el asistente Zhang porque el doctor camina de un lado al otro y desea ver cada paso con cuidado, es casi como si se sintiera culpable, y sin embargo Yixing no se atreve a pensar en esa como una probabilidad concreta o humana, lo ve del lado de la investigación, porque está seguro que si cualquiera de los cinco sujetos que examinan tuviese un retroceso tan grande como el que se vio en el sujeto 12 Luhan estaría igual.

—Vete.

 Zhang debería comenzar a acostumbrarse a la voz del doctor, sobre todo cuando lleva casi seis meses trabajando en el proyecto Abeja con él y muchos años más en la medicina general, sin embargo le siguen dando estos escalofríos y no puede evitar cuestionarse que tan ético sería dejar a al paciente en condiciones como las que muestra en el momento con un doctor que sería capaz de estrangularlo de nuevo si tuviese las ganas de hacerlo.

 Y sin embargo obedece.

 En el cuarto sólo queda el cuerpo semi-consiente de Minseok, miles de máquinas, gris y el doctor.

 Al día siguiente despierta Xiumin.

Notas finales:

 REALMENTE PIDO DISCULPAS ;h;

 —Corre a esconderse mientras escucha Golpe Maestro de Vetusta Morla para seguir cayendo en locura—.

 140627
No digo que esta sea la versión definitiva, pero cada vez se perfila más.

141204
Puedo decir que está oficialmente terminado, este es el primero que reviso, me quedan tres, pero ¡He terminado con Ad Nauseam! En el último capítulo estarán los significados de los títulos y porqué loe elegí.


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