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Wet, thunderous & hot. por Radioactive

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Notas del fanfic:

Este es un proyecto que empiezo hoy, con intenciones de volverlo un poco, sólo un poco larguito, y para complacencia de Kanna, muchacha hermosa, que me ha apoyado desde hace mucho, trataré de que cumpla sus espectativas. 

Si no las cumple, siempre puedes mandar sicarios por mí.

Es la primera vez que escribo una historia enteramente para ti, así que espero que la disfrutes. : D

Notas del capitulo:

De momento puse sólamente incesto y lemon como advertencia, y eso el último debería tener un "(?)" al lado. Jah.~ Si se vuelve necesario, agregaré otros en un futuro.

No sé cada cuanto actualice, pero espero que este inicio sea agradable para todos. ;) 

 

La gloria es un veneno que hay que tomar en pequeñas dosis.

 

Honoré de Balzac.

 

Vista oscura. Lo único que pasa por tu mirada son las luces deslumbrantes de vez en cuando. El ambiente está ya húmedo, el olor se impregna en ti, lo notas unos segundos antes de que desaparezca y se mezcle en tu cerebro como parte de la totalidad. Te metes entre cuerpos calientes, rozas y tienes contactos suaves, o intensos, y no importa si te gusta o no. Si estás allí es porque los deseas, sino, puedes salir huyendo, y no regresar.

 

Suena la música electro, popular, y de temporada. Algunos se mueven curvilíneos, otros menean la cabeza un poco, otros simplemente se pegan a otro individuo, y lo demás desaparece. Puedes encontrar casi lo mismo en todos los pubs de la zona.

 

“La zona.”

 

Así le llaman al concurrido pasaje de locales de ambiente, donde toda la panda de maricas va a divertirse, beber, fumar, y otras cosas que no son difíciles de imaginar.

 

•••

 

Ethan avanzó entre el tumulto, de a poco y con paciencia. Algunos pulpos que no podían mantener quietas las manos, ya le habían sujetado las nalgas o el paquete para cuando logró llegar a la barra.

Se suponía que “él” tenía que estar ya ahí.

Suspiró y pidió un trago. Uno de cinco que se había bebido ya. ¿Y de veras era absolutamente necesario?, se preguntó. Eso de llegar antes, beberse un par de cosas fuertes, bailar, salir, fumar, refrescarse, volver, buscarlo, aburrirse, salirse de nuevo, entrar de nuevo, aburrirse de nuevo…

“Joder, solo a ti se te ocurre llegar dos horas antes a una cita.” Y no era para más. La gente normalmente no llega a los encuentros casuales a tiempo. Llegan elegantemente tarde, una o ambas partes. Pero Ethan siempre había sido un loco de la puntualidad, incluso si de antemano sabía que tendría que esperar. Y lo odiaba, odiaba con toda su alma esperar.  Cualidades contradictorias, que no resultaban buenas para mantener cuerdo al muchacho. Y aunque hurgara en su cabeza, buscando opciones de pasar el tiempo, no es que hubiera muchas, lo obvio: bailar, beber, fumar. Maldita sea. Él solo quería liberar estrés. Pero la genial idea de llegar exageradamente temprano para supuestamente “beber unos tragos y tomar valor”, se incrustó en su cabeza sin tener tiempo de negarse. Y ahora estaba ahí, reprendiéndose a sí mismo, y aburriéndose como una ostra.

Chasqueó la lengua y decidió que era mejor bailar. No sin antes echar una última ojeada para ver si veía al hombre con “pañoleta azul y cabellera rubia.”

La verdad es que no creía que fuese a aparecer ya. Es más, ni siquiera quería que apareciese. Se sentía ligeramente borracho, y tal vez cualquier toqueteo impúdico le ayudaría, por el momento, a saciar sus ansias de contacto semental.

Se infiltró en la pista, bailando relajadamente mientras que algunos se le acercaban. Por el momento, aceptaría a cualquier incauto que quisiese menearse un poco junto a él, pero si era para unos besos en el baño de porquería del pub, se pondría selectivo. Así que, cazando disimuladamente, miró los rostros de los hombres que se aproximaban con intenciones seductoras.

“Muy femenino, muy bajito, muy femenino… muy femenino, oh, este es perfec… muy femenino.” Mierda, por qué no había hombres gay masculinos a los que les gustase bailar, y mínimamente, un centímetro aunque fuera, más altos que él, algo agresivos, y que además tuvieran barba, porque las barbas le ponían. Oh sí…

Perdido en sus pensamientos, sin prestar la atención necesaria a las personas que bailoteaban a su alrededor, siguió moviéndose, cerrando los ojos y olvidándose de todo, dejándose llevar. Al final Ethan no encontró con quién jugar, por supuesto, no se puso de nena, y dejó que algunos incluso le dieran unos picos rápidos, mientras avanzaba la noche a través de las larguísimas pistas de música electro.

De repente la música paró, y escuchó a un tipo a hablar por micrófono, diciendo alguna cosa sobre la noche de máscaras. Había mucha gente, estaba abarrotado de hombres, sin embargo, llegaron varias chicas (travestis por supuesto) a repartir antifaces de plástico, bastante simples, pero bonitos, él consiguió uno azul brillante.  El tipo ordenó que se lo pusieran todos, e informó que la pareja más sensual en la pista, se ganaría una botella del mejor vodka de la casa, la música comenzó de fondo, y los cuerpos sudorosos, torsos desnudos llenos de brillantina y pintura, machos faroles con lentes de sol ridículos, y maricones más o menos normales como él, comenzaron a moverse de nuevo, al son de una pista un poco más suave, aunque más sensual, buena para propiciar el ambiente que sugería el premio.

No tardó nada en conseguir pareja. Comenzó a bailar mientras todos buscaban a alguien o se unían a la persona con quién ya estaban antes, y pudo sentir un cuerpo, que se pegó a él sin pudor y le siguió el ritmo lento pero que aceleraba el pulso de ambos.

Aquel muchacho había estado observando a Ethan bailar, unos minutos antes de que comenzara a hablar el tipo por micrófono. Y ahora lo tenía delante, moviendo ese culo respingón que le llamó la atención de inmediato, y que fue lo único que se dedicó a mirar mientras bailaba. Sintió que estaba un poco lejos, así que le tomó por las caderas con cierta agresividad y lo acercó más. El chico se movía hacía un lado y hacia el otro; los hombros, la cintura, la pelvis, la cabeza. Desprendía un olor dulzón que le pareció de hecho familiar, pero no pudo recordar de dónde. Luego el movimiento hacia los lados se trasformó en adelante y atrás.

El condenado sabía moverse. No pudo evitar pegar su pelvis contra sus nalgas un poco más, y morder con suavidad su hombro. Tenía el brazo del otro sujeto a su nuca, y su cabello rozándole la nariz. Quiso empotrarlo contra la pared en ese mismo momento, porque estaba despertando sus más bajos instintos. No le importaba la botella, quería comerse al chico en ese instante.

Para su jodida sorpresa, la canción terminó, y él tuvo que tragar saliva para recomponerse de la situación. No se había dado cuenta que los demás los miraban y todos comenzaron a aplaudir.

Se le hubiera notado el sonrojo si por supuesto, no tuviera un antifaz y además estuviera oscuro. Odiaba que la gente lo mirara fijamente, y además en un lugar como ese…

Mierda.

El tipo en el micrófono comenzó a hablar otra vez, e invitó a la parejita a subir a la tarima. Era obvio que habían ganado el premio. Él lo sintió como un instante mínimo, una pista demasiado corta, y además de todo no era su intención obtener el vodka, solamente se había aprovechado del supuesto concurso para restregarse contra el pelirrojo de culo bonito.

Ethan estaba emocionado por supuesto, le había pegado un calor de los mil demonios y respiraba agitado. Pero ahora podía ver mejor a su pareja de baile, y el muy cabrón estaba buenísimo. Era totalmente su tipo: más alto que él, no tenía maneras femeninas, olía bien, y tenía el toque agresivo que le ponía. Durante el baile, quiso darse vuelta y besuquearlo, pero prefirió tener una polla en notable crecimiento restregándose contra una de sus nalgas. Dios, eso había sido intenso, y todo el malestar de haber sido plantado no era más que un vago recuerdo.

El hombre al micrófono habló. Como parte del show, hiso la petición antes de entregar el premio, que la parejita se quitara las “máscaras” y dijera su nombre.

Ambos obedecieron. Ambos emocionados por conocer el rostro del dios del baile sexual y del chico rudo con polla juguetona. Se la quitaron a la de tres.

Uno… Dos… ¡Tres!

Y el mundo no podía ser más hijo de puta.

Ethan abrió mucho la boca, sorpresa era poco. El otro muchacho sufrió un shock más profundo, aunque lo disimuló de mejor manera, solamente frunció el ceño y fingió indiferencia.

—¿Leo?

—E.T.

 

Notas finales:

Todo comentario, critica, declaración de amor, odio, deseo de asesinato, bienvenido en review. 


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