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Amor Yaoi
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Tres años de insinuaciones por eugenial productions

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Notas del fanfic:

Es el primer fic yaoi que escribo, espero que sea de su agrado.

Notas del capitulo:

Espero que les guste, si encuentran alguna falta de ortografía avisenme y la arreglaré de inmediato.

Mike, un chico pelirrojo de ojos amarillos caminaba por la calle, girándose de vez en cuando para comprobar que su hermano no le seguía. Entró en una tienda de cómics y se compró tres tomos de su manga favorito.


- ¡Mike! –Dijo un chico al verle salir de la tienda mientras le pasaba el brazo por los hombros.- Mira que suerte… el haberte encontrado por aquí, y precisamente ahora.


- Ah, eres tú, Alex. –Suspiró, aliviado.- Pensé que eras mi hermano.


- ¿Eh? ¿Ha pasado algo? –Preguntó con curiosidad.


- No, nada del otro mundo. Solo que no quiero que me quite los mangas que acabo de comprar y los venda después de leerlos. –Explicó, hastiado de la actitud de matón que tenía su hermano, Josh.


- Ah, eso lo explica todo. –Dijo con una sonrisa deslumbrante.- Bueno, me vienes que ni pintado. Él es mi primo, Javier, y acaba de llegar a la ciudad y… ¡yo tengo una cita con una tía que está como un tren! Tío, hazme el favor y acompáñale hasta su casa, que vivís en la misma calle. –Suplicó con ojos de cachorrito.


- Vale, no hay problema. –Nada más escuchar esto, mustió un “Te debo una.” Y salió pitando.- Nunca cambiará… -Murmuró Mike, recordando que su amigo era así desde que estaban en tercero de primaria, incluso antes.


- Oye… Mike, ¿no? –Preguntó Javier con tono indeciso.- ¿Eres pelirrojo natural, o te tiñes? –Dijo con una inocencia que podría incluso considerarse infantil.


- No, no me tiño. –Respondió Mike con una sonrisa divertida en su rostro.- Y, por si lo dudabas, no, no llevo lentillas de colores, mis ojos son amarillos.


- Mola. –Respondió con simpleza.- ¿Tienes quince años?


- Sí, tú dieciséis, ¿no? –Preguntó sin prestar demasiada atención.


- No, tengo catorce, pero la semana que viene cumplo quince. –Respondió.


- Joder, chico, ¿qué comes? Eres altísimo. –Javier alzó una ceja y le miró, un tanto cohibido.


- Eso ha sonado mal, tío. –Le dijo. Mike pensó en lo que acababa de decir y se puso colorado, no lo había dicho con “esa” intención. Javier rió burlescamente.- Era broma, tendrías que haber visto tu cara, jajajajajajaja. ¿Enserio pensabas que me iba a enfadar por eso?


- B-bueno… N-no sé… T-tal vez… -Murmuró mirando al suelo.


- Eres divertido, Mike, me caes bien. –Afirmó Javier con una sonrisa.- Por cierto, vas al mismo insti que Alex, ¿no? –Mike asintió con la cabeza.- ¿Me acompañarías mañana? Sí voy solo me perderé… -Dijo antes de suspirar pesadamente.- Soy malo interpretando mapas, y mi hermana no se explica bien.


- V-vale… -Respondió.- ¿Quieres venirte a mi casa a merendar? –Preguntó con una sonrisa adorable que hizo estremecerse a Javier.


- Cl-claro… ¿Por qué no? –Murmuró.- Ah, esa es mi casa. –Dijo señalando una casa bastante grande de color blanco con el tejado azul oscuro.


- ¿Enserio? –Preguntó Mike, sorprendido.- Mi casa es la de al lado. –Señaló una casa un poco más pequeña que había al lado.


- Que guay, así no tendré que caminar mucho para ir a visitarte. –Dijo Javier con una sonrisa deslumbrante. La vecina de delante de la casa de Javier se quedó embobada mirándole


- Jijijijiji… -Rió Mike. Javier puso cara de no entender.- ¿Has visto que cara? Está loca por ti. –Se burló. Javier se giró para verla y la saludó, ella se puso roja y se escondió detrás de un árbol. Después de eso, Javier miró a Mike con una ceja alzada.


- Tío, es fea. –Mike dejó escapar una carcajada.- Aparte, me van las pelirrojas. –Le informó. “Perdón, quería decir pelirrojos… -Se corrigió interiormente”. Se dirigieron a la casa de Mike y entraron.


- ¡Mamá, estoy en casa! –Gritó.


- Enano, mamá dice que recojas tu habitación, que mañana va a limpiar, y luego se te olvida…–Dijo un chico de pelo castaño claro y ojos amarillos mientras bajaba por las escaleras. - Ah, hola. -Vio a Javier e hizo un vago ademán de saludo con la mano izquierda.


- Ah, sí, dile que la recogeré después de comer. Por cierto, el es Javier, el vecino de al lado. Javier, el es mi hermano mayor, Josh. –Presentó.


- Hola. –Respondió Javier secamente.


- Bueno, ya recogerás luego, pero no te olvides, que sino mamá se enfadará y nos castigará sin ir a casa de Juan el fin de semana que viene…


- Okay. –Respondió mientras giraba en dirección a la cocina, seguido por Javier.- ¿Qué prefieres? Hay fruta, yogur líquido, leche, cereales…


- Pues… ¿Hay plátano? Es mi fruta favorita. –Mike asintió y sacó uno.


- ¿Yogur líquido o leche? –Preguntó mientras se servía un vaso de yogur.


- Yogur, por favor. –Dijo.


- “Me lo parece a mí, ¿o esta conversación es un poco rara?” –Pensaron ambos a la vez.


*Tres años después*


*Narrado por Mike*


- Buenos días, amorcito… -Escuché decir a Javier mientras metía su cabeza entre mi cuello y mi hombro, pegándose mucho a mi, demasiado. Abrí los ojos, sorprendido por el ataque que acababa de hacer mi “amigo”.


- J-J-J-Javier… -Tartamudeé al ver que me sonreía sensualmente mientras me miraba, siempre le gustó reírse de mis reacciones cuando se ponía cariñoso.- Quita, quita. –Dije, intentando que se alejara de mí antes de que me lanzara a sus sensuales labios para besarle.


A pesar de lo que pueda parecer, Javier y yo solo éramos amigos, nada más… Aunque me gustaría agregarle a la palabra “amigos” el término “con derecho a roce”, pero no tenía ninguna oportunidad, mi sensual amigo siempre estaba rodeado de chicas, y, a pesar de comportarse de esa manera, sabía que él no era gay. Sólo nos teníamos mucha confianza. Y bendita esa confianza que hacía que no le avergonzase restregar su atrayente cuerpo contra el mío.


- Sip, sip, ya voy, amorcito, -Me llamaba amorcito porque sabía que me molestaba- que frígido eres. –De frígido nada, más bien al contrario.- Podrías ser más cariñoso… -Me iba diciendo antes de que yo moviera un brazo para salir de la incómoda posición en la que estábamos, haciendo que cayera encima de mí.


Javier se separó de mí como si no hubiera pasado nada, me miró y sonrió.


- No pasa nada, no te enfades, Mike, ha sido sin querer. –Me tranquilizó que no se lo hubiera tomado como otra cosa, pero, por otro lado, me decepcionó que siguiera sin darse cuenta. Él que presumía de conocerme mejor que mi hermano, lo cual no era difícil, ya que Josh solo se me acercaba para molestarme o con segundas intenciones, por ejemplo, conseguir dinero.


Mi alto amigo cogió unos bóxers negros, unos pantalones pitillos de color rojo y una toalla y se metió en el baño, seguramente para darse su ducha matutina.


- Buenos días, Mike, ¿qué tal has dormido? –Me preguntó Marta, la hermana mayor de Javier, mientras pasaba a la habitación y dejaba ropa sobre la cama de su hermano.


- Bien, ¿y tú? –Pregunté. Para mi suerte, Marta, una de sus pocas familiares, se llevaba de maravilla conmigo, y no le importaba nada que Javier se pusiera tan cariñoso conmigo, es más, sonreía, un poco sonrojada, y murmuraba algo así como “shonen-sai”, lo cual no acabo de entender, shonen es chico en japonés, pero sai o rai o tai, o lo que quiera que dijese a continuación no lo entendía. Siempre que le preguntaba, ella comenzaba a murmurar cosas sin sentido o su hermano le tapaba la boca para que no dijera nada. Según él, era por mi bien.


- Bueh, estuve toda la noche hablando sobre yaoi con María… -María, la otra familiar de Javier. Ella era muy divertida, siempre me sonreía con picardía y me preguntaba “¿Y? ¿Ya hicieron lemon? Quiero detalles, MUCHOS detalles” y, antes de que le preguntara que pasaba con los limones, Javier repetía que no debía saberlo, por mi bien y me secuestraba, o echaba a su prima una mirada reprobatoria de la que ella pasaba olímpicamente para ir a leer al ordenador.


- ¿Algún día me dirán que es eso del shonen-kai, lemon y yadoi? Porque sospecho que lo del “lemon” no es un limón en inglés, precisamente.


- Juju… Algún día no muy lejano, con suerte, te lo explicaremos, hermanito. –Marta me trataba como si fuera uno más de la familia, y yo la adoraba, para mí era como una hermana mayor.


- No es justo… -Inflé mis mofletes, haciendo un puchero. En ese momento entró María.


- Buenos días, Mike. –Hizo un ademán de saludo, pero parecía demasiado dormida como para hablar con soltura.- Bueh… -Bostezó.- Nos vamos a casa de una amiga durante la semana santa, así que ya me dirás si hacen lemon. Ya sabes, quiero detalles, MUCHOS detalles. –Y ahí apareció la frase que más le había escuchado decir.- Por cierto, Marta, ¿has leído ya lo que escribí? –Marta asintió.- Perfecto, ahora, dime, ¿dónde está mi peine? –María era el ser más random que había pisado jamás el planeta, pues cambiaba de tema constantemente, sobre todo cuando estaba adormilada, y tenía la costumbre de decir cosas sin sentido en cualquier lugar a cualquier hora, eso sí, conseguía sacarle una sonrisa a cualquiera.


- Pues… Diría que en el baño de mi habitación, te lo dejaste ayer a la mañana. –Respondió Marta.


Era muy raro, la verdad, pues Marta, a pesar de ser solamente un año mayor que yo, medía un par centímetros más que Javier, entre los dos me rebasaban, y María, que era dos años mayor que Marta, o sea, que tenía la edad de mi hermano, medía un par de centímetros menos que yo.


En realidad, Marta y Javier no se parecían demasiado. Marta tenía el pelo de color marrón bastante más oscuro, los ojos color marrón muy claro y la piel un poco más blanca que él, solía vestir de colores llamativos, como el rojo o el azul. María, sin embargo, no coincidía con ninguna característica física suya, a pesar de ser su prima. Era bajita, tenía el pelo morado rizado por debajo de los hombros, los ojos de color verde jade, llevaba gafas y siempre vestía de colores que combinaban con su pelo.


- Oh, cierto, cierto… -Se quedó mirando a las musarañas un par de minutos, después parpadeó repetidas veces y se fue, como si acabase de despertar de un trance mental que tenía todas las mañanas.


- Bueno, me voy a preparar el desayuno, cámbiate y baja. –Me dijo Marta antes de salir de la habitación. Me cambié y me senté en la cama en la que había dormido, observando detalladamente la habitación de Javier.


Era una habitación bastante grande, con las paredes pintadas de blanco y algún que otro poster de los grupos de rock que le gustaban a mi amigo. Tenía dos camas, una matrimonial, en la que dormía Javier, la cual era bastante más grande que las otras matrimoniales que había visto, y una cama de una plaza, en la que estaba sentado yo, en la que podrían dormir tranquilamente tres personas sin invadir el espacio personal de las otras dos.


También había un sofá y dos sillones, que apuntaban en dirección de una tele de plasma de tamaño considerable. Sí, sé que estaréis pensando… “A este le sobra la pasta”, pues, en realidad, la casa, junto con los muebles, les tocó de herencia al morir sus padres, y vivían en esta casa ya que con el salario de la hermana no podían pagar otra. Aparte, ¿quién sería tan estúpido de ponerse a pagar una casa diminuta, teniendo esa casa de dimensiones dantescas con todo incluido? Ellos no, por supuesto.


Javier entró en la habitación mientras bostezaba. Tenía el pelo mojado, una toalla en el cuello, y no llevaba camiseta, exhibiendo así su bien formado cuerpo… Demasiado sexy.


- ¿Qué pasa? –Me preguntó sentándose a mi lado.- ¿Sigues pensando en lo de antes? –Obviamente, ¿cómo no seguir pensando en ello? Aparte de ser mi primer beso, me lo había dado él.


- Bueno… Es que… ese era mi primer beso… -Me justifiqué, como si estuviera dándole una excusa para haber estado pensando en ello.


- ¿Enserio? –Me preguntó, sorprendido.- Vaya… -Entonces una sonrisa se dibujó en su cara, la misma que ponía siempre que se le ocurría una idea genial.- Igual, seguimos siendo amigos, ¿no? Es un simple beso.


- Cl-claro… -Murmuré. Para él era fácil, él no pensaba en mí de esa manera. Yo ya tenía suficiente con imaginar que me correspondía, y ahora no podía quitarme de los labios la sensación de tenerle encima mío, besándome. Pase mi lengua por mis labios, intentando borrar esa excitante sensación y suspiré. Nada, la sensación de haberme besado con él no se iba.


*****


Bajamos a la cocina a desayunar, y me encontré con el espectáculo de siempre. María se había dormido encima de su desayuno y Marta caminaba de un lado a otro (estaba hiperactiva por el café) nerviosamente.


Llamaron al timbre y Marta fue a abrir rápidamente (seguramente, seguiría así toda la mañana). Cuando regresó estaba bastante sonrojada y señalaba hacía la puerta con gesto de incredulidad.


- E-es… t-tu hermano… -Murmuró. Me levanté para ir a ver que quería y Marta me paró.- ¿Por qué no me dijiste que estaba tan bueno? –Preguntó, aún sin acabar de creerse lo “guapo” que era mi hermano. Suspiré pesadamente y le hice un gesto para darle a entender que hablaríamos luego.


- ¿Ehh? ¿Entonces está muy bueno? –Dijo María mientras se limpiaba la cara con una servilleta. A veces pensaba que lo hacía apropósito, pero después la veía corriendo de un lado a otro preguntando que había desayunado a la mañana (reitero, ella era un ser muy random) y la idea se esfumaba.- ¡Preséntamelo! –Se levantó y me acompañó a la puerta. Cuando llegó a la puerta y vio a mi hermano tuvo lugar un hecho milagroso que hizo que adorara, incluso más, a María.


Miró a mi hermano, después a mí, después apartó a mi hermano de la puerta y miró por todos lados en la calle.


- No le veo… Supongo que debe haberse ido a tu casa. –Aguanté la risa y miré a mi hermano, que miraba a María con los ojos muy abiertos.- ¡Oh! Joshy, tiempo sin verte, ¿cómo has averiguado mi nueva dirección? –Preguntó con una pequeña sonrisa.


- ¿¿M-Mary?? –Preguntó con cara de incredulidad. María ahogó un bostezo y se frotó los ojos con aire adormilado. Mi hermano puso una expresión indescifrable, lo único que dejaba entrever era que estaba nervioso, pues estaba un poco sonrojado y le temblaban levemente las manos.- No sabía que vivías aquí… He venido a buscar al enano… -Mustió.


- ¿Eh? ¿Eres el hermanito de Joshy? –Me preguntó con incredulidad.- No os parecéis en nada… ¡Tu eres taaaaan adorable! –Me dijo mientras me asfixiaba, quiero decir, abrazaba.- Bueno, nos vemos luego. –Dijo con una sonrisa.- Les dejaré hablar tranquilos de sus cosas de hermanos. –Me guiñó un ojo y se fue.


- Joder, enano, mira que tienes suerte. Podrías haberme dicho que la vecina de al lado era... –Negó con la cabeza y se dio un golpe en la nuca.- Ya hablaremos luego sobre esto, enano. Mamá te llama. -Una sonrisa sádica se dibujó en su rostro cuando pronunció esto último. Mal presagio. Entonces supe que él me la había jugado, no sabía ni cómo ni por qué, pero me la había jugado.


*****


- ¡Mike Fernández! –Gritó mamá al verme entrar en casa. La cosa estaba mal, si me llamaba por mi nombre completo estaba MUY enfadada.- ¿Se puede saber que hacía “esto” en tu habitación? –Me preguntó/gritó mientras agitaba delante de mi cara una revista porno.


- Eso no es mío. –Sentencié. Josh sonrió aún más ampliamente. Le fulminé con la mirada.


- Ya. –Uy, eso me había dolido, y mi madre lo sabía. Papá, que bebía café mientras leía el periódico soltó un suspiro de resignación.- Y ahora le vas a echar la culpa a tu hermano mayor, ¿no? –Preguntó sin esperar respuesta. Yo callé.- Josh tiene prohibido entrar en tu habitación, y lo sabes. No pudo haberla escondido ahí. –Papá abrió la boca para hablar.- No me interrumpas, Mario, si no me quieres ver enfadada de verdad. –Y cerró la boca. Después me lanzó una mirada de disculpa, como diciendo que hasta ahí llegaba.


- Eso no es mío. –La interrumpí antes de que continuara echándome la bronca por algo que no había hecho.- Te digo la verdad, mamá, tienes que creerme, yo…


- Sabes que odio las mentiras. –Sentenció.- Admite que has sido tú o esto se pondrá peor.


- No lo voy a hacer, porque no eso no es…


- Hermanito, admítelo, solo es una porno. –Rió Josh.- No sabes qué cara que puso cuando la vio. Me estaba diciendo… “tendrías que ser como tu hermano, él sí que es responsable, y no compra revistas denigrantes para el género femenino como son las… porno…” segundos antes de encontrarla. Me descojono. –Se burló.- Solo dile que son tuyas y ya. Es mejor que mentir, ya se acostumbrará a encontrarlas… A mí me pasó lo mismo al principio. –Puse cara de horror y mamá le fulminó con la mirada.- Okay, no tienes porque seguir comprando revistas porno, pero mejor reconócelo ahora… ¿o tienes pruebas de tu inocencia?


- Yo… Bueno… -Aparté la mirada. Mi única prueba era que no me atraían las mujeres, sino los hombres, pero no me atrevía a confesarlo en un momento así. ¿Cómo se lo tomarían? Miré a papá. Él podría llegar a aceptarlo… quizás… miré a mi hermano. Él se burlaría de mí. Y, finalmente, miré a mamá, que me suplicaba con la mirada que dijera la verdad.- Yo… Yo no… Bueno… Yo soy… Joder… No quería decíroslo así… Yo… soy homosexual. –Concluí. Cerré los ojos con fuerza, preparado para las burlas de mi hermano o una posible llamada al psiquiátrico por parte de mis padres.


- No me jodas… -Mustió Josh, con los ojos abiertos de la impresión.


- Me cago en la… -Murmuró papá al ver que se le había caído la taza de café sobre el periódico.- ¿Enserio? –Me miró fijamente. Yo asentí y volví a cerrar los ojos con fuerza.


- Y-yaoi… -Murmuró mamá. Abrí los ojos y vi una expresión que se me hizo muy familiar. Estaba levemente sonrojada y me miraba con timidez.


- Ya empezamos… -Papá suspiró y tiró a la basura el periódico junto a la revista porno, antes de golpear a Josh en la cabeza.- Imbécil… Cúrrate más las bromas para la próxima. –Dijo.- Anda, vámonos, aquí sobramos. –le dio un “suave” empujón.- Hijo, te queremos igual, no importa si eres hetero, homo o bi. -Y arrastró a mi hermano hasta la sala de estar (estábamos en el comedor/cocina).


- ¡YAOI! –Dijo/gritó mamá, emocionada, mientras me cogía las manos y me miraba con brillitos en los ojos. Me indicó que me sentara en una silla, ella se sentó en otra justo delante de mí. Se aclaró la garganta e intentó poner semblante serio, pero no pudo quitar los brillitos de alrededor suyo.- Y, dime, ¿ya habéis hecho lemon? ¿Cómo fue? Y… ah, sí, fue con Javier, ¿no? Quiero detalles, ¡MUCHOS DETALLES! – “WTF, mamá está actuando igual que María y Marta… -Pensé.”


- ¿Eh? B-bueno… yo… todavía soy virgen, mamá… -Murmuré, avergonzado. Mamá me sonrió con malicia.- Y… bueno, sí, me gustaría que fuese con Javier, pero él no es…


- ¡Tonterías! Te confesarás hoy mismo, ¡como que tu padre se llama Mario! –Se escuchó uno de los estridentes estornudos de papá resonar por toda la casa.- Y, cuéntame, hablando físicamente, ¿qué es lo que más te gusta de él? –Me preguntó, moviendo las cejas de manera insinuante.


- Pues… Yo… Diría que… -Pensé en Javier, en realidad, no lo había pensado nunca, y todo su cuerpo me gustaba por igual, pero, por motivos desconocidos, su cuello se me hacía el lugar más besable.- Supongo que… su… cuello… -Iba bajando cada vez más el tono de voz. Mamá había pasado de tener “la charla” con Josh, pues decía “si este ya ha pillado más que yo, ¿Qué le voy a enseñar? –Y le lanzó un paquete de condones antes de advertirle de que no quería nietos hasta que él estuviera casado.”, y, conmigo siempre decía “Tu eres muy responsable, hijo, pero aún no estás preparado. –Y me sonreía como quien mira a un adorable e inocente peluche, por lo tanto, jamás había hablado de ese tipo de temas con ella. Y que me mirara con una sonrisa perversa en la cara no ayudaba.


-Eso es todo lo que necesito saber… -Me dio unas palmaditas en el hombro.- Adelante, ¡ataca! –Me sonrojé y le lancé una mirada de reproche. Mamá me hizo un gesto con la mano y yo salí de casa para dirigirme de nuevo a donde se encontraba el chico que me gustaba. Toqué al timbre y me pasé la lengua por los labios (una especie de tic nervioso que siempre he tenido), esperando que alguien abriera la puerta.


*Narrado por Javier*


*Flashback*


Me subí encima de Mike con cuidado de no aplastarle y observé su adorable rostro. Se mordió el labio y apretó los ojos con fuerza, así que pensé que estaba despierto pero que no quería que me diese cuenta.


Posicioné mis labios a escasos milímetros de su piel de su cuello, tan tentadora y pálida como de costumbre, y susurré: “Buenos días, amorcito…” Sentí como su cuerpo se estremecía debajo de mí, y tuve que usar todo mi autocontrol para no violarle cuando tartamudeó mi nombre en mi oído.


Le sonreí de la manera más sensual que pude, todavía tenia esperanzas de que fuera gay y me correspondiera, o por lo menos ser una excepción y que estuviera enamorado de mi a pesar de ser hetero o… qué sé yo, algo, cualquier cosa. Solo esperaba que se me declarase y que no fuera bisexual, pues no soportaba a esas chicas que le seguían a todas partes y decían “que adorable” con cada gesto que hacía. Y me reí un poco de la extraña expresión de exasperación que puso.


- Quita, quita. –Me dijo, moviéndose un poco para conseguir que saliese de encima de él.


- Sip, sip, ya voy, amorcito, que frígido eres. –Le recriminé.- Podrías ser más cariñoso… -Sugerí. Instantes después golpeó mi brazo sin querer y no pude dejar pasar la oportunidad de caer encima suyo. Solo hubo un problema, quizás no tan problemático, habíamos acabado besándonos.


Me sentí tentado de profundizar el beso y explorar hasta el último rincón de su boca, pero me aparté enseguida, tampoco me iba a arriesgar a que me rechazase después de hacer algo tan “efusivo”, ya que seguramente, después de ese beso vendría algo más, o eso era lo que parecía pensar mi pene, que comenzaba a despertarse por la excitación del momento.


- No pasa nada, no te enfades, Mike, ha sido sin querer. –Le dije, al ver la cara de sorpresa que se le había quedado. Cogí una toalla, ropa y me dirigí rápidamente hacia el baño, dónde tendría que desahogarme if you know what i mean.


****


Salí del baño con la toalla colgada en el cuello, pues todavía no me había secado el pelo, y bostezando.


Vi que Mike me recorrió con la mirada durante unos instantes, para luego apartarla y quedarse mirando un punto fijo en el suelo.


- ¿Qué pasa? –Le pregunté sentándome a su lado.- ¿Sigues pensando en lo de antes?


- Bueno… Es que… ese era mi primer beso… -Casi me dio un ataque al corazón, pero controlé mis expresiones faciales para que no cambiaran tanto. Él nunca me había querido hablar de su vida sexual, y yo pocas veces sacaba el tema, no sabía si era virgen o no, pero esperaba que ya hubiese besado a alguien en algún momento de su vida, sin contar a su familia, claro.


- ¿Enserio? –Le pregunté, todavía sin acabar de creérmelo- Vaya… -Entonces sonreí cínicamente, se me acababa de ocurrir una buena manera de saber si le gustaba o no.- Igual, seguimos siendo amigos, ¿no? Es un simple beso. –Enviarle a la FriendZone podía llegarle causar depresión, aunque solamente si estaba enamorado.


- Cl-claro… -Murmuró con un gesto que no supe descifrar.


****


Bajamos a la cocina a desayunar, y me encontré con el espectáculo de siempre. María se había dormido encima de su desayuno y Marta caminaba de un lado a otro (estaba hiperactiva por el café) nerviosamente.


Llamaron al timbre y Marta fue a abrir rápidamente (seguramente, seguiría así toda la mañana). Cuando regresó estaba bastante sonrojada y señalaba hacía la puerta con gesto de incredulidad.


- E-es… t-tu hermano… -Murmuró. Mike se levantó y dio un suspiro de resignación después de que Marta le dijese algo que no logré escuchar.


- ¿Ehh? ¿Entonces está muy bueno? –Dijo María mientras se limpiaba la cara con una servilleta.- ¡Preséntamelo! –Se levantó y le acompañó a la puerta.


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Un minuto después, María regresó a paso lento y se tumbó en el sofá del comedor, quedándose dormida (de nuevo).


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Notas finales:

Intentaré actualizar la semana que viene, espero que le haya gustado.

Les agradeceria que si le ha gustado lo añadieran a favoritos y/o comentaran. Gracias por leer y perdón por las molestias.


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