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Kanojo por KRoss

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Notas del capitulo:

Título: Kanojo (Novia en japonés)

Autor: Rooss

Disclaimer: Love Stage es una obra de Eiki Eiki, ilustrado por Taishi Zao. La Historia es lo único que me pertenece.

Pareja: Ryoma x Izumi (obvio, ¿no?)

Advertencias: AU, palabras altisonantes, lemon, sin beta.

Otras publicaciones: Fanfiction net y Mundo yaoi.

Dedicatoria: Bieeeeen. Mi primer fic para el fandom Love Stage!, independientemente de que amo el manga y que está próximo su estreno, para celebrarlo he decidido escribir un two-shot calenchu :v, para ti, Luz Skarlett, ¡espero que lo disfrutes! , gracias por acompañarme en mis locuras y compartir este amor empedernido hacia el yaoi intenso (?) XD , con mucho cariño y esfuerzo, ¡aquí lo tienes!, ojala te guste, sino el kokoro se me romperá ;_;

De igual manera, que lo disfrute el resto. Nos leemos al final.


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Kanojo

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Capítulo 1

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A través de la lluvia rauda que cae por su ventana, Izumi no logra ver casi nada. El día es deprimente adecuándose a su inestable estado de ánimo. Su escritorio es un desastre, hace tiempo que no lo usa. Sus bolígrafos y lápices están desordenados cuando usualmente están en orden según su calidad de grafito.

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Lo único que sigue en su lugar son sus posters de LalaLulu. No puede pensar en otra cosa, su cabeza no se lo permite.

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—Esto…no debió pasar —murmura con voz ahogada. La prueba del suceso que ahora quiere olvidar está en sus manos, en una fotografía—, q-que vergüenza —más que arrepentirse, se encuentra avergonzado.

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Vuelve a mirar la fotografía. Ryouma siempre ha sido foto génico, él, sin embargo, es todo un caso. Pero no se reconoce, cualquiera diría que quien está a lado del heredero de la corporación Ichijou, es una chica.

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Ese perfil, esa piel tan suave como la de un bebé, ese sonrojo a libertad, esa sorpresa en sus ojos.

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—Ma-Maldito Ryouma…

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Flashback

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Eran amigos desde hace dos años y para ese entonces, Izumi no creía deberle algún favor.

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—Izumi…

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Desde hace dos años que ese chico de apariencia vanidosa se le acercó, hablaba y hablaba sin recibir respuesta de él. Extrovertido, esa era la palabra que definía al Ichijou.

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—No, Ryouma

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Si bien Izumi era el blanco de burla de muchos de sus compañeros al pertenecer a un extraño club de gusto raros y poco usuales, por usar ropa sin moda y ser alguien estrictamente tímido y silencioso, todo cambió al juntarse con el –para nada antisociable- Ichijou Ryouma. Su extraña amistad seguía siendo eso, extraña. Complicada para Izumi, normal para Ryouma.

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—Pe-Pero…

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Pero incluso el rubio poseía puntos débiles. Detrás de esa facha de rudeza. Detrás de las murallas repele-personas que por años nunca quiso romper. Detrás de todo eso estaba su amor secreto por el amigo que nunca pidió tener. Y ante esa cara escurrida de cachorro suplicante, Izumi no podía competir.

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Pero podía intentar ser renuente.

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—¡Ya dije que no!

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A esa hora mañana, todo el plantel comenzaría a cuchichear rumores que no eran verdad; quizá en un 50%. La manera en que Ryouma se aferraba al delgado cuerpo de Izumi como si fuera un koala, frente a todo el alumnado en la cafetería, abochornó al de lentillas.

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—¡¿Q-Que…haces?!

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—¡Eres cruel, Izumi!

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—¡Ba-Bájate, todos nos están mirando!

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—¡No me importa!

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Si. Ichijou Ryouma era un aficionado a torturarle las mañanas, las tardes y por supuesto las noches. Tan apegado a él que el Sena tenía que luchar siempre por no declararle su amor. Por muestras tan caprichosas y cariñosas como esa, era que el rubio se castigaba todos los días para callar el amor secreto hacia él. Y Ryouma no ayudaba mucho, no cuando se ponía en plan pesado como en el de ahora.

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Desde la mañana no había cambiado su forma de mirarlo. Izumi adoraría, en otra situación, ser la completa atención de su mejor amigo. Soñaba con el pensar que él fuese lo más importante para el Ichijou. Adoraba los gestos que algunas veces Ryouma tenía con él, pero especialmente ese día, odiaba la manera en que lo estaba mirando.

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—¿S-Se te ofrece algo?

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El de ojos azules intensificó su mirada, frunciendo el ceño. Tan infantil.

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Izumi desvió la mirada. La hora del almuerzo era el único momento en que podían distraerse un poco de las atosigantes clases, y Ryouma lo estaba arruinando.

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Debajo de la gran sombra que les proporcionaba ese roble. El rubio siempre atesoraba los momentos a su lado, los chistes vagos del de cabello azul junto a sus carcajadas desvergonzadas. El Sena atesoraba mirarlo sonreír, adoraba la manera en que solo él podía mirarlo. Pero ese día las risas estaban ausentes, en su lugar, una pesada atmósfera se respiraba a cada mordida que, el más pequeño, le daba a su sándwich.

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Se hacía una idea de la razón del berrinche de Ryouma. De hecho, si mal no lo recuerda, fue algo como…

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"¡Por favor, se mi novia mañana, Izumi!"

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—Glup… —tragó grueso, tanto que tuvo que esforzar a su garganta a que se expandiera más para poder pasar en seco el alimento. Su frente se puso de color azul tras solo recordar aquello. Idiotez para él, la salvación para Ryouma.

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—Izumi —lo llamó el mayor, pero su nombre en sus labios sonaba más a reproche que a un dulce murmuro.

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—¿Q-Que…? —quiso desentenderse el rubio, tomando un poco de bebida para no ahogarse.

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—¿Por qué? ¿Por qué no quieres ser mi novia? ¿Doy asco?

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Lo siguiente que sucedió fue la imposibilidad de Izumi por no escupir todo su jugo.

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—¿Co-Como dices eso?

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La tranquilidad del Sena se vio irrumpida por la manera en que su corazón palpito al sentir las manos de Ryouma tomar las suyas con fuerza. En una unión que parecía una declaración amorosa, Izumi falló en demostrar estabilidad.

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—¡Por favor, te lo pido, ayúdame!

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Si tan solo el motivo por el que le estuviera pidiendo eso fuera otro, seguramente lo haría, pero…

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—¡Mamá me matará si no le muestro esa foto!

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La preocupación de toda madre; Izumi sentía que era una especie de castigo divino, y por primera vez en la vida agradecía que su madre fuera todo –loca, aprensiva, extravagante, chillona- , menos una maniática en conseguirle novia a su hijo.

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Todo era un ciclo, y el inicio de éste, la razón por la que Ryouma estuviera suplicándole a Izumi empedernidamente–desde la mañana- a ayudarlo en algo tan ridículo como eso, era su madre.

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Flashback into Flashback

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—Ryouma

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El susodicho solo levanta la cabeza, con las mejillas infladas al masticar la cucharada de cereal con leche que se ha metido a la boca. Fin de semana, y lo que menos espera es que algo lo arruine. Pero parece que no bastaran mil años para que pueda conocer las indirectas de su madre completamente.

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—¿Hn? —emite indicándole que le da más atención a ella que a las hojuelas de cereal que se disuelven en la leche fría de su tazón.

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—¿Y tu novia, que tal está?

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Cosas como escupir son la prueba más grande que la madre de Ryouma puede clasificar como que todo el asunto de "una novia" es un chiste muy mal elaborado.

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—¿No-novia, mamá?

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La astuta mujer lo mira de reojo sin dejar de lavar las verduras en el fregadero.

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—Sí, Ryouma; la semana pasada por fin me diste el gusto de decirme que ya tenías una —el de cabello azul tragó con dificultad, casi atorándose.

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Aquel recuerdo es muy vago pero claramente cierto. Harto de la insistente idea de su madre por conseguirse una novia, decidió mentirle diciéndole que ya tenía una y que muy pronto la conocería. Claro está que su olvidadizo cerebro había bloqueado eso.

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La preocupación de una madre, esa a la que Izumi hacía referencia, era la que demostraba la señora Ichijou con respecto al futuro de su hijo.

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—A-Ah, es verdad… —balbuceó tras recibir de golpe el recuerdo de hace una semana.

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—¿Y bien?

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—¿Ah?

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—¿Cuándo vas a presentármela?

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Ryouma no tenía prisa en obtener una. Con facilidad, y con la influencia de un par de llamadas, podría hacer de esa mentira una realidad, pero la cuestión era no acceder a todo lo que decía su madre. Si no tenía novia no era porque no pudiera tener una, sino que no le placía en esos momentos.

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Eso, y un par de motivos de los cuales nunca había platicado con nadie. Inesperadamente se sonrojó, no por el hecho de sentirse presionado por su madre sino por los verdaderos motivos por los cuales evitaba tener una novia. Motivos realmente complicados.

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—E-Esto…, un día de estos —pero por lo pronto debía de zafarse de la insistencia de su madre. Debía conseguir un modo por el cual ella decidiera dejar ese asunto por la paz o al menos sentirse aliviada como para dejar de seguir molestándolo con ello.

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Algo. Algo. Algo.

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Y fue cuando pensó en él. En su complexión delgada, en su cabellera rubia, en sus enormes y brillantes ojos. En su timidez enjundiosa, en la sonrisa en su boca, en…

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—¡Ryouma, te estoy hablando!

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—¿Eh?

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La paciencia de su madre era voluble y predecible, al igual que la expresión enfadada que ahora tenía en el rostro. El muchacho volvió a tragar con dificultad. Tenía que haber alguna manera de poder convencerla sobre la existencia de una supuesta novia.

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—¿Es mentira, cierto? —el Ichijou se tensó—, no tienes ninguna novia.

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—¡Po-Por supuesto que si la tengo!

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—¡Pues no te creo!

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—¡T-te lo probaré!

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End Flashback into flashback

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Y eso radica en que Izumi haya sido el blanco perfecto de Ryouma a tan solo verlo desde la mañana al entrar al aula.

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—¡Por favor, solo tienes que vestirte de chica!

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Aquella idea sonaba tan absurda como decir que Izumi no era fanático de Lalalulu. Simplemente imposible.

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La mueca de desagrado del rubio era gigantesca; el solo imaginarse a sí mismo con un vestido de verano, unas sandalias brillantes, una peluca simulando cabello largo y un lazo sujetando éste le causó estragos mentales, sin mencionar verse, en su paradisíaca utopía, a lado de Ryouma, riendo en medio de una pradera de flores.

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—¡I-Imposible! —espetó en un grito desesperado. Sus mejillas ardían, ya no por la idea, sino porque realmente se había imaginado vestida de chica junto al chico que le gustaba.

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—¡Pe-Pero no es imposible, Izumi…!

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Lo sabían, tanto Ryouma como él. Izumi junto a su complexión delgada, su delicada y cremosa piel, sus brillantes ojos, su cabellera rubia y su adorable sonrojo eran completamente los aditamentos para hacerse pasar fácilmente por mujer. Ryouma veía en él una salvación, una salida para saciar la impertinente curiosidad de su madre e Izumi veía una idea que repercutiría en su, ya de por sí, deprimente reputación.

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—¿E-Estas consciente de lo que me pides?

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Los ojos suplicantes de su amigo lo miraban arrepentido. Por supuesto que lo sabía, y porque lo sabía es que más avergonzado lo miraba. No quería pedirle esa clase de favores a él.

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—Lo sé, pero…solo será por esta vez —la unión de sus manos en ningún momento cesó e Izumi agradeció que Ryouma se encontrara más concentrado en seguirle suplicando que en darse cuenta de los latidos de su frenético corazón.

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Que le mirara de esa forma hacia que su interior se estrujara, sintiendo pena por él. Si tan solo Izumi pudiera ser lo único en lo que él pensara, si tan solo se atreviera a decirle lo que siente, quizá le hubiese rechazado y esa conversación no estaría dándose. Quizá Ryouma se lo hubiese pedido a alguien más o quien sabe, quizá finalmente le hubiese dado la dicha a su madre de tener una novia de verdad y él, Izumi, simplemente los miraría de lejos.

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A él precisamente, viéndolo feliz.

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Las cosas que el Ichijou le ha otorgado, esas que desconoce. El Sena ha conocido el amor a través de extrañas condiciones. Es por eso que finalmente se da cuenta de que debe rendirse, de que aunque nada de lo que haga podrá traerle la felicidad que quiere, quizá solo pueda permanecer a su lado por el tiempo que él quiera y si eso implica hacerle un favor para verlo tranquilo, lo haría, porque lo ama en secreto.

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—Está bien —su respuesta llega de manera inesperada a los oídos del de cabello azul. La sorpresa ocupa su rostro pues la resignación, de que Izumi no accedería de ninguna forma, había llegado a él segundos antes de oírlo.

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—¿Eh?

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—"S-Si de esta manera puedo permanecer a tu lado…" —piensa antes de suspirar y volver a repetir la respuesta que el Ichijou tanto ansía—, lo haré. M-Me vestiré de chica y…, y…

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—¿Serás mi novia? —suena tan estúpido reiterar lo obvio, pero aquellas palabras acarician el corazón del rubio, sintiéndose avergonzado—, ¿lo dices enserio? —el de ojos dorados asiente con la cara sonrojada. Ryouma ha estrujado su mano con más fuerza—, ¡te lo agradezco, Izumi! ¡Te lo recompensaré, lo juro!

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Tomando su mano de esa forma; tan delicado y apasionado que parecen amantes con los cabellos meciéndose en una suave brisa que les acompaña.

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Si tan solo…

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—"…fuera real…"

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—E-Esto es ridículo—insiste el rubio sin apartar la vista asqueada de la brocha del barniz de uñas ir y venir en una de estas. Su mano se ha entumido, pero ha aprendido, en esos últimos minutos, que moverla implicaba que la manicurista lo mirara con odio. Trago grueso. ¿Qué nadie comprendía la tortuosa situación?

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La clientela le miraba con curiosidad soltando risitas indiscretas. Izumi comenzaba a sospechar que usar únicamente un sombrero, para cubrir su identidad, no bastaba para esa tarea.

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—Por favor, quédate quieto. Ya te lo repetí por onceava vez.

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Ahí está de nuevo, recibiendo la mirada lacerante de la manicurista. El barniz de uñas se ha corrido lo que significa volver a empezar, lo que conlleva a pasar más tiempo en la estética.

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—"¿Q-Que clase de castigo es éste?"

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Las absurdas ideas de Ryouma, definitivamente debe de comenzar a priorizar en dejarle de dar la razón a todo lo que le decía.

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Esperaba todo, había aceptado y mentalizado ponerse un vestido, lo que no tenía planeado era asistir a una estética.

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"Te programé una cita con Karan, es la estilista de mi madre. ¡Ella te pondrá mona!"

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Para tener excelentes resultados y que la mentira fuera convincente, Izumi debía dejar de destilar cualquier rasgo masculino. Debía ser una transformación completa, de otro modo la madre de Ryouma se daría cuenta.

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Y de esa manera aquella mañana había acabado por acceder a ser llevado ahí, quedando en manos de la moda. Por obvias razones se encontraba solo, Ryouma solo lo había botado asegurándole que tenía cosas que hacer antes de recogerlo.

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Izumi no sabía nada más allá del plan de solo hacerse pasar por chica, específicamente como la novia de su mejor amigo. No sabía cómo, ni cuando, ni a donde lo llevaría, como tampoco sabía de qué manera una simple fotografía juntos sería la suficientemente convincente para que su madre le creyera.

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—E-Ese bastardo… —masculló sintiendo esta vez chorros fríos de agua a presión mojar su cabello—, ¿q-que es lo que me hacen ahora?

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—Te pondremos una capa de luces —el Sena se tensó.

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—¿L-Luces…? —Irónicamente se imaginó una tira de focos navideños enrollada en su cabeza—"Ryouma no me dijo nada de esto"

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—Si. Rayos, mechas, como quieras llamarle, también te pondremos extensiones y una peluca —nuevamente su imaginación voló. La estilista suspiró—, solo quédate quieto, no dolerá.

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—¿E-Eh?

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Los lineamientos de un acuerdo, Izumi estaba convencido de que la próxima vez que Ryouma le pidiese un favor de ese tipo, se empeñaría en exigirle un contrato o algo parecido, donde estipularan condiciones.

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¿Cómo es eso de que algo se le atravesó en el camino y no podía ir a recogerlo?, la mínima decencia debió haber tenido para avisarle desde temprano, no hace apenas quince minutos.

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—E-Ese maldito… —masculló por lo bajo.

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Todo estaba en su lugar. Esas extensiones de cabello largo, esas pestañas postizas, ese maquillaje ligero. Tan solo verse en el espejo, tras el resultado final, su asombro fue desmesurado. Era una chica, ¡una maldita chica!

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Sin pechos exuberantes pero notables gracias al relleno incorporado debajo del vestido. Las almohadillas le causaban comezón pero sin ellas su moldeada cintura no estaría en su lugar. Le cansaban las sandalias, parecía que iba caminando descalzo. Ser una chica era difícil, lo comprobó con tan solo caminar unas cuadras en dirección a la ubicación que Ryouma le había enviado vía e-mail, junto a la disculpa excesiva llena de emoticones tristes con lagrimillas.

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Al menos el lugar de encuentro estaba cerca, de no ser así, lo maldeciría por toda la eternidad al tenerlo que obligar a caminar vestido así.

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Raro era una definición corta a la manera en la que se sentía. Nervioso, quizá un poco.

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Desde muy temprana edad, Izumi fue blanco de burlas en las escuelas a las que asistía. Todos se burlaban de su apariencia aniñada, así que era más bien un trauma de la infancia. Pero ni siquiera ese antecedente importó al ofrecerse a ayudar a Ryouma.

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¿Qué haría cuando lo viera? ¿Cómo reaccionaría? ¿Se burlaría? ¿Negaría todo y se iría a casa? ¿Reconsideraría esa absurda idea y le ignoraría?

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La indecisión se apoderó de él, deteniéndose justamente en la entrada de aquella escuela. Adentro se oía un buen ambiente. Inesperadamente se puso de color azul. Odiaba las kermeses, las odiaba.

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—Oi, mira, una chica guapa —Izumi tragó grueso, oyendo voces masculinas detrás de él.

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—Eh, es muy linda —lucían como maleantes al mediodía. Con playeras blancas ajustadas y con manchas de grasa, quizá mecánicos de algún taller cerca. Extraños sin invitación—, hola primor

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El Sena maldijo su suerte. ¿Cómo era eso posible? ¿Levantaba pasiones vistiendo como chica pero nadie se le acercaba cuando vestía como chico? , debatiendo entre sus cavilaciones absurdas fue que no advirtió aquel manoseo indecente en su "cintura"

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—¡¿Q-Que…?!

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Las pupilas del menor se hacen diminutas ante el agarre poco gentil de uno de ellos. Ásperas manos usurpan sus caderas, y sus falsos pechos chocan contra el pecho sudoroso de uno de ellos.

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Izumi es un chico, y como tal conoce algunas tácticas básicas para zafarse de rufianes como el que ahora lo tiene sujetado. Pero ella es una chica ahora, luce como una, tiene miedo como una. Es débil si no tiene a nadie.

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—Anda, juguemos un rato —sus forcejeos cesan, su labio inferior tiembla, su cuerpo se congela. Las fantasmas crueles de su pasado se apoderan de él y justo cuando están por usurpar sus labios vírgenes, alguien sujeta su brazo con una mano mientras que con la otra propicia un certero golpe a su acosador.

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Sangre se esparce frente a sus ojos delineados y la mano que la ha jalado ahora le abraza de manera protectora.

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—Ry-Ryou…

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—Largo —su voz no es dulce, no es tierna, no es cariñosa ni divertida. Hay un destello en sus ojos azul rey, pero es de furia y depravación. Izumi tiembla, aun a pesar de que se encuentra entre sus fornidos y cálidos brazos.

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—Hn, ella se dejó manosear, es una cualquiera…

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—¡Cabrón!

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—¡Ryouma, no! —es débil, es frágil, es incluso más pequeño que él y sin embargo le hace frente. Con los ojos fuertemente cerrados y los brazos extendidos, se interpone entre su agresor y él.

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El instinto le hace a Ryouma detenerse, pero más allá de eso, es el rostro compungido de miedo y preocupación de Izumi, el que ha domado sus ganas de pelear hasta matar. Los acosadores huyen tras haber perdido, e Izumi baja la mirada sintiéndose culpable por todo.

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—"Yo…yo…, solo le di problemas a Ryouma y…"

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Las extensiones de su cabello bailan y las puede ver enredarse al cabello de él. Sus ojos engrandecen. Los brazos de Ryouma son cálidos y le protegen, pero también le ciñen con fuerza al abrazarlo inesperadamente.

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Las parejas que recién llegan a la kermesse cuchichean, viéndolos de reojo al entrar al colegio. El rostro de Izumi es como el color de la grana, rojo intenso.

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—¿Ryouma…?

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—Pe-Perdón…, por hacerte pasar algo como esto —y el miedo de Izumi transfigura en amor, sonriendo. Ryouma es como un niño—, ¿tuviste miedo, Izumi? —el de, ahora lentillas de contacto, bufa. El Ichijou pareciera ser el más afectado a comparación suya, y aun así lo sostiene como si lo protegiera de cualquier mal que quisiese dañarlo. Si tan solo…

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—Fuera real…

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Continuará...

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Notas finales:

Notas:

¿Dije que tendría lemon, no? wuajaja, soy cruel. A esperar el segundo.

Espero que haya llamado su atención, y para ti Luz, espero que te mueras de ansias por leerlo completo!

¿Reviews? :)

Bye.


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