Konoha, anteriormente conocido como el pueblo en mejor estado económico.
Un día sin más se daba el anuncio de que el pueblo estaba cayendo en bancarrota.
Pasaron días, semanas y la situación no mejoraba. Las familias apenas tenían para comer.
Sin saber que hacer los habitantes de Konoha decidieron que la mejor forma de ganar dinero era usar a los huérfanos de la calle. Los gobernantes enviaron pobladores a buscar huérfanos no menores de 15 años, luego todos reunieron dinero y se abrió un Maid Cafe para los visitantes de otros lugares.
No se trataba solo de que mujeres y hombres huérfanos usaran el traje que simboliza a las Maid, si no que, por una buena cantidad de dinero se podía alquilar a la maid que uno quisiese para el uso que el cliente guste.
Ahí entro yo, Naruto Uzumaki, un huérfano de 16 años que trabaja como Maid, para los huérfanos es obligatorio trabajar en el café, sin embargo se nos da una cantidad de dinero mensual para vivir.
Por suerte nadie me ha alquilado, solo pensar que te pueden hacer lo que quieran es ¡Espantoso!.
Bueno, siempre me siento observado, pero de una manera rara, no como me observan todas las personas que van al café, en fin debe de ser mi imaginación.
Allí estaba yo, acomodando mi uniforme, ya estaba por abrir el café.
Fui junto a mi compañero y amigo Gaara.
- Buen día Naruto, ¿Como estás?- Me decía el pelirrojo sonriéndome.
- Buen día Gaara, bien un poco cansado... Y tú?- Le dije mirando las puertas del café abriéndose.
- Muy bien, en fin hay que trabajar, adiós...- Me sonrió y se dirigió a su sector.
Imité su movimiento y fui a mi sector, era la esquina derecha...
Había un hombre de unos cuarenta y tantos observándome, ya me estaba asustando... El hombre hizo seña para que me acerque y desconfiado lo hice, no tenía más remedio.
- Oye lindo... O ¿debería decirte linda?...- El hombre me miró la falda del traje y luego me miró en espera de una respuesta, como permanecí callado hablo...- ¿Que te parece pasar una noche conmigo?- Me miró maliciosamente...
- Eh?... Si va a querer algo dígamelo, si no me marcho...- Respondí nervioso y firme a la vez, me alejé rápidamente dejando al hombre enojado, eso quería decir que por suerte no tenía dinero para alquilarme...
Ahí estaba otra vez,a pesar del suceso con aquel pervertido lo que me inquietaba era sentirme observado nuevamente...
Me dirigí hacía el jefe y le reporte que me iría a mi habitación a causa de malestar...
Estaba recostado mirando sin rumbo al techo. ¿Porqué me había tocado está vida? ¿Porqué soy huérfano, porque mis padres murieron o me abandonaron? Muchas preguntas que intentaba evadir yacían en mi mente...
El sonido de alguien tocando mi puerta me hizo volver al mundo real...
Abrí y era Madara, el gerente del café.
- Ocurre algo?...- Le dije intentando saber a que venía.
- Uzumaki... Te han alquilado.- Me dijo con una sonrisa, claro el ganaba más dinero.
- Que?! Esto no es verdad...- Lo miré horrorizado.
- Claro que lo es idiota, no te quedes ahí, vamos que el cliente espera.- Sin más me saco de la habitación, cerro la puerta y me estiraba para que caminará...
No podía ser posible. ¿Quien me alquilaría?...
Llegamos donde el cliente... Tenía un abrigo que le tapaba todo, incluso la cabeza... Apenas podía verlo.
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