Debido a su apellido y apariencia, Do KyungSoo nunca necesitó estudiar modelaje. Era el favorito de muchas marcas de ropa, perfumes y joyería pero quería estudiar y no pasar por encima de aquellos y aquellas que se esforzaban. A los ojos de muchos fotógrafos era extremadamente hermoso y muy fotogénico, lo cual facilitaba su trabajo. Cuerpo delgado, castaño, piel lechosa como la nieve, labios acorazonados, ojos marrones un poco grandes pero adorables y aún que no fuese muy alto eran demasiado atractivo.
Aquella hermosa tarde de Abril, tenía una sesión de fotos para modelar ropa, zapatos y accesorios para la prestigiosa empresa Kim. Perezosamente abrió los ojos encontrándose solo en su enorme habitación, mirando hacia la nada mientras recordaba como la noche anterior su padre lo había reñido demasiado por haber aceptado la sesión fotográfica de esa tarde pues prácticamente estaría modelando para la compañía enemiga de su padre. Él no lo hacía con mala intención si no que trataba de ganar algo de dinero para sostener la casa, sus estudios y las gigantescas deudas de su padre. Se dio una ducha de agua muy fría para poder despejar su mente e iniciar su día con una actitud positiva. Se cambió por una camisa blanca con negro sin mangas dejando ver sus delgados brazos blanquecinos y unos pantalones negros de mezclilla con unos Vans color blanco y bajó directamente a desayunar sin esperar a su padre pues sabía que a esas horas debía estar en un casino o algo así. Cuando terminó su desayuno agradeció a la servidumbre y unos segundos después fue sorprendido nuevamente por aquellas amables mujeres con un pequeño pastel que decía “Feliz Cumpleaños”. ¿Su cumpleaños? Y se abofeteó mentalmente por haber olvidado su propio cumpleaños.
-Muchas felicidades joven Kyung- Le habló felizmente una de las mujeres mientras él, trataba de retener las gotas cristalinas en sus ojos.
-Yo…¿Cómo pude olvidar mi propio cumpleaños?..Que…Yo… ¡Muchas Gracias Noonas!-Y esas lagrimillas traicioneras llegaron
-Lo hacemos con mucho amor-Todas le sonrieron y él les correspondió.
-Lo sé, sé los agradezco.
Habló mientras se limpiaba las lagrimas que habían escapado y sopló esas velitas con el numero 20. Se despidió amablemente de todas y todos y fue directo a las oficinas de la empresa Kim para realizar su sesión. Estaba feliz porque ahí trabajaba su mejor amigo y compañero de la Universidad, Xiao Luhan, como asistente del vicepresidente por lo cual, esperaba verlo y distraerse un poco de las cámaras y los flash aun que sabría que no sería fácil pues su trabajo debía ser continuo. Entró y se sintió algo incomodo con las miradas que de daban tanto recepcionistas como empleados pero trató de ignorarlos, llegando al elevador y oprimiendo el botón del piso 10 en donde le dijeron, estaba el estudio fotográfico.
Llegó y al instante lo “atacaron” las maquillistas, el director de publicidad de empresa, el fotógrafo y las chicas encargadas de las marcas de ropa, zapatos y accesorios varios que modelaría. Él se dejaba hacer y deshacer, colocar y quitar. Solo lograba escuchar “No te muevas” “Esto si combina” “Cambia eso por aquello” etc. Finalmente terminó con un pantalón de vestir en color negro asi como zapatos del mismo color, una camisa de mangas largas en color beige con dos botones abiertos. Estaba muy bien maquillado y peinado por lo cual estaba listo y se dirigió hacia el fotógrafo.
Luego de mil y un cambios de ropa, sobreros, relojes y zapatos finalmente terminaron y dio las gracias a todos. Alzó la vista y por la cristalina puerta vió a su rubio amigo Luhan entrar con una enorme sonrisa mientras decía “Hola” agitando sus manos.
-¡KyungSoo!-Gritó y se abrazaron muy sonrientes- ¿Cómo te fue? ¿Has terminado? ¡Feliz Cumpleaños maldito ojón!- Le dio otro abrazo antes de que el menor reclamara y le maldijera también.
-Gracias maldita Luhana –Sonrió- Si, hemos terminado y estoy muy cansado. No creí verte hasta más noche ¿Qué pasó?.
-Mi jefe me dio permiso para salir a comer mientras él iba con el presidente Kim a tomar un trago así que vine a ver si aún estabas e íbamos a comer juntos- Sonrió ampliamente, atento a la expresión del menor quien rápido soltó una carcajada ante las acusaciones del rubio a su jefe.
-Vamos que muero de hambre.
KyungSoo se cambió rápidamente de ropa y salió del edificio con Luhan hacia un restaurant que estaba cerca del edificio. Mientras comían Luhan no pudo evitar preguntarle por cómo se encontraba su padre y como iba la situación de su familia y las deudas de su padre.
-Simplemente ya no puedo con la situación, Luhan-Dio un trago a su vaso de refresco- He pensado seriamente en irme de casa y con el dinero que gasto, mantenerme yo solo, las deudas de papá parecen no tener fin y yo no gano mucho dinero.
Un gran nudo se formó en su garganta y Luhan lo miró mientras acariciaba su hombro compasivamente esperando a que prosiguiera con su hablar.
-Kyung-Lo llamó y este volteó a mirarlo aún serio- ¿Por qué no vienes apartamentito? Sé que podemos vivir cómodamente con el salario de ambos- Luhan le sonrió de una manera tierna y fue correspondido de la misma forma.
-¿De verdad?-Este asintió- ¡Gracias Luhan! Si no es molestia, quisiera mudarme hoy mismo, no tengo por qué darle explicaciones a papá.Te voy a agradecer esto siempre.
Continuaron su comida amenamente hasta que Luhan se dio cuenta que debía volver a su trabajo. Pagaron la cuenta y una vez fuera del restaurant, KyungSoo acompañó a su amigo chino hasta la entrada del edificio Kim.
-Vé o tu apuesto jefe no te mirará nunca más- Se burló el menor. Luhan le había contado que se sentía muy atraído por su guapísimo jefe Oh Sehun por lo que no desaprovecho para molestarlo y sabía que había logrado su cometido al ver el rostro de su amigo totalmente colorado.
-¡C-Cállate!-Este solo recibió una carcajada. El modelo acordó enviarle un mensaje de texto al chino, para que fuera a recogerlo a su casa con sus cosas, total, su padre no estaría. Se despidieron y Luhan entró abanicándose el rostro con su mano derecha, tratando de bajar su notorio sonrojo.
KyungSoo tomó un taxi a su casa y llegó demasiado rápido a su casa. Al llegar a la entrada se sorprendió de ver el auto de su padre estacionado en la cochera junto a otro auto desconocido pero lujoso. Entró y fue recibido por las mucamas con una amarga sonrisa, si las comparaba con las de esta mañana. Dejó sus llaves en el mostrador y fue dirigido a la sala de estar por la servidumbre en donde visualizó a su padre, sentado con una copa de vino en la mano conversando seriamente con otro hombre mayor. Finalmente, vio al joven moreno que estaba sentado a un lado del hombre desconocido. En cuanto entró a la sala, todas las miradas se pusieron sobre él lo cual lo hizo sentir nervioso y sentir su piel erizada.
Algo no estaba bien.
-¡Oh, has llegado KyungSoo!-Él bajito solo pudo asentir totalmente confundido aún tratando de captar lo que pasaba ahí. El menor de los Do saludó amablemente y fue correspondido únicamente por el mayor. El otro joven solo hizo una leve reverencia.
-Señor Do, su hijo es muy lindo, ¿No crees, JongIn?- El aludido solo soltó una sonrisa ladina, sin dejar de mirar a KyungSoo quien aún permanecía de pie.
-Papá, ¿Qué es lo que pasa?-El bajito miró a su padre con la misma mirada confusa de hacia unos minutos, casi exigiendo que le explicara.
-KyungSoo, querido, ellos son el Señor Kim Yunho y su hijo Kim JongIn-Mientras me explicaba, el padre del KyungSoo le pasó la mano izquierda por el hombro, y con la derecha señalaba a sus invitados quien nuevamente le saludabas cordialmente- Y vienen a pedirme tu mano en matrimonio.
¿Matrimonio? ¿Él?
Sintió su corazón casi detenerse, y abrió los ojos a más no poder viendo una y otra vez a su padre y a los Kim tratando de asimilar lo que le había comunicado su padre. ¿Cómo diablos se iba a casar con alguien que no conocía? ¡En su vida lo había visto! No iba a negar que el moreno estuviera como quería pero era muy diferente la atracción física, por mínima que fuera, a querer casarse con él. Sintió un fuerte mareo, quizás de la impresión, y atinó a sujetarse de lo primero que sus delgados brazos alcanzaran y eso fue nada más y nada menos que el fuerte brazo de Kim JongIn. Se estremeció y se soltó inmediatamente de él, mirándolo casi indignado y sujetó a su padre hacía su despacho disculpándose con ambos Kim y cerrando la puerta, tratando se recuperar la paciencia.
-Papá, ¡¿Qué crees que haces?! ¡¿Qué es todo esto?!- Le grito totalmente enojado mientras veía a su padre con el ceño fruncido.
-KyungSoo…-Hizo una pausa y a su vez ajustaba su corbata- Kim JongIn te quiere como su esposo, tienes que aceptar-El mayor de los Do le habló como si nada mientras que el modelo bajito ya tenía los ojos cristalizados y soltaba un sollozo ahogado
-¡Ni siquiera lo conozco! Papá…-Estaba bañado en lágrimas y lo miraba suplicante, aún no entendía por qué su padre había arreglado todo eso-…Tengo 20 años, ¡Ni siquiera recordaste que hoy era mi cumpleaños!
-Do KyungSoo, Hazlo por nosotros, por la empresa….-Le miró suplicante, sujetándole de los hombros y a punto de llorar.
El joven ya no sabía qué hacer, si decía que sí seguramente sería infeliz al lado del chico porque ni lo conocía pero con la cara que se cargaba, seguramente era un mujeriego, no es que le importara su vida sexual ni mucho menos pero mínimo, merecía ser respetado. Pero si decía que no, las deudas de su padre seguirían aumentando y a ese paso no sería capaz de pagarlas, posiblemente su padre iria preso, les quitarían su casa y no podría seguir así, terminaría suicidándose. Reunió mucho valor y fuerza interna, ahogando sus sollozos.
-Está bien padre, me casaré con Kim JongIn.