Qian apretaba la pequeña criatura contra su pecho protegiéndola de la lluvia que azotaba su cuerpo haciendo que huir le resultara mucho más difícil. Lo que más importante en ese momento era poner a salvo a su hijo. Todo resultaba tan confuso, a pesar de que todo había sucedido hace algunos minutos su mente permanecía prácticamente en blanco. Solo recordaba la parte en que desconocidos entraron a su casa por la fuerza intentando apartar a su bebé de ella. “Si Zhoumi no hubiera estado ahí” era todo en lo que Qian podía pensar.
Luego de algún tiempo corriendo llegó al lugar que su esposo le había indicado y esperó a que viniera por ella como había prometido, sin embargo las horas transcurrían sin tener un indicio de lo que estaba pasando.
Zhoumi siempre fue un caballero, respetuoso de todos a su alrededor sin importar de quien se tratara por eso no comprendía como es que alguien podría llegar siquiera a pensar en lastimarlo. Pero en cuanto vio a su familia en peligro pareció transformarse, era como un desconocido a los ojos de Qian, incluso los hombres parecieron mostrar terror en sus miradas por el momento en que ella pudo verles, pero nada parecía real esa noche por lo que no podía estar segura de nada, todo parece tan difuso, como un sueño que se esfuma entre nuestras neuronas sin dejar rastros de su existencia.
Qian se sentía cansada por el esfuerzo del parto y por haber tenido que correr varios kilómetros bajo la lluvia y siendo azotada por el viento. Aún con la manta que envolvía al bebé entre sus brazos se apoyó en una de las paredes húmedas de la pequeña cabaña abandonada.
No permitiría que le arrebataran a su bebé.
Qian se despertó sobresaltada de un mal sueño, entonces supo que ya no tenía sentido esperar por Zhoumi y recordando las últimas palabras que este le había dicho decidió dejar el país.
Fue así como Qian terminó junto a su hijo refugiándose en una isla llamada Jeju en Corea del Sur, refugiándose del peligro que se cernía sobre ellos como un gran manto negro. Dejar China y junto a su patria al hombre que ama es algo difícil para Qian aún más teniendo en cuenta que debe hacerse cargo de su hijo solo, en un lugar donde se habla un lenguaje desconocido.
Solo han pasado tres días pero Qian no puede evitar la presión en su pecho que vacía sus pulmones de una forma dolorosa, extraña tanto a Zhoumi que siente las fuerzas dejando su cuerpo y solo es capaz de recuperar la compostura cuando el llanto de su pequeño llega desde el cuarto continuo y sabe que debe hacerlo por él.
Logra establecerse en un gran terreno, cultivando sus propios alimentos y un exceso para intercambiar con otras personas de la zona, siempre manteniéndose hermética ante los desconocidos, no se siente segura. Cualquiera podría ser el enemigo que alcanzó su posición.
Yixing mostraba comportamientos extraños y su madre lo sabía, un niño normal no haría esas cosas, los primeros signos que Qian tuvo acerca de Yixing actuando de manera inexplicable fue cuando daba sus primeros pasos, tuvo una caída bastante fuerte y se peló las rodillas, Qian podía ver el puchero en el rostro del pequeño de apenas un año dando claras señales de que se largaría a llorar sin control.
Qian lo tomó en sus brazos meciéndolo y arrullándole con su suave voz, Yixing se extrañó pero no fue por la calidez de los brazos de su madre, la razón era que las heridas en las rodillas de Yixing comenzaban a cerrarse a una rapidez imposible, la situación era solo comparable a una extraña escena de una película de ficción, sin embargo era totalmente real y estaba ocurriendo frente a sus ojos.
Cuando Yixing tenía cuatro años Qian no se sorprendió al ver como una de sus plantaciones volvía a la vida solo con ser tocada por el niño. Había sido un período de frío inexplicable y estaba atacando los cultivos, quemando la raíz debido a las bajas temperaturas pero Yixing lo había solucionado con un simple gesto.
No había explicaciones lógicas, pero Qian sabía que Zhoumi tenía un gran secreto sobre su “Don”, nunca había querido revelar ante su esposa el poder sobrenatural con el que había sido dotado al nacer, Qian sabía por medio de su marido que Yixing también presentaría un Don, pero ella esperaba que fuera más adelante y algo más como los súper héroes de las películas y no algo que ella no conseguía comprender por completo, solo veía como Yixing iba resucitando seres en su camino.
A pesar de que Qian se esmeraba en mantener a Yixing lejos de la civilización él se las arreglaba para escaparse a jugar con Minseok, uno de los niños del terreno junto al suyo, iban al río a jugar desde pequeños y en los trece años que se conocían Yixing solo podía hablar coreano gracias a él, aunque era lo suficientemente distraído como para mesclar ambos idiomas en sus conversaciones, pero para Minseok no representaba un problema ya que al tener madre china y padre coreano hablaba ambos idiomas a la perfección.
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Yixing siempre había intentado ocultar sus extrañas habilidades de cualquier persona que no fuera su madre, porque ella se lo había pedido y porque tenía miedo de que Minseok se alejara debido a los hechos inexplicables en su vida.
Yixing no tardó en descubrir de que allá fuera de los límites impuestos por la sobreprotección de su madre, había muchas personas más como él, personas que le ayudarían a conocer sus raíces y le abrirían un mundo nuevo, que jamás pensó que existiera.