Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Reflejo por AkiraNatsuki

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Creado sin fines lucros y solo por pura diversión.

La pareja Sasuke x Naruto.

 

Sin más que decir, ¡qué lo disfruten!

Los personajes usados en esta historia, no son de mi autoría. Todos perteneces a Masashi Kishimoto

Notas del capitulo:

Este es un One-Shot, capítulo único.

Normalmente me gusta disfrutar una canción instrumental mientras escribo alguna historia. Con este One-Shot no fue la excepción. 

 

Aquí os dejo el link de la canción, en caso de que desean escucharla mientras leen la historia:

https://www.youtube.com/watch?v=lBwECpU-vUA

Era un día helado, las calles estaban cubiertas por una densa nieve que se expandía a lo largo de la ciudad, unos transparentes copos caían con suavidad encima de las personas y la copa de los árboles se encontraban vacías por el invierno. Todo era tan blanco pero al mismo tiempo tan nostálgico. La sensación de esa época no era para muchos un clima agradable y menos para aquellos que no les agradaba andar abrigados hasta el cuello.
 
Lamentablemente un pequeño rubio de ojos azules, se veía obligado a usar un abrigo naranja que le cubría gran parte de su cuerpo. Se podía notar el disgusto que emitía en su tierno rostro de aproximadamente unos 10 años de edad. Si hubiese sido por él, jamás usaría tal ropa excesivamente grande. Pero como menor que es y bajo la tutela de su no tan joven padre, tenía que hacer caso aunque no disfrute de ello.
 
Aunque eso no era lo único que lo tenía de tan mal humor, era algo incluso mas importante que ese simple disgusto. Era algo que él no podía controlar a su antojo, algo que lo involucraba indirectamente a su pesar. Ir al colegio, aquello que muchos niños odiaban (a excepción de algunos). Pero él no odiaba el colegio por la clases, si bien no era el mejor, le gustaba aprender pese a que le costaba mantenerse quieto en cada curso. La única razón porque la que detestaba ir a ese agobiante lugar, era por que no tenía a nadie con quien jugar.
 
No es que a su edad se pueda hacer un amigo para toda la vida, pero al menos se podía hacer un compañero de juego para lo que resta del año. Sin embargo, él estaba acostumbrado a estar solo cada día que pasaba. ¿La razón?, su apariencia tan apegada a su padre provocaba que la gente se hiciera ideas erróneas de él. No todo rubio de cabellos parados con marcas de nacimiento en cada mejilla y comportamiento hiperactivo, es mala persona. Pero los niños de ese lugar, no entendían.
 
Casi todos, a excepción de algunos profesores, creían que él era un rebelde sin causa. Un pequeño niño caminando por malos pasos y sin la supervisión correcta de algún adulto responsable. Todo lo contrario a él, que era niño amable y juguetón como cualquier otro. Aún así, nadie se acercaba a él por temor a su posible reacción de joven agresivo.
 
Al principio si le molestaba la actitud que tenían los demás con él, poco después le empezó a entristecer y finalmente, le fue indiferente. Se había acostumbrado a aquella soledad que poco a poco lo envolvía sin aviso. Si, definitivamente él era un niño solitario sin amigos o al menos, eso es lo que creían todos.
 
—Buenos días Naruto. —El profesor lo miró con una sonrisa al ver que este entraba tranquilamente al salón.
 
—Buenos días Iruka-sensei.
 
No dijo más, solo camino hasta su respectivo asiento y se sentó en silencio. Él siempre iba solo a su colegio, su padre no podía llevarlo debido al trabajo y su madre, bueno... lo muertos no pueden caminar. 

Así es, el joven rubio solo contaba con su padre como guía y tutor para su vida. Él no se quejaba, sabía bien la responsabilidad que tenía su padre al ser viudo y aunque frecuentemente extrañaba a su madre, se negaba a mostrar esos sentimientos con el rubio mayor. Quería ser la sonrisa que lo motivara cada día a seguir adelante, así como su madre lo hacía en sus tiempos de esposa amorosa.
 
—La clase esta a punto de empezar. —La voz de su profesor lo distrajo por completo de sus pensamientos—. Pero primero, debo presentar al alumno nuevo que se ha transferido al colegio.
 
Todos, incluyéndolo él, observaron impacientes la puerta que escondía al niño que a partir de ahora formaría parte del salón. Iruka por su parte, ignorando las vistas infantiles, camino hasta la puerta y la deslizo hacia un lado dejando ver a un joven azabache de aproximadamente unos 11 años de edad. Él al ver que su profesor le daba invitación a entrar, camino hasta ponerse enfrente de todos y sin previo aviso cogió la tiza para escribir su nombre en la pizarra.
 
—Niños, les presento a Uchiha Sasuke. Su nuevo compañero, así que por favor sean amables con él.
 
—Mucho gusto.
 
Pese a ser un niño, era tan serio y sin expresiones en su aniñado rostro. Como si nada de lo que sucediera ahí, le importaba en lo absoluto.
 
—Bueno Sasuke, tu asiento es el de allí. —Señaló un asiento que se encontraba al lado derecho del rubio.
 
Cabe decir que ese asiento siempre estaba vacío, nadie quería sentarse al lado de aquel "delincuente" por lo que todos se quejaban cuando intentaban colocarlos a su costado ya que a su izquierda, solo daba con la ventana, a su atrás no había mas sillas y al frente, bueno, aunque ahí si había un niño este se negaba rotundamente a voltear para entablar alguna conversación con él.
 
—¡Iruka-sensei! Usted no puede hacerle eso al niño nuevo. —Se quejaba una pelirosa con ojos esmeraldas.
 
—Tiene razón. Iruka-sensei, será mejor que consigamos un asiento más para él. —Propuso un joven de cabellos castaños y mirada blanquecina.
 
De pronto, todo el salón se lleno de bulliciosas quejas que se negaban a aceptar la decisión del profesor. Este por su parte se irrito, sabía que todos ahí le tenían un odio a su compañero, pero no espero que se comportaran así frente al mas reciente alumno. No quería que ahora él también creyera las cosas negativas que se decían de Naruto.
 
En cambio el rubio ya acostumbrado a la actitud de sus compañeros, desvío su mirada hacia fuera por la ventana. Creía que iban a traer otra carpeta para que el joven azabache se sentara lejos de él. No le importaba, tenía entendido que durante toda su vida escolar las cosas no iban a cambiar. Pero una pequeña parte de él, se sentía entristecido y afligido por todo lo que estaba sucediendo, aún así no mostró ningún atisbo de sufrimiento en su rostro.
 
—Sasuke, ya que tus compañeros se niegan a dejarte sentar ahí, tú decides que hacer.
 
El azabache que aún seguía con su porte serena, observó fijamente al rubio y noto en su mirada algo que creyó entender como tristeza. No tenía ni la mas mínima idea de porque todos habían reaccionado así, pero él era un niño muy inteligente para su edad. Desde luego no se dejaría llevar por lo que digan los demás, solo por eso, después averiguaría el motivo exacto para que cada compañero lo tratara de esa forma tan despectiva.
 
—Me quiero sentar ahí.
 
Y sin decir más, camino hasta su carpeta ya destinada ante las sorprendidas miradas de todos los allí reunidos. No es que quisiera llevarle la contra a los demás, pero tampoco le parecía justo que trataran a alguien de aquella manera.
 
—Bien, entonces no hay nada más que discutir. —Sonrió por la decisión del alumno—. Ahora, todos abran la página 28 de su libro.
 
Fue así como todos con una mala cara prestaron atención a la clase. Ninguno quiso añadir algún comentario más pues cada uno pensaba en como advertirle al ahora nuevo amigo, sobre el marginado de Naruto.
 
El tiempo paso, las clases cesaron y llegó la tan ansiada hora de receso. Cuando se escucho el tintinar del timbre, casi todos se aglomeraron al lado del azabache. Este no supo como reaccionar, lo que menos quería era que le prestaran mas atención de la necesaria pero aún con eso en mente, no se quejo. Esa sería la única forma en que podía averiguar la razón de lo que había sucedido en la mañana.
 
Naruto que ya entendía el hábito de sus compañeros para informar a los recién llegados de su supuesta mala conducta, suspiro fastidiado mientras salía del salón a comprar algo. Sabía que cuanto regresará nuevamente, el azabache le iba a repudiar de igual forma que los otros. No por algo había presenciado como los demás se acercaron hasta el de piel nívea como si se tratase de alguna estrella o famoso al cual le debían prestar la mayor atención.
 
En el instante que el rubio puso un pie fuera del salón, una de la niñas se hizo camino por en medio de la multitud para hablar directamente con el ojinegro.
 
—Me llamo Tenten. —Se presentó amablemente.
 
—Tenten, ¿me puedes explicar que pasó en la mañana? —Como ya se había dicho, él no era ningún tonto y lo que menos quería era quedarse con la duda, iba a ir directo al punto.
 
—Calma Sasuke, todo fue por tu bien.
 
—Es cierto, no sabes la clase de niño que es Naruto. —La pelirosa se puso al lado de la castaña.
 
—¿Qué clase de niño es?
 
—¡Es un delincuente! —exclamó un niño algo subido de peso y que tenía una bolsa de frituras en sus manos.
 
Otra rubia de coleta alta que vio la cara de desconcierto del ojinegro, se acercó hasta estar en su frente para hablar.
 
—Solo tienes que ver su aspecto para darte cuenta.
 
—¡Así es! Su cabello rubio teñido y en punta, sus marcas en cada mejilla que parecen de cortes con navaja y el tatuaje que lleva en el ombligo. —Un castaño con manchas rojas en su cara, le describía la apariencia de Naruto.
 
—Ella es rubia y tu también tienes marcas en tu rostro, al igual que él. —Señaló al niño que había hablado en antes, el de las frituras.
 
—¡Te equivocas! Mi cabello es natural.
 
—Y lo nuestro son pinturas de guerra. —Sonrió como si lo que hubiese dicho tuviera alguna lógica.
 
—Bueno, ¿entonces por qué más es un delincuente? —preguntó algo irritado ante las respuestas poco convincentes que le daban.
 
—No hay mas. Con solo verlo te das cuenta de la clase de persona que es Naruto —respondió el joven castaño de ojos blanquecinos.
 
—¿Me están diciendo que han juzgado a Naruto solo por su apariencia?
 
—¡Exacto! —contestó la de ojos esmeralda.
 
Ahora el azabache pensó que estaba rodeado de completos idiotas. No se podía pensar algo así solo por la apariencia, pero al parecer ninguno se daba cuenta de las sandeces que soltaban tan tranquilamente.
 
—¿Y qué piensas? —preguntó un joven con cabello de tazón y cejas pobladas.
 
—Qué son estúpidos.
 
Ante tal insulto, todos lo observaron sorprendidos. No se podían creer que a pesar de ser tan amables de querer cuidarlo del muchacho criminal, este les respondía con una ofensa sin argumento. Pero antes de que tuvieran la oportunidad de quejarse, el timbre sonó otra vez y con eso, el final del receso.
 
Naruto entró nuevamente al salón, ahí vio como todos se volvían a sentar en su lugares y el azabache seguía a lo suyo leyendo su libro. En ese momento creyó que ya estaba sobre aviso de su supuesta conducta de niño malo. Poco le importo, así que sin hablar se dirigió a su asiento y se sentó para mirar pasivamente por la ventana. Estaba tan distraído que ni siquiera noto cuando su lápiz empezó a rodar por la carpeta hasta el suelo.
 
Por su parte el azabache al notar aquello, no dudo en recogerlo y tocarle el hombro de su compañero para devolverle su objeto. Este volteó sorprendido de que alguien lo tocara y al notar que era Sasuke quien lo hacía, lo miro desconfiado.
 
—¿Qué quieres? —preguntó con un deje de molestia en su voz.
 
—Tú lápiz se cayó.
 
El rubio vio como le daba su lápiz en la mano sin algún gesto de indiferencia o repudio, cosa que le sorprendió aún más. Entonces se arrepintió de haberle hablado así.
 
—Gracias y... lo siento, no quise sonar agresivo.
 
—Descuida. —Sin decir mas, volteó su vista al frente porque en ese momento el profesor había llegado para impartir la clase.
 
El ojiazul pese a saber de la presencia del docente, no dejo de observar disimuladamente al azabache que estaba concentrado en la clase. Decir que estaba gratamente sorprendido era poco, jamás creyó que llegaría el día en que uno de sus compañeros le hablara en forma normal y mas aún, que se ofreciera a ayudarlo hasta en la cosa mas simple. Pero algo tenía seguro, quería saber mas de aquel niño.
 
En el transcurso de las horas, las clases fueron terminando y al fin todo el alumnado era libre de regresar a sus hogares. El rubio con velocidad alisto sus cosas y salió corriendo hasta la entrada del colegio, ahí se escondió entre algunos arbustos para esperar al ojinegro.
 
Él en cambio se tomo su tiempo para guardar sus pertenencias y salir fuera. Nadie le había vuelto a dirigir la palabra, pero no era de importancia, en cierta forma eso le agradaba, detestaba la idea de estar rodeado de personas ignorantes y creídas. Afuera camino despacio hasta la entrada del colegio pero de pronto se vio jalado hacia dentro de algunos matorrales.
 
—Shh. —Reconoció aquella voz por lo que se tranquilizo.
 
Pasado unos minutos, el ojiazul sacó su cabeza por las hojas y al ver que ya no había nadie merodeando el lugar, tomo la mano de Sasuke y lo sacó del arbusto.
 
—Lamento haberte jalado así. Solo quería hablar contigo.
 
—Si querías eso, solo tenías que haberlo dicho. Te hubieras evitado este rapto. —Se burló.
 
—Es que, no quería que los otros me vieran hablando contigo porque de seguro te iban a molestar si nos veían juntos. —Se avergonzó ante la mirada oscura de Sasuke.
 
Este al oír eso, se quedo perplejo. Según los demás era un delincuente y sin embargo, estaba ahí preocupándose por él. Una persona malvada no tenía ni un poco de amabilidad como le estaba demostrando el pequeño rubio.
 
—No me importa lo que piensen de mi. Si quieres hablar conmigo frente a todos, hazlo.
 
Aunque sus palabras no eran en plan motivadoras, el moreno se sintió plenamente feliz al escuchar aquello. Era la primera vez en mucho tiempo que alguien se comportaba así de amable con él.
 
—¿Entonces, quieres ser mi amigo?
 
—Claro. —Sonrió acariciando la suave melena del rubio, que gustoso recibió su caricia.
 
—Gracias. Ahora me debo ir Sasuke, mañana nos vemos. —Se despidió alegre.
 
En primera le quería hablar para preguntarle el porque de su comportamiento normal con él, pero con la noticia de que ahora serían amigos, ya no le importo eso. Ahora solo se dedicaría a jugar mucho con él pero antes, tenía que contarle de todo lo sucedido a su viejo amigo.
 
Luego de haber corrido un gran tramo de calle, llegó sudado a casa. Entró con prisa y fue corriendo al baño para bañarse. Su ducha no duro mas de 20 minutos, por lo que al salir fue directo hasta su habitación. Ahí abrió su closet y sacó una muda de ropa para cambiarse.
 
Cuando por fin estaba mas tranquilo y relajado, camino hasta su cama, se agachó viendo fijamente las cosas que se encontraban debajo de esta. De ahí sacó un espejo de forma ovalada y lo coloco en una pared. Luego cogió un paño limpio para quitar el polvo del vidrio que se había esparcido por estar en el piso. Finalizado eso, agarro una pequeña silla sin respaldar y se sentó frente al espejo.
 
Sonrió con alegría, era momento de hablar con su viejo amigo para contarle cada cosa buena que había sucedido el día de hoy.
 
—Hola Kurama, ¿cómo estás hoy? —preguntó feliz ante aquel reflejo.
 
Muchos pensarían que todo es parte de la imaginación activa de un niño, pero no. Ahí no se veía su retrato, o al menos no alguien igual a él. A los ojos de Naruto, se podía observar a un niño de su misma edad con rasgos semejantes, contando con la diferencia de su cabello anaranjado y sus ojos mas afilados de color rojizo.
 
—Bien. Yo estoy bien y por lo que veo, tú también te ves perfecto. ¿Pasó algo bueno?
 
—¡Hice un amigo! —exclamó entusiasmado.
 
—Te dije que tarde o temprano tendrías uno. Eres alguien especial, solo faltaba que una persona se diera cuenta de ello.
 
—Gracias Kurama. Tú siempre me haces sentir bien. —Sonrió sincero mientras que con su mano tocaba parte del cristal.
 
—Lo sé mocoso, por algo soy tu amigo. Ahora dime, ¿cómo se llama esa persona?
 
—Uchiha Sasuke. Tiene el cabello negro en forma de cacatúa. —Se burló—. Pero es amable y no me juzgo por mi apariencia.
 
—Entiendo. Me alegra saber que ahora estás acompañado. Ya decía yo que tú ibas a encontrar a alguien que te entendiera.
 
—Bueno, yo ya había perdido las esperanzas. Digo, ¿quién querría ser amigo de alguien como yo? —Agachó la cabeza—. Solo espero que Sasuke no se arrepienta.
 
—¿Qué dices?, tú eras un excelente niño. Divertido, juguetón, amable y carismático. Él estará feliz de tenerte a su lado.
 
—¿Tú crees? —preguntó emocionado.
 
—¡Por supuesto! Vas a ver ahora que Sasuke será tu mejor amigo, así que ya no pongas esa cara triste. Sonríe mocoso.
 
—Eres el mejor Kurama. —Se levantó de su asiento y abrazó fuertemente el espejo enfrente suyo.
 
Naruto no podía estar mas feliz, al fin tenía un nuevo amigo a parte de su fiel compañero Kurama. Quien siempre estaba ahí para darle palabras de apoyo y consuelo desde de que su madre falleció. Por esa razón jamás botaba aquel espejo viejo que guardaba secretamente en su alcoba.
 
De pronto oyó un ruido proveniente de la entrada así que guardo nuevamente aquel espejo y salió fuera de su cuarto para saber quién había ocasionado la bulla. Al salir vio a su progenitor, que entrando se tropezó con una pequeña mesa puesta al lado de la puerta.
 
El rubio menor sonrió, su padre podía ser una persona bastante responsable pero aveces podía ser un despistado como cualquier otro. Pese a esa conducta tan espontánea de él, Naruto lo quería mas que a nadie pues era su única familia.
 
—¡Papá, regresaste! —Se acercó hasta él para abrazarlo.
 
—Si hijo. —Le acarició su corto cabello—. ¿Qué tal te fue en la escuela?
 
Su padre bien sabía que su hijo tenía problemas con los demás alumnos y aunque no podía intervenir en el comportamiento de sus compañeros, procuraba enseñarle a su hijo lo que era tener una buena autoestima para no dejarse llevar por palabras hirientes de otros.
 
—Bien. ¡Hice un amigo nuevo! —Aquello lo sorprendió, no se había esperado que al fin alguien se hiciera amigo de su retoño y no porque sea algún niño malcriado, sino porque ya sabía como eran los demás pequeños sobre la conducta de juzgar a las personas por su apariencia.
 
—Me alegro por ti Naruto. ¿Cómo se llama tu amigo? —preguntó curioso.
 
—Uchiha Sasuke.
 
—Bueno pequeño, saber eso me deja mas tranquilo. Ahora anda a hacer tu tarea y luego vienes para almorzar.
 
—Si papá. —Dicho eso, regresó a su habitación para hacer sus deberes.
 
En aquel momento, Naruto se sentía bien. Con la sola idea de que mañana al llegar a su salón, tendría quien lo recibiera con un saludo aparte de su profesor, le hacía un niño feliz. No se esperaba que Sasuke y él se llevaran bien de buenas a primeras, después de todo aún tenían que conocerse. Por suerte para ambos, el ciclo escolar aún estaba en plenos comienzos por lo que tendrían el tiempo suficiente para aprender a llevarse bien aún con la negativa de los demás.
 
Y como el pequeño había predicho, en lo restante del año poco a poco empezaron a conocerse. Al principio pese a su buena reacción de la primera vez que hablaron, les costo un poco acostumbrarse a la presencia del otro. A Sasuke le gustaba su soledad, mientras que Naruto quería sentirse acompañado. Ambos eran tan diferentes, tan opuestos y aún así hicieron una gran amistad en la que incluía peleas, diversión y sobre todo, el poder crear buenos recuerdos.
 
Por otra parte, los demás compañeros no veían con buenos ojos la relación que ambos mantenían. Era como si la mente de ellos les gustara pensar mal de personas ajenas. Lo mas terrible era la indiferencia con la que aún trataban al ojiazul, pero cabe decir que ese comportamiento era solo con él. En cambio cuando dialogaban con el azabache, lo trataban normal y hasta le insinuaban que dejara de lado a aquel hiperactivo niño.
 
Desde luego el ojinegro no hizo ni el menor caso, le molestaba en grado mayor la conducta de cada uno para con él, ninguno era menos o mas que el rubio. Y aunque no lo admitiera abiertamente, él lo defendía cada vez que osaban insultarlo a sus espaldas. Bien sabía que si Naruto se enteraba de todo lo que decían cuando él no oía, este era capaz de llegar a los puños solo para defenderse. Eso le agradaba al de nívea piel, su conducta amable pero al mismo tiempo, sin dejar de ser un niño que sabe como arreglar sus asuntos de manera "varonil".
 
Fue así que cuando llegó el final del año, Naruto que llevaba pensando algo para proponer le a su mejor amigo, no prestaba atención a la última clase de Iruka-sensei. Sabía que mañana era ya la ceremonia final y que el profesor solo se estaba encargando de dejar algunas recomendaciones para el próximo año, por eso estaba inquieto, tenía que decirle si o si lo que pasaba por su traviesa mente ya que mañana podía ser la casualidad de que el azabache faltara, no era necesario la asistencia para ese día porque incluso él se negaba a ir pues prefería evitar pasar malos ratos provocados por sus compañeros.
 
Cuando por fin sonó la campana de salida, Naruto no espero mas y cogió la mano de su amigo para llevarlo arrastras hasta la azotea de su colegio. Sasuke que ya estaba acostumbrado a los impulsos de su revoltoso amigo, se dejó llevar sin quejas hasta el lugar que él dispusiera.
 
Ya en la azotea, el rubio lo miró fijamente mientras se rascaba nervioso parte de su cabeza.
 
—Sasuke yo...
 
—Dilo de una vez Naruto. —Estaba impaciente por saber lo que estaría pensando el ojiazul.
 
—¿Quieres venir a mi casa mañana? —Soltó de golpe en lo que apartaba su mirada.
 
—¿Me trajiste solo para preguntar eso? —Suspiró—. Iré, pero a la próxima solo dilo en el salón.
 
Él solo se empezó a reír acercándose hasta el azabache, luego sin miedo alguno lo abrazó.
 
—Gracias Sasuke.
 
—De nada. —Se puso nervioso y sin que ninguno se diera cuenta, un tenue color carmesí apareció en sus mejillas.
 
Entonces Naruto le soltó justo en el momento que desapareció su vergüenza y ambos se fueron nuevamente al salón para recoger sus cosas. Al llegar vieron como ningún compañero se había ido, todos se habían quedado esperando al ojinegro sin razón aparente.
 
Él solo los ignoro como siempre, no le agradaba ninguno y solo por eso prefería no cruzar palabras mas de las necesarias con los demás. Pero para su mala suerte, ya había algunas niñas que sentían su primer amor con él, por lo que fielmente esperaban a que su "príncipe" dejara de lado al delincuente para empezar a relacionarse con los "normales" de su clase.
 
—Sasuke, ¿mañana vienes a mi fiesta de cumpleaños? —La rubia se había acercado para invitarlo.
 
Esto no paso desapercibido por los oídos de Naruto, pero por alguna razón él no se sentía triste, sino todo lo contrario.
 
—Él ya tiene otro lugar a donde ir, ¿verdad Sasuke?
 
Este asintió sin mas, ya había quedado con su mejor amigo y eso no lo iba a cambiar por alguna fiesta de niñas creídas. Así que cuando el rubio termino de guardar sus pertenencias y él las suyas, se alejaron de ese lugar dejando a unas enfurecidas niñas que intentaban controlar su enojo por el desplante que les habían hecho, sobre todo la rubia quien fue la que se ofreció a invitarlo personalmente a su fiesta.
 
Ellos salieron tranquilos y con una sonrisa de medio lado, los dos habían disfrutado la cara que ellas mostraron cuando Naruto negó la invitación en nombre del azabache y cuando este confirmo lo dicho por él. Si, unos buenos amigos que gozaban molestar e irritar a los demás.
 
—Entonces Naruto, te veo mañana. Iré directo a tu casa, no quiero ir a la ceremonia.
 
—Si, yo tampoco. Toma. —Le entregó un papel donde tenía escrita la dirección de su domicilio.
 
—Mas te vale estar despierto dobe. No me hagas esperar tocando el timbre. —Sonrió prepotente mientras que cogía aquel papel y lo guardaba tranquilamente en su bolsillo.
 
—No te preocupes por ese teme. Estaré despierto, de verás.
 
—Bueno, hasta mañana. —Se despidió a la par que se giraba para caminar hacia su casa.
 
—Hasta mañana.
 
Así cada uno se fue por su lado. Naruto caminaba despacio para ir a su casa y no es que estuviera sin prisa para llegar, es solo que se encontraba pensando en algo sumamente importante. Él ya le tenía un aprecio verdadero a su arrogante amigo, así que quería tener una buena confianza entre ambos, por eso se planteo la idea de que tal vez mañana sería un buen momento para que Sasuke conociera a su viejo amigo.
 
Después de todo, los dos prometieron que no iba a haber mentiras entre ellos pues solo así podían llevar una sincera amistad. Eso se había cumplido al pie de la letra, pero aún había cosas que se tenían guardados por temor a lo que vaya a pensar el otro. Sasuke que aún no le contaba mucho de su familia a Naruto y él que se negaba a hablar de la existencia de Kurama con Sasuke.
 
Entre esos dos "secretos", el de Sasuke no era la gran cosa, solo que decidió no hablar mucho de su familia porque no tenía tanto que contar. Vivía con su hermano y nada más, pero a su edad tampoco sabía como decir que no contaba con ambos padres que por obvias razones siempre serán necesarios para la crianza de los hijos.
 
Mientras que Naruto, si había mencionado de que solo tenía a su padre y a alguien mas, pero jamás menciono o contó sobre quien era esa supuesta persona. Tenía temor que tal vez Sasuke creyera que él era un loco por hablarle al espejo, pero no era así, Kurama estaba vivo y eso lo podía confirmar porque siempre hablan cada vez que su padre no se encontraba en casa.
 
Cada uno tenía mucho que pensar sobre que decir y como contarlo. Aún así, los dos desde sus hogares pensaban que mañana sería un día esencial para fortalecer su amistad.

 

• • • Reflection • • •

 

Era un nuevo día, el timbre del hogar empezaba a sonar en plena mañana. Si bien ninguno iba asistir a la ceremonia, habían decido que de igual manera tenían que aprovechar el tiempo. Siendo así que acordaron el mismo horario para que el pequeño azabache visitara al rubio menor.
 
El padre con cara ojerosa caminaba hacia la puerta entre tanto esta sonaba sin cesar por un segundo. El día anterior su hijo le había comentado la visita de su amigo pero no especifico la hora exacta a la que iba a venir, a él ni siquiera se le ocurrió que fuera venir tan temprano. Por suerte, era su día de descanso así que si los dejaba jugando juntos, se podría ir a dormir otro rato más.
 
—¿Quién es? —Abrió la puerta observando a sus dos invitados.
 
Uno de ellos era un joven azabache con coleta corta de aproximadamente unos 23 años, mientras que el otro, era un pequeño niño de semejanza apariencia enfrente del mayor.
 
—Buenos días. —Saludo cordial el mayor con una ligera sonrisa de respeto.
 
—Buenas días señor. —Repitió el menor pero sin la sonrisa del otro.
 
—Son los invitados de Naruto, ¿verdad? —Al recibir un asentimiento por parte de ambos, sonrió—. Adelante.
 
Les dejo pasar a su sala para que se sintieran mas cómodos, por su parte él fue a la cocina a traer algún pequeño desayuno que ofrecer a ambos.
 
—¡Sasuke! —gritó el ojiazul cuando lo vio sentado en su sofá. Corrió hasta él y le revolvió el cabello como siempre hacía su amigo.
 
—No hagas eso. —Se quejó algo avergonzado—. Buenos días Naruto.
 
El rubio menor solo mostró una sonrisa, estaba feliz de ver a su segundo amigo ahí en su casa. Todo estaba bien hasta que noto la presencia de la otra persona. En cuanto el azabache se percato de que la mirada del hiperactivo niño estaba en la figura de su hermano, decidió presentarlo.
 
—Naruto, él es mi hermano. Su nombre es Itachi. —Lo señaló tranquilamente.
 
Este por su parte solo sonrió amable mientras observaba fijamente al compañero de su hermano menor.
 
—Un placer.
 
—Lo mismo digo —respondió el ojiazul de la misma forma amable con la que le fue hablado.
 
—Aquí esta el desayuno. —En eso el mayor de todos los reunidos allí, apareció con una bandeja llena de 4 vasos de jugo, cada uno con su respectiva tostada untada en mermelada.
 
Todos agradecieron y en medio de la sala dispusieron a disfrutar de la merienda ofrecida. Aunque ambos azabaches ya habían desayunado, no iban a rechazar aquella amabilidad del dueño de ese hogar, eso sería un completo desaire y no era digno de un Uchiha.
 
El corto desayuno paso entre cortas charlas y preguntas triviales, hasta que cuando por fin todos terminaron sus alimentos, el mayor recogió los servicios para ir a lavarlos y como el hermano mayor no tenía mucho que hacer, se ofreció a ayudarlo en lo que ambos niños se iban a jugar a la habitación del moreno.
 
Una vez dentro, Sasuke se sentó en la cama del dueño y se estiro cual gato pues se sentía empachado por tanta comida ingerida. Aún así no se quejo por lo recibido, eso sería de mala educación para alguien tan sereno como él. En cambio cerró lo los ojos soltando un breve suspiro. Sabía que su amigo no le quitaba de encima su mirada curiosa, por eso aprovecharía para hablar con él de aquello tan importante que deseaba contarle.
 
—Naruto, te quiero contar algo.
 
—Sabes que puedes contarme lo que sea Sasuke. —Sonrió sentándose a su lado.
 
—La verdad es que no tengo padres. —Esas palabras sorprendieron al rubio, pero pese a su curiosidad no interrumpió al pálido niño—. Ellos estaban en un viaje para celebrar su aniversario, pero fallecieron cuando su avión se estrello de regreso. Desde entonces he sido cuidado por mi primo Sai y mi hermano Itachi. A decir verdad, no recuerdo el rostro de ninguno de los dos. Itachi junto con Sai se encargaron de llenar ese espacio, aunque mi primo no me gusta para nada.
 
—¿Y eso por qué?
 
—A su edad sigue siendo tan inmaduro como un niño. Tal vez se deba a su excéntrica profesión de pintor.
 
—Bueno Sasuke, tú sabes que tampoco tengo mamá así que no te preocupes.
 
—No lo hago dobe. —Se burló—. Solo quise contarte eso porque... no lo sé, solo quería que lo supieras.
 
El pequeño moreno sonrió, eso solo significaba que su amigo ya tenía la suficiente confianza para contarle algo así de privado a él. Entonces supo que ahora era su turno, él también debía contar aquello que tenía como un secreto muy bien escondido.
 
—Yo también tengo algo que contarte —murmuro en voz completamente baja.
 
—¿Estás bien?
 
No era normal que hablara en esa forma, o al menos eso le parecía al azabache que ya estaba acostumbrado a los gritos que siempre pegaba el rubio revoltoso.
 
—Lo estoy. —Afirmó tranquilo—. Solo que estoy a punto de decirte mi mas profundo secreto.
 
Una parte del ojinegro estaba sorprendido, la razón por la que decidió contarle sobre su familia no fue mas que por mero gusto suyo, nunca quiso que ahora él también le contara alguna situación suya a cambio de lo que había dicho.
 
—Debo presentarte a alguien. —Dicho eso, se levanto de la cama y se agacho hasta el suelo para sacar un polvoriento espejo que siempre ocultaba ahí.
 
Sasuke solo espero impaciente a que Naruto terminara lo que iba a hacer. Se quedo quieto en su lugar observando como el rubio colocaba aquel espejo ovalado en la pared a la par que lo limpiaba con una paño que saco de su mesita de noche. Luego jalo la silla sin respaldar que se encontraba frente a su cama y la coloco enfrente del objeto.
 
Cuando terminó de alistar todas las cosas, le hizo una seña a su amigo para que se acercara. Este por consecuencia, camino hasta estar parado al lado de él.
 
—Sasuke, te presento a Kurama. —Señaló el reflejo del espejo.
 
—¿A quién?
 
—A Kurama. —Sonrió señalando nuevamente el vidrio.
 
Por su parte el azabache no entendía que trataba de decirle su amigo. Al principio pensó que el ojiazul quizás estaba tratando de jugarle una broma, pero en el momento que vio la seriedad con la que decía aquello, supo que algo no andaba del todo bien.
 
—Naruto, ¿a quién ves?
 
—¿Acaso tú no tienes ojos? —Se empezó a reír—. Es Kurama, un viejo amigo mío. Él esta ahí.
 
El azabache seguía sin entender, él solo veía el reflejo de su compañero. No veía a nadie mas, pero aún así no quiso decir nada que pueda lastimar al rubio. Intentaría saber quién era Kurama para él, solo así podría averiguar que estaba pasando en esos momentos.
 
—Cuéntame sobre Kurama. —Pidió amable mientras seguía viendo fijamente al espejo.
 
—¿Por qué no le preguntas a él?
 
—Es que no tengo tanta confianza para preguntar a tu amigo sobre sí mismo.
 
—Esta bien. —Suspiró alegre—. Kurama apareció una semana después de que mi madre falleciera. En ese entonces me habían cambiado de colegio y era nuevo, pero no tenía amigos porque como ya sabes, me juzgaban por mi apariencia. Entonces un día cuando estaba triste, fui al cuarto de mis padres y me escondí en el clóset, ahí encontré este espejo. En ese instante no vi nada pero a los minutos observe su figura, un niño parecido a mi solo que con el cabello parecido al de mi madre y los ojos un poco mas rasgados de color rojizo.
 
—¿Él te habló primero?
 
—No. Fui yo quien comenzó a hablar, luego él empezó a contestar —respondió feliz—. Desde ese momento se hizo mi amigo, quien siempre me daba consejos y mucho apoyo moral, me ayudaba cuando mas lo necesitaba y me decía que soy el mejor.
 
Al oír eso, comprendió porque el moreno veía a ese supuesto amigo. Una parte de él se entristeció aunque no lo quiso demostrar. El verdadero motivo por el cual Naruto no veía su propio reflejo, era que encontró aquel espejo en un clóset con poca visibilidad y como la muerte de su madre era reciente, mas la discriminación que sufría en el colegio, él con su mente infantil se imagino una figura muy semejante a su madre (porque él pequeño rubio se parecía a ella) que le brindaba el apoyo y el cariño que necesitaba.
 
Todo era cierto, su padre trabajaba para mantenerlo y por eso no estaba tanto tiempo en casa aunque cada vez que era su día de descanso, se la pasaba todo el día con su retoño. Pero con un padre no se puede remplazar la figura materna y viceversa, eso para aquellos que ya tienen recuerdos de una familia completa que fue "separada".
 
Como bien es sabido, Sasuke era inteligente y no necesitó mas que esas pocas palabras de Naruto para saber por lo que estaba pasando. A diferencia de él que recordaba poco de sus padres y vivía tranquilo junto con Sai e Itachi, no necesitaba de aquel cariño como si le era necesario al rubio.
 
Pero sabía que no podía quedarse así, tenía que ayudarlo aunque tuviera que decirle la verdad de manera abrupta. El azabache no quería que el moreno siguiera con esa idea errónea en su cabeza, así que sin previo aviso se coloco detrás de él y con ambas manos cubrió sus ojos azulados.
 
—¿Qué haces Sasuke? —preguntó curioso ante la repentina acción del ojinegro.
 
—Naruto, cuando te destape los ojos quiero que me digas que ves.
 
—Esta bien. —Creyó que su amigo estaba jugando aunque realmente no fuera así.
 
Pasaron unos segundos y el azabache volvió a destapar los ojos de su amigo.
 
—Veo a Kurama. —Sonrió tranquilo.
 
—¿Sabes que veo yo?
 
—¿A Kurama?
 
—No Naruto. Veo a un niño de 10 años con el pelo rubio, marcas por encima de cada mejilla y unos ojos completamente azules.
 
—Sasuke, ese soy yo. —Resopló el pequeño con clara molestia en su voz.
 
—Si, eres tú. No hay nadie más.
 
—¡Ese es Kurama! —gritó intentando voltearse pero el otro no se lo permitió.
 
—No Naruto, ese eres tú. Eres tú dándote apoyo a ti mismo, eres tú repitiendo cada día que eres el mejor, eres tú sonriendo y demostrando que eres especial. No existe Kurama, nunca existió. Siempre fuiste tú.
 
El rubio sin quererlo comenzó a derramar algunas lágrimas encima de sus mejillas. Se negaba a aceptar lo dicho por su amigo, pero poco a poco la imagen de Kurama desaparecía y solo quedaba mas claro su propio reflejo.
 
—¡No Kurama, no me dejes! —gritó asustado a la par que se acercaba desesperadamente al espejo.
 
El azabache no dijo nada, solo espero a que su amigo se calmara. No podía hacer mucho por él, al menos no en ese preciso instante. Por suerte para ambos, pese al griterío del menor, los adultos no escucharon la tristeza que se esparcía en esa habitación.
 
Cuando Naruto dejó de gritar, se quedo en silencio mirando su reflejo como si esa fuera la única forma en que su viejo amigo regresara.
 
—Naruto. —Se acerco el de nívea piel—. No te sientas triste.
 
Pero él no le presto ni la mas mínima atención, aquello solo provoco el enojo de su amigo.
 
—¡Naruto! —Lo abofeteo—. Kurama era esa parte tuya en la que tú no necesitabas a nadie mas, era esa parte tuya fuerte y valiente que no huía de los problemas, esa parte tuya que tiene el autoestima hasta por los cielos. Kurama no se ha ido, él esta dentro de ti y solo tú eres capaz de sacar a ese "amigo" que tanto tiempo te ayudo. Si tú eres fuerte, si tú eres valiente, si tú jamás te rindes... ese será el Kurama que llevas en tu interior.
 
El rubio menor aún con rastros de gotas saladas sobre su rostro, se sorprendió cuando oyó cada palabra del azabache. En su mente solo pensaba que tenía razón, que su fiel amigo aún seguía con él y que jamás lo iba a abandonar. Entonces sonrió, un brillo especial se formo en su tierna mirada.
 
—Eres un buen amigo Sasuke.
 
—Lo sé. —Se avergonzó ante los ojos del moreno.
 
Este por su parte se levantó y lo abrazó con fuerza. Tal vez Kurama ya no le podía hablar, pero aún tenía un amigo en quien confiar.
 
—Promete que siempre seremos amigos. —Pidió el rubio con ojos de cachorro.
 
Desde luego el arrogante niño no pudo con aquella mirada, así que asintió aún con la vergüenza bien mostrada en sus mejillas pálidas. Definitivamente los dos iban a ser buenos amigos ya que lo sucedido solo los había ayudado a mejorar su relación infantil.

 

• • • Reflection • • •

 

10 años después.
 
El tiempo paso volando, ambos ya eran unos jóvenes de 20 y 21 años respectivamente. Cada uno había crecido con una belleza única. El pequeño revoltoso que seguía siendo hiperactivo, se había vuelto un apuesto moreno de esbelta figura, suaves cabellos dorados, ojos afilados y con un color cielo precioso, mientras que el pequeño arrogante que seguía siendo orgulloso e indiferente, se había vuelto un galante joven de piel blanca perfilada, con un cabello azulino sedoso y unos penetrantes ojos color negro como la noche.
 
Los dos eran unos rompecorazones, quienes los veían caminando no podían evitar que sus indecorosas miradas los siguieran hasta el final del tramo, dejando atrás muchos suspiros y elogios hacia sus personas. Pero, a pesar de toda esa atención innecesaria, la realidad era muy diferente.
 
Aquellos dos niños que en un principio eran amigos, se volvieron una pareja envidiablemente atractiva a la vista. Con el transcurso de los años, la relación que un principio era de una amistad sincera se transformo en algo más, en un sentimiento de amor que al principio ninguno supo definir en su totalidad. Pero poco a poco, con los celos y la posesividad que fueron mostrando al otro, cayeron en cuenta de que lo suyo ya no era "cosa de amigos".
 
Pese a sus personalidades tan opuestas, los dos decidieron iniciar una relación a los 16 y 17 años (respectivamente) en la que seguro de sí mismos, acordaron que en el futuro formalizarían debidamente su unión. Ya habiendo pasado cuatro años desde aquella promesa, hoy estaban cumpliendo el primer paso hacia su futuro juntos.
 
—Dobe, ¿estas cosas te sirven? —El azabache estaba frente a él mientras cargaba una caja con muchos objetos dentro.
 
—No. Hay que guardarlas en la habitación vacía. —El rubio por su parte estaba arreglando el desastre que había en la sala.
 
¿Que había pasado? Pues ya contando con la mayoría de edad, decidieron convivir en un apartamento perfecto para ambos. Por eso se encontraban en pleno arreglo de sus pertenencias ya que la mudanza no era tan simple como algunos pensaban. Ahí en medio de lo que sería su sala, había un montón de cajas con muchos objetos dentro de cada una.
 
—¡Teme, encontré tu polera negra! —Pero pese a que grito, no escuchó alguna respuesta.
 
Intrigado por el paradero de su ahora novio, camino por el departamento hasta llegar a la habitación vacía (la cual usarían para guardar cosas no tan necesarias, algo así como un almacén). Al llegar, vio a su arrogante azabache parado frente a un espejo el cual miraba nostálgico.
 
—Sasuke, ¿qué haces?
 
—Recordando. —Suspiró pasivo a la par que se volteaba a verlo—. ¿No te trae recuerdos?
 
Naruto no entendió, hasta que caminando un poco mas para acercarse a ver bien aquel objeto, comprendió de que estaba hablando su pareja. A su mente llegó un sin fin de recuerdos sobre su tierna infancia. Una infancia algo dura pero al final, llevadera.
 
—¿Qué quieres hacer con este espejo? —preguntó el ojinegro—. ¿Quieres que lo llevemos al dormitorio? Digo, esta en buenas condiciones así que...
 
—No es necesario. —Sonrió—. Mas bien ve afuera que ya encontré tu polera. Yo mientras cubriré el espejo para que no se empolve.
 
—¿Seguro Naruto?
 
—Si, no te preocupes teme.
 
—Como digas dobe. —Sin decir más, salió fuera de aquel intento de almacén para recuperar su polera perdida durante la mudanza.
 
Por su parte, el rubio se quedo quieto observando fijamente aquel espejo al que le tenía un gran condenado cariño. En ese momento solo se veía a sí mismo dentro del vidrio, pero en sus pensamientos recordaba claramente cuando podía observar a un niño parecido a él que fue su amigo imaginario durante un largo tiempo. Sonrió sin poder evitarlo ahora que se daba cuenta del pasado, agradecía en demasía a Sasuke por haberle "abierto" los ojos. En aquel tiempo se había entristecido al darse cuenta de que siempre fue él quien se apoyaba en aquellos momentos malos, porque solo así se dio cuenta de que estuvo solo toda esa época. Pero por otra parte estaba contento, ya que desde siempre admiraba la personalidad de aquel viejo amigo, deseando que en el futuro pudiera ser igual a él, cosa que ya era así.
 
Cerró los ojos unos cortos segundos y al abrirlos, vio nuevamente la figura de su fiel compañero.
 
—Lo hiciste bien Naruto.
 
—Lo sé. Gracias Kurama. —Acarició tiernamente su reflejo y al pestañar, volvió a verse a sí mismo.
 
Sin nada mas que hacer, cubrió aquel espejo con una manta blanca y lo guardo con sumo cuidado para evitar que se rompiera. La razón por la que no quiso ponerlo en la habitación que compartía con Sasuke, fue que aquello ya era parte del pasado, no tenía porque mezclarse con su presente y futuro. Prefería guardarlo como un bonito recuerdo de su niñez.
 
—¡Dobe! —Oyó gritar a su amado azabache.
 
De inmediato salió y lo encontró en el suelo cubierto por muchas cajas encima de su cuerpo. Eso solo saco una risa burlona de parte del moreno.
 
—¡Deja de reírte y ven a ayudarme!
 
—Esta bien teme, no es para que te enojes.
 
Se acercó hasta él con la intención de ayudarlo, pero antes se le había cruzado una idea por su mente aprovechando que el arrogante de Sasuke se encontraba inmovilizado.
 
—Te amo Sasuke. —Le beso en la boca ante la cara de asombro del otro.
 
Un beso cálido y sin malicia, un beso tierno lleno de puros sentimientos parsimoniosos.
 
—Naruto —susurró el azabache en cuanto este terminó de besarlo.
 
Pero en vez de que ahora se dedicara a ayudarlo, ante tal acto vergonzoso y bochornoso, se fue corriendo hacia el dormitorio dejando al pobre ojinegro enterrado entre todas esas cosas. Cuando este cayó en cuenta de lo que había sucedido, empezó a gritar para que se le quitara lo estúpido a su pareja y viniera a salvarlo de todos esos objetos pesados.
 
Lamentablemente para él, Naruto hizo caso omiso a sus gritos. Aún se encontraba arrodillado en una esquina de la habitación debido a lo había hecho hace tan solo unos minutos atrás. Tal vez en algún momento se le pasara la vergüenza y aceptara a ayudar a su sofocado novio que no se cansaba de repetir su nombre a gritos desesperados.
 
FIN.

 


 
Bonus:
 
Ya luego de haber ordenado todo su apartamento, los dos cansados se sentaron encima de su sofá nuevo.
 
—Qué día. —Se quejó el rubio mientras se estiraba para relajar sus músculos.
 
—Si. Pero al menos tú no fuiste aplastado por un montón de cajas.
 
El moreno solo se rasco nervioso la cabeza ante la mirada acusadora de su novio. Y es que recién luego de media hora de estar enterrado bajo todo eso, el rubio se había dignado a ofrecerle su ayuda aún con algo de vergüenza en su rostro.
 
—Ya me disculpe teme. No seas amargado.
 
El azabache solo frunció el ceño, pero luego suspiró, no podía estar enojado con el atontado de su pareja pues ya conocía bien su personalidad despistada. No era novedad su comportamiento entre infantil y maduro, rayando aveces en la estupidez.
 
Así que para olvidar el mal rato, abrazó a Naruto por su cintura para acercarlo más él. De pronto sus miradas se cruzaban entre sí, sus labios a centímetros de acercarse esperaban impaciente por aquel roce tan ansiado por ambos.
 
Pero justo antes de que se unieran en un beso apasionado, el rubio lo empujo de golpe con una cara de sorpresa.
 
—¡Bastardo, me mentiste! —gritó el ojiazul acusándolo con su dedo.
 
—¿De que idioteces hablas ahora dobe? —Una vena marcada apareció en la frente del joven pálido ya que no se había esperado la reacción tan espontánea de su novio.
 
—¡Tú me dijiste que siempre serías mi amigo! ¡¿Por qué ahora somos pareja?!
 
Otra vena resaltó en el ceño del ojinegro. Su paciencia estaba al límite, no podía entender porque justo en pleno momento romántico su tarado rubio se ponía a pensar en cosas sin sentido.
 
—Naruto. —Se acercó hasta su oído—. ¿Me estás pidiendo que seamos amigos con derecho a roce?
 
Al oír aquello, el ojiazul se exaltó. Eso era algo que jamás hubiera aceptado.
 
—Claro que no idiota.
 
—Entonces cállate. —Se levantó del sofá para dirigirse a la habitación.
 
El rubio solo rió nervioso mientras le seguía en silencio y justo antes de que el azabache entrara a la alcoba, se quedo quieto para hablar.
 
—Un amigo puede decir "te quiero" a otro amigo. Pero lo que yo siento por ti, va más allá de un simple querer. Te amo. —Soltó de repente a la par que se giraba para verlo de frente—. Eso, solo lo hace una pareja.
 
Sin decir más, le jalo de su mano para besarlo como anteriormente tenía planeado cuando estaban en el sofá. Pasaron unos minutos en los que Sasuke prácticamente dejó sin aire al rubio y sin dar otra caricia mas que esa, entró en el dormitorio y cerró la puerta por dentro.
 
Naruto que estaba medio ido, recién se percato de su acción cuando oyó el pestillo cerrarse por el otro lado. De pronto entendió lo que eso significaba, su arrogante Uchiha no deseaba que durmiera con él.
 
Entonces el rubio sin otra cosa por hacer, se dedico a patear y gritar desde su lado de la puerta para que el azabache le abriera. Para su mala suerte, Sasuke tenía unos cómodos algodoncillos que cubrían sus finas orejas de todo ruido externo que le fastidiara el sueño.
 
Tal vez tendría que pasar media hora para que el ojinegro se ablandara y decidiera abrir la puerta, después de todo, aún tenía en su mente la escasa ayuda que le había ofrecido Naruto anteriormente cuando este se encontraba derrumbado en el piso alfombrado del departamento.
 
FIN.

Notas finales:

Una segunda historia. La primera la podrán encontrar en mi perfil de usuario (sí, spam disimulado). 

Si hay algún error ortográfico, me disculpo.

No tengo nada más que añadir, espero que hayan disfrutado de esta historia.

Si merezco un rewiew, con gusto lo aceptaré (sonríe).

Adiós.

AkiraNatsuki.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).