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9 años – 9 meses – 9 días. por Blanwhide2

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Notas del fanfic:

Esta es una historia y a la vez no lo es. Si resulta de agrado subire fragmentos no-sucesivos. Pero que dan informacion para que se entienda lo suficiente y deje volar su imaginacion un poco.

 

Kyou Kara Maou no me pertenece. Es propiedad de Tomo Takabayashi.

 

Notas del capitulo:

 

 

Disfruten~

 

9 meses

 

Yuuri's POV

 

Hoy se cumplen 9 meses desde su desaparición. 9 meses sin ver su rostro, sin hablar con él, sin que durmamos juntos, de no sentir su calor por las noches ni su compañía durante las mañanas. 9 meses de darle constantes ánimos a Greta y decirle que pronto volverá. Qué lo veremos ingresar por las grandes puertas del Castillo Pacto de Sangre con su porte elegante y orgulloso. Qué iremos a recibirlo, lo abrazaremos con fuerza, le recriminaremos y lo bombardearemos de preguntas acerca de su paradero y estado de salud. 9 meses en los que ella ha asentido con convicción, dándome toda la razón; en los que ha esperado pacientemente sentada en las escaleras de piedra hasta que el sol empieza a ocultarse y me acerco a ella para ofrecerle compañía. 9 meses en los que ha repetido – será mañana – con una sonrisa infantil alegre y sus grandes ojos esperanzados. 9 meses en los que ni un solo día me he dejado de preguntar ¨¿Dónde estará?¨ En los que he evitado a toda costa pensar en que no volveré a verlo, seré regañado o cuidado por él.

-Pa… Papá Yuuri… - volteo a ver a Greta, que se encuentra sentada a mi lado y mira fijamente al frente mientras una gran sonrisa va apareciendo en su rostro.

Giro el rostro en la misma dirección en la que ella y mis ojos se abren a todo lo que dan.

-Wolf… - logro articular, mientras que el soldado continúa caminando hacia nosotros, a paso lento, sin prisas.

Detengo a Greta antes de que pueda salir corriendo hacía él e ignoro la mirada sorprendida, intrigada e incluso molesta que me lanza.

Un sentimiento de inexplicable aprensión me ha invadido por completo, como si el mazoku que se acerca cada vez más a nosotros no fuera quien sin duda alguna es. La sensación se incrementa al darme cuenta de que su uniforme azul está manchado con… sangre. Pero … no logro divisar corte alguno. ¿Cómo reaccionar? ¿Qué hacer? ¿Acaso mató a alguien? ¿A un humano?

Wolfram se detiene al llegar al inicio de las escaleras, espada en mano, el filo de la misma manchado también al igual que su rostro y gran parte del pecho de su uniforme. El líquido carmesí lo hace ver de un tono más oscuro del que en verdad es en las respectivas partes en que está esparcido.

-¡Papá!- chilla Greta, liberándose de mis brazos y bajando las escaleras que nos separan del rubio a la carrera, saltando al llegar al antepenúltimo escalón; siendo recibida con los brazos abiertos por el ojiesmeralda (qué enfundó su espada con una rapidez increíble) y una gran sonrisa de su parte. Se funden en un abrazo lleno de necesidad, de alegría y de amor padre-hija.

Me les quedo viendo hasta que se separan y mi pequeña gira el rostro para gritarme –¡Yuuri, es él! ¡Por fin ha vuelto! ¡Ha vuelto!- la voz se le quiebra en la última oración. Y lo vuelve a abrazar.

No me muevo.

Los minutos pasan y me mantengo estático hasta oír numerosos pasos acercándose, pero no giro para ver de quiénes se trata.A ambos lados de mi persona pasan los dueños de las pisadas: Cheri – sama, Conrad, Günter, Gisela y por último Anissina, sin tomar en cuenta a la escolta completa del ojiesmeralda.

El rubio toma en brazos a Greta, cargándola, antes de ponerse de pie y ser rodeado por su madre, hermano mayor, el consejero real, la doctora del palacio, la inventora y todos los soldados; todos ellos con un expresión diferente en sus rostros.

Finalmente reacciono e, ignorando la aún extraña sensación en mi pecho, me les uno; me dejan pasar hasta quedar enfrente suyo, entonces esboza una pequeña sonrisa.

– Estoy de regreso - exclama, con una voz un tanto más profunda de lo que la recordaba. Parpadeo en un primer momento y luego asiento con la cabeza, sonriendo; me le acerco para poder abrazarlo pero él me detiene extendiendo su brazo en mi dirección.

- No – dice, mirándome a los ojos; siento un pequeño escalofrío recorrer mi espina dorsal, - el maou no puede mancharse con la sangre de unos bandidos comunes – abro la boca, perplejo; ¿Acaso es esa una confesión de que acabó con sus vidas?

Pasea la mirada por todos los rostros presentes hasta volver al mío. Las comisuras de sus labios se alzan, formando una sonrisa.

- Ahora, si me disculpan, iré a asearme - da a conocer, para, acto seguido, dar unos pocos pasos hacía el frente, subir las escaleras y continuar su camino sin que nadie lo detenga hasta perderse de vista en el interior del castillo. Todavía con Greta en sus brazos.

Miro a Cheri – sama, que parece estar tan sorprendida como yo, Conrad no se queda atrás, su eterna sonrisa no está presente en estos momentos. Gisela se ha quedado viendo la dirección que tomó el ojiesmeralda. Günter me mira a mí, seguramente incrédulo por el hecho de que Wolfram rechazara mi abrazo. Anissina luce más pensativa que otra cosa y la escolta del tercer hijo… Bueno, todos ellos parecen estar a punto de romper a llorar de alegría. Pero ninguno de nosotros dice nada. Permanecemos en silencio.

9 meses sin verlo… y que ninguno, exceptuando a Greta, le haya hablado resulta ridículo; mas no puedo evitar sentir que no solo yo he sentido los cambios en el príncipe.

Doy la vuelta y, sin decir ni una palabra, lo sigo.

 

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-Me alegra tanto que estés de regreso – asegura la castaña princesa de Zuberea con una amplia sonrisa en su rostro.

-También a mí, Greta – comenta el rubio príncipe, correspondiendo a la sonrisa, sin dejar de caminar y, antes de ingresar a los amplios baños pertenecientes al castillo, se detiene y deja a Greta en el suelo. -¿Podrías hacerme un favor, Greta? – pregunta suavizando su tono de voz. La ojimarrón asiente.

– Ve al despacho de Gwendal-aniwe e informarle que he vuelto. Dile que pasaré a verlo tan pronto como me sea posible – la pequeña niña responde con un ¨sí¨ y un asentimiento de cabeza; se marcha, dando saltitos para después correr, riendo.

Wolfram espera hasta que el sonido de los pasos deje de oírse antes de ingresar y cerrar la puerta detrás de él.

Ni bien ha dado dos pasos hacia el interior recuerda que ha olvidado dos cosas muy importantes.

Sonríe burlón y niega con la cabeza.

– El tiempo cambia las costumbres… - se dice a sí mismo antes de dar media vuelta y volver a salir del cuarto de baño, tomando rumbo a la habitación del actual maou.

 

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Lo veo ingresar a nuestra habitación en el preciso momento en que termina de entrar. Espero unos segundos antes de continuar con mi andar en esa dirección. Abro la puerta con cuidado de no hacer ruido y me encuentro con que el ojiesmeralda está de pie, quieto, en medio del cuarto.

Me contengo de hablar y, en su lugar, me le acerco por la espalda y lo abrazó. Siento claramente como todo su cuerpo se eriza pero no hace ningún movimiento.

- Suéltame… - oigo que susurra; no le hago caso.

- Bienvenido, Wolf – le hablo por primera vez después de tanto y aprieto un poco su cuerpo.

- ¿Yuuri? – murmura en un primer momento; y luego gira el rostro quedando de perfil, viéndome.

Le sonrío.

-…Yuuri… - hace una mueca de dolor y por acto reflejo le suelto, preocupado de que pueda estar lastimado.

Se da la vuelta y me encara, haciendo una reverencia antes de arrodillarse y bajar la cabeza.

- Le ruego me disculpe por mi falta, no volverá a ocurrir. Se lo aseguro – me le quedo viendo sin entender de qué está hablando. Él prosigue, - Mi prolongada ausencia no es excusa para el desliz que he cometido. Le pediré disculpas a su prometida también si así lo quiere – parpadeo, confundido al máximo nivel.

- ¿A qué te refieres, Wolf? ¿Por qué te disculpas? Ponte de pie, por favor – niega con la cabeza.

- No puedo hacer tal cosa. Aceptaré cualquier castigo que considere adecuado – en estos momentos me recuerda tanto a Gwendal; aquella vez en que Hube estuvo de regreso en el castillo e intentó asesinarme.

Me arrodillo también para quedar a su altura y le levanto el rostro con ambas manos. -

¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué actúas tan extraño, Wolf? – me mira directamente a los ojos, su mirada me turba.

Le veo sonreír ligeramente, - ¿Tienes miedo, Yuuri? ¿Miedo de mí? – niego con la cabeza con fuerza.

– De ninguna manera – aseguro, sonríe con ironía; - te extrañé, Wolf. Te extrañé mucho – hay unos largos segundos de puro silencio.

- Tienes que alejarte de mí – declara con seriedad.

– No. Nunca haría eso.

Su mirada se endurece, - claro que sí. Te lo estoy pidiendo pero si te niegas… entonces lo haré yo – se pone de pie y, antes de dejarme solo, dice: - volveré a sacar todas mis pertenencias de su cuarto, Heika. No se preocupe por eso.

Me veo las palmas tras unos minutos de su salida. Algo me oprime el pecho al ver que están manchadas de sangre.

¿Por qué quieres que me aleje, Wolfram?

 

. . . 

 

 

Notas finales:

 

Aclaro que Yuuri no tiene ninguna nueva prometida. Es solo que Wolf cree que si y como Yuuri no lo saco de su error...

 

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