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El poder del Sexo por HinakoLaian

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-Espera, Alex ... ah... ve mas lento por favor...-

-Shhh... baja la voz o seguro que nos vana descubrir, además se que te gusta... llevabamos mucho tiempo sin tener sexo-

Mis manos pasaban alrededor del torso ajeno, acariciándolo con cuidado pero haciendo que pequeñas corrientes eléctricas recorriesen su cuerpo, acercándolo más a mi y sin dejar en ningún momento de besar aquel cuello blanquecino que tan suave resultaba al tacto de mis labios, reprimiendo las ganas de morderlo y dejarlo marcado. Mi acompañante sexual giró el cuello para amoldarlo a mi boca, aunque parecía que después de una semana sin ser tocado estaba más sensible. Con cuidado, disfrutando cada segundo de aquel acto sexual, despojé al contrario de la última pieza de ropa que tenía, aquellos bóxer que hoy eran blancos, se notaba la buena calidad de la tela y que debían de ser nuevos ¿Acaso se los había comprado especialmente para mi? Con una sonrisa egocéntrica en mi rostro acerqué del todo mis caderas a su trasero, frotando ligeramente mi miembro erecto contra sus nalgas, sin parar mis manos en ningún momento.

-Voy a meterlo-

-¿Qué? ¡No! ¡Es-espera!-

La voz del contrario era asustada lo mismo que sus ojos oscuros cuando giró la cabeza para verme parecía que aunque su cuerpo lo pedía a gritos aún no era capaz de asimilar lo que iba a pasar , y aún así no me esperé, su trasero ya estaba dilatado por las anteriores atenciones que le había echo así que era mi turno de disfrutar, por lo que sin más comencé a introducir mi miembro dentro, cerrando los ojos para disfrutar del placer que el cuerpo ajeno me estaba ofreciendo mientras mi miembro entraba pausadamente en el interior del otro llenándolo pro completo. Comencé a escuchar sus gemidos de placer por aquello que le estaba haciendo, así como noté la vibración de sus caderas, su cuerpo quería más y yo no era nadie para prohibirlo. Mis propias caderas comenzaron a moverse enérgicamente, aquella noche no estaba para juegos y quería tener sexo como a mi me gustaba: duro, quería llegar pronto al clímax... una semana de abstinencia del trasero de aquel rubio pasaba factura. Agarré con fuerza sus caderas mientras que lo embestía con ganas, ya me daba igual si nos oían pues no sería yo quien sufriera las consecuencias sino mi compañero de cama. Noté como una de sus manos dejaba de agarrarse a la mesa, para apoyarse en esta solo con una y su pecho, así que la mano libre bajó a su propio miembro para masturbarlo.

-Ah... no... n-no puedo más... v-voy a co-correrme-

-Adelan-te...-

Había dicho aquello con una sonrisa, con ganas de que el otro se corriera, ya que yo también estaba en mi límite y lo que más quería en ese momento sería correrme dentro del otro, una última embestida y ya estaba corriéndome dentro del otro, había tenido que morder con fuerza mi labio inferior para no gemir y que se nos escuchase, aunque mi compañero no había sido tan considerado y si ya los gemidos contrarios llenaban la estancia, en el momento del clímax había sido aún más fuertes.

-Hoy has estado más ansioso de lo normal... -

Mis palabras habían sonado como con una especie de burla mientras que sonreía para después sacar mi miembro del interior ajeno y comenzar a limpiarme, no me iba a poner la ropa en aquel estado, sobre todo porque para llegar a mi casa quedaba aún bastante, al haberlo echo en u sitio público como era el instituto.

-Eso es tu culpa... hasta ahora no me habías dejado hasta el límite tanto tiempo-

Reprimí otra risa al verlo de aquella forma, por mucho que tuviésemos la misma edad parecía que el contrario aún era un niño. Una vez que ya estaba vestido no me pude resistir, y mientras me daba la espalda, pellizqué su trasero haciendo que entre sus labios escapara un nuevo gemido, aún parecía excitado, definitivamente era muy sensible, él por su parte solo tocó su cuello sin decir nada para después acabar de vestirse.

-Um... me gusta más cuando te desvistes-

-Oye... Alex -

Era la primera vez que lo veía así de ''serio'' desde que habíamos empezado con estas relaciones sexuales, cosa que al añadirse un sonrojo en su rostro me había logrado intrigar, pero tenía una clara pregunta escrita en sus ojos.

-A ver... que es lo que me quieres preguntar?-

Parecía al principio algo asombrado por que supiera que quería preguntarme, pero luego solo suspiró sin poder mirarme, parecía que decirme lo que fuese le estaba costando... pero sabía que no tenía paciencia, así que debía de apurarse o lo dejaría con la palabra en la boca marchándome. Al final me estaba mirando a los ojos, pero sin dejar aquella expresión entre seria y avergonzado.

-¿A... a dónde va esto? Es decir ¿Solo es sexo o hay algo más?-

No me esperaba aquella pregunta... al fin y al cabo cuando todo esto empezó había dejado las cosas claras, por lo que cualquier pregunta referente a ese tema estaba fuera de lugar. Me crucé los brazos con una sonrisa e medio lado en mi rostro mientras me apoyaba en la pared más cercana para mirarlo.

-Te lo dije cuando todo esto empezó: Nuestra relación se basa en tener sexo, nada más, nunca me he comprometido con nadie y todo el munda sabe que jamás lo haría... así que si has pensado que esto iba a otro lado o que si lo que yo sentía era algo diferente al deseo por tu lindo trasero... te has equivocado por completo-

El rojo de su rostro se había intensificado, aunque no sabría decir si era por la vergüenza o por el enfado que sentía en ese momento, con furia me empujó por lo cual casi perdí el equilibrio aunque logré mantenerme. Iba a irse, así que lo agarré por un brazo y puse su espalda contra la pared.

-Vamos... Max, no te enfades-

Mi tono seguía siendo el mismo tono jovial de siempre, cosa que desconcertaba y enfadaba aún más al otro, por lo cual pude robarle un beso de sus labios, no obstante no había cerrado mis ojos, sino lo había estado viendo todo el tiempo quería ver su reacción. Sus puños estaban temblando, parecía querer salir corriendo, o quizás golpearme... no lo sabía peusto que jamás había estado en el pellejo de alguien como él.

-Cuando se te pase el enfado, y el cuerpo te pida más sexo – Me fijé en sus ojos, estaban amenazando con llorar – Podemos repetirlo tantas veces como puedas aguantar, sabes que eres uno de mis mejores amantes, al menso con el que más repito -

Sin más ahora fui yo el que se apartó abriendo la puerta del salón de clases y yéndome del instituto y dejando allí a aquel rubio de ojos oscuros con el cual me acosaba ocasionalmente. Me fijé que ya era tarde ¿Volvería a llegar pasadas las doce a mi casa? Tampoco es que me esperase nadie además de Ares mi enorme doberman negro de tres años, por lo que no corría prisa en llegar, al menos no demasiada.

 


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