Jun Hong se encuentra en clase de física y química, ésta nervioso por la nota de su examen. Sabe que lo ha hecho bien, siempre lo hace bien, pero aún así está nervioso. Ignora a todos sus compañeros, solo está pendiente de su profesora con los exámenes en la mano. Los segundos se le vuelven eternos cuando la profesora se pasea entre las mesas con ellos. La profesora le entrega su examen y busca rápidamente el número que determina su calificación, nueve y medio, no está mal.
El resto de la mañana pasó rápido, nada más salir del instituto el coche que siempre le iba a buscar le esperaba. Entra en el coche rápidamente.
-Buenos tardes señorito Jun Hong. – saluda el chofer cuando Jun Hong entra en el coche –¿Qué tal la mañana?
-Muy bien, aprobé el examen de física y química. – dice muy contento.
-Me alegro mucho, seguro que su madre se pone muy contenta. – continúa.
-Lo dudo mucho. – contradice Jun Hong perdiendo su mirada por la ventanilla –Aún no se ha alegrado de ninguna buena nota que haya sacado de momento.
-No se preocupe, seguro que esta vez sí.
Nadie dice nada más, el resto del camino continúa en silencio. Una vez llega a casa se dirige rápidamente al despacho de su madre, siempre que volvía del instituto se encontraba allí. Entro en el despacho y efectivamente ahí está trabajando en una infinidad de papeles.
-Madre, aprobé el examen de física y química. – dice Jun Hong muy animado nada más entrar – He sacado un nueve y medio.
-Me alegro hijo. – se limita a decir continuando con su trabajo.
Jun Hong espera a que su madre diga algo más, pero no dice nada. Se limita a salir del despacho y se va a su cuarto y se pone el bañador. Toma su tablet y se dirige a la piscina. Se sienta en la tumbona y se pone a mirar videos varios en internet, se encuentra absorto en lo que hace hasta que es salpicado sin previo aviso.
-¿¡Pero qué cojones!? – se exalta Jun Hong buscando al causante.
-Disculpa. – escucha decir a una profunda voz proveniente de un hombre sin camiseta y en bañador con tatuajes en su cuerpo – No quería mojarte, lo siento.
Jun Hong se le quedó mirando de arriba a bajo examinándole, ese tipo no le sonaba de nada. ¿Quién se creía que era y qué hacía él ahí?
-¿Quién demonios eres tú? – pregunta Jun Hong de mala manera al chico que había seguido con su trabajo hasta que es interrumpido por éste.
-Tu madre me ha contratado para que me encargue de la piscina. – dice brevemente antes de continuar con lo que está haciendo.
-Perdona, pero a mí me tratas de usted, no dejas de ser un empleado y yo el dueño de la casa. – dice poniéndose en pie quedando más alto que el otro.
-Perdóname tú, pero aquí la dueña de la casa es quien me paga, y tú precisamente no eres quien me paga sino tu madre. – empieza a decirle a Jun Hong sin achantarse – Yo estoy haciendo mi trabajo, sin querer te he salpicado, ya te he pedido disculpas, por lo que continúa con tus cosas de niño rico que yo sigo con mi trabajo.
A Jun Hong le empezaron a arder las entrañas de la rabia que le entró con cada palabra que había salido del chico, por lo que no se pensó dos veces el tomar su tablet y salir de ahí.
Sube a su habitación, se tumba en su cama y se queda dormido por un rato, no más de una hora. Se despierta con hambre y va hasta la cocina encontrándose con que el chico de la piscina estaba allí con el ama de la casa quien se encargaba de la cocina y de los quehaceres de la casa. Escucha la conversación que tienen antes de entrar a la cocina.
-No se preocupe por el señorito, es buen chico, solo que a veces le pierden las formas. – explica la señora Sun Young mientras le sirve un zumo de naranja.
-No crea que va a ser una preocupación, yo estoy aquí porque mis estudios no se pagan solos, y un niño no me lo va a arruinar todo. – comenta calmado el chico.
-Me gusta que hay chicos de hoy en día con la cabeza tan bien puesta. – dice sonriente.
-Gracias. – termina diciendo levantándose de la silla. – Por el comentario y por la comida, estaba buenísima, pero ahora me voy que me queda lo mejor del día.
Dicho eso sale por la puerta que da al jardín y Jun Hong por fin entra en la cocina.
-Buenas tardes señorito. – le recibe la señora Sun Young con una sonrisa, Jun Hong se la devuelve y se sienta en la silla que anteriormente estaba ocupada. – ¿Tiene hambre?
-Sí, sabes que dormir me da hambre – responde sonriente.
La señora Sun Young le sirve un zumo y algo de comer. Mientras Jun Hong come le comenta lo de la nota de física y química y hablan de cosas triviales. Finalmente no puede evitar preguntar por el chico.
-Sun-sun. – llama Jun Hong a la señora Sun Young, como él suele llamarle para llamar su atención. – ¿Qué te parece el chico de la piscina? – pregunta dudoso.
-Bueno, solo lleva aquí un día. – comienza diciendo -Pero a mí me parece muy buen niño, y está trabajando para pagarse sus estudios.
-¿No se los pueden pagar sus padres? – interrumpe Jun Hong.
-Me ha dado a entender que no tiene padre, como tú, pero no he querido preguntar tampoco. – explica mientras limpia la cocina.
-¿Y qué está estudiando? – vuelve a preguntar Jun Hong.
-Empresariales. – se limita a decir.
Un jarro de agua fría le cae a Jun Hong cuando escucha eso. Sale de la cocina agradeciendo primero la comida a la señora Sun y se dirige a la piscina encontrándose una vez más algo que no esperaba.
-Tú estás aquí para encargarte de la piscina. – empieza a decir Jun Hong en la orilla – No para bañarte en ella.
El que se estaba bañando en la piscina se dirigió al bordillo y de un impulso salió de ella. Jun Hong pudo ver las gotas del agua brillantes al sol correr por su cuerpo y por un momento se olvidó de lo que estaba haciendo ahí parado hasta que esa vos profunda rompió la burbuja que había formado su cerebro.
-En el contrato pone que puedo disfrutar de la piscina cuando quiera si primero realizo todo su mantenimiento, si tienes algún problema con eso va a hablarlo con tu madre. – aclara sin dejar de mirar los ojos de Jun Hong.
-Ni dudes en lo de que voy a hablar con ella. – intenta sonar seguro Jun Hong haciendo que una sonrisa se dibuje en la cara del otro, provocando que Jun Hong se de media vuelta indignado.
-Necesitas vivir un poco más la vida y no ser tan seco y aburrido. – escucha decir Jun Hong.
-¿Cómo di... ¡Suéltame!
No le da tiempo a decir más cuando siente que los brazos del chico le rodean y le arrastran hasta el agua.
-¿¡Pero tú de que vas!? – exclama Jun Hong salpicando al otro.
-Que dejes de quejarte ya. – le responde riendo – Que un niño como tú no se la puede pasar quejándose.
Jun Hong no dijo nada más simplemente comenzó a salpicar al otro con rabia haciéndolo reír. Éste empezó a bucear y abrazó por detrás a Jun Hong para que parase de hacer escándalo.
-¡Suéltame! – vuelve a exclamar consiguiendo que el otro sujete con más fuerza.
-No quiero. – dice riéndose.
-¡Que me sueltes! – y antes de que diga más Jun Hong ya había tragado agua por culpa de la aguadilla que acaba de sufrir.
Jun Hong empieza a toser cuando vuelve a tener oxígeno. Como puede sale de la piscina y se sienta en el bordillo intentando que sus pulmones funcionen con normalidad. Se sobresalta cuando siente que algo le cubre y mira hacia arriba volviéndose a encontrar con el chico que le da su toalla para después sentarse frente a él.
Jun Hong se le queda mirando y ve como sonríe, por un momento vuelve a perderse hasta que esa voz una vez más le retorna al mundo en el que se encuentran.
-No quería ahogarte así, lo siento. – se disculpa.
-¿Cómo te llamas? – es lo único que sale de la boca de Jun Hong ignorando las anteriores palabras.
-Yong Guk. – se limita a decir algo desconcertado.
-Oh, doy Jun Hong. – dice el otro.
-Lo sé, eres Jun Hong, el señorito de la casa. – aclara Yong Guk haciéndole sonrojar.
-Yo... Siento como te hablé antes, no estaba de buen humor. – aclara Jun Hong.
-Descuida. – dice quitándole importancia mientras se pone de pie.
-¿A dónde vas? – pregunta Jun Hong automáticamente sin darse cuenta haciendo reír de nuevo al otro.
-Tengo una vida, y aquí ya he cumplido, por hoy, nos vemos señorito Jun Hong. – se despide dejando shockeado al nombrado por como se había dirigido a él.
El resto del día transcurrió raro para Jun Hong una sensación rara le perturbaba y desconocía la causa y el motivo.