Se encontraba como todos los días (o casi todos los días) sentado en el banco del parque. Las piernas extendidas y en sus manos un video juego. Solo hacia eso para pasar el rato y es que eso era lo único que hacía desde aquel día, pasar el rato.
Por más que quisiera no podía concentrarse en el juego. Era solo apuntar y disparar, ya estaba entrenado en eso, puesto que toda su vida había estado metido en esos juegos sin embargo ahora simplemente no podía lograrlo.
No era una persona particularmente sociable, no tenía amigos y no se molestaba en hacerlos. Toda su vida fue así, aislado en el mundo del video juego. ¿Toda su vida?
Bueno, casi toda su vida. Dejó el aparato en un costado, no pasaría ese nivel hoy. Apoyó su espalda en el costado del banco y recordó aquellos días, esos días en los que no lo dejaban jugar en paz, esos días en que lo tenían de aquí para allá, arrastrándolo de un lado a otro, esos días que vivió con él. Miró el cielo, cerró los ojos y suspiró. Le parecía estúpido seguir guardando los recuerdos de aquel que considera su primer amor. Único amor en realidad porque después de él fue incapaz de mirar a nadie más. Ese chico de cabello negro alborotado le había robado el corazón. Jamás se había animado a decírselo, lo último que quería era que se alejara de él y por ello guardo sus sentimientos en lo más profundo de su ser pensando que así podría pasar más tiempo a su lado. Sin embargo el, un día simplemente desapareció. Se fue así sin más, sin decirle a nadie, dejó su casa, dejo a sus padres…. Y lo dejó a él.
Habían pasado ya tres años de aquello, sin embargo los recuerdos aun rondaban su mente. Una sensación cálida, alguien (o algo) tocando su brazo lo volvió a la realidad. Un gato, un hermoso gato negro se frotaba contra su brazo. Alzó su mano para acariciarlo pero el animal se asustó por el movimiento y salió corriendo. El rubio sonrió levemente y se levantó del banco para volver a su casa.
Hacia un par de años sus padres dejaron el país por cuestiones de trabajo, le ofrecieron viajar con ellos y estudiar alguna carrera en el extranjero, pero aunque no lo dijera aun guardaba la esperanza de que su mejor amigo, y gran amor volviera, por lo que rechazó la oferta. Sus padres muy a su pesar lo dejaron quedarse solo en Japón haciéndose cargo de la casa. Dejaron en una cuenta todos los ahorros de su vida por lo que no necesitó trabajar.
Llegó a su casa y otra vez la soledad, uno no sabe lo que es la soledad cuando siempre estuvo solo, sin embargo él había tenido a alguien una vez. Kuroo lo había alejado de esa soledad, lo había arrastrado con él a jugar un deporte que no le llamaba la atención, lo había apoyado cuando nadie más lo hacía y por ello ahora le dolía volver a vivir con esa soledad. Suspiró nuevamente, debía sacarse de una vez esos recuerdos de su mente, esos sentimientos de su corazón. Aquellos momentos jamás volverían, se habían ido junto a él.
Predio su consola de video juegos, tomó el joystick y se sentó en el suelo frente a la tele a jugar, era lo único que hacía de su vida, nada ni nadie lo impulsaba a hacer algo más.
Se perdió en aquel juego y antes de darse cuenta habían pasado tres horas, tres horas para pasar un maldito nivel, y tal vez si su estómago no se quejaba por el hambre hubiera pasado 10 horas ahí. Se acostó en el suelo mirando el techo y una lágrima brotó de sus ojos rodando por su mejilla. Tres se había aguantado el dolor, se había prometido no llorar, nadie merecía sus lágrimas. Sin embargo aquello lo estaba desbordando, aquel dolor, aquella soledad finalmente lo estaban desbordando.
Sonó el timbre. Se levantó del suelo extrañado ¿Quién sería? Nunca tenía visitas, era un solitario ¿Quién querría verlo? Se limpió las lágrimas y se dirigió a la puerta, debía ser algún vendedor y trataría de deshacerse de él lo más rápido posible, seguramente terminaría comprando lo que le ofreciera con tal de que lo deje solo nuevamente.
Abrió la puerta y la persona allí parada no era justamente un vendedor, abrió los ojos de par en par, estaba completamente sorprendido. No esperaba ver a esa persona en ese momento.
-¿TU?
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