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Any Other Day por Pilindie

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Notas del capitulo:

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Incomprensión. Diría que con esa palabra se describe el capítulo de mi vida más negro que he tenido. ¿Por qué? El comienzo de mi abominable adolescencia es la respuesta a todas aquellas interrogantes que arremolinan mi cabeza cada día. No es algo sencillo de llevar.

- ¡Levantate Taemin!-Mi madre gritaba del otro lado de la puerta.

Con desgano me levanté y miré por la ventana. El amanecer de Chungham diciéndome que sería un nuevo día. Uno, que sin duda sería bastante aburrido. Como todos los anteriores, no tenía ningún interés de ir a clases, era el último día ¿¡Quién rayos iba el último día a clases!? Tampoco tenía algo interesante que hacer en casa como para contrarrestar, ir era hacer algo. Si me quedase en casa, estaría todo el día jugando en el ordenador o leyendo libros. Pero de seguro al decirle a mi mamá mis planes, estos se verían ofuscados, sin duda me convertiría en una especie de servidumbre o esclavo de la limpieza.

Resignado, fui al baño. Mi cabello desordenado y mis ojos adormilados podrían asustar al mismo Lucifer. Estaba harto de mi maldita apariencia de niño pequeño, estaba cumpliendo los 14 y seguía con la misma cara de bebé de siempre. Mi imagen seguía siendo objeto de mimos y burlas de los integrantes de mi familia. “Taemin cuando vas a crecer”, “Este niño todavía sigue siendo como una niña” y otras peores. Mi familia no sabe respetar, todo porque soy el menor.

Una vez que me duché, volví a mi cuarto. Esa maldita habitación que me veía en la obligación de compartir con mi hermano mayor, Jinki. Detestaba tenerlo de compañero, sus conversaciones a mitad de la noche, el que no apagase su reproductor de música antes de dormir y que el murmullo me provocase insomnio. Siempre olvidaba apagar la luz y cuando por esos milagros se acordaba, terminaba chocando con todas mis cosas en el trayecto, despertandome de todos modos. Todo sería más fácil si nuestra familia fuese menos tacaña y no nos obligase a compartir la casa como animales. Porque somos 8 viviendo en una casa con 5 habitaciones. Una vez a mis tías se les ocurrió la brillante idea de juntarse a vivir juntas y desde ahí comenzó el caos.

Tomé desayuno lento. Viendo un programa que antes me parecía divertido, pero ahora encontraba absurdo y sin sentido. Mi prima lo estaba viendo, no podía cambiarlo. Sí, la televisión también es controlada en esta casa.

- ¡Apúrate hijo por dios, vas a llegar atrasado!-Mamá estaba arreglándose el cabello en el espejo de la sala, de seguro porque el baño estaba ocupado. No me extrañaba. Luego soltó la frase de bronce, que siempre dice.-¡Te quedas pegado en la televisión y puedes comer comer y no haces nada!

La quedé mirando con los ojos pegados en su nuca como si eso provocase algún maleficio. Me daba la espalda, nunca se daban cuenta de lo que pasaba conmigo, siempre me subestimaban.

- Hola enano.-dijo Jinki golpeándome con la toalla húmeda con la que se había secado el cabello. Lo miré fulminantemente.-Despertamos de malas enano.

- ¡¡Cállate!!-Le grité, soltando todo lo que había contenido en ese rato.-¡Claro que no voy a poder despertar de buenas si el niñito no me deja dormir con todo el bullicio que mete!

- ¡Lee Taemin esas no son formas de contestar!-Replicó mi madre.

- ¡Siempre es lo mismo! Deja de consentirlo, igual soy tu hijo.-Grité.-Ya me tienen aburrido, me largo de aquí.

Tomé mi mochila de un manotazo y salí de la casa. Pude escuchar un “Va a volver para la cena” de parte de Jinki. Como deseaba callarles la boca y no volver jamás. Lástima que las vacaciones comenzaban ahora, por último el colegio era una excusa para librarme de esa familia.

Cuando llegué a clase con suerte habían dentro del aula unos 10. El profesor no nos pasó materia nueva y nos regañó por haber ido a clases, eso me molestó, por algo le pagaban.
Con Jongin, mi mejor amigo, nos entretuvimos en esas horas de ocio jugando con su teléfono movil. Mamá no ha querido comprarme uno desde que perdí mi consola portatil el año pasado, dice que soy muy despistado y que me falta madurar. Sale con su sermón de que esas cosas son focos para que los delincuentes te asalten. Los padres de Jongin no son tan temerosos como mamá lo es conmigo, él desde los 8 años que se moviliza en transporte público para ir a la escuela, a mi recién me dieron autorización el año pasado.

A mi hermano no le gusta que me junte con Jongin desde que se me salió que era gay el otro día. De seguro debe pensar que esas cosas son contagiosas y después yo voy a acabar como él. Yo sostengo que Kai (como le digo de apodo), está confundido y no sabe para donde van las cosas desde que ese chico Lee Jong Suk le anda haciendo ojitos. Kai no sabe como acercársele, pero en el intertanto ha ido tomando valor de ir asumiendo de a poco su homosexualidad. ¡Qué te guste una persona de otro sexo no te hace gay, maldita sea! No es algo que uno decida de un día para el otro, es algo que se da.

No es una decisión menor tampoco, la sociedad se encarga de hacerla difícil. Por gente como Jinki y sus prejuicios del medioevo. Si dices ser gay a los 12 años eres un enano que trata de hacerse el mayor, si lo dices a los 30 te vas a volver una loca en potencia. Por suerte, a mi nunca me han pasado esas cosas, voy tranquilo y derecho por mi acera. Mirando a las hermosas chicas que hay de mi colegio, que nunca se fijarian en un nerd ñoño como yo.

Las clases terminaron antes de lo propuesto. Caminaba por la calle que me dirigía a mi casa con el sol dándome de lleno en la cara. Moría de calor y por un vaso de agua fría, una ducha quizás. Mis vacaciones habían comenzado ¿Qué haría en esos dos meses? De seguro mi hermano llevaría a sus amigotes a la casa, como si no tuviésemos suficiente gente en casa. Yo me vería en la obligación de atender, de ser el buen hermano. De seguro las visitas vendrían también, familiares de Busán y de Incheon. Terrible, tendría que compartir cama con Jinki.

No quería que este año fuese igual a los de siempre, por eso seguía viéndome como un niño, era uno. No quería volver a casa porque tenía temor de encontrarme con los mismos gritos, la misma gente dentro de esas 4 paredes que debo llamar casa, el mismo Taemin de siempre me esperaba.

Iba acercándome a mi destino cuando me llamó la atención algo de la casa blanca del frente. Estaba llena de periodistas y fanáticas locas. Me detuve a ver que sucedía, con mucha curiosidad. Esa casa siempre permanecía inmaculada por más que intentase buscar quien demonios vivía ahí. Todo el año las cortinas estaban cerradas y el misterio la envolvía. Ahora veo la causa de tanto alboroto, una celebridad vivía en ella ¿Quién iba a interesarse en los pueblitos de Chungham? Teniendo tantas ciudades, tantos sitios en el mundo para recorrer. Si yo tuviera más dinero me olvidaría de toda esta basura y me lanzaría a viajar sin medida.

Un auto con vidrios polarizados se detuvo rápidamente, de él bajaron dos hombres de negro, de esos que se ven en las películas de espias. Grandototes, con gafas ¡UN COMPLETO ESPECTÁCULO! Luego tres chicos de la parte trasera. Los flashes no se hicieron esperar, tampoco los “Por favor, dejen espacio para el ingreso” de los autoritarios matones personales.
Me fijé en los 3 chicos. Cada uno vestido con prendas fabulosas que apostaría no fueron compradas en baratas ni menos heredadas de su hermano, como todo lo que yo tenía. Uno de ellos tenía el cabello rapado por el lado y demasiado arreglado como para considerarse chico. El de cuerpo tamaño poste, tenía su pelo largo como los japoneses de los doramas que ve mi prima. El más bajito era el más normal, de no ser por esos brazos de Hulk que podrían propinar unos buenos golpes a Jinki y dejarlo knock out.

Entraron a la casa rodeado de esos hombrecitos mientras las chicas no paraban de gritar por su atención. Wow, de seguro deben lloverles las mujeres. ¿Cómo no? Era mirarme a mí y hacer un cuadro comparativo de ellos. Eran todo lo que Taemin no era y lo que Taemin quería proyectar. Tan imbécil que tengo que hablar en 3ra persona para sentirme menos miserable.

Volví a casa, con las manos en los bolsillos más cabizbajo de lo normal. No me importó no comer, me encerré en mi cuarto. Como sudaba, me dí una larga ducha, comencé a llorar conforme el agua caía sobre mi rostro ¿Cómo pude convertir mi vida en algo tan miserable? Ni siquiera puedo darme la libertad de romper todas mis cosas en un arrebato pasional ansioso de cambios, no tenemos dinero como para darme el lujo de comprar cosas nuevas. Iban a venir a casa, iba a verme en la obligación de prestar todo. Yo no tenía nada, ¡Nada! Mi vida, una basura. Mi cuarto, cuarto de Jinki. Ni siquiera podía jactarme de muchos talentos dignos de admirar, leía, escribía, pero no podía hacer nada más. Era torpe..

Cuando pude lograr calmarme, bajé a almorzar. Jinki estaba sentado en el computador común hablando con sus amigos, reía. Lo odie o no, tiene más vida que yo. Si no fuera por ese foro de Harry Potter y Jong In la ordenadora no contribuiría a mi vida social.

Comí un poco de lo que había guardado para mí en un plato (Y que Jinki se encargó de probar a destajo), pero terminé dandoselo a los gatitos de la vecina del lado que me lo agradecieron y dejaron que les acariciara el lomo. Los únicos seres en la tierra que me dejaban mostrarles afecto sin que a los 5 minutos comentaran que era un completo imbécil hormonal.

- ¡Ya estás con esos gatos! Abúrrete con otra cosa hijo.-dijo mamá asomándose por la ventana de la cocina que daba al patio trasero.

No lo dudé ni un segundo más y salí. Con el corazón en la mano, latiendo a mil por hora. Sentía que estaba haciendo algo malo. Nunca salía de la casa por salir, siempre pedía permiso, siempre era por el colegio o por situaciones puntuales “La calle es peligrosa Taeminnie”. De niño, jamás fui de los que salían a la calle a jugar en el barrio con los de su edad. Yo jugaba solo, yo sigo solo. “Te amo Taemin. Eres lo más hermoso que ha llegado a mi vida.”

Paré de caminar en seco y me llevé las manos a la frente. Mi madre de nuevo. Siempre salía en la palestra de mis pensamientos. Mis decisiones eran marcadas por ella y mis hormonas.

Nadie, la calle estaba sola. Corría brisa y estaba comenzando al atardecer. Quizás mamá tenía razón y la calle no era para gente como yo. Me comencé a asustar, pero por retar al destino me senté en el columpio que estaba más allá. Juegos de niños que se encontraban vacíos. Solo, fingiendo muchas cosas, como siempre. Hazte hombre Taemin. Sentado en ese juego de infantes, sin jugar. Antes habría matado por estar ahí, con el parque para mí solo. Antes todo lo que decía era considerado una ternura e inocencia más en el mundo, ahora lo que digo siempre me termina hundiendo. Una equivocación para el mundo, eso era Lee Taemin.

¿Necesitaré calmarme en algún momento? ¿Necesitaré alguna clase de medicina para que todo deje de girar en conspiración mía? Nadie entiende un poco, nadie me conoce.

- Demasiado bonito para estar tan solo.-dijo una voz masculina que busqué, pero no ví por ningún lado. Me asusté. Un depravado ¿Por qué se tiene que cumplir todo lo que mamá dice? ¿Por qué a Jinki siempre le funciona salir con la suya e ignorar al mundo?

De pronto alguien cayó del árbol, logrando que soltara un grito aterrado. El chico que estaba en el piso se incorporó y me sonrió.

No podía ser, era...era el chico de la casa del frente.

Notas finales:

Espero les haya gustado huhuhuh


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