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Quédate a mi lado... por Ina Arishima

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Notas del fanfic:

Etto... Hola *saluda con una mano* este es mi primer fanfic, soy nueva en esto así que tenganme compasión TT.TT

Bueno, como saben Kuroshirsuji no me pertenece ni tampoco sus personajes, todo es obra de la gran Yana Toboso :3

 

Notas del capitulo:

Ina: ¡Hola! bueno aquí les traigo el primer capitulo de mi fanfic, no es muy largo, pero los que le siguen lo serán un poco más... tampoco creo que sea el más interesante pero.

Ciel: No es nada interesante, pero sigo con la esperanza de que Ina mejore con el tiempo...

Ina: ¡Que malo eres!

Sebastian: Bien ladies y lords, esperamos que disfruten del capitulo...

Era un día muy agitado en la mansión Phantomhive. Todos los sirvientes se encontraban decorando la mansión para el gran acontecimiento que tendría lugar esa misma noche: La boda del conde Ciel Phantomhive y lady Elizabeth Middleford.

El joven conde se encontraba en el jardín en compañía de su mayordomo. Se encontraba distraído y distante desde hace varios días, no parecía ser consciente de lo que ocurría a su alrededor, aunque todos creían que era por lo cercano de su boda con lady Elizabeth.

-Sebastian… - llamo el pequeño oji-azul a su mayordomo con un tono de voz algo decaído- ¿Podrías dejarme solo un momento antes de que llegue Lizzy?

-Pero debo terminar de arreglarlo antes que… ¿Se encuentra bien, bocchan?- El mayor analizaba con la mirada a su amo, notar tristeza en la voz del menor no era algo normal. Sebastian se acercó hasta tocar delicadamente la frente del joven conde con su mano, lo cual provoco un notorio sonrojo por parte de Ciel- ¿Acaso tiene fiebre bocchan?

-¡E-estoy bien! Solamente déjame solo… es una orden- Ciel intento lograr si habitual tono de frialdad mientras desviaba la mirada para evitar que su mayordomo notara el ligero tono carmín que aparecía en sus blancas mejillas.

-Yes, my lord… - El menor observo como Sebastian hacia una reverencia ante él y se alejaba.

En cuanto el mayor entro en la mansión un torrente de lágrimas comenzaron a rodar sin cuidado alguno por el fino rostro del joven de cabellos azulinos mientras entre sollozos se cubría la cara con ambas manos. ¿Por qué ahora? ¿Por qué él? ¿Por qué? Eran las preguntas sin respuesta que rondaban su mente mientras lloraba amargamente.

-Estúpido demonio…

****************************************************************************************************************

Dentro de la mansión se podía apreciar como un ágil demonio/mayordomo cumplía con sus actividades, iba de un lado a otro decorando todo a su paso a la vez que arreglaba los destrozos que hacía el resto de la servidumbre de la mansión.

Por alguna razón Sebastian no podía dejar de pensar en el oji-azul, aquella mirada de tristeza que le dedico momentos atrás en el jardín lo había dejado preocupado. Su joven amo no mostraba nunca sus emociones, por lo cual esa escena lo dejo un poco desconcertado. El mayordomo pensaba en el pequeño conde cuando escucho a lo lejos el carruaje de lady Elizabeth acercarse, se arregló lo mejor que pudo y fue a abrir la puerta.

-¡Shieruuu!- grito la joven rubia al entrar, se encontraba en exceso eufórica. Como siempre estaba siendo seguida por su fiel sirvienta, Paula.

-Bienvenida, lady Elizabeth. Bocchan está descansando en el jardín.

-Gracias Sebastian, supongo que debo dejarlo descansar… - La joven esbozo una gran sonrisa y tomo a Paula del brazo- ¡Nos veremos en la boda!

Sebastian sonrío con falsa amabilidad y camino el trayecto a donde estaba su amo, era hora de arreglarlo para la boda…

***Repetición del capitulo***

Era un día muy agitado en la mansión Phantomhive. Todos los sirvientes se encontraban decorando la mansión para el gran acontecimiento que tendría lugar esa misma noche: La boda del conde Ciel Phantomhive y lady Elizabeth Middleford.

El joven conde se encontraba en el jardín en compañía de su mayordomo. Se encontraba distraído y distante desde hace varios días, no parecía ser consciente de lo que ocurría a su alrededor, aunque todos creían que era por lo cercano de su boda con lady Elizabeth.

-Sebastian… - llamo el pequeño oji-azul a su mayordomo con un tono de voz algo decaído- ¿Podrías dejarme solo un momento antes de que llegue Lizzy?

-Pero debo terminar de arreglarlo antes que… ¿Se encuentra bien, bocchan?- El mayor analizaba con la mirada a su amo, notar tristeza en la voz del menor no era algo normal. Sebastian se acercó hasta tocar delicadamente la frente del joven conde con su mano, lo cual provoco un notorio sonrojo por parte de Ciel- ¿Acaso tiene fiebre bocchan?

-¡E-estoy bien! Solamente déjame solo… es una orden- Ciel intento lograr si habitual tono de frialdad mientras desviaba la mirada para evitar que su mayordomo notara el ligero tono carmín que aparecía en sus blancas mejillas.

-Yes, my lord… - El menor observo como Sebastian hacia una reverencia ante él y se alejaba.

En cuanto el mayor entro en la mansión un torrente de lágrimas comenzaron a rodar sin cuidado alguno por el fino rostro del joven de cabellos azulinos mientras entre sollozos se cubría la cara con ambas manos. ¿Por qué ahora? ¿Por qué él? ¿Por qué? Eran las preguntas sin respuesta que rondaban su mente mientras lloraba amargamente.

-Estúpido demonio…

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Dentro de la mansión se podía apreciar como un ágil demonio/mayordomo cumplía con sus actividades, iba de un lado a otro decorando todo a su paso a la vez que arreglaba los destrozos que hacía el resto de la servidumbre de la mansión.

Por alguna razón Sebastian no podía dejar de pensar en el oji-azul, aquella mirada de tristeza que le dedico momentos atrás en el jardín lo había dejado preocupado. Su joven amo no mostraba nunca sus emociones, por lo cual esa escena lo dejo un poco desconcertado. El mayordomo pensaba en el pequeño conde cuando escucho a lo lejos el carruaje de lady Elizabeth acercarse, se arregló lo mejor que pudo y fue a abrir la puerta.

-¡Shieruuu!- grito la joven rubia al entrar, se encontraba en exceso eufórica. Como siempre estaba siendo seguida por su fiel sirvienta, Paula.

-Bienvenida, lady Elizabeth. Bocchan está descansando en el jardín.

-Gracias Sebastian, supongo que debo dejarlo descansar… - La joven esbozo una gran sonrisa y tomo a Paula del brazo- ¡Nos veremos en la boda!

Sebastian sonrío con falsa amabilidad y camino el trayecto a donde estaba su amo, era hora de arreglarlo para la boda…

Notas finales:

Ciel: ¿¡por qué soy yo quien se comporta como nenita enamorada!?

Sebastian: Pero bocchan se ve muy tierno así... *sonríe*

Ciel: *sonrojado* me vengaré por esto maldito demonio...

Ina: etto... se que estuvo muy cortito el capitulo, pero intentaré subir hoy mismo el siguiente capitulo, ¡hasta la proxima!


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