Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Bailamos? por Hanabi Angel

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Katekyo Hitman Reborn no me pertenece...

 

 

Notas del capitulo:

Una leve historia que me nació de tanto escuchar  The Most Beautiful Waltz Music en youtube xD, pero que realmente me hizo escribirla cuando escuche “por una cabeza” de Gardel, pero el tango era demasiado difícil de escribir para mi x_x aun así en mi imaginación esta intenso *Q*

…a mi me gusta Yann Tiersen - La Valse d'Amelie Waltz, aunque eso a nadie le importa jajaja; pero cada quien es libre de leer escuchando lo que quiera o no escuchando nada… ¡un abrazo!

Gracias Nata por darme los ánimos de subir la historia, eres un amor…

¿Bailamos?

Yamamoto parpadeó confundido por unos momentos, mientras observaba a un irritado peliplata que a toda costa le intentaba mostrar la posición correcta en la que debían estar sus piernas. Sonrió por inercia, ganándose una ligera patada que movió su pie del lugar, dejándolo donde se supone debía estar.

Se rascó la mejilla en tanto la voz de Gokudera resonaba por la vacía sala de entrenamientos, seguía sin entender muy bien porque hacían todo esto y veía divertido el ceño fruncido del que tenia en frente, quien se movía  graciosamente y repetía una y otra vez en voz alta los movimientos que debía realizar y el ritmo de los pasos. Sus ojos brillaron por un segundo, antes de ganarse un golpe en la cabeza debido a que su mirada no se encontraba fija en los movimientos de pies del contrario si no en sus verdes ojos.

Se llevó una mano a la cabeza pidiendo disculpas e intentando repetir torpemente los mismos movimientos ¿Para qué era todo eso? Ya lo había olvidado, pensó al escuchar el chasquido enfadado de la tormenta.

-Gokudera, no es necesario…Yo…-Comenzó a decir, pero hizo silencio  al ver al más bajo acercarse unos cuantos pasos hacia él, colocando su mano sobre el hombro izquierdo del espadachín con una mueca impresa en su rostro ligeramente sonrojado.

Sin pensarlo siquiera, el brazo del moreno rodeó el torso ajeno posando su mano sobre la espalda contraria. Solo instinto supuso, porque no tenia idea de lo que estaban haciendo; pero lo agradeció de  mil maneras al notar como las mejillas del italiano se coloreaban aun más y una sutil sonrisa se dibujaba en sus labios; y casi como si su cuerpo actuara por si solo, su brazo derecho se alzó  pidiendo una mano que no tardo en corresponderle. El pelinegro la estrechó dulcemente, ganándose un “muérete, idiota” de por medio.

 Dejó escapar una suave carcajada antes de respirar profundo y fijar su vista en los ojos que no dejaban de fulminarle seriamente. Postura erguida y hombros rectos. Ni siquiera recordaba que era lo que iban a bailar, pero ya no importaba.

-No podemos permitirnos que uno de los guardianes del décimo no pueda acompañarlo a una fiesta de cualquier tipo porque no sabe un jodido baile de salón…-Escupió la mano derecha con molestia en un bufido hastiado.

Yamamoto abrió los ojos levemente. Así que se debía a eso…Últimamente no había logrado asistir con Tsuna a ninguna de sus salidas a “reuniones” debido a que las mujeres del lugar siempre le imploraban que aceptara una pieza de baile; y su constante rechazo comenzaba a ser tomado  de una forma que no les convenía. No le importaba aprender algo  que no entendía en absoluto, pero…ahora…todo tenia un brillo diferente…

Y comenzaron a moverse.

Sus ojos fijos el uno en el otro. Definitivamente el japonés creyó que algún milagro estaba ocurriendo ya que en ningún momento sus pies pisaron los contrarios ni se tropezaron entre ellos;  y sus piernas se movían ágilmente siendo llevadas por el contrario, aunque imaginaba que debía ser al revés, pensaba divertido.

Sonrió abiertamente ¿Quién necesitaba música cuando la voz entonada de Gokudera marcando el ritmo era perfecta?

-Un, dos, tres…Un, dos, tres…

Solo unos pasos más y…Exacto…Ahora era él el que le guiaba sobre la pista de baile improvisada, logrando un giro que no recordaba en que momento el albino le enseñó. No le importaba si lo estaba haciendo bien o mal, su cuerpo se movía solo; y la expresión en el rostro del que tenía en frente le hacía querer no detenerse nunca. Le hizo dar una suave vuelta sobre sus pies en tanto seguían desplazándose y nuevamente su mano se poso en aquella espalda. Podía sentir la calidez de su cuerpo traspasar aquella fina camisa italiana.

Estaban tan cerca y a la vez tan lejos. Cerca como para que la colonia ajena le inundara los sentidos de forma embriagadora, haciéndole reír; pero algo lejos como para que sus alientos se confundieran  y el lograra fundir sus labios en los otros, aunque solo faltaba un poco de fuerza para atraer el cuerpo del bombardero hacia el suyo y cortar la distancia, pero no…deseaba seguir girando, estrechando la mano con mas decisión al sentir que la que estaba posada sobre su hombro desprendía un calor que comenzaba a abrirse paso por el resto de su ser ¿Por qué no había hecho esto antes? Sus ojos destellaron. Claro que lo sabia, si no era con Hayato no tenia sentido alguno…

Una vuelta levantándolo con gracia del suelo y continuaron moviéndose. El ojiverde hacia mucho que había dejado de marcar los pasos con su voz y Yamamoto podía ver en sus esmeraldas, que hace mucho había perdido la cuenta de que era lo que hacían

¿Por qué nadie le había dicho que bailar era tan divertido? ¡Podía hacerlo por la eternidad! Soltó unas cuantas carcajadas, él pensaba eso, pero…su baile llegaba a su fin, lo vio cuando los ojos de su pareja pestañearon confundidos y su ceño fruncido regresó.

Gokudera le soltó de forma violenta, pero en su baile eso  era incluso hasta especial. Los aplausos que se escucharon les hicieron mirar a su alrededor. Yamamoto respondió a ellos sonriendo de buena gana, mientras se pasaba una mano por el cabello y saludaba a los maravillados “espectadores”; Gokudera por su parte le fulminó con la mirada antes de rebuscar con urgencia por un cigarrillo en su bolsillo y después de disculparse con el pelicastaño (que aun mantenía un gesto en Yamamoto entre asombrado y confundido), salió del “salón” tan rápido como pudo; mientras balbuceaba un sinfín de maldiciones.

-¡¿Qué fue eso, Yamamoto?!- El grito de un impresionado Ryohei le hizo notar lo cansado que ahora parecía encontrarse-¿Le enseñabas a Gokudera a bailar?

Y su risa no pudo resonar con más ánimos porque el agotamiento se lo impedía, además de que una explosión se escuchó a lo lejos.

 ¿Enseñar? ¿Él? ¿Cuándo Hayato era el perfecto maestro?

Corrió hacia el exterior de la sala, ya se disculparía con sus piernas más tarde, por ahora…debía alcanzar y  preguntar a un orgulloso, terco y furioso guardián peliplateado algo como:

-¿Otro baile?

 

Fin


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).