Era una cálida tarde de verano y un joven de ojos verdes salía tranquilamente de la preparatoria. Gracias a que había conseguido que nada más ni nada menos que el gran Usami Akihiko fuera su tutor, había mejorado mucho en sus estudios. Por eso cuando en la última hora dijeron que solo saldrían los alumnos que lograran terminar una lista de ejercicios, no era raro que hubiera sido uno de los pocos en terminar antes.
Ahora se encontraba completamente solo vagando por las calles intentando no ser asesinado por la gran ola de calor que últimamente azotaba la ciudad
- ¡Qué calor! ¡¡¿es que el sol también me odia?!! Por favor sol, escóndete ¿Sí?
- ¿Acaso eres tonto? El clima no tiene porqué cambiar solo porque tú lo dices…
El menor dio un brinco al sentir una mano posarse sobre su hombro.
- ¡Wuaaa!... ¡Usami-sensei! N-no me asuste así por favor
- ¿Qué haces aquí? ¿no deberías estar en clases?
- Bueno si, pero como terminé rápido mi sensei me dejó salir antes
- Misaki ¿que no te han enseñado que mentir es malo?
- ¡No estoy mintiendo!
- …
- ¡De verdad no miento!
- Si claro como digas- dijo burlonamente el peli-plata
- Terminé antes porque los ejercicios que nos dejaron eran iguales a los que me enseñó ayer sensei-Dijo el castaño al tiempo que un suave sonrojo cubría sus mejillas
- ¿Oh? ¿Entonces me debes tu libertad?
- Bueno… en cierta forma si…
- ¿Escuché un gracias?
- G-gracias…
- Di que soy lo máximo, que me admiras y estaremos a mano
- ¡No!
- ¿Por qué no? Si eso es lo que piensas de mi
- ¡Claro que no!
- Jajaja
Viendo que si seguía hablando con su tutor, solo se pondría más nervioso y terminaría por matarlo, quiso irse antes de cometer una locura.
- ¡Nos vemos sensei!
El estudiante se dispuso a marcharse de aquel lugar, mas una mano lo detuvo
- No te enojes, ven te invito a comer algo
- No se moleste sensei…
- No es ninguna molestia
- E-en serio...N-no es necesario
- Vamos quiero hacerlo, así que deja de hacerte rogar y acompáñame
- E-está bien
Ambos caminaron hacia la estación mientras conversaban tranquilamente hasta que el menor, al divisar un puesto de helados, salió corriendo a comprar uno
- Buenas tardes, deme un helado de vainilla por favor
Y mientras el hombre servía el helado en un barquillo de chocolate el escritor se le acercó
- ¿Helado? ¿Es en cerio?
- ¡Sí! Estos son los mejores helados de la ciudad-dijo al tiempo que recibía su helado
- Mmm...si tu lo dices
- ¿Usted desea uno señor?-le preguntó el vendedor
- No gracias
- Entonces son 150€***
El menor se dispuso a sacar su cartera para pagar, mas el escritor se le adelanto
- Aquí tiene, conserve el cambio
- ¡Sensei! ¡No tenía que hacerlo!
- Dije que te invitaría a comer ¿no?
- …G-gracias
El mayor solo sonrió
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- Decidieron sentarse en un parque mientras el menor terminaba su helado y poder platicar un rato.
- ¿De verdad te dejaron salir antes o te escapaste?
- ¿No me cree?
- No
- ¡Qué malo! ¡Incluso yo puedo terminar un ejercicio antes!
- Jajaja… no te enojes
No respondió solo se limitó a seguir comiendo su helado; el cual, por el calor que hacía en ese momento, comenzaba a derretirse en toda su mano. El menor comenzó a darle lamidas en todas direcciones, para evitar mancharse el uniforme.
Y justamente eso hacía, hasta que reparó en la forma en la que el escritor lo observaba. Por lo que, siguiendo con la inocencia que generalmente lo caracterizaba, dio una última lamida al helado y acercándolo un poco a la cara del mayor le preguntó:
- Sensei, ¿quiere un poco?
El mayor lo miró a los ojos como si acabara de despertar de un trance, ocasionando un leve sonrojo en el menor
- Perdón p-por supuesto que no verdad…
Y cuando estaba retirando su mano, sintió como esta era sujetada suave pero firmemente
- Si me gustaría
Dicho esto el mayor se inclinó y comenzó a lamer el helado, cerrando al instante sus ojos; disfrutándolo como si nunca hubiera comido uno antes. Después de unos segundos volvió a abrirlos solo que esta vez mirando directamente al oji-verde.
El corazón del castaño comenzó a latir rápidamente. Sentía sus mejillas arder no solo por el hecho de que en todo ese tiempo el mayor no había soltado su mano y lo miraba a los ojos tan profundamente; sino también por cómo la lengua del peli-plata se movía sobre la vainilla. Su cuerpo se estaba calentando y si el mayor seguía así se derretiría igual que el helado.
El tiempo parecía correr lentamente bajo la penentrante mirada amatista que el mayor le dirigía sin dejar de probar la golosina, ocasionando un notorio sonrojo en el menor.
- Se-sensei...
Quizás eran los nervios o su voz siempre había sonado algo indefensa; pero será como fuere la forma en que lo llamó, ocasionó que el escritor se levantara de su posición; dejando sus labios a escasos centímetros. Cerró los ojos al sentir el ahora frío aliento de su tutor, sabía lo que venía; o al menos eso creía hasta que…
- ¡Misaki! ¡Usagi!
La voz de su hermano lo hizo volver a la realidad. De un solo brinco se alejó del mayor, dejando caer el tortuoso objeto en el proceso.
- ¡Nii-chan! ¿Q-qué haces aquí?
- Lo mismo te pregunto, ¿no deberías estar en clases?
- Es que terminé mi tarea y me dejaron salir antes, luego me encontré con usagi y...
- ...Y arrojaste tu helado- completó el escritor acercándose a los hermanos.
A penas vio a su lado a su tutor, se sonrojó. El solo recordar lo que hasta hacía algunos minutos estaba haciendo era suficiente como para no atreverse a verlo a la cara.
- Así que dejaste caer tu helado…
- Bueno...yo...sensei…nosotros…
- Jaja no importa ¿Qué te parece si vamos por otro?
- Si por favor
- ¿Tú también quieres uno usagi?
- Si, el helado estaba delicioso
No quiso escuchar más, salió corriendo dejando a un muy confundido Takahiro y a un sonriente conejo. Algo le decía que no volvería a comer helado; al menos no en mucho tiempo...