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One Shot- One KEY por xxDeiChAnXDD

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Notas del fanfic:

En esta entrega, ire subiendo Relatos idependientes "One Shot"  romanticos, inesperados, lujuriosos y sensuales en donde veremos a nuestro protagonista Key en cada uno de las diferentes historias. 

Soy Jongkey Shipper. Por lo que la mayoria seran de preferencia JongKey, Pero he  intentado ampliar mis historias hacia otras parejas que incluyan a Key.  Espero les guste cada una de ellas, y me dejen muchas galletitas y amor *3* <3

 

 

Notas del capitulo:

ONESHOT   utilizado para el Concurso  de la JKPromise del grupo JongKey Shipper 

 

La mayor parte de la historia será narrada desde el punto de vista de Jonghyun. 

Disculpen por dejar de lado mis otros FFs, pero  no los he abandonado. esten pendientes porque haré proximas actualizaciones

gracias por el apoyo. Y a leer!!

 

*^*)/ come on  

#1

¡DEJA DE MIRARME!

 

 

Él era un niño como tantos. Un niño demasiado gay y fresa para la sociedad, todos los días desde que éramos pequeños él prefería ver a los niños jugar futbol desde su balcón; jamás se integro a ningún juego, y bueno tampoco fue como si nosotros lo hubiésemos permitido.  

 

Él era tan niña y su actitud  me enfermaba. Nadie lo llamaba a jugar y él estaba ahí. A todos los niños nos daba asco que nos contagie su enfermedad. Por ende, nunca le dimos una oportunidad de establecer comunicación con nosotros.  Su actitud desesperaba, o tal vez solo a mi me desesperaba;  pues sus ojos puestos en mi espalda eran toda una paranoia. Por más que le hacía malos gestos, todos lo que un niño pequeño hace cuando no le agrada alguien, él no los comprendía o se hacia el muy tonto  y seguía ahí, mirándome con esas pepas avellanas cual gato, orbes que se afilaban en cada cosa que mirase, como si analizase cada silueta con su pupila.

 

Tenia apenas diez años y me había ganado un admirador secreto y marica. Ni tan “secreto” pues todo el barrio  desde que tengo uso de razón  me molesta con él. Yo  lo detestaba por eso, porque yo no era homosexual. Y ese crio en especial me daba tanta repulsión que no podía ni mirarle a la cara. Pero él al parecer, nunca entendió mis indirectas; él era dos años menor y vestía  siempre de rosado... Él miraba desde su ventana , me miraba desde su jaula  de cristal y no se escondía aun cuando era descubierto. Me observaba hasta el punto de acosar cada partícula de espacio vital a mi alrededor, así de intenso era su mirar, así de enfermo era él.

 

 

-¡Hey, Jonghyun!… ¡Mira quien esta allí!- me gritó Onew. Mi mejor amigo desde que comprendí que existían los mejores amigos. Pero más que amigos parecíamos hermanos, siempre jugando juntos, revolcándonos en el lodo mientras nos creíamos  guerrilleros, escabulléndonos de casa hasta altas horas de la noche y así sacando algunas canas verdes a nuestras señoras madres por nuestro mal comportamiento, y algunas patadas al hígado a nuestros  queridos padres.

 

Jinki  es el hermano  que nunca tuve, esa clase de amigos que no sólo puedes joder con ellos, sino que sabes que siempre estarán ahí. Sea cual sea la situación, incluso para molestarte. Justo como ahora…

 

-No empieces Jinki-. Usaba su verdadero nombre sólo cuando me cabreaba por alguna mala broma.  Yo tenia diez años y Jinki once, sin embargo, la mayoría del tiempo parecía yo el mayor de lo dos.

 

-¡¿Qué?! ¿Qué tiene de malo que tu novia te vea desde su ventana?- señaló con su dedo hacia la dirección de mi supuesta “novia”. Yo, obviamente, negué la mirada hacia esa dirección.

 

-¡Deja de decir estupideces, sabes cuánto me cabrea que digas esas pendejadas!- me fui enojado a  casa, sintiendo dos miradas sobre mi espalda, una que me  había seguido desde hace tanto tiempo y la otra era de Onew, quien se mataba de risa detrás de mi y eso sólo hacia mas ferviente mi cólera.

 

Le odiaba, realmente le odiaba, a él y a sus estúpidos comentarios “chistosos”. Por su culpa, todo el grupo había empezado a molestarme con mi supuesta novia “marica”.

 

Pensé que al pasar los años, las cosas cambiarían, que esa florecita del bosque maduraría y cambiaría sus preferencias o por el contrario, que deje de ser yo su fuente de observación o aún mejor, que se  mude de casa.

 

 

Nada de eso pasó.

 

*_*_*_*_*_*_*_*_*

 

 

-Jonghyun, esto es serio, vamos a cumplir quince años y ese chico aún sigue mirándote ¿por qué no le saludas o algo?-

 

-¡Perdón! ¡Tú cumplirás quince, yo recién cumpliré catorce! ¡No generalices anciano! Y ya te dije que no soy maricón; no pienso hablarle… es tan homosexual, que no puedo ni acercármele sin que  me de asco.-

 

Oye, no seas tan cruel! Bueno, no es tan masculino que digamos, pero piensa, quizás lo estemos juzgando mal, y simplemente quiera unírsenos; se lo ve solo y su mamá, bueno nunca hemos conocido a su mamá… ¿Tendrá una?.–

 

 

 

"No importa cuán colorido estés, si te sientes invisible, nadie podrá notarte". Le dijeron. Pero aún cuando lo intentaba, e intentaba, mil veces fracasaba; al final, nadie lograba comprender a sus demonios... Tal vez, solo su fachada seducía a las miradas, pero nadie tenía la voluntad de quemarse entre sus llamas. Quizás, ese nadie sólo era la quimera de quien resguarda su pasado entre paginas, de quien encuentra una foto antigua entre polillas, de quien lo fue todo, y ahora es nada…”

 

 

 

Jinki ese día, desafío a todo. Incluso a mi mal humor, y todas la quejas que un niño de mi edad puede tener –muchas- .

 

Diciendo un “vamos”, cruzó la calle que separa mi casa con la de mi “vecino rarito”, cuando éste lo vio, ni siquiera se escondió por haber sido pillado, todo lo contario, desplegó por completo la cortina donde se encontraba y mostró su pálido rostro por entre el vidrio de su ventana. Su expresión era  indescifrable, no sonreía, ni se asustaba; sólo estaba ahí mirando como Jinki se acercaba y se posaba al pie de su cuarto.

 

 

-¡Hola!- saludó mi amigo, yo sólo estaba parado a su lado.

 

-Hola- respondió el.

 

-¿Cómo te llamas?-

 

-Kibum…- no preguntó nuestros nombres, sólo se quedó cohibido.

 

-Yo soy Lee Jinki, y este intento de ser humano a mi lado, es Kim Jonghyun, somos mejores amigos… ¿te gustaría venir a jugar fútbol con nosotros?, nos hace falta un jugador.-

 

-Y-yo… yo no se jugar eso- lo sabía, era un marica.

 

-Te lo dije- susurré en la oreja de Onew, pero este sonrió… Al parecer  tenía cierta curiosidad sobre  nuestro vecino.

 

-¡Oh entiendo! Y… ¿qué deporte te gusta?- Jinki estaba haciéndole conversación a ese mocoso, y yo, sólo quería largarme de ahí.

 

-Danza…- dijo la respuesta mas homosexual de todas… miré a Jinki, y él me regresó la mirada, moví los labios repitiéndole : “te lo dije–eh… también se me da bien el volley…- dijo como tratando de arreglar las cosas.-

 

-No hay canchas de volley por aquí… pero si algún día nos reunimos a jugar en la calle, te avisaremos… ahora nos vamos a buscar a otro jugador, cuídate Kibum- se despidió Jinki, y como era de esperarse, el día que le prometió  Onew a Kibum, nunca llegó.

 

 

*-*-*-*-*-*-*

 

Me había preguntado muchas veces, ¿por qué yo?, ¿por qué tenia que ser su blanco cuando apunta con su mirada? ¿era complicado entender mi desagrado hacia su persona? y como si la suerte fuera bien jodida, ahora él estudiaba en el mismo colegio que yo.

 

Yo iba a tercer curso junto a Onew, mientras que mi vecino arcoíris, iba a primer año; aún éramos muy jóvenes como para llamarnos adultos  y muy grandes como para ser considerado como  niños.

 

Nunca le miré, para mi él no existía, era un barco perdido en la niebla de ese mar de estudiantes, nunca le saludé, ni dirigí la palabra, ni siquiera aquella vez cuando a golpes vi una injusticia reflejada en los corredores de la escuela. Golpes tras golpes observé, todos dirigidos hacia su costado y otros hacia su estomago. El odio que  sentía me impedía moverme, le detestaba y mi conciencia decía que todo lo que le pasaba lo tenia merecido por marica. A mi y a Onew nos desagradaba el niño fresa, o eso creía.

 

Cuando lo vi por primera vez en mi colegio, él andaba solo como siempre. Con una lonchera adornando su brazo, una de Toy Story, muy infantil para sus 12 años, él se había quedado en la etapa de jardín de infantes, ahí pertenecía, no aquí, no en mi escuela.  A esa méndiga lonchera verde la sostenía peor que a una joya valiosa, luciendo ajeno a todo, el gato arisco esquivaba miradas y se sentaba  en la gradas a devorar su almuerzo completamente solo, ahí entre las sombras del tejado intentando  pasar desapercibido aún con esa abundancia de colores que gritaba  a pulmón abierto “maricón”. Por ende, fue presa fácil de los bravucones del colegio; un blanco perfecto para la escoria estudiantil, ellos que creen tener el control bajo sus manos…  aplastando nerds, homosexuales, y marginados  que nunca faltan en cada instituto. Él siempre fiel bullying ante los que tienen el letrero de “freak” tatuado en la frente, siempre presente.

 

Yo siempre esquivaba los problemas, pero a veces la maldita suerte se venía en mi contra y me daba más de un dolor de cabeza. Yo era simple, si algo no me competía o no me interesaba lo dejaba pasar, y así sobreviví los años en aquella escuela, y el resto de mi vida. Se me hacía estúpido resolver algo a lo que no estaba llamado, el alma caritativa no estuvo incluida en la mezcla que Dios usó para crearme. Simplemente creía fielmente en que cada quien busca su propia suerte.

 

Un golpe muy fuerte se escuchó mientras caminaba hacia los casilleros, aún estaba muy lejos como para ver qué imbécil se había golpeado sobre ellos, mi tarea era sencilla; abriría la puerta de mi casillero, dejaría adentro mis libros de ciencias y sacaría los de matemáticas ¿ven?, era algo sencillo , luego me iría  a mi clase. Pero no, no fue así… nada era sencillo cuando Kibum estaba cerca.

 

Cuando llegué a los casilleros, un pequeño cuerpo colgaba del cuello de su camisa siendo victima de la mano agresora de un muchacho siquiera tres o cuatro años mayor a él. Su cuerpo inmóvil de miedo, completamente aterrado y su labio ensangrentado, más esa mirada angustiada que me veía, mientras la escasez de aire le llegaba a sus pulmones adoloridos de tantos golpes.

 

Su agresor le ahorcaba, le oprimía la tráquea con destreza y coraje, mientras pedía a gritos  y más golpes el dinero de su almuerzo.

 

-N-No t-tengo di-dinero- decía entre jadeos y sangre pero éste sin compasión, azotaba el cuerpo del menor contra los casilleros sin soltar el agarre.

 

-¡NO MIENTAS MARICA! ¡dámelo o te mato aquí mismo!- yo era inmune a su ira, pues su rango de visión no llegaba hasta mi figura.

 

-N-no puedes ma-matarme, estamos en el colegio- pero la victima sí me había visto.

-No tienes a nadie afuera, no sería una pena que una mierda como tú desaparezca- al parecer no era el único que odiaba a los maricones como él… Lentamente me había convertido en un fantasma que presencia el desastre, y no tenia el ánimo de huir de ahí. Quería seguir apostándole al matón para que terminara de matar a aquel pobre ser que tanta repulsión me daba.

 

-No tengo dinero, traigo comida, no dinero-  como pudo levantó su bracito donde sostenía la lonchera tirada en el suelo cerca de mis pies.  Fue entonces cuando ambos captaron mi presencia

 

-¿Qué miras perro?, aléjate- ese muchacho de unos diecisiete años parecía, llevar una gran cantidad de polvo dentro de si, fue lo primero que pensé al chocar con sus orbes enrojecidas  y secas.

 

No contesté nada e hice lo que había venido a hacer, analizando la situación si contestaba algo, sería una forma problemática de terminar mi perfecto día.

 

El estruendo de un fuerte golpe sobre la quijada del niño marica. El quejido ahogado de éste.  Un lamento de dolor que brota, poco audible. La sangre recién vertida de su labio partido. Era la escena después de los golpes.

 

Había quedado su cara y mirada hacia mi dirección, con sus ojos entrecerrados hablándome. No sabia exactamente qué salía de ellos, si me pedían con súplica que me aleje, o por el contrario, veía en mi una ayuda, una salvación para ese frenesí de golpes que se anunciaban al paso. Otra vez, lo único que deseaba era decirle : ¡DEJA DE MIRARME!. Pero su mirada como espiga se clavaba más y más. Y dejé el lugar.

 

Los escasos segundos siguientes, mientras él era humillado y abofeteado unas cuantas veces, yo guardé mis cuadernos de Ciencias y cerré el casillero, no escuché ni una sola queja, pero si unos puños aplastando músculos ajenos por la fuerza, pensar en ser el héroe de la historia me daba dolor de cabeza, o es que era muy idiota y cabeza dura para  hacerme el chulo. La verdad tenía miedo de que esa mole me golpease, vaya a  la dirección  por “iniciar peleas escolares” y mi historial de buenas notas terminé. Así que me dediqué a hacer lo que vine a hacer.

 

Mis pies se movían en automático a la salida del pasillo. Caminé lejos de ahí,  se escuchó un estruendo mayor que los antes escuchados, el suelazo de un cuerpo al caer y unos pies yéndose de fuga. La tos ahogada me dio a entender que lo habían soltado, que aquel malandro, próximo delincuente de la sociedad, había cometido su objetivo y se había largado.

 

Oye, Jong!  ¿por qué demoras tanto? ya entramos a clases- Jinki vino hacia mi y su expresión me dio a entender que no había nada bonito atrás mío.

 

-Ese no es Ki…-

-

No. Y ya vamos, se hace tarde –caminé de prisa, pues la clases ya habían empezado.

 

-¿No vamos a ayudarle? Se ve mal- dijo Jinki caminando a mi lado

 

-¿Es tu amigo?- pregunté

 

-No- Lee contestó

 

-Entonces, ¿qué razón hay para meterse en problemas ajenos?. Limítate a vivir, y terminarás la escuela sin problemas. Mi padre siempre tiene razón.-

 

-Mmm… llamaré a la enfermera- a pesar de mi razonamiento copiado al de mi padre, no fue del todo aceptado por Onew, éste me siguió, pero  se desvió al dispensario médico  y luego entró a clases. Con el pasar de las horas nos olvidamos de esas tonterías, por suerte el profesor no nos sancionó por llegar tarde.

 

El resto de aquel día, Kibum no se asomó, yo lo daba por muerto. Sin embargo, mi casi hipótesis fue eliminada al verlo después de unos días pisando la escuela con esa sonrisa marica.

 

*-*-*-**-*-*-**-*-*-*

 

¿Era el día de “denle a Jonghyun el trabajo de  niñero” acaso?  Por motivos que aún desconozco, los profesores tenían acceso a los registros de cada estudiante y como si mi suerte fuese tan jodida, habían averiguado que Kibum, era mi vecino. De  hecho su casa estaba  al frente de la mía, y me habían encomendando la tarea de llevarle sus cuadernos, argumentando que al día siguiente  habría una evaluación y Kibum se había marchado sin llevarse su mochila y sus cuadernos. Los padres de Kibum eran extraños, nunca estaban en casa, nunca podían localizarlos, desde entonces supuse que me convertiría en el cartero de la profesora para Kibum, ese niño fresa que tanto odiaba y que vivía al frente de mi casa.

 

Quería quejarme, pues habían atentado contra la confidencialidad de mis datos personales. ¿Dónde quedaba la ley en esos momentos?

 

-¿Podrías llevarles estos cuadernos a Kibum y su maleta, por favor? Debe ponerse al día en sus deberes.-

 

-¿Kibum?- cuestioné, me había quedado de piedra, porque ella me pedía eso.

 

-Si, Kim Kibum. Es mi alumno y tengo entendido que vive cerca de tu casa, hoy tuvo que irse temprano porque se cayó jugando en el parque,  no le pude entregar su escrito corregido, ni sus demás cuadernos, y mañana tiene una evaluación, no tendrá de dónde estudiar así que… ¿podrías llevárselo, por favor?-

 

-No puedo- dije sin más, en realidad era el camuflaje del “no quiero” pero al final el resultado seria el mismo. Un “no querer” deja más opciones para un convencimiento.

 

El nombre de la maestra era Luna, de hecho no era una maestra en si, era una estudiante de Pedagogía que estaba haciendo prácticas en nuestro colegio y era la maestra de Kibum, era muy conocida por su simpatía y su belleza. ¡Ah! también era el amor platónico de Onew.

 

-No iré a casa- mentí – tengo practica de básquet, y después iré a casa de Onew a terminar un proyecto, lo siento.- me volteé sin esperar a que ella terminara de hablar. Pero solo bastó unos pasos para escuchar un colapso atrás mío,  después de un “hey Jonghyun”

 

-Lo siento, lo siento- repetía  sin cansancio una y otra vez. Era una voz familiar y muy nerviosa por cierto.  Me giré sobre el talón y vi al mas estúpido de mis amigos haciendo sus típicas “onew-condition”, estaban recogiendo los cuadernos que le habían hecho caer a la Srta. Luna.

 

-No te preocupes Jinki, es mi culpa, no te vi venir-

 

-No… no… no Srta. L-Luna, e-es m-mi culpa-. De un momento a otro, Jinki había pasado de ser estúpido, a ser un gago con retraso mental.

 

Sosteniendo un cuaderno sobre la mano leyó el nombre  en voz alta “Kibum”

 -¿Kibum?... ¿estos cuadernos son de Kibum?- preguntó Onew

 

-Si, es mi alumno, necesito entregárselos, pues hoy se ha ido muy temprano por un accidente y mañana tendrá una evaluación muy importante, no tendrá de donde estudiar el pobre- aquella voz sonó con gran pesar, me pregunté que tendría ese mocoso que provocaba lástima en todos quienes lo viesen.

 

-¿Accidente?- preguntó Onew

 

-Si, le comentaba a Jonghyun que al parecer se cayo mientras jugaba y se fue a su casa a reposar, pero olvidó su maleta con todos sus cuadernos.  Pero…-

 

-¡Maestra! Si gusta podemos ir a dejárselo, de hecho Kibum vive al frente de la casa de Jong, él es su vecino ¿verdad Jonghyun?, así le ahorraríamos el viaje a usted-.

 

Quería que me tragará la tierra en ese preciso momento. Las ganas de matar a mi hermano aumentaron a niveles infinitos. Había sido descubierto en plena mentira y, dado de baja como un vil cretino y embustero.

 

-¡Oh, ya veo…!- la señorita Luna me vio. yo solo rodé los ojos hacia el suelo, me sentía acorralado y expuesto. -¿Seguro pueden?-

 

-¡Claro que sí!- Jinki tomó los cuadernos– se los entregaremos personalmente ¿Verdad Jonghyun?- yo no asentí, me quede ido, en la nada.

 

Onew hizo una reverencia, se despidió y me arrastró con él a la salida.

 

-¡Suerte con sus tutorías chicos!-  agitaba la mano  Luna despidiéndonos.

 

-¿Tutorías? – repitió Onew- ¿de qué esta hablando?-  me preguntó, yo sólo aceleré el paso. Me quería ir de ahí.

 

-¡Hey, Jonghyun! ¡espérame!- persiguiéndome.

 

Y ahí estaba, parado en la entrada del jardín de la casa de mi acosador. Jinki por el contrario había avanzado hasta su puerta.

 

-¡Jonghyun, ven!, debemos entregar los cuadernos a Kibum-

-No jodas anciano-

-¡Que muevas tu culo aquí, te dije!-  era una pelea de gritos.

-Dirás “tú” debes entregarlos. Yo nunca me comprometí en esta tontería, así que apúrate y entrégalo rápido que “Diablo” nos espera.- Era un nuevo videojuego que llevábamos por la mitad.

-¡Aish! Aguanta… supongo que este es el timbre- presionó el pequeño botón  un par de veces  hasta que la puerta se abrió dejando ver una cabellera negra.

 

Su labio hinchadito mezcla de carmín y violeta, sólo daba a entender que el “accidente”  no fue tan “accidental” como  decía Luna.  Una  pomada fría cubría su ojito derecho y parte de su frente.  El pequeño monstruito quedó plasmado al ver al mejor amigo de Jonghyun tocando a su puerta,  y cuando pensó en el nombre de su aflicción “Jonghyun” sus ojos buscaron al portador de ese nombre, y lo encontraron atrás de Jinki, a unos dos o tres metros de distancia, pateando unas piedras para entretenerse y evitando el contacto con sus ojos. Eso entristeció a Kibum.

 

-¡Hey,! ¿Kibum, verdad?. ¡Hola! no sé si me recuerdas pero soy Lee Jinki, estudiante de  tercer año,  vamos al mismo colegio. Tu maestra la Srta. Luna, nos  pidió que te entreguemos tus cuadernos- Kibum los tomó entre sus manos, obligando  a que aquella pomada abandonase su ojo y refleje el tremendo hematoma sobre sus párpados.

 

-¿Qué demonios te paso ahí? – dijo Onew apuntando su ojito -¿volvieron a pegarte? ¿fueron ellos de nuevo?- preguntó histérico al ver que no respondía, solo atinó a adivinar -¿los bravucones, verdad?- ese día comprendí que mi mejor amigo, Onew no era como yo, él si tenia un lado samaritano.

 

Kibum bajó su vista, sostuvo sus cuadernos y musito un apenas audible “gracias”  y se volvió a esconder en su madriguera, cual animal barato y cobarde. Jinki se quedo ahí pensando con la mano alzada sobre la puerta de su casa, pensando si tocar o no tocar. Al final no lo hizo, pero desde ese día todo cambio. Desde ese día perdí una parte de mi mejor amigo; y con el tiempo, creo que lo perdí por completo

 

-¿Ahora si nos vamos a jugar?.-

 

 

-Si, claro…- dijo no muy convencido

 

 *_*_*_*_*_*_*_*

 

La escuela estaba a punto de terminar y en algunos recesos, Onew almorzaba con Kibum. Él le había dado el respaldo que tanto necesitaba, a pesar de parecer tonto. Onew era el segundo mejor de nuestro curso, y como ya éramos los de la ultima promoción, era el segundo mejor en toda la escuela, y eso, inspiraba mucho respeto.  Pero, ninguno como el primero, y ahí me encontraba yo, rodeado de tantas personas asquerosamente hipócritas que sólo se acercaban a mi mesa a platicar o conversar para  que les ayudase en alguna prueba o cosas sobre alguna asignatura. Odiaba tanto a ese tipo de personas, podía tolerar la mariconada de Kibum, una vez que Onew lo llevaba a todos lados, era inevitable no  tolerarle,  pero aquellas personas de sonrisa falsa eran tan opuestas a mí.

 

Con el tiempo, aprendí cosas de Kibum, gracias a Onew. Me confirmó que yo le gustaba a Kibum, cosa que era obvia y  que ya sabía.  Algunas veces Onew hablaba de cosas que no comprendía,  como el hecho de que yo conocía a Kibum desde mucho antes de lo que pensaba… cosas así de ridículas.

 

 

 

-¿Entonces te gusta Kibum?- pregunté a Onew

 

-¡Estás loco! No tendría oportunidad, el chico solo tiene ojos para ti.-

 

-Es una lástima… creo que harían bonita pareja.-

 

-Lo sé… tal vez, cuando te vayas, me aproveche de su soledad…- eso me dejó pensando y con una extraña sensación en el pecho.

 

-¡pues te deseo éxito!- Me reí. Era algo estúpido, la conversación era estúpida.

 

-Por cierto ¿cuándo esta programado tu viaje?-

 

-La próxima semana, será el martes.-

 

-¿Estas listo?-

 

-Después de todas las cosas que me han pasado, el querer tener un mejor futuro siempre es bueno.- En menos de dos años, había terminado el colegio, mis padres se habían divorciado. Mi padre se  había ido a Daegu y mi madre… bueno mi madre se comprometió con otro sujeto y ahora vivía en las afueras de Seúl, donde viven las personas con mucha élite.

 

La casa había quedado para mí, y gracias a mis Altas notas académicas pude  apelar para terminar la universidad en un país extranjero. Y allá me iba… a América, la tierra que todos quieren pisar. Tenía asegurada la universidad y posiblemente un trabajo.  Creo que hay cierto fetiche con los asiáticos allá. Al parecer toda gran empresa siempre quiere a un asiático a cargo de algo y, esa era mi suerte: Mis raíces y mi inteligencia.

 

-¿Y… qué harás con Jessica?- Jessica era mi novia. Desde que salí del colegio hasta que entre a la universidad. Con la que experimenté de todo. desde el alcohol, hasta las fiestas en bares nocturnos, el sexo y otras prácticas poco ortodoxas.

 

-Ya le comenté sobre el viaje…-

 

-¿Y?-

 

-Pues creo que no le gustó mucho que digamos- le enseñé la marca de su mano sobre mi mejilla.

 

-¡Auch! ¡¿y reaccionó así porque le dijiste que te ibas?!-

 

-No, reaccionó así porque le dije puta- me reí.  Ella era una rubia hermosa, de cabello largo, tan largo que parecían hechos de oro puro, su piel tan tersa y su cuerpo tan delgado y perfecto. Era  la mujer perfecta para mi, tenía todas las características físicas para ser mi tipo ideal. Lástima que le faltase materia gris en su cerebro… por ende,  era una auténtica Barbie, mi Barbie, hasta que me enteré que era de culo sociable. 

 

-¡YA ERA HORA!. Te lo dije… esa tipa es una arpía. Solo estaba contigo por tu inteligencia.-

 

-Y yo solo estaba con ella por su belleza- no me dolió cortarla, siempre a un chico por más chaparro que sea, mientras tenga dinero, inteligencia, y un buen trabajo tendrá mujeres de sobra.

 

 

-Bueno, supongo que  tiene sentido.-

 

-Tampoco es que sea horrible, estoy yendo al gimnasio, se me marcan los músculos, mira- y cuando me estaba alzando la camiza, llegaba Kibum y vio mis abdominales de seis meses de gimnasia constante. Creo que eso fue necesario para matarlo, se quedó de piedra y con sangre bajando por su nariz.

 

-¿Lo invitaste?- me bajé la polera y Jinki solo se rió.

 

-Es tu despedida Jonghyun, llamé a todos. No sólo a Kibum…- se levantó del asiento y fue a recibir a Kibum. Al cabo de unas horas la casa de Jinki estaba repleta de gente, música, trago. Personas que nunca había visto en mi vida. Lo último que recuerdo de aquel día, fue la bella sonrisa que tenia Kibum en el rostro. Supongo que fue producto de que Onew le comentara sobre mi rompimiento con Jessica.

 

No me despedí de él, el único que me acompaño al aeropuerto fue Jinki, y así lo agradecí. Aunque, al  caminar  a donde recogen los tickets del avión, tuve la sensación de que alguien mas me miraba, giré buscando a la posible causa y nada. Sólo estaba Onew agitando su mano, y posando una sonrisa. Sonreí por compromiso mientras sentía un vacío en mi interior

 

 

Me fui por casi tres años y medio.  Regresé  por un mejor título y  un cargo de trabajo  importante en Corea. El fetiche regional de querer tener ciudadanos especializados en países de América, también estaba presente en mi país.

 

 

 

Quién hubiese imaginado que después de tan largo viaje, y  de aquellos tres años y medio; él perdure en su posición de siempre. Ahí parado, en medio de un jardín de flores teñidas de carmín. Viviendo en esa casa tan sola como ayer, como siempre. Ha crecido un poco  y su cabello  es  tan rubio que ante el sol puede llegar a lucir albino. 

 

Sigue siendo tan torpe como siempre, lo descubrí cuando al abrir la manguera para regar sus flores, ésta a chorro saliente mojó toda su ropa y cabellera. Deje mis maletas en la vereda de mi casa, esa casa  a la que prometí regresar, y que me tomó  más de la cuenta hacerlo. Pagué el pasaje al taxista, éste ni bien sostuvo el dinero, se marchó de prisa. Tomé mis maletas y caminé hacia la puerta de mi antigua morada, sintiendo  unos ojos pegados  a mi espalda, una sensación de advertencia de que había sido descubierto se posó en mi. Quise no voltearme pero, algo dentro de mí me llamaba a que lo mire… me reí de mi mismo, no estaba de más reírse de las desgracia.

 

 

Ahí lo encontré, tan indulgente como de costumbre. Me observaba, se cavilaba, dudaba. Y lo peor que hizo fue sonreírme al encontrar real a ese fantasma  que se miraba en sus pupilas.  

 

Sonreía con ojos acuosos, era todo un melodrama que a mi no me venía ni al caso, dejó caer la manguera aún con la llave abierta y los miles de litros de agua fluctuando en ella; seguramente la planilla le saldría muy alta. Empezó a caminar, a medida que su andar comenzaba, mis ganas de huir aumentaban. Tanteé las llaves de mi casa sobre mis bolsillos y  las saqué; no sé en que momento pasó, tal vez en el preciso segundo que pensé en voltearme a abrir a puerta y estar seguro en casa, que estar frente a ese vecino gay mío; o en el instante en que di un respiro. El ya estaba ahí en la misma acera donde estaba yo, sin decir nada, solo observándome y mi mirada que no se hacia exquisita. También le miraba a esas lentillas doradas, que ahora cargaba sobre sus ojos gatunos. 

 

 

¿Qué se suponía que le diría?  Después de lo pésimo que lo trate antes de irme. ¿Debería saludarle? ¿Por qué aun continua mirándome así? ¿debería dejar de mirarle?  Y en entre ese conflicto mental, él habló primero.

 

 

-¡Jonghyun, Regresaste!-  sin esperar a un permiso el acortó la distancia de nuestro cuerpos, invadió mi espacio personal, y me abrazó. Fue la primera muestra de afecto después de regresar a Corea, y tenía que ser precisamente el de  ese niñato gay que ahora se mostraba mas  desatado, y sin vergüenza que antes.

 

-Hola- saludé alejándome de él.  Con cara de hastío, que cual más hubiese entendido de incomodidad y desagrado. Él lo ignoraba y más rabia me daba.

 

 

-Ha pasado tanto tiempo, me alegra que estés de vuelta. Casi no me lo creía cuando te vi. ¿Lo conseguiste en América? ¿Ya eres todo un profesional?-  Él se notaba muy entusiasmado con cada pregunta y yo sólo tenía miedo que algún ladrón fuera de si se paseé por aquella zona y me robé todas las pertenecías, porque si; ese mocoso me había impedido la entrada a mi casa.

 

-Si, he regresado, me han ofrecido trabajo y estoy de vuelta. Hablamos luego. Necesito entrar y desempacar.-

 

-¿Necesitas ayuda?- dijo tratando de cargar una de las maletas, aún era un debilucho, ni la más pequeña podía alzar sin que se le quiebren los brazos, estaba mas pálido que antes,  su piel lucia casi como la nieve, nieve que pronto caería por ser casi invierno.

 

Abrí la puerta de mi casa y cargué las dos maletas que había traído. Me despedí de él, rogando que no insista en que lo haga pasar, él al parecer captó la incomodidad que  su cercanía me causaba y se marchó, diciendo un simple “hasta luego”. Yo no planeaba verlo. Es más, deseaba en lo más mínimo verlo.

 

 

Los días pasados, descubrí que si salía temprano para el trabajo, no chocaba con su horario de salida por las mañanas. Él acostumbraba a irse a las ocho de la mañana, y yo a las siete. Lo descubrí un día en que, la maldita alarma me jugó una mala pasada y no sonó.

 

Había entrado a trabajar a uno de los bufetes de abogados más importantes de Corea, mientras estudié en USA, conocí a un abogado que dio buenas referencias mías, mi ideal sólo era estudiar allá, más no vivir eternamente. Así que, por lo que quedaba del año planeaba ahorrar para un coche y dejar de tomar el bus. Con mi salario, en el acumulo de cuatro meses ya tendría para la entrada del Hyundai que deseaba, uno negro de ruedas metálicas.

 

El fin de semana que había llegado, Onew terminó convenciéndome en ir a un lugar a celebrar mi regreso, había aceptado pues, él argumentaba que ya era hora de que conozca a la famosa Sun Young de quien me había hablado por los últimos dos años. Entramos a un bar-restaurante. Su compañera era  nada mas y nada menos que la estudiante de pedagogía, el muy cabron lo había logrado, se había  convertido en el novio de Luna. Ella era hermosa, no tenía nada más que decir, se veía que se la pasaban de maravilla. A diferencia de mi, que muchas veces pensé estar pintado en la pared. 

 

Tal vez debí llamar a Jessica para que me haga compañía aunque, ponía en duda que quiera después de irme  sin darle explicaciones y mas que nada por llamarle “puta”.

 

-Vamos a bailar- propuso Onew de repente, sacándome de mis pensamientos llenos de humo de tabaco consumado.

 

-¡Ah!- dije sorprendido mirando a ambos

 

-Hay una nueva disco cerca de aquí, queremos ir a probarla, por qué no llamas a una amiga y que se nos una.- Analicé mi directorio telefónico en la cabeza y no encontraba más que números de todos mis clientes, ninguno de alguna chica bonita  a la cual invitar.

 

-Creo que paso.-

 

-No, vamos Jonghyun,  si no tienes a alguien, Luna tiene unas amigas que podrían presentarte  ¿verdad amor?-

 

-Claro, de hecho ellas están allá esperándonos. ¿vamos?- Después de todo, ellos tenían el don de convencimiento, o yo era muy débil cuando de barra libre se trataba. Más aún si la entraba iba  gratis.

 

El lugar era grande, con un diseño raro, pero grande, en fin. Entramos y todo era humo, luces, música estridente, de esas que pueden reventar cerebros y tímpanos.

 

–¡Allá están!- dijo luna saludando a sus amigas, eran dos,  iban solas sin ningún chico que las acompañe. Se me hizo linda una de ellas, tenía un gran parecido con Jessica sólo que su cabello era negro y lacio.  La otra tenia el cabello corto y  rubio. La fisionomía de su cara se parecía a la mía y rápidamente  me tomó del rostro para vociferar un...

 

-¡Oh por Dios! ¡eres un dinosaurio como yo!.- dejó mi rostro en su sitio, eso fue meramente incómodo – Me llamo Amber, un gustazo y ella, es Krystal. Somos amiga de Luna- dijo ella auto presentándose cuando nos vio venir.

 

-Hola, soy Jonghyun amigo de Onew, un gusto- no sabría decir si mi presentación tuvo éxito. Con tremenda bulla se me hacía difícil escuchar algo. A lo largo de la noche me di cuenta que Amber no era como cualquier mujer, tenía el mismo defecto que mi vecino y, parecía haber nacido en el cuerpo equivocado, lo más impactante fue ver que aquella esbelta mujer  que la acompañaba y quien me había impacto era su pareja. Krystal, como se llamaba. Era su enamorada; y no tenían  pudor en demostrar su afecto frente al resto.

 

Conforme pasaron los segundos. Me di cuenta que me encontraba encerrado en una disco de ambiente.  Y ni Onew, ni Luna se encontraban a mi lado.  Habían preferido ir a bailar a la pista, y dejar a su amigo ahí, en medio de ese desenfreno de lenguas lésbicas  demostrando su amor  a diestra y siniestra.

  

Me paré dispuesto a irme,  y el camino para  la salida quedaba cerca de la barra, y de repente mi mirada quedó cautiva por el dulce elixir de los dioses, el maldito alcohol.

 

Pensé que tal vez podría sacar algo bueno de ahí, el alcohol gratis siempre sería bienvenido y pedí un whisky al cantinero y este me lo sirvió, a mi lado estaba una pareja hetero me sentí más en ambiente por lo menos , al acabarse el primer shot prometí que después del tercero me iba a mi casa… justo cuando  me aproximaba a beber el segundo, giré a la pista de baile, intentando en vano hallar con la mirada a mi desconsiderado amigo, el que me había abandonado en una discoteca alternativa, justo el peor lugar donde hubiese querido estar  y en vez de encontrarlo, mi vista encontró algo mas entretenido.

 

Una silueta esbelta y alta moviéndose al ritmo de la música, una silueta  que me daba la espalda dejando  que mi vista aprecie una blusa  de seda negra casi transparente con un hermoso escote cerca del  trasero,  llevaba un short sobre sus caderas, caderas que se movían  al compás simple de la música electrónica, y que resaltaba la suavidad de ese gran trasero  redondeado  y  de aquellas alechadas piernas igual de bonitas y gruesas. Pues el short  era tan audaz que  se subía más y más por aquellos muslos quedando  tan chiquito y tan corto con tanta carne que admirar. Deglutí el trago sintiéndome poco cuerdo mientras miraba la bella danza que aquella desconocida me brindaba, sin percatarse si quiera que cada uno de sus movimientos eran captados por los ágiles ojos de un recién llegado. 

 

Su frenesí era intenso y mi andar pausado, ni siquiera lo notaba. Me encontraba  preso en un estado donde el cuerpo por inercia se mueve buscando esa energía con la cual colisionar de manera hermosa y explosiva, típico de una clase de física avanzada. Estaba tan inmerso en ese menear de caderas que no me percaté que mi señorita era  sostenida  por otras manos. Unas que traviesamente  se adosaron a su cintura en un vaivén eufórico como la misma música de aquél antro.  Rabia, ira, coraje y un peso en el estómago  como si hubiese tragado mil piedras…se apoderaron de mi y si no fuese por aquella voz que gritaba mi nombre, hubiese seguido en el acecho de causas perdidas.

 

-¡Jong, Al fin te encuentro! ¿dónde te metiste, hombre?- me gritaba mi mejor amigo sosteniéndose de mi brazo… había terminado con mi andar. Mi vista se fijó sobre los ojos de Jinki. Lo miré  inquieto y en hastío volví a mirar  hacia la dirección de mi doncella sin nombre, quien parecía  que la multitud se la hubiese tragado viva, pues no la encontraba… o simplemente ella había habitado en mi imaginación impregnada de alcohol.  No lo sabía.

 

-Estaba en el bar-  él miró hacia el bar, estaba como a 2 metros de donde estábamos parados y su ceja se arqueó como no creyendo tal cosa. Me presentó a una nueva amiga de luna y yo ya no tenía ganas ni de saber su nombre, muchas sorpresas para una noche. Salí a fumar un tabaco cuyo precio me había salido el doble de su valor. Maldije a mis adentros esa necesidad a nicotina y humo que mis pulmones  pedían como mendigos y eso hice, lo consumí despacio… Inhalé del filtro y expulsé aquel humo mortífero al aire, más frio que ayer. 

 

Estaba por dar la última calada a mi cigarro cuando oí unas desgarradoras arcadas, parecía como si a aquella persona se le hubiesen desgarrado las cuerdas vocales con el vómito que salía y salía como  agua a toda propulsión.

 

 

-¡Luna!- escuche estridente atrás mío y giré en mi propio puesto sólo para corroborar lo que mi mente deducía. Ahí estaba Onew ayudando a su etílica novia a ponerse de pie. Mientras que los guardias de seguridad  echaban a ambos del establecimiento

 

-¡Llévense a esa borracha de aquí!- gritaban autoritarios sin si quiera ayudar a la desvalida que parecía en estado pos-morten después de vomitar, su semblante pálido  y esa flacidez que arropaba a su cuerpo no era normal.

 

-Ponle un saco encima, se le ve todo los calzones- exigía Amber a Onew quien al ver a su Novia en tan deplorable estado se había quedado atónito. -¡Muévete Onew, que esos hijos de puta llamarán a la policía si no nos vamos!-

 

-No tengo saco, sólo traje la polera y está llena de vómito, no puedo ponérsela encima-  Jinki solía ser tonto, tan tonto como no llevar algún abrigo en plena transición de invierno. Me miró confundido y divisó mi chaleco.  Entonces negué por arco reflejo. Aunque no haya hablado podía sentir su petición en su mirada. Podía  fácilmente intuirla.

 

-No hermano, no me mires así….¡No, loco no!... sabes que sufro de hipotermia.- di unos pasos hacia atrás antes de ser capturado por Amber, la chica masculina que tiene más fuerza que un hombre. ¿Qué habrán pasado? ¿segundos? En los que ya me encontraba tiritando por lo gélida de la noche, mientras a mis pulmones llegaba un aire helado, no era  por exagerar del frío, pero no había mentido con respecto a la hipotermia. Lo último que vi fue a Krystal pidiendo un taxi y a Onew tomando en brazos junto con Amber a su novia, se embarcaron y se fueron. Y me dejaron ahí pelado con una simple frase

 

-Prometo devolvértela limpia mañana -  Onew era todo un caso, definitivamente se había sacado la lotería con esa chica. Amber y Krystal caminaron calle abajo después de despedirse de mi. Y yo opté por tomar un taxi e irme a mi casa. Hacía frío así que quedarme tonteando en plena madrugada por esas calles desoladas no era una opción para mi.

 

El taxi me dejó en la puerta de mi casa,  quise chequear mi celular para divisar la hora, pero me fue imposible recordé que había guardado mi teléfono en uno de los bolsillos internos de la chaqueta, que más daba.  Caminé hacia el portón de mi casa  dispuesto a abrir la perilla de mi entrada, pero al momento de  buscar las llaves…

Jamás las encontré supuse entonces que  mi llavero había corrido con la misma suerte que mi celular. ¿ Y ahora? ¿Qué se supone que haga? ¿ Qué muera de frío afuera de mi casa? Sin ningún familiar cerca con quien acudir, sin un teléfono por el cual llamar y en esa desolada vecindad. No es como si tuviese muchas opciones.  Me entraron unas ganas enormes de romper los cristales de mi ventana, pero se me pasó luego que vi las rejas. Todas las ventanas estaba protegidas,  de nada valía romper los vidrios para entrar. Estaba jodido. Más que eso, estaba cagado.

 

Me senté en el bordillo de la escalera al frente de la puerta y suspiré profundo, por la puesta de la luna supuse que serían entre las tres y las cuatro de la mañana, no faltaba poco para que amanezca, tal vez debía alquilar la pieza de un motel. Solían ser baratas, pero ya sólo tenía cinco wons que más o menos me alcanzaban para el bus. No tenía escapatoria, debía dormir en el césped del jardín peor que un perro.

 

 

Y justo antes de que Morfeo me atrape en su regazo las luces de un carro  iluminaron el otro lado de la calle, vi  a unas personas bajarse,  y luego sólo una quedó parada en la acera mientras el carro se iba, tenia tanto sueño y seguramente moriría pronto de hipotermia que no me importaba si era el mismo diablo quien había venido a verme. Sentí algo calientito arropar mi cuerpo y una voz suave llamándome desde el otro lado del mundo real.

 

-Jonghyun- me llamaba y yo respondí cansado

-Qué- alargué la palabra pues  ya no podía ni  moverme.

 

-¿Por qué estas aquí afuera? ¿No puedes entrar a tu casa?-

 

-Si pudiera entrar en mi casa, no estaría aquí tirado como un perro, imbécil.-  insulté moribundo a quien me daba una mano antes de  morir. Escuché un par de teclas marcarse y una conversación telefónica, más bien sólo escuché a una persona.

 

-Bien, dice Onew que tanto las llaves como tu celular están en la chaqueta que le diste a Luna.  Creí verte en aquél antro, pero no imaginé que fueras tú. Como sea, no permitiré que mueras aquí, vamos adentro.-  me habló aquella voz misteriosa.

 

-¡Que no puedo entrar ,concha!  No entiendes que he dejado mis llaves en la puta chaqueta, cómo coño quieres que entre.- entre enojo me levanté por completo, estaba todo cabreado pero mi coraje se esfumó al ver a la persona sentada a mi lado. No estaba borracho, por lo que aquello no podía ser una alucinación. Mi suerte no podía estar mas echada a perder que en ese momento. Era ni más ni menos mi vecino marica. Al que tanto “amor” le tenía.

 

 

-Kibum… - me sorprendí tanto. Él sonrió, parecía un zorro, una combinación rara entre zorro y gato con ese delineado negro y esa escasa ropa.

 

Un momento. Escasa ropa, escaneé su figura sólo para darme cuenta que  llevaba unos shorts de infarto y una blusa despampanante, su ropa lucía igual que  a la mágica chica que había visto bailar. No podía ser, no podía aceptar tal barbaridad,  era algo imposible, tan imposible como el hecho de que en mi lapsus de confusión él se hubiese aprovechado y me hubiese llevado a su casa y ahora la confortable calidez de un  hogar con calefacción abrigaba mi piel.

 

-Puedes quedarte aquí hasta que sea mañana, dijo Onew que vendría a primera hora a dejarte las llaves y el celular.- yo aún miraba asombrado aquella casa que juré nunca pisaría.

 

Las paredes eran rosa igual de gay que su dueño, los muebles blancos y la alfombra magenta. Parecía la casa de la Barbie llena de colores pasteles y degradados del rosa.   Había una pequeña chimenea que  se encontraba encendida.  Kibum se arrodilló ante ésta y le echaba más leña para que el fuego se avive y sea capaz de abrigarnos, todo estaba bien  hasta que  mis ojos viajaron a su descenso, hacia ese par de piernas que se exhiben sin precaución a un lobo en pleno ajetreo. Tenía el mismo short que mi doncella, la blusa el mismo escote, la misma piel albina que se entregaba a unas manos juguetonas de las cuales había tenido celos, 

 

¿Era él? ¿Había sido él por el cual me puse en alerta y estuve a pocos centímetros de invitarle un par de copas hasta emborracharla y llevarla a mi cama? ¿Era él?

 

-También fuiste de fiesta-también” debí omitir esa palabra. Él aún agachado de cuatro patas con un par de leñas sobre su mano volteó su cabeza  hacia arriba para mirarme, dejando un vista bella de su posadera trasera y de esa fina cintura cuya anatomía no era compatible con la de un hombre y me maldije por  pensar en aquella silueta como algo erótico para mi, me maldije porque aún a pesar de saber quién era la diva que me había despertado aun seguía interesado en tocar su piel, que lucía lampiña y brillante.

 

-Si, estaba en la misma discoteca que tú ¿No me viste?- él lanzo el último leño y se paró. Agradecí porque dejara esa posición incómoda y ahora esté a mi altura, bueno…. Un poco más alto que yo.

 

-No- mi respuesta fue  corta y no tenía planeado entablar una conversación a pesar de ser el primero en iniciarla. Él lucía incómodo, muy incómodo y sus manos se movían temblorosas mientras sus dedos jugaban entre si, tanto era el impacto que mi ser le causaba que ni podía estar quieto .

 

-Hay sólo una habitación  amueblada,  a mi no me importa compartirla…- sugirió el mientras sus mejillas se tornaban carmín, ¿Acaso me creía idiota?  Se moría de la pena que este ahí, y yo  para ser sincero, estaba asfixiado  de esta  incomodidad. Prefería dormir afuera en el pórtico que en la cama del maniático que me ha acosado desde que tengo uso de razón.

 

-El mueble está bien…- sugerí mientras me acomodaba en ese sedoso cuero blanco. –Si tienes algunas mantas, no me vendrían mal- sugerí. Él asintió  y rápidamente subió  a su alcoba para bajar un par de cobijas y  almohada, me las obsequió para pasar la noche y yo las acepté.

 

-Gracias, lamento ser una molestia. Cuando llegue Onew me iré enseguida.- dije acostándome quedando  mi cara hacia el espaldar del mueble, cubrí mi cuerpo con la sábana y simulé dormir hasta escuchar que sus pasos se marcharan, pero no lo hacían, entonces con temor abrí un ojo, y él seguía ahí mirándome con esos ojos afilados. Hoy más de la cuenta. Sin ninguna expresión en el rostro, eso me daba mucho miedo, pensar que si me dormía el podía matarme para disecar mis órganos y tener mi cuerpo como un trofeo al cual mirar por siempre, se me venían ideas maquiavélicas a medida que dejaba a mi cerebro  libre. Pero no era para menos estaba en el nido de la víbora, palpando un terreno minado sin ningún tipo de protección. Y eso, bueno eso… no era seguro, y daba mucho miedo.

 

 

-¿Qué pasó?- dije mirándole desde mi posición, él me sonrió tiernamente y dijo un “hasta mañana” antes de irse a su habitación, yo no creía tal falsedad, supuse que en cuanto me haya dormido el volvería a su posición de siempre, esa que observa cautivo cada acto sin que se le escape ninguno.  Pero aún a pesar del miedo que aquello influía en mi no pude vencer a Morfeo y  ni a sus malditas ganas de arrastrarme al mundo de los sueños, poco a poco perdí el conocimiento y me entregué al cansancio mientras  cerraba los parpados escuchando de fondo el lejano sonido de un enorme reloj   de cuerda.

 

 

*_*_*_*_*_*K_*_*_*_*_*

 

¿¡Qué podía hacer!? No podía ni dormir, el sueño esa noche no era viable para mi. Todo lo que siempre había deseado estaba debajo de mi, a unos cuantos escalones  de su presencia mi corazón se agitaba insolente y necio a mis propias peticiones de que se calme, que controle toda ese efervescencia y que me deje dormir. Que no obedezca a mi alocada cabeza, aquella que me indicaba  y por poco no me ordenaba  bajar descalzo y deprisa, ubicarme a su costado  y dormir abrazado a su cintura, como tantas veces lo había soñado y unas cuanta idealizado entre nubes…  

 

 

Tal vez si exageraba, tal vez si era obsesión de mi parte,  tal vez y no valía tanto la pena atormentarse el alma como yo lo estaba haciendo,  amando locamente a alguien  que lucha  con todas sus fuerzas por no juntar su camino con el mío, por separarse de mi y aún así yo me convierto en la piedra de su camino, no sólo soy la causa de su desvarío sino también quien contribuye a que sus deseos no se hagan reales. Pedirle más… pedirme más todo es tan tonto.  Idolatrar de esta manera a alguien no tiene ni pies ni cabeza, ¿pero desde cuándo el amor es cuerdo? Nadie puede amarse normalmente, todos somos tontos y sacamos diez en estupidez cuando el jodido amor aparece. ¿Por qué yo sería la excepción?  ¡Ah, estoy tan cansado! Y me siento en la cama, no puedo dormir y ya mismo amanece.

 

 

Mi mente entre diálogo engaña a mi cuerpo para que se mueva a la cocina que queda a un lado de la sala donde esta Jonghyun, sólo para ir a ver un vaso de leche  para que me ayude con el insomnio y en goce pueda entrar en calma. Pero luego de beber la leche, no subo… Me quedo parado en la línea que divide ambas habitaciones y entonces  mi cerebro se disocia de mi cuerpo, mueve los pies uno por uno hasta dejarme cerca de su respiración… cerca de ese rostro canela mitad dinosaurio, mitad perro, es una rara belleza ante mis ojos. Veo aquella barba que esta a punto de brotar aquél bigote que va por el mismo camino… aquellas cejas que ponen el desorden en su cara tan negras como sus pestañas, sedosas y bonitas al igual que su oscuro cabello, es imposible no querer pasar  las yemas de los dedos sobre sus labios rojos y así lo hago, su rostro marcado y rectangular tan viril, tan feo me atrae y vuelve débil a mi poco autocontrol y como un audaz animal, robo algo que no me pertenece y a lo que no tengo acceso, tal vez sea una forma de devolverle el favor por haber permitido  que me fije en él, aquel día…. aquél día en el jardín de niños. Aquél día que él ha olvidado por completo.  Tengo un corazón sincero que siente quebrarse lentamente  al abrir mis ojos y ver aquél acto infame y vulgar…  deshonroso; porque fue sin consentimiento y pongo mis manos sobre mis labios y  recrimino  tantas veces a mi cabeza por actuar a la ligera… mientras que mi corazón goza .

 

 

-“Algún día me amarás… como yo te amo a ti… si tan sólo me miraras como aquél día… lamento hacerte esto… lamento no poder dejar de mirarte… espero puedas perdonarme algún día por asfixiarte demasiado, pero mi corazón es tan cruel conmigo él jamás dejará de asfixiarme por ti…” – era un hablar indigno.

 

Pero aún así lo dije, revolví sus cabellos  despacio mientras una sonrisa en mi salía.

 

 

Fui a  acostarme en otro mueble, el más cerca y de mediano tamaño… me sentía tan cansado, tan débil que con las justa llegué al sillón. No alcancé a acomodarme pues mis ojos se cerraban  … el sueño había llegado tan apresurado que no me daba tiempo a estabilizarme.

 

 

El sonido de la puerta llegaba  detonando mi cabeza.  Unas dos veces se escuchó hasta que me paré a abrir la puerta luego de cerciorar que era Amber, una amiga mía.  Sus manos  al frente de su cara sostenían bailarinamente las llaves de la casa de Jonghyun

 

-¿No quieres unas copias antes de entregárselas?- me  extorsionaba la muy ladina.

 

-¿Cuánto quieres?- sonreí y ella me devolvió la sonrisa

 

-¡¿En serio estarías dispuesto a comprarme unas copias, así sea que te las venda por mil wons?!- me preguntó sorprendida mientras entraba a mi casa.

 

-Si, pero sé que no las tendrías, así que te has perdido el negocio de tu vida.- me reí un poco pero luego bajé el sonido y miré hacia la sala ella imitó mi acción y me habló en susurro.

 

 

-¿Aún está dormido?- yo cabeceé un si  y ella asintió. –menudo oso ha sabido ser tu amor - dijo entregándome las llaves –toma, sólo entré para robarte un poco de jugo o agua… iré a la nevera- yo me quedé en la sala por si Jonghyun despertaba, miré al gran reloj de cuerda eran las 8 de la mañana, un domingo…. El primer domingo que yo madrugaba. Y lo hacía por él. Ella entraba a mi casa como si de la suya se tratase, iba tarde a su trabajo a pesar de ser domingo ella trabajaba a diario.

 

-Onew  se ha quedado con Luna, y me ha enviado de cartero para acá- se reía un poco brindándome un poco de jugo, se sentó a mi lado. En el mueble que quedaba al frente de donde dormía Jonghyun…

 

 

- ¿No has dormido en toda la noche verdad?- preguntó lo obvio y yo asentí

 

-Así que este es el famoso Jonghyun del que todos hablan, ayer conversé un poco con él, nos parecemos. – yo arqueé una ceja pues no veía el parecido ella señalo su cara – somos dinosaurios ¿no ves?- y fue entonces que  mi ojos observaron mejor la fisionomía de aquella mujer y si, había que admitir que tenían cierto rasgos parecidos, pero mi Jong era mejor. Era mas dinosaurio que ella.

 

-Si- dije riéndome un poco y  vimos como el bulto de Jonghyun se daba la vuelta para ahora quedar boca arriba  con la boca media abierta, seguía dormido y sus ojos parecían abrirse, el leve ronquido nos trajo  la seguridad que el bello espécimen aun era víctima de Morfeo.

 

-Te gusta mucho ,no es cierto!-

 

-¿Se me nota tanto?-

 

-¿Notarse? Tienes un letrero en la frente que dice “Me gusta Kim Jonghyun” – se me rió y luego casi en susurro dijo- Tu mirada te delata, y él lo sabe sólo que es demasiado idiota para aceptarlo.- tomó el último sorbo y se paró para irse

 

 

-¿Aceptarlo?... ¿Aceptar qué?- pregunté curioso.

 

-Eso, aceptarlo. Ayer lo vi caminando hacia donde estabas bailando con Minho, no estoy segura si él sabía que eras tú. Pero él te miraba, miraba a tu espalda, estoy casi segura que  caminaba hacia ti- aquello me dejó en el aire.

 

-¿Estás segura?-

 

-Mmm tal vez te confundió con alguien, una mujer tal vez… sabes el poder que tienen esos short que usas para ir a fiestas… pero él se dirigía hacia donde estabas tú. En fin…  tal vez  no. Quién sabe… me tengo que ir, cuando despierte el bello durmiente, le entregas sus llaves. Yo ya cumplí.- ella sacó su móvil para llamar a alguien luego supe que era Onew. Él se había vuelto amigo mío… él no era tan discriminador como Jonghyun, él si me había abierto un pedazo de su tiempo y me había brindando su amistad.

 

“Jonghyun me preguntó si fui a la fiesta… esa era su manera de corroborar que era yo a quien vio…”

 

“¡Eso no significa nada idiota!” me recriminó mi mente  cuando intenté defenderme 

 

“¡Pero Amber lo dijo, dijo que se iba a acercar a mi!”…

 

“Amber es un bufón, sólo te estaba tomando el pelo… idiota”

 

Al cabo de unos minutos Jonghyun despertó, yo me encontraba en la cocina, haciendo el desayuno, ya que no dormí nada al menos podía poner feliz a mi estómago…

 

 

*_*_*_*_*_*_*K_*_*_*_*_*_*

 

La habitación estaba iluminada sin necesidad de electricidad, supuse que había amanecido. Tenía ligera torticolis por la posición establecida en aquel sofá. Aún así no me quejaba… la siesta había sido maravillosa… dormir me había quitado el estrés, y los tragos de encima. Me sentía espectacular… salvo el caso de que no me encontraba en mi habitación, sino que estaba en la sala de mi vecino rarito.

 

Un olor a huevo revuelto y café inundaba la habitación y hacía a mi estómago gruñir de forma perturbadora, como si no hubiese probado bocado en semanas, me levanté de aquel sofá dejando las sábanas a un lado y caminé hacia aquél seductor aroma de desayuno por la mañana.

 

Me topé con un chico de cabellos de oro con un cómico delantal rosa y entre sus manos el origen de mis tripas revueltas. Él se giró y unas bonitas ojeras se le marcaban el rostro… no me interesó preguntar si había dormido bien, supuse por obvias razones que no y antes de decir algo, mis intestinos gruñeron dejándome avergonzado ante la persona más inoportuna de todas

 

-Buenos días Jjong  ¿tienes hambre?… -dijo de la nada –pronto estará el desayuno, espera un poco.- me habló informal y ahora de qué se trataba todo esto. El cuadro lucía como de telenovela o de esas películas baratas llenas de romanticismo y del primer amor.  –toma asiento – me señaló la pequeña mesa  cerca de donde estaba parado y en automático… mi cuerpo respondió a su  orden, me senté  y al cabo de unos minutos tuve en mi puesto un plato de omelette con un par de tostadas y café caliente, el café casi me mató… estaba perfecto. No frío, no caliente, estaba a la temperatura adecuada como  aquella habitación.

 

-Mmm…-fue lo primero que probé.  Kibum probaba las tostadas… así estábamos, uno al frente del otro… sin palabras, sin roces, solo miradas  vacilantes y otras tantas fijas mientras comíamos. Muy despacio, tanto que  silencio se volvía desesperante.

 

-Gracias…- me vi en la obligación de agradecer por la comida, aunque no le tolerara no significaba que era descortés.

 

-No hay de que… ¿Has dormido bien?- preguntó tímido.

 

-Algo… ¿Y tú?-  al final terminé preguntando lo obvio y el terminó mintiendo.

 

-Si, muy  bien… - recogía los platos y los llevaba al lavadero. No ayudé, no había razón para hacerlo.

 

-Y ¿Ha venido Onew a dejar las llaves de mi casa? – pregunté aún sentado en mi puesto. Él  en secuencia… me miró, sonrió y se estiro hasta uno de los anaqueles y me mostró el llavero de mi casa, me lo entregó y luego habló.

 

-Amber lo vino a dejar hoy bien de mañana, estabas dormido así que no te desperté… espero no te incomode.- una vez en mis manos, se me cruzó por la cabeza salir corriendo de ahí y refugiarme en mi casa. Pero por alguna extraña razón quise dar tiempo al tiempo

 

-No he visto a tu tutor por aquí. – hablé sin pensar y él me respondió. Cayendo en una conversación algo trillada y aburrida

 

-No.  Cuando me convertí en mayor de edad,  ella  regresó con su familia en Busan-

 

-Ya veo…-

 

-¿Y tú?  ¿Te quedarás por siempre aquí… m-me refiero a Seúl, o volverás a América?- sus mejillas lucían  color melón.

 

-No sé si para siempre, pero tengo trabajo fijo en Seúl, así que  por ahora estaré aquí…- después de aquello su cara se hizo brillante, tenía un aura difícil de apagar, eso me dio temor… más por el hecho de que se me hacía difícil tragar con esa sonrisa encima –Aunque estoy pensando en mudarme, mi trabajo queda lejos de  aquí… no me gusta mucho madrugar tanto para tomar la metro.- y ahí apareció. La nube negra debajo de su figura opacando esa radiante sonrisa que me  provocaba disfagia.  – eso… o comprarme un carro- y otra vez mi cuerpo, mis palabras me daban la contraria. Y en su rostro se hizo una esperanza maltrecha.  Agradecí que no volviera a sonreír como minutos antes, pues eso hubiese sido un verdadero dolor de cabeza.

 

-Iré a mi casa…- anuncié y el asintió… Caminaba junto a mi hasta la puerta de su hogar, se despidió de mi pero no cerró la puerta. Estaba mirando hasta que yo entrara salvo en mi morada, como una verdadera madre él me miraba hasta que entré y me despedí por última vez, él imitó mi acción y ambos cerramos las puertas de nuestras casas. Eso fue extraño.  Demasiado raro en mi.

 

 

Entre semana me volví a reunir con mi amigo Onew habíamos quedado en jugar un poco de videojuegos antes de que Luna regresara, ella se había ido  a la casa de sus padres desde el incidente en el bar y Onew ahora  buscaba  a su chicle favorito –yo- para pasar las noches,  había aceptado pues mi trabajo quedaba a solo 2 cuadras de la casa de Onew

 

-Estoy pensando en cambiarme, quiero un departamento cerca de aquí… conoces alguno que se alquile?- pregunté mientras nos conectábamos a la red para empezar a jugar como enfermos mentales

 

-¿Y eso?... no, ¡no, me lo expliques!- se rió de mi -¿Es por Kibum? Tanto le detestas como para mudarte de tu propia casa- se rió a carcajadas sin poder pararle.

 

-No, no es eso.- él se detuvo y su sonrisa se borró, me tocó la frente   como si estuviera delirando

 

-¿Estás enfermo?- dijo como si nada para soltar la risa descomunal sobre mi cara, dejando baba  sobre mi rostro

 

-No te burles, no estoy diciendo que Kibum sea de mi agrado, pero seamos sinceros mi casa queda a hora y media de aquí, sabes lo que es levantarse cada día  a las cinco de la mañana para llegar puntual, es jodido… llego muerto y a la salida es igual… el bus  es infernal a la hora pico- la red se había conectado y cada uno iniciábamos nuestra sesión

 

-Cómprate un carro entonces…-

-Puede ser, es mi primera opción, igual investigaré sobre algún apartamento…-

 

Después que el juego comenzó dejamos el tema ahí… hubieron algunas burlas  e indirectas tan propias de Onew. De que Kibum y yo deberíamos salir. Como  si aquellos fuese tan normal

 

-¿Te has hecho su amigo?- él estaba apagando la consola, aunque aun teníamos la vitalidad de cuando éramos adolescente y sólo pasábamos jugando… la verdad es que teníamos responsabilidades y a las dos de la mañana no se puede esperar a que descansemos lo apropiado para rendir el cien por ciento en el trabajo, entonces fue lo mejor apagar la consola después de la última partida y ser vencidos por el equipo del enemigo liderado por un ridículo jugador de nombre:  Foxy_kitty91

 

-Pues si, no te mentiré. Le tengo mucho aprecio… él es muy chévere. Deberías tratarlo, más que sea para que  veas que no es una mala persona, está un poco traumado con la moda y cosas de diseñadores, pero bueno seamos sinceros Jonghyun ¿Quién no lo está?  No seas tan rudo con él, el hecho de que no puedas aceptar sus sentimiento que son “nada obvios” no significa que no puedas  ser su amigo.-

 

Dormí pensando en una respuesta que darle a Onew, o algo que comentar al respecto al pasar los minutos solo miraba el tejado como la cosa más importante del mundo mientras en mi interior todo se volvía denso…

 

 

¿Por qué las cosas no podrían ser tan sencillas como cuando estaba en el jardín de infantes? Así sin hacer nada, sin tener preocupaciones,  dedicarnos a existir y a sonreír, vivir la niñez al máximo y ahí  recordé… a mi yo de hace más de veinte años atrás, el niño de que siempre usaba polera azul  y el más moreno de todos mis albinos compañeros, ese era yo.

 

Recuerdo en especial un día en el jardín de infantes, estábamos cerca de navidad y en la materia de religión  hicimos una obra teatral. Yo era el José de la María más hermosa que recuerdo haber visto a mis cinco años… tenía a un bebe de plástico sobre sus manos… y con esa túnica y ese maquillaje fresa sobre sus mejillas era la María más hermosa que jamás vi, estábamos recreando el nacimiento del niño Jesús. 

 

Me sorprendí que una niña tan bonita y tan chiquita esté en una jardín de sólo varones… y agradecí por haber sido el José de ella.  La obra concluyó y con ella se iba mi último año en el jardín de niños. Debía hacer algo que conmemore ese momento crucial en mi cabeza, el momento en el que dejaba de ser un cagado niño de jardín para convertirme en un  estudiante de escuela y ahí la vi…  sola y con el muñeco aún sostenido entre sus brazos, como una verdadera madre sobreprotectora, me paré al frente de ella, sus ojos avellanas y esas simpáticas pecas me cautivaron desde el primer instante…

 

Una señora nos pidió que nos juntemos  para tomarnos una foto, supuse que era la madre de mi "Maria"… y después de un flash recuerdo que sostenía su manita mientras  recorríamos el corredor desolado del jardín… en el intento de buscar un baño pues ella necesitaba usarlo, no tome precaución de la velocidad y al cabo de unos segundos  ella cayó de rodilla haciéndose un raspón mientras yo detenía la marcha y la ayudaba a pararse, mi princesa estaba llorando y no sabía qué hacer para callarla, tomé el muñeco de plástico del suelo y se lo enseñé pero ella seguía llorando y entonces me percaté que su rodilla sangraba, un poquito… pero sangraba y para un niño la equivalencia de una ligera cortadita es como si nos estuviésemos desangrado, chupé la pequeña herida de su rodillita y ella comenzó a hipar menos,  absorbía sus mocos y las lágrimas aún caían, sequé cada una de ellas  con mis manos y luego le miré bonito con una sonrisa entre mis labios

 

 

-Si dejas de llorar te daré algo que jamás he dado a alguien…- le dije  sonriente y ella dejó de llorar al instante

 

-¿No vas a llorar?- Pregunté y ella negó con la cabeza. No decía nada

 

-¿Me lo prometes? ¿Me prometes que no llorarás?- le volví a preguntar y esta vez ella asintió con su cabecita mientras hacía un puchero muy lindo y tierno.

 

 

-Está bien… porque las niñas lloronas son muy feas, a mi me gustan las niñas fuertes que  no se rinden fácilmente… ahora cierra tus ojitos para recibir el premio..- ella me miró confundido  pero me obedeció y yo agradecí que lo hiciera al cabo de unos segundos  ya me encontraba dejando mi huella sobre la piel de sus labios y el recuerdo en mi memoria de cómo culminaría  mi último día en el jardín de infante,  después de esa suave confesión de labios vírgenes, un beso casto y sin prisa apareció, así de puro… así de simple, sin ningún tipo de prevenciones… después de todo ¿Qué sabían unos niños menores de cinco años lo que era  besar? Aquello no fue un beso, fue el ligero intento de cesar un llanto.  Una caricia fortuita como la que los padres le dan a sus crías…. Nos separamos… sus mejillas carmín entonaron dulzura  y en mi pecho mi corazón acalorado pedía a gritos un cerrajero que rompa su jaula y lo deje libre para unirse a su persona favorita… supuse que mis mejillas estaban igual o peores que las suyas pues me ardía la cara  de una forma fantástica

 

La tomé de sus manitos finas, libre de aquél juguete de plástico y ahí lo sentí entre una de sus falanges reposaba  con gracia un anillo  con la cubierta de un pintoresco personaje de cabello rosado, eran coleccionables y no todo el mundo los tenía, muchos niños los deseaban a pesar de su extravagante y lúgubre forma… era el sueño de cada niño poder comprarse uno. Lo sabía pues asombrado levanto mi mano  derecha para que ella observe uno idéntico en mi mano, sólo que el mío era de cabello amarillo.

 

-¿Tú también lo tienes?- dijimos al unísono, su voz no era tan delicada como supuse y ambos nos sonrojamos porque nuestras pequeñas manitas se buscaron y cómplices  entrecruzaron sus dedos para no dejar ir a sus propietarios.

 

-Reuní mi mesada de un mes antes de que salieran en venta y aún así no me alcanzaba, mi mamá terminó poniendo el resto antes de que se acaben, es una suerte… pues el amarillo era mi favorito- alardeé un poco

 

- ahora que lo pienso ¿No es normal que los esposos tengan anillos de pareja?- hablaba incoherencia, que más se podía hacer... apenas y había aprendido a pronunciar bien el alfabeto 

-“María” y “José” también tienen sus anillos de pareja…- alcé nuestras manitas, con nuestros anillos de “casados”-  y si los piensas, nuestros anillos son como Adan y Eva tambien… pues están desnudos y solo hay una pequeña prenda en sus cositas…- balbuceaba

 

-¡Oye espera! Ahora que me doy cuenta… ambos son niños…- sentí como mi bella María apretaba mi mano y luego una voz adulta nos descubrió.

 

 

-¡Niños que hacen aquí! ¡sus padres los están buscando!- nos hablaba la directora del jardín y   tomó nuestras manos, una a cada uno de su lado y caminó con nosotros hacia nuestros padres, separándome de mi enigmática niña de ojos avellana y pecosa piel… nunca supe el verdadero nombre de María, nunca supe nada de ella, más que había sido mi “primera esposa” con “mi primer hijo” y con la había experimentado mi primer beso.  Entre somnolencia y delirio me acuesto preguntando sobre la vida de mi “María” pero como una incógnita despierta ésta se pierde en el resto de mis pensamientos antes de caer dormido  a un lado de mi mejor amigo.

 

 

 

*_*_*_*_*

 

Habían pasado tres semana desde el incidente de la discoteca lo suficientemente cercano para haber eliminado todos los sucesos en la memoria de corto plazo, Jinki me había llamado al móvil y como siempre después del trabajo  yo contestaba sus llamadas.

 

-Jugaremos una partida en la casa de Amber seremos cinco contra un grupo canadiense ¿te animas?- preguntó lo obvio  y así fue como terminé caminando dos cuadras hasta llegar a la casa de mi amigo sonrisas. Onew se embarcó en su carro, al parecer sólo estaba esperando a que llegara, imité su acción y fuimos  a la famosa casa de Amber, aquella lesbiana que había conocido sólo  en esa discoteca.

 

La sala de juegos era increíble, parecía como si  la muchacha se fajase en dinero y disfrutar derrochándolo así por así, un LCD más grande que mi cuarto eso  era lo que mis ojos veían y el letrero anunciaba,  alta definición, mi boca se mojaba solo de imaginar jugar en aquella bendita pantalla.

 

Mi cara de completo enamorado y sonrisa palpable me había delatado

 

-¿Te gusta?- me dijo la fémina atrás mío. Y yo con cara de  ido  agité mi cabeza en un si desenfrenado  -Puedes venir a jugar cuando desees- dijo ella alegre me volteé para verla se veía una persona muy humilde a pesar de estar forrada en dinero y me sonrió. Nos parecíamos mucho ¿Tal vez seré un primo  lejano de ella? ¿Tal vez y tenía  parte de esta herencia? Ok, no… mi imaginación siempre me llevaba  a niveles extremos, pero por si las dudas

 

 

-¿Cuál es tu apellido?- pregunté y ella contestó

-Liu, nací en California… No creo que seamos parientes- se rió avergonzada y yo me quedé con un signo de interrogación en la cabeza ¿Acaso sabía leer la mente? –yo también lo pensé cuando te vi- aclaró y yo di gracias a eso.

 

-Pues si, tenemos mucho parecido y … ¿Cómo así eres amiga de Jinki? Digo… estuve más de un año afuera, y ahora resulta que el pollo tiene novia y un par de amigas nuevas… es curiosidad no más-  acepté la bebida que ella me tendía era una importada desde Estados Unidos.

 

-Es por Kibum… Voy a la misma universidad que él y somos amigos, él me presentó a Onew…-  la cerveza que se almacenaba en mi boca fue a parar directo al suelo después de casi atorarme con ella.

 

-¿Kibum?... todos ustedes son su amig…- y mi oración quedó inconclusa por la chillona voz del recién llegado. El mundo se había puesto en mi contra.

 

-¡Hola, chicos!- decía alegre el niño arcoíris. Atrás de él se asomaba un gigantón de siquiera un metro ochenta, con porte de modelo y cabello castaño, no era tan achinado como nosotros, él tenía ojos grandes, redondos.. era muy bien parecido. Y eso de cierta forma me dejó en desventaja.

 

-¡Kibum, llegaste!- me abandonó Amber para ir a saludar a su amigo y al recién llegado - ¡Trajiste a Minho! Ahora si seremos invencibles Onew también trajo a Jonghyun…- y giré mi cabeza en cortesía para poder saludar a los recién llegados,  y ahí estaban esas orbes felinas mirándome de pie a cabeza… como desde… Siempre.

 

El tal Minho también me miró, pero con cara de pocos amigos… yo me hice el desentendido. No tenía ningún problema con alguien y sólo había venido aquí para tener un poco de diversión

 

-Hola- saludé y ellos devolvieron saludo.  Fui a ver a Onew mientras las dos cacatúas se ponían a parlotear entre ellas.

 

-¿¡Por qué no me dijiste que vendría Kibum!?- le reclamé en susurro a mi amigo.

-Porque no hubieses aceptado- dijo como si nada  rebuscando snacks en la gran cocina

-Por su puesto que no…. Sabes que no me agrada.- refunfuñé

 

-Pero debería agradarte, tienen gustos en común…- me dijo como si nada abriendo un paquete de papitas fritas

 

-No tenemos nada en común, él es una fresa andante y yo no soy marica.-me defendí entrecruzando los brazos

 

-No es mala persona, el hecho de que sea o no gay no reduce el hecho de que sea alguien genial, deberías darle una oportunidad.-

 

-¿Cómo tu? … ¡vaya! me voy un  par de años y al regresar  me topo que mi mejor amigo  es amiguito del afeminado ese-  dije un poco celoso de que aquél mocoso haya usurpado mi amistad.

 

-¿Es en serio Jonghyun?.... estás celoso de que él sea mi amigo… tú y yo compadre somos como hermanos, pero Kibum es dato. Debería tratarle un poco-  dijo él.

 

-¡Estás loco! Él esta obsesionado conmigo, desde niños lo ha estado…  y tú lo sabes, sabes mas que nadie la obseión que él tiene conmigo… como puedes pedirme algo así-

 

-Ya, ya, ya no seas tan extremista… además la gente cambia- dijo mirando hacia el frente donde se podía apreciar  la escena de Kibum, Amber y el tal Minho conversando – tal Vez Kibum encontró a alguien más a quien  mirar ¿No lo crees?-  hizo un movimiento con su cabeza, indicándome que  mirara para el frente y así lo hice, no sé qué fue lo que pasó pero mis intestino parecieron estrangularse de forma estridente y fuerte en mi interior… algo apretó el gatillo que hacía falta para que  la enfermedad avance. Minho sujetaba un mecho de cabello dorado de Kibum. Amber los había dejado solos para ir al otro lado de la cocina. Onew me había abandonado también… estaba ahí solo… viendo aquél enfermizo panorama que nada bien le hacía a mi estómago y cómo si el vidente pretendiera ceguera yo bajé la mirada y caminé hacia la sala, hice bulla al sentarme y luego de eso empecé a jugar solo cualquier juego al azar…

 

-Hey Jonghyun espéranos…- me dijo Onew y yo no lo miré, estaba cabreado por alguna extraña razón estaba intolerable en ese momento

 

Al cabo de unos minutos todos nos acomodamos en la gran sala y empezamos el juego, debíamos iniciar nuestra sección y como compartíamos pantalla  cada uno podía ver el Nick de cada quien… ahí estaba yo con: “RealJh90”; Onew con “PolloalHorno”; Amber con: “ChikDino1”; Minho con: “Dibidibidi91” y al final Kibum con “Foxy_kitty91”.   El último en registrarse fue el que más chocado me dejó

 

-¡TÚ ERES EL PENDEJO DE ANOCHE!- me levanté exaltado y sorprendido… Mientras que atrás la risa de Amber y Onew se hacía cada vez más audibles…

 

-Me gusta el juego Jjong, tú también eres … mmm ¿bueno?- dijo burlándose de mi el niño marica y entonces le odié mas, mis puños se apretaron y hubiese comenzado una guerra verbal en ese instante sino fuese por que el jalón que le pegó Onew a mi camisa, me hizo sentar de golpe y regresar a mi posición…

 

-Bueno chicos basta de distracciones y concéntrense que este equipo es uno de los mejores de Canadá…- dijo Amber tan mandona como siempre –Bien, empezamos- y el videojuego nos trasladó a un mundo donde la sangre abundaba y los puños y patadas sobraban… dinamitas, explosiones, y demás tonterías que nos hacían creer sicarios, francotirador y demás burradas que jamás seríamos en la vida real, los juegos de videos eran una mierda y quienes los jugaban eran más mierda aún, pero aún así era divertido jugar con ella.

 

 

Después de unas horas de intentos fallidos, logramos ganarle al equipo contrario, con el tiempo mis habilidades habían regresado y en vez de ser una carga.. tome el control de la situación

 

-¡Vaya Jonghyun! No sabía que jugabas tan bien…- me galanteó Amber sacándose los auriculares….

 

-Parece que aún no pierdo la táctica-  reí un poco vanagloriándome.

 

-Fue una excelente partida muchachos, yo ya me tengo que ir…- dijo Kibum parándose…

 

-¡Oh no te vayas Kibummie! Minho, dile que no se puede ir…-  

 

-No te puedes ir Kibum…- repitió como loro Minho para luego reírse.

 

-P-pero es que mañana tengo que ir a la universidad, la obra es muy pronto y tenemos que ensayar…- ¿obra? Me pregunté mentalmente y como si hubiese hablado en voz alta Onew respondió atrás mío.

 

-Es que Kibum está estudiando artes escénicas y diseño,  dentro de un mes será su debut oficial como actor- yo me quedé de piedra, el chico que nadie veía porque era más denso que una sombra ahora brillaba con luz propia. Era fenomenal ver ese cambio y me daba tanta envidia.

 

Ya veo…-  dije quedo. –entonces debe irse- dije para todos  -son prioridades  y debe cumplirlas-  dije como si nada y  fui a sentarme, tomé el control y cambié de juego a uno más solitario.

 

-Lo siento mucho, la próxima vez nos quedaremos despiertos jugando- hizo una promesa que tal vez no cumpliría. Todos se despidieron de él  para cuando ya pensaba que se había ido él se sentó a mi lado y sacó los audífonos de mis oídos, estábamos solos en la sala, no sé a dónde se metió el resto. Por lo que supuse era un complot.

 

-¿Te molesta?-que te saque los audífonos”. Pues si que me molestaba…. Estaba jugando y ahora no escuchaba. – sólo quería decirte que ya nos vamos y si quieres venir con nosotros, pues vives cerca de mi casa, entonces yo pen…-

 

-Yo paso- dije sin mas y seguí jugando sin mirarle…

 

-Mmm… comprendo, ¿Dormirás aquí?-

 

-¿Desde cuándo juegas?- contrarresté su pregunta.

 

-Siempre me han gustado los juegos… así que, juego desde que tengo uso de razón -

 

-Comprendo…Eres bueno- lo halagué, porque era verdad.

 

-Gracias, lo sé…- él era pretencioso y yo lo miré, no podía ser un poco cortés y entonces ahí la hallé, la sonrisa más bonita que estaba esperando ver toda la noche, se cubría con sus manitas su boca mientras sonreía.

 

Al cabo de unos minutos tanto él como su amigo abandonaron la casa de Amber,  me hundí más sobre aquél sofá de cuero y dejé a mi mente divagar en la nada… le di el recreo que necesitaba después de tanto pensar.  El hundimiento a un lado del sillón me hizo comprender que  mi meditación interna debía esperar pues un intruso se había atrevido a hablarme, era aquél amigo bandido  y mentiroso  a quien le había depositado la confianza de un hermano

 

-Vamos por otro partida- me dijo Jinki y yo asentí.  Éramos los dos. Amber había decidido dejarnos e irse a parlotear con novia por el celular

 

-Divertido ¿eh?- decía por medio de los intercomunicadores

 

-Si… mucho- ironicé

 

-Por qué eres tan antipático, ya deja de estar haciéndote el gruñon y disfruta más el momento- me dio un consejo que no venía ni al caso

 

- Yo disfruto el momento-  aquella frase parecía la de  una propaganda barata y con rating.

 

-Si es así, sólo deja de pensarlo tanto- me dijo mirándome un segundo, para luego dirigir su atención a la gran pantalla.

 

-Si no lo pienso, morimos. Eres un pésimo líder en esto- bromeé,  mi risa me delató. Él era el mejor para ser el líder de algo. Y lo sabía.

 

-Habrá algo que a este viejo amigo tuyo  no puedas ocultar- dijo de repente

 

-Me estás preguntando o me lo estás afirmando.- continué aplastando los botones, las balas caían y caían y pronto mi vida virtual acabaría.

 

-¿Quién sabe?.... – nos escabullimos en una cueva que al cabo de unos segundos explotó –sabía que no debíamos meternos ahí- se quitaba los micrófonos-auriculares. 

 

-Dale, otra partida igual mañana es feriado y no hay trabajo…- tomé el control para otro encuentro.

 

-Si, por suerte para nosotros, pero hay otros que no los dejan ni descansar los fines de semana- no comenté nada, pero él siguió hablando… - como Kibum, él tiene que trabajar e ir a la universidad mañana. Pobre- dijo sin que yo le preguntara  -pero en su carrera  es bueno que tenga trabajo, mientras más experiencia mejor… hay mucha competencia en el mercado.-  y me interesó un poco saber lo que estudiaba y lo que hacía.

 

 

-       En todo trabajo es igual, debes  tener nuevas ideas para que no te quiten el puesto… el mercado no da treguas en ningún ámbito- contraataqué.

 

-       Si, esperemos que le vaya bien en los ensayos de su obra y en el desfile de mañana. Al parecer conocerá  otros diseñadores famosos-otros” eso me aclaró un poco la dudas…

 

-        

-       ¿Te has hecho muy cercano  a mocoso ese verdad?- él solo sonrió.

-       Es agradable.- respondió  - es jóven, apuesto,  se cuida en la comida, en su rostro, es de buen vestir, cuida su imagen, y no sólo eso…sabe cocinar, hace tareas domésticas, se da tiempo para todo… trabaja  como asistente de uno de los diseñadores más importantes de Corea, va a la universidad y está en la mitad de su carrera, ah juega videojuegos y baila como diosa, es amable, es cordial, responsable y es muy sociable, todo un modelo a seguir. ¿Qué más te puedo decir?-

 

-       ¿Decir? Parece que me lo estás tratando de vender- reí un poco- hablas como si estuvieras ofreciendo un producto. Se te quedó lo de tu trabajo ¿Verdad?-

  

-       Depende de si  lo quieres comprar- indagó y yo ahogué la risa- te lo podría dar con un pompón rosado y dentro de un enorme caja de  regalo de corazones- se rió más y mi risa no pudo acolitarla pues mi mente había idealizado a aquél fenomenal regalo que jamás mis manos tocarían, porque es fantasioso porque está lejos de todo lo que podría ser real… y entonces me preocupé… asustado,  parecía  como si todo mi mundo  se viniera de picada, ¿Por qué mi imaginación me jugaba una mala pasada?  Por qué mis pensamientos se habían vuelto insanos en cuestión de segundos de que la frase de Jinki terminara. Estaba mal. Había algo mal en mi cabeza y estaba dispuesto a repararlo. Me paré de inmediato

 

-       Tengo sed, voy por agua- vi la mirada preocupante de Onew, pero más me aterró lo que vi en sus pupilas. El desastre de mis emociones.

 

 

 

La siguiente semana que pasó. No lo vi.

 

Era mi vecino y todo. Pero yo no estaba enterado de su vida… Digo,  cada quien es dueño de ella, como el hecho de aquél muchacho deje entrar  hombres a  su casa a diestra y siniestra, como si fuera lo  más normal del mundo.  De cierta manera si era normal.  Pero  él no era normal… y ahí todo daba la vuelta, todo se volvía raro, todo se volvía malo, por lo menos para mi. Ni siquiera entendía el por qué  me volví el vecino fisgón de Kibum, creo que sus malas mañas se me pegaron de una forma cruel.

 

 

Un viernes por la mañana  recibí una llamada de Onew, sonaba alegre al otro lado de la línea, me preguntó si tenía planes para esa tarde después de salir del trabajo y yo afirmé un compromiso con una linda señorita que trabajaba en mi mismo piso, tal vez y esta noche terminaba coronando, o quien sabe…  tal vez y todo esto era el  vano pretexto para negar  lo que me estaba pasando, como el hecho de tener en mi cabeza la dulce forma de unos ojos avellanas…  pensar las veinticuatro horas en unas  lindas pecas faciales, las de un chico con complejo de gato-zorro y   los labios cerezas  llenos de gloss de mi vecino arcoíris. 

 

Sacudí mi cabeza por pensar en todo eso, tenía tanto miedo de volverme un raro más de la sociedad, yo siempre había vivido de una manera recta… en todo lo que había hecho. Era alguien normal y no iba a permitir que nadie me quite la normalidad.  O eso creí…

 

 

-Tengo una cita, no sé si regrese a casa… ya sabes…- hice una pausa de repente la garganta se me secó –… tal vez hoy no llegue a casa…- y la risa al final de la oración, no pudo faltar  como todo gran pendejo con complejo de chulo.

 

-Oh entiendo….- parecía como si hubiese alguien al otro lado de la línea-

-¿Estás con alguien?-  y unos leves murmullos se escuchaban…

-¿Ah? … no, no… estoy caminando en la calle- me respondió, pero sabía que era mentira, Jinki tachaba  nuestra ciudad  como peligrosa, como para sacar su nuevo teléfono  al intemperie… sabía que mentía y le seguí el juego. Probablemente él sabía que ya lo sabía todo.

 

-Bueno, ¿eso era todo?-

-Jonghyun, si te desocupas… ¿crees que podrías venir a la casa de Amber?… hoy tenemos un evento importante de… de videojuegos, te necesitamos.- dijo Jinki. Su mentira apestaba.

-Vale… si me desocupo iré, pero no prometo nada.-

-Gracias hermano… confío en ti- dijo entusiasmado.

-Te dije que no prometo…- él me cortó antes de terminar mi oración –… nada-

 

Jinki solía ser desesperante y me utilizaba por que sabía que jamás me negaría, él era  mi hermano sin línea de consanguinidad,… él sabía todo lo que me gustaba y desagradaba… él era el mejor hermano y amigo de todos… en lo único que al parecer se había equivocado, era en el intento de que Kibum y yo nos acerquemos, Onew era uno de los tantos que quería romper mi normalidad…

 

-Nos vamos- una dulce voz sonó atrás de mi, volteé y vi  a una rubia preciosa, sonreí por lo afortunado que sería esta noche: Yo, descubriendo nuevos horizontes y montañas.  Ya eran las cinco de la tarde, el trabajo fue escaso. Salimos temprano.

 

Tal como lo sospeché, la cena fue escasa… ella estaba a dieta por lo que  la cuenta me salió económica… y luego de un par de miradas sugerentes, terminamos en mi casa, entre besos súbitos de nivel, fugaces y con escasez de aire, probé una piel diferente pero igual a todas las de la antes…  y de repente sus senos no me parecieron tan exquisitos como cuando vi a la fémina con aquél escote casual… sus caderas no me llevaban a la gloria como supuse, y su sudor no complementaba con el mío. Era un desastre.  

 

Terminé dentro de ella con un orgasmo involuntario  casi obligado como  cuando uno se auto-toca dentro del baño y con  miles de revistas porno.  Sólo que  yo tenía una escena triple X ahí mismo. Pero eso  ya había dejado de tener importancia para mi…

 

-¿Te gustó?- el error mas grande aparte de decir “te amo” después de un sexo accidental es preguntar a la otra personas si sus servicios genitales lo satisficieron,   porque hay veces que por compromiso mentimos, casos como el que hoy me tocó a mi…

 

-Si claro, estuvo muy bueno…- ella se apegó a mi y su cercanía se me hizo asqueroso, me pregunté cuantas veces ella lo habría hecho en la primera cita,  sería tan fácil  como para que se abra de piernas con el primero que se le cruce,  una cena romántica era la mejor de las pruebas para medir el grado de putería de una persona, y ella estaba en el top ten.

 

Eran cerca de las doce de la noche y todo había pasado tan rápido, ella roncaba a mi lado y yo sólo quise ir a tomar agua, tal vez lavarme los dientes, pero primero necesitaba agua… ya en la cocina escucho el timbre de  un celular sonar y  quebrar  la quietud de mi casa, posterior a eso hubo mucho ajetreo arriba, en donde se suponía que era mi cuarto,  las zancadas bajando las escaleras me hicieron voltear, la bella rubia toda despeinada y con el maquillaje corrido como  el de un payaso se despedía con un beso rápido, pronunció unas palabras y luego se fue…

 

-Definitivamente debo lavarme los dientes…- pensé y subí a mi habitación.  Y después de darle una visita al baño,  prendí la televisión, la puse en mute. Solo quería un poco de luz en el cuarto, aunque eso eleve la planilla de luz. 

 

De repente me sentí solo y esa pareja  dentro del televisor  que cenaban en un ambiente armonioso y de amor, que se besaban y que luego sonreían como completos enamorados, me dieron envidia. La cama aún con las sábanas revueltas como si un tornado se hubiese hecho de ellas… no me plació tenderla y me acosté donde sea…Me volteé de un lado intentando recuperar el sueño que me había abandonado desde hace tiempo, .

 

-Ding dong-y en mi sueño se escuchan el sonar de unas campanas…-ding dong- el sonido era mas intenso conforme  me acercaba al jardín de infantes donde estudié…

 

-ding dong…- de repente el sonido se me hacia ensordecedor y tan fatigante…-ding dong-  vi a la niña bonita, mi “María” con su hijo de plástico sobre sus manos, sonreía… y su sonrisa se me hacía tan familiar ….

- ding dong-me había despertado… la insistencia sobre el timbre de mi puerta me había privado del sueño, ¿Quién diablos era y por qué tocaba el timbre de una casa ajena de esa forma? ¿No había respeto ahora?… eran  pasada de las doce, solo había pegado el ojo un para de minutos y con furia abrí la puerta sin siquiera mirar primero y me encontré con la persona con quien menos me quería encontrar.

 

Ahí sobre el asfalto que separa la puerta de mi casa con el exterior estaba Kibum, con su dedo aún  tocando el timbre de mi casa y su mirada vidriosa  puesta en mi, no sé cómo tenía los huevos para hacer aquello, venir en la mitad de la noche a hacer relajo en la casa de su vecino ¿Quién se creía el mocoso ese? me torció la vista y dejó de aplastar el botón ¡al fin! había paz… entró como quien entra a su casa y yo le seguí. La conchudez no le daría para tanto…

 

Oye, oye! ¿quién te crees para venir a mi casa a mitad de la noche?… ¿Estás borracho acaso?- intenté alcanzarlo, cerré la puerta de mi casa y caminé tras su silueta… aquella que ahora se encontraba abordando las escaleras de mi casa

–¡Oye, Niñato esta no es tu casa!-  tomé su brazo y lo volteé. Él casi pisa un escalón  en falso y terminé sosteniéndolo, terminé sintiendo su costado por encima de aquella  chamarra y el circuito de electricidad viajó hasta mi medula, lo tuve que  soltar pues no soportaba ese bonito contacto.

 

Sonrojado  y con coraje… así era el rostro de Kibum esa noche, también parecía el de un loco, pero eso le atribuí al trago, porque era obvio que había estado tomando.

 

-Vengo a reclamar mi regalo…-  yo me quedé de piedra… yo no tenía ningún regalo suyo. ¿Para qué tendría yo algo así?

hoy es mi cumpleaños, así que vengo a reclamar mi regalo y espero estés listo…-  su aliento olía a alcohol pero su comportamiento era el de una persona sobria, siguió subiendo las escaleras y  entró sin permiso a mi cuarto…  se paró en la entrada  y prendió las luces… yo le seguía y de repente me topé con su espalda….

 

-¿Te has vuelto loco?- le apreté del brazo haciendo que él se girará y quedará de frente.

 

******

“Desde que el flechazo fue lanzado por él, por Jonghyun, mi destino se hizo débil, y aquél céntrico punto rojo era yo,  yo embarrado  entre los miedos y las lágrimas, pero al final era yo…. suspiros  en calma   mientras la voz me temblaba, era tan difícil sostenerse a una pared lisa para intentar escalar, y llegar a una persona imposible, era tan difícil y tan doloroso… ya no quería seguir así, cada día el dolor al rechazo aumentaba y hoy sería el ultimo día qué permitiría que mi corazón sea navegante de mares.  La noche nos pone  mas íntimos a  todos y mientras menos amor, la frustración aumenta   y el corazón termina encaprichado, así estaba yo locamente encaprichado con el sabueso ese al frente mío. Aquél que sólo me miraba con desdén, hoy sería diferente.”

 

******

 

 

-¡Contéstame, Kibum! ¿Te has vuelto loco?... esta no es tu casa…  tu casa esta al frente… ¿Se te quedaron las llaves de tu casa?...- él no me respondía y  la angustia me embragaba, Kibum miraba al piso y eso  me impacientaba. Con mis dos manos sujetas a sus hombros lo estremecí para que despierte.

 

-¡¿QUIERES DEJAR DE ACTUAR COMO UN MALDITO PSICÓPATA?!- le grité, no tenía intenciones de ser suave con él…  pero luego todo cambio, cuando al alzar su mirada, ésta estaba revestida de lágrimas y otros par de sentimientos de tristeza.

 

-¡ME GUSTAS!- Me gritó. Yo que esperando otra respuesta solo lo solté. Me dejó en shock su confesión. No porque no supiese que le gustaba, eso era algo muy obvio, sino por la manera en que lo dijo

 

-¡ME GUSTAS MUCHO JONGHYUN!- me volvió a gritar mirándome a los ojos, como si la primera vez que lo dijo no haya sido suficiente….

 

-Me gustas mucho y ya no sé qué hacer con esto…- gruesas eran sus lágrimas y sus manos se restregaban con crueldad sobre su parpados. De repente sus manos se deshicieron de la chaqueta que arropaba su cuerpo. Y una camisa  con un diseño raro se hizo presente, lucía unos short ajustados de color negro, una camisa blanca  con un logo negro en el centro, era bastante simple su combinación. Pero su cabello rubio medio teñido de rosa indicaba a todo el mundo… que aquél sujeto no era nada simple… él era toda una rareza complicada.

 

-Si lo has hecho con tantas mujeres…- él miró mi cama revuelta- no hay mucha diferencia con un hombre ¿Sabes?- decía frívolo pero sus parpados seguían hinchados y rojos.

 

-¡Loco de porra! ¿de qué estas hablando ? ¡Y no dejes tu ropa donde sea!-  recogí su chaqueta del suelo y al levantarme  y entregársela,  él la botó de nuevo…-No la necesito… no necesitaré ropa para mi regalo.-

 

 

-Mira no sé de lo que estás hablando y a esta altura… ya hasta miedo me da preguntar. No sé de qué regalo hablas,  pero si quieres un regalo porque no vas con alguno de tus amiguitos de esos que te visitan por la noche y le dices a ellos que te compren alguna barbacha, te la envuelvan y te la den … yo sólo digo...    ¡Ahora bien!  lo que necesito es que  recojas tus cosas y te vayas. Necesito dormir…- finalicé  y él se quedo parado  ahí. 

 

Yo seguí con mi camino, si él no  quería irse era su problema, yo me iba a dormir. Pero un fuerte agarre se apoderó de mi muñeca y  me jaló  hacia atrás, al cabo de unos segundos… tan fugaces que ni siquiera los vi venir… sus labios estaban sobre los míos. Esos fresas y finos marshmellows   me habían besado sin consentimiento… mis ojos abiertos como platos, veían los parpados cerrados de mi compañero mientras mi boca sentía el moverse de la suya… una mano sudorosa se aferraba a mi muñeca y su respiración nerviosa se escuchaba en toda mi alcoba.

 

No me separé, por muy raro que suene. Los segundos que duró el beso, los viví amarrado a Kibum… porque no pude alejarlo, no porque no pudiese, pues de un jalón lo hubiese mandado de nalga al suelo. Pero es que mi cuerpo no reaccionaba y le parecía  agradable  a mi cerebro  jugarme esta mala pasada….parecía gustarle  dejarme en el limbo, y a mi corazón con una taquicardia casi mortal… todo daba vueltas…Mi cabeza estaba como loca  tratando de ordenar cada uno de mis latidos. Era tan frustrante el dejarse llevar por pasiones desbordantes.

 

El beso  concluyó y mis labios estaban empapados. No éramos amigos ni novios pero nos habíamos besado como si no hubiese un mañana. Raro.

 

No nos separamos, seguimos mirándonos de frente, él a mis labios, yo a los suyos y en cuestión de segundos… volvieron nuestras lenguas a hacerse amigas.

 

-¿Por qué me respondes el beso?- preguntó él entre jadeos

-Me has besado, te he besado… ¿Debo explicarlo?- fue simple mi respuesta

-Te gusta ser besado por mi- quiso indagar mas….

-He probado mejores- mentí… sus besos eran lo mejor que había probado. Tenía ese toque mentolado y cereza que me gustaba.

 

Sus labios eran las piezas restantes que encajaban a la perfección con los míos. Besarle de esta manera… hasta subir a niveles ardientes donde  no solo  besas, muerdes y desgarras labios era fantástico….  Sentir sobre mis manos  aventureras aquella tez por debajo de la ropa, tan ajena, tan nueva,  una piel diferente y perfecta.  Este era mi final.  Después de aquello no podría ocultar mi curiosidad por aquél muchacho, él se había convertido en mi autodestrucción, todo esto era una desgracia para mi… casi perfecta, y a pesar de que sabia que nada bueno saldría, lo seguí haciendo y no tenía intensiones  de parar.

 

Su piel rezuma  y huele alrededor de la ropa,  y poco a poco yo dejo de ser yo y de mi cuerpo  surge la bestia  que  anhela tocar  carne… comprobé  en su sinvergüencería que  no hubo ni habrá princesa que supere su desnudez, pasar mis manos  por  su espalda me hacía sentir como la muchedumbre sedienta y con hambre, recorrí aquel caminito vertebral,  queriendo tocar  más, estaba ansioso de conocimiento  y  acelerado en la práctica, mis ojos sólo se fijan en esa piel de mármol… quería ver más y más de lo que sus complejos me dejaban.  

 

Había perdido el juicio y lo había hecho  por la mejor de la naturaleza… el del maravilloso fuego, el del torso de nieve y dorada cabellera... por él  se había ablandado la espiga de mi alma y las tinieblas se abrían entre mis dedos  y supe entonces que habían diferentes tipos de besos…

 

Existían besos como los de Kibum, esos seguros y descarados…  otros tantos que producen desvaríos en esta cabeza mía, tan loca... hay  amorosos , los hay pasionales, de aquellos que desgarran  garganta de puro placer, besos lleno que me dejan sobre las nubes y danzando sobre ellas se va reparando cada “normalidad” rota de mi alma....

 

 

**

Me besas, me tocas, me deseas y me miras, tus manos viajeras están llegando a zonas sin ropa, lo tuyo es candente y sin espera. Te montas encima y mis manos se hacen fieles a esas caderas tuyas, sobre mi vientre. En horcajadas te sientas sobre mi cuerpo tumbado en la cama y tus brazos se apoderan de mi cuello y tu lengua de mi boca, se hace amiga de mi saliva y enemiga de mis pensamientos que cada vez se corrompen más con ese meneo  sinuoso entre nuestras pelvis que despiertan lo prohibido y rico de una noche sin luna.

 

Tomas mi camisa y te deshaces de ella, no me das tiempo a responder, tú vas en serio... Vas rápido por temor a que todo acabe, me cansé de este juego y terminé  alejándote de mi... Como siempre lo he hecho... Lo que no sabe el bello príncipe es que de tantas noches hablando con mi almohada, llegué a la conclusión de que deseaba tenerte más que cualquier otra cosa, y por si fuera poco, besas mi torso desnudo, estas enfrascado en demostrar tus más ardientes caricias. Beso. Lamida. Chupada. Todo sobre el mismo terreno... tú los vas conociendo y te haces un experto en cuestión de minutos, sacándome jadeos; son tus besos inventados para mi boca, ¡Qué privilegio!

 

 

Nos separamos y nos miramos, esta sería  una noche larga… un mar lleno de peces dispuestos a morder el anzuelo, aunque aquello equivalga  a perderlo todo, incluso  la misma vida…

 

 

Desviaste la mirada y yo  sostuve tu espalda lampiña y fría con mis manos.

Quise decirte algo, pero las palabras se me quedaban reclusas en mi cabeza, solo nos convertíamos en descifradores de miradas, uno queriendo ganar al otro. Sin saber que uno ya se había rendido ante el otro... Colocando una bandera blanca... dándole la victoria inmediata a estos sentimientos.  Y tras el largo silencio se reconoce al recuerdo mudo  de caricias fortuitas y el deseo regresa a tomar el mando dejando a estos dos intento de amantes adentro del mismo  juego.

  

**

 

***K***

"Me había robado  el corazón tantas veces, que una vez mas no estaba de más, yo le daba el permiso de entrar y de salir cuando le daba la gana… era yo el jodido y así siempre acabaría. Entre besos recíprocos me nubló la vista,  y acabó con mi mundo por entero. Se dio el lujo de crear un paraíso donde él resida como el rey y señor de mi vida, donde sólo existía él y eso estaba bien… lo único malo era, que ese reino estaba construido a base de mis emociones y el cemento era mi corazón.  Así de rápido… se transformó en mi ángel sin siquiera notarlo, se convirtió en mi demonio y me hizo daño, bailó entre mis defectos, saltó sobre mis pesares, ignoró mis angustias y devoró mis virtudes,  para luego vivir permanentemente en mi alma con su nombre tatuado en mi piel peor que tinta china, así recordaría siempre a quien amé con locura hasta el punto del colapso… y a pesar de todo cuando me robó el corazón a  mis cuatro años ….él sigue sin devolvérmelo... y ahora me besa  esta  noche y responde con gracia a mis caricias, siento que  se me hará imposible cumplir mi promesa de  no volverlo a ver, de no fastidiarle la vida después de esto.  Pienso mientras actuó y eso me vuelve algo torpe, mi médula siente de todo mientras mi  cerebro hace sufrir por más tiempo a mi corazón  y entonces lo escucho, me está hablando… y pues después de lo que me dijo, será muy difícil dejar ir a la estupidez… Él simplemente me vuelve bruto…”

***K***

 

 

 

-No lo imagines… ¡Hazlo! Colapsa de amor y ponte a mi merced...- le susurré y él cerró sus ojos mientras mis manos entraban en la profundidad de sus short buscando un par de tesoros abultados que por mucho tiempo me habían seducido....

 

"Así de manso e impotente actúa para mi. Déjame hacerte las más grandes fechorías mientras desvisto tu piel de ropa, déjame tomar el control de aquella tormenta que has desatado”

 

 

- Te daré el mejor regalo de cumpleaños.- fui yo quien besó sus labios.... Y él fue quien tomó mi lugar en la cama... Él abajo, yo arriba. Como debería de ser, como sería lo normal. Si dentro de lo normal está que dos hombre vayan a follar y  compartan caricias dentro de una misma cama. Había aceptado este destino y las consecuencias de cada uno de mis actos, no tenía en planes jugar… así que   lo que Pasaba iba en serio.

 

Retirando sus short descubrí el arte más bonito escondido en sus pantalones dos bellas piernas blancas... Gorditas y perfectas, no le hacían justicia a nada, que aún luciendo ese pequeño bermuda no se comparaba en nada a tener sus piernas sin prenda. Su cuerpo así como Dios lo trajo al mundo era hermoso.

 

No estaba acostumbrado a esto. Supuse que pasaría tiempo a que me acostumbre él se cohibió de vergüenza y entonces mi mente se auto preguntó ¿¡Cómo un ser tan tímido y cohibido estuvo dispuesto a venderse por un poco de placer!? ¿Cómo es posible que se cubra cuando intento admirar al bello ángel de estrellas caídas que tocó mi puerta? Esto era muy confuso. Retiré sus manos y con un movimiento hice que se girará de lado, quería verle completo, apreciarlo entero.

 

De lado su trasero lucía mas redondo, era lo suficientemente grande como atrapar a cualquiera con su caminar…sin exagerar era sexy y se me apetecía tanto. Empecé besando ese lunar café en una de sus mejillas traseras y él solo permanecía acostado, seguí el camino de piel que hay en ese zona hasta llegar a las confluencias y le mordí. Su piel salada de sudor y con olor a lavanda se convirtió en mi sabor favorito desde entonces.

 

 

Él con una de sus manos masajean mi cabello mientras. Yo exploraba más por aquel cañon de color frambuesa. No sé si sea impúdico contar la mil y una cosas que le hice, pero como preámbulo han tenido suficiente.

 

Después de más besos y caricias la exploración nocturna concluyó y de a poco el guardabosque huyó a un lugar  más “privado”  el valiente soldado estaba listo para ocultarse en una bella y apretadita cueva. Refugiarse en ella, fundirse en ella y así lo hizo...

 

Así lo hice. Sentí de todo aquella noche, sentí hasta decir basta, jadeé suspiré y sudé, ¡Oh, cómo sudamos! Nuestra piel cubierta de escarcha salina nos envolvía ya no sabía si aquél sudor era mío o era suyo; Si la secreciones en mi mano eran mías o eran suyas, ya todo estaba consumado. Ya no hacía falta hacerse el tonto y pretender que nada había pasado cuando a mi lado reposaba el único muchacho arcoíris que había conocido y quién fielmente había sido mi sombra por todo este tiempo. Los suspiros indicaban que estaba dormido después de tanto ajetreo y después de tanto  tiempo supe lo que era dormir plácidamente al lado de alguien . 

 

Escuché unas cosas caerse por el suelo… y entreabrí mis ojos para toparme con su media desnudez ¡ahí estaba él!   El muchacho fresa recogiendo lo suyo regado en el suelo… Ahí estaba a quien después de su valiente entrega le llegó la tristeza, se levanta para distraer a las lágrimas y recogiendo  su ropa  siente el silencio sin estrellas mientras huye al viento  desnudo, lleno de recuerdos impregnados en su lengua, en su boca, sin saber la bella catástrofe que ese día había provocado en mi, por el momento sólo aquella pieza sabía cuantos suspiros en su nombre obtuvo de mi,  sin embargo ahora ausente  está, el que dio de todo  y no pidió nada… no lo dejé abandonarme y lo invité a acostarse a mi lado, él quiso huir cuando se vio atrapado… Pero  la esencia atrae, y nuestras esencias estaban mezcladas. 

 

 

-¿Qué haces? – le pregunté somnoliento.

-Ya recibí mi regalo, tengo cosas que hacer- quiso sonar rudo, pero sus ojos se aguaban… me reí un poco alto, llamando su atención. Cosa que a él pareció molestarle.

-¿Y tú crees que puedes venir a la  media noche a tener sexo conmigo y luego te dejaré ir así como así…- apreté de su brazo y lo jalé a mi lado.   Lo tenía  a mi merced, tan cerca de mi, su torso desnudo junto al mío…-

Lo siento pero tengo por costumbre de levantarme al día siguiente con la persona con quien paso la noche…- él abrió los ojos, supuse que había captado mis palabras. Eran apenas las tres de la madruga y me miraba ¡Cómo me miraba! Como si la vida se le fuese en esas palabras

– Así que me da mucha pena por todas esas cosas que dejarás pendiente, pero no te vas de aquí hasta que el sol salga- y entre mi sonrisa y su desconcierto, lo besé. Porque sus labios se me apetecieron y esa es la razón. No hay más… tomé su ropa con mis manos y las boté al suelo. Como él había hecho cuando llegó. Sin dejar de besarlo, sin dejar de vernos de frente. Sonreí cuando  aquellas prendas cayeron…

 

-No lo hagas- él me pidió y pues... yo no le hice caso, me hice el sordo. Las palabras son redundantes cuando los sentimientos están a flor de piel. Yo había aceptado a mis sentimientos.

 

********

 

 

 

Él era la persona que conocí por casualidad… en aquella época de mi vida cuando jugar con crayolas y  escribir el abecedario era lo único importante en aprender,  él se convirtió en la persona que pensé que jamás estaría conmigo pero mi  destino fue suyo. Él era el chico fresa de cabellos dorados que hacía de todo por verme, sin importar la hora, la fecha, y las tormentas climáticas, él hacía todo y yo no hacía nada. Él era el que siempre estuvo ahí para mi… pero que era invisible para mis ojos.  El único capaz dejar todo por seguirme incluso olvidar quien era, el que  se convirtió en esa persona fastidiosa y molesta que a toda fuerza intenta convertirse en tu amigo  y al final terminó siendo mi amante. Él es el que me odia ahora porque piensa que todo lo que le digo es mentira…

 

-¿Y se puede saber por qué te pones así ahora?-

Porque eres un mentiroso, por eso!- corría tras la cintura de Kibum, quien me tiraba cada puerta en la cara.

Ya te dije que  no te he mentido!- le reclamé al otro lado de la puerta..

-¡Claro si no me mientes a mi, entonces les mientes a “ellas”!- estaba celoso, yo era   muy amistoso con mis amigas de la oficina y eso a él parecía molestarle tanto. Porque no comprendía que desde que estuve con él o desde antes las tias habían dejado de ser interesantes para mi

 

Te odio por la manera en que les dices “hola, hermosa” “hola, guapa”… ¿Es  necesario que digas todo eso? Te odio porque a mi también me dices esas mentiras- era una escena de celos. No había duda.

 

-Tú eres mi princesa… el niño feo de mis ojos..- él me abrió la puerta  con sus brazos cruzados… y zapateando fuerte.

-¡Si soy tan feo… por qué  no sales con algunas de ellas!- estaba tan enojado que su rostro se hacía rojo.

 

-Ya lo intenté. Pero fracasé… no sé,  creo que  ya no me van las tetas…- dije de forma juguetona  tratando de tocarle el trasero a mi diva malcriada.

 

-¿Tienes idea de lo que es ser torturado por tu propia mente? ¿No? ¡Pues, claro que no lo sabes!….- él se soltó de mi agarre y salió del cuarto, estaba cogiendo su cartera y yo me preocupé… al parecer no era una escenita normal…

-¡Kibum, no seas exagerado!- le tomé la cartera para evitar su huída, pero me evitaba los ojos. -¡Oye mírame!

 

-No quiero, tengo cosas que hacer Jonghyun… Ya me voy- y entonces fue cuando al descuido vi caer una lagrimita y se me achicó el corazón, sentí como si alguien me lo estuviese estrujando por dentro, no pensé sólo actué… lo abracé y él se quedó ido ahí entre mis brazos.

 

-¿Qué pasó bebé?- ¿Desde cuando me volví tan meloso? No lo sé… simplemente pasó.

 

-Dentro de un mes será mi cumpleaños, y habrá pasado más de un año desde que bueno… desde que pasó “eso” entre nosotros… no sé como decirlo… porque no sé como se llama lo nuestro… no sé si para ti esto no es importante pero para mi las etiquetas me ayudan a saber que terreno pisar para poder defenderme después… - empezaba a comprender sus miedos…

 

- No sé si estamos jugando o si estas experimentando tu “curiosidad” conmigo, si estamos saliendo, si somos amantes o amigos con derechos, no sé si somos una pareja  o un intento de ella…- las lágrimas salían de sus ojitos y  mordía sus labios…

 

-Prometí no apresurar las cosas, pero ni siquiera puedo decir que estoy celoso porque ni siquiera sé si tengo a alguien a quien celar… porque como podría celar a alguien que no es mío, eso es muy egoísta de mi parte…- intentó secarse las lágrimas con sus manos, yo sólo lo escuchaba.

 

-Y entonces vienes tú y tus caricias, y tus besos, y me pasa de todo. Pero luego no sé dónde estoy,  y te veo tan ameno con otras personas o saliendo con otras personas excluyéndome de tus planes y siento como si un tractor me pasase sobre el corazón…- su voz sonaba quebrada. Y era mi jodida culpa por no dejar en claro todo.   

 

–Lamento tanto este mal rato, dijiste que lo tomemos con calma y aquí estoy yo después de casi un año intentando apresurar las cosas…- ahora reía entre lágrimas… él era un bipolar de lo último y un pésimo actor…

-Me iré a mi casa,  hace mucho tiempo que no voy a mi casa, ha de estar tan sucia, tengo que limpiar tanto- su semblante tranquilo me relajó –Nos vemos luego- me dijo pero yo lo sentía lastimado

 

-Eres un imbécil Kibum- le dije  cuando él pretendía irse.

-¿Perdón?- se hizo el ofendido.

-Que eres imbécil… no eres más que eso, eres un menso, estúpido,  raro y llorón- sus ojos se llenaban de lágrimas pero era de auténtico dolor y ofensa. Antes de que la bomba atómica explote  se lo confesé… -y así todo  lento  y brutillo, me gustas tal cual-

 

-¿Qué?- dijo dejando escapar las reclusas lagrimas.

 

No te me hagas el sordo!… prefiero que me digas que te lo repita … lo haré cuantas veces sean necesarias para que  me creas…. ME GUSTAS…me gustas, me gustas, me gustas, Me enamoré de ti en el momento más inesperado. Me enfermé de amor, por ti. Me gusta todo de ti, esa bonita sonrisa cuando algo te sorprende, o de ese brillo en los ojos cuando me ves. Me gustas mucho, y no creí que fueras tan bobito como para no darte cuenta que lo de nosotros hace mucho que dejó de ir lento… pues yo te considero mi pareja, mi amante y si te viera con otro hombre juro que dejaría sin bolas a ese desgraciado. Y  está bien tener celos, puedes celarme porque soy tuyo y tú eres mío. Así de simple no hay más. Ahora deja de hacerte el tonto y si quieres ir a tu casa, invitame. Pero primero ven y abrazarme que te besaré después … Vayamos juntos a arreglar tu desorden o por el contrario vayamos a desordenarlo más ¿Qué te parece? - él  sonrió de lado bajando la mirada. Me encantaba cuando hacía eso, era tan adorable. Cerró la puerta y mi sentencia se cumplió a la perfección

 

...Y así pasaron las horas, los días, las semanas y años, ya no recuerdo como era mi vida sin Kibum a mi lado, no la recuerdo porque  era tan sombría  y esas cosas se dejan en el pasado…

 

 

-Si que tienes un desorden aquí…- miraba su alcoba. –¿Por qué no  te vienes a vivir conmigo? así podrías alquilar este lugar.- le propusé. Pero él me respondió con un sencillo “no puedo

 

-No puedo Jonghyun, aquí tengo muchos recuerdos míos. Si me voy a vivir contigo tendría que ponerla en renta y no sé si las personas que habiten aquí la vayan a cuidar como yo- hablaba sobreprotectoramente y eso me encantaba.

 

-Entonces me vendré a vivir yo aquí ¡Asunto arreglado!-

-¿En serio?- preguntó entusiasmado.

-Claro, si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña- reí, y él rió conmigo.

-Está bien, Mahoma…-  se asomaba por la ventana y  vio su jardín medio marchito, las flores necesitaban agua, y era una temporada muy seca.- ¡Mis rosas!…  ¡Debo ir a regarlas! Ya vuelvo Jonghyun, estás en tu casa…-

 

-No te preocupes yo te ayudaré aquí… tienes muchos papeles regados- dije viendo el suelo, todos eran de diseños de ropa, se le iba bien el dibujo… luego de recogerlos no sabía a dónde ponerlos así que revise entre la estantería una carpeta o algo y encontré un pilo de carpetas vacías encima de una cajita hecha con cartulina reciclable, era bien bonita aquella cajita. Y antes de poner todo en su sitio me pregunté si ahí adentro guardaría mas diseños, me había hecho fan de los dibujos de Kibum, siempre que tenía oportunidad me gustaba chequearlos. Él era muy talentoso.

 

Abrí aquella cajita y desde entonces todo se iluminó como árbol de navidad…

 

 

Tal vez  y él era la persona que necesitaba a mi lado, la que yo había buscado”.

 

Una foto de dos niños apareció entre mis ojos. Entre aquellos infante una hermosa mujer parecida a Kibum, supuse que era su mamá. La tomé entre mis manos y reconocí al “José” de aquella foto, era yo.

 

Y entonces vi detenidamente a la niña a mi lado y analizando su figura, el color de sus ojos, su sonrisa…  Mi “María” se parecía tanto a alguien, ella no había sido “tan” niña después de todo. Una risa  pacifica vino a mi, ahora entendía todo. Ahora todo tenía sentido, yo había sido el desencadenante de todo. Y me pregunté por cuánto tiempo más Kibum mantendría este secreto. Aquella niña había sido mi primer amor y ahora resulta que era mi vecino arcoíris. Que desde muy pequeño parecía haber sido rarito

 

 

“Tal vez nos tomemos la mano en público y como imbéciles riamos de un tema sin gracia, solo por el hecho de estar  así de cerca, juntos, sea suficiente.”

 

“Tal vez y pueda soportar ir de compras con él, porque la sonrisa que pone al ver mercadería nueva es tan insuperable y me gusta  tanto apreciarla cuando está en su máxima explosión; Sin importar las horas que esté arrastrándome tienda por tienda, iría cada vez que él me invitase”

 

 

Tantas preguntas invadieron mi cabeza como: ¿Quién era la señora de ahí? ¿Sería realmente la madre de Kibum? ¿Qué había pasado con ella? Y entre papeles  con dibujitos de princesa, encuentró otro tesoro más en ese baúl de los recuerdos… era el anillo que le había visto a “ella” aquél que tenía la forma de un duende con cabello rosa. Recuerdo que llore tanto  por el mío para después dejarlo de lado por una pelota de futbol, ni siquiera sabía si aún lo tenía. Pero él lo había conservado.

 

 

Algo se estremeció en mi interior, tanto que sentí unos deseos tan grandes de correr y abrazar a ese mocoso con todas mis fuerzas aunque se quiebre, aunque probablemente se queje de que le arrugo la camisa…

Me probé aquél anillo sobre uno de mis dedos… era de suponerlo, no me quedaba ni en el  dedo meñique.  Revisé todo, leí de todo y luego lo guardé como si nada.  Me sentía tan lleno y tan vacío, como si  estuviera feliz pero me arrepentía tanto de lo desgraciado que había sido en el pasado… y entonces pensé que yo no merecía todo eso, porque era un amor tan bonito como para pertenecerle a un ser tan funesto como yo.

 

 

Tal vez y tratemos de  ir despacio pero las cosas resultan ser tan perfectas que  es difícil ponerle un alto al corazón, sin poder pisar el freno, quizás estemos viviendo juntos, levantándonos juntos, durmiendo juntos, riendo juntos, viendo a televisión juntos…” 

 

“Tal vez y todo esto suene meloso y  trillado  pero cada día juntos es como una nueva aventura… y todo huele a fresas y lavanda… todo es tan perfecto como el despertar en primavera. Todo es tan fresco que causa envidia en otros…”

 

 

 

-¿Jonghyun?- después de unos minutos. Él subía con una bandeja con dos vasos llenos de limonada- ¿Qué haces?-

 

-Nada… aquí preguntándome como fue que una belleza como tú se fijó en un cara de perro como yo-  me regaló un beso y sonrió tendiéndome un vaso.  Entendí entonces que de verdad yo no merecía todo esto, pero aunque lo sabía quería ser mezquino de por vida, porque no estaba dispuesto a dejarlo ir.

 

 

Quizás y cuando regrese del trabajo él tendrá algo listo  preparado, una deliciosa comida  elaborada con sus propias manos, servido en la vajilla cara que compramos el domingo por la tarde… Adornando la escena un hermoso mantel blanco y velitas con esencia agradable…  Tal vez lo encuentre sentado al otro lado de la mesa, bien vestido y arreglado esperando mi llegada con una sonrisa de esas que mueven montañas. Tal vez  cenemos entre sonrisas y pláticas sobre nuestros días laborales, tal vez limpie su mejilla a la cual se le ha pegado un granito de arroz. Tal vez y le agradezca  por todo, y sin ser un día especial bese su mano…”

 

-Te amo Kibum- le dije. Esporádico.

-¿A qué viene tanta cursilería?- bromeó él.

 

-¿Quién te entiende, hombre?.... primero te quejas de que no sabes que mismo somos, y ahora que soy un romántico no me dejas…- secundé su risa y el sólo rió.

 

-Yo te amo más- dijo sacándome la lengua. Luego prendió el televisor para ver una de esas series americanas que tanto le gustaban.

 

-Por ahora me has ganado… pero prometo que me esforzare tanto para merecer todo tu amor-

 

 

 

 

 

“Tal vez y lavemos juntos los platos, sus manos junto a las mías  llenas de espumas…. Y terminemos en un juego de carnaval, todos mojados y con jabón  acabemos en el cuarto para cambiarnos de muda, pero tal vez y no nos cambiemos y solo nos desvistamos, para ir por el postre que nos hizo falta en la merienda,  y así disfrutando de la noche a lo grande  las sábanas se llene de recuerdos….”

 

“Tal vez    y a pesar de la hora, él espere mi llegada a casa, a nuestra casa… y no me reclame el por qué  llegué tarde… sin dejarle ni una sola llamada, sólo me ayude a sacarme el saco y  con una sonrisa en los labios  me invite a dormir a su lado. Tal vez y él sea lo más perfecto que me pudo haber pasado.”

 

 

-Estás muy raro hoy, Jonghyun ¿Tienes fiebre?- Dijo poniendo su manita en mi frente.

 

-Tal vez te estoy seduciendo para que te acuestes conmigo- moví las cejas un tanto gracioso y él sonrió.

 

-¡Quiero acostarme contigo!-  él sonrió pícaro

 

-¿Ah, si?... porque me place tanto  hacerlo sobre el suelo   y en tu alcoba… justo como ahora.- besé sus labios, porque eran míos, y me llené de ellos porque   eran  perfectos, ese día estuvimos en abstinencia de comida, nos enfrascamos en devorarno mutuamente, al final. No hay mejor merienda que la piel de tu amante servida al gusto.

 

 

 

Tal vez  lo amo demasiado ahora, tal vez lo amé más ayer…. Tal vez quisiera amarlo así por siempre…. Tal vez  los años no jueguen a mi favor… y con el tiempo seamos unos desconocidos con historias en común, una página pasada de nuestro diario, un amigo mas al cual llamar en momentos de soledad o alegrías.”

 

“ Tal vez y  la felicidad no tiene limite o tal vez todo acabe mañana… pero hoy, él es mi pareja,  mi amante, mi mejor amigo, el que no solo tiene sexo conmigo, sino el  que duerme conmigo regalándome besos por todo el rostro y me arrulle susurrando unos cuantos “te quiero” y unos  tantos “te amo”.

 

 

“Tal vez y esto es todo lo que necesito, y sea lo que me complementa … tal vez y estoy tan enamorado de él,  como él  de mi, o tal vez estoy aún más…”

 

“Tal vez  no hayan mas sabores que quiera probar  que no sea el dulce extracto de sus labios”

 

 

 

Por eso  abrazado a su cintura, me convierto en un pequeño crio, me aferro a este instante de felicidad porque no sé qué pasará mañana, o cuánto dure todo esto…  le  miro  y él me mira  y una sonrisa se le escapa de sus labios… vuelvo a besar su frente tal vez sus mejillas y su cuello… vuelvo a hacer una conexión de miradas y él me mira con ternura. 

 

-¿Por qué me miras tanto?-  me dice mientras toma con sus manos mi rostro y lo apega al suyo, me besa bonito y luego se separa con una sonrisa.

 

-Porque eres hermoso- le digo con franqueza y él se sonroja  y desvía su mirada mientras su boca hace un puchero.

 

Pero mira nada mas esta hermosura!- me despego de su cuerpo y me siento a  su lado para contemplarle mejor. Estando Key en la cama,   desnudo  y exhibiendo su pecosa piel marfil, sus huesos y sus libras de más… no había otra maravilla más perfecta sobre el mundo.

 

-¡DEJA DE MIRARME!- los papeles se invierten y el que ahora pide que lo dejen de mirar es él a mi… el mundo es un ciclo impecable -¡Cochino pervertido!- con las sábanas se tapa su cuerpo, pero son blancas y casi transparentes que sólo logra excitarme mas.

 

-No quiero… - le quito la molestosa tela de encima, aunque Kibum dio batalla… no pudo ganarme. –Te amo- le susurro, acercando mi mano a su rostro para devolverle el beso.  Miro directo a sus pupilas, y  frente a esas orbes avellanas que fueron de todo en mi vida, le imploro por la secuela de esta historia… 

 

-¡Déjame mirarte!-  le sonreí

 

 

–   Por todo lo que resta de lo nuestro, por todas esas noches de desvelos que te provoqué, por todas esas lágrimas que causé, por todo este amor que te tengo ahora, sólo quédate a mi lado, sólo se mi compañía, conviértete en mi amante perpetuo pero… déjame mirarte… -

 

 

Aún sigo aguantando las bromas de Onew y los cientos de “te lo dije” . Aparte de eso...

 

Todo es normal.

 

 

-FIN (?)-

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer este OneShot.. escrito especialmente por la JONGKEY PROMISE 23 DE JULIO!!!

un 23 de julio, Jonghyun y Key  se propusieron en matrimonio y las Shippers esperamos que esos 10 años que dijeron pasen rapido

 

(*^*)/  SI les gusto la historia dejenme un review y compartanla... seguire subiendo OneShot de Key en este mismo FF (?)   aun no se cuantos oneshot me salgan pero ya tengo en planes algunos y pronto subire otro... 

 

asi que :3 espero sus galletitas con mucho amor


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