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Enemigo Perfecto. por EXO_SNSD

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Notas del capitulo: Espero que les guste e.e
Prólogo

"Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los encerró en cavernas tenebrosas, arrojándolos al Infierno"
San Pedro

Europa época medieval, siglo V, año 476 d.C. Tras la caída del imperio romano, en una guerra de cien años, donde muchos gritos fueron callados por afiladas espadas, las ciudades fueron devastadas por la mano del hombre, y al fin una religión vio la luz, la cristiana, que justificando su creencia dio inicio a la era de las cruzadas, desatando nuevamente una guerra pero esta vez ya no por la libertad de una nación si no por la religión. Los hombres aquellos seres creados por una mano divina según la teología, o proveniente del algún eslabón perdido entre la descendencia de los primates, poseen características que ningún otro animal sobre la faz de la tierra tiene, aunque nacen puros e indefensos, conforme van evolucionando su ser se oscurece, convirtiéndolo en el ser más despiadado que el mundo pudo albergar.
A lo lejos de la gran metrópolis, en una de las torres de aquellos castillos construidos bajo el estilo gótico, se encuentra un ángel caído, sus imponentes alas brillaban ante la puesta del sol, aquel plumaje se mecía con el viento suavemente, haciendo que algunas plumas se cayeran lentamente. Aquel ángel poseedor de una belleza inigualable, sus facciones finas, poseedor de ojos color avellana, con un cabello negro, como la profunda oscuridad de la noche, en su mirada se habían pintado lienzos de cada parte de la historia, una tras una eran retratadas cada guerra como un pergamino sin fin. Una media sonrisa se dibujó en su rostro…
- ¿Qué es lo gracioso Jong In? – una voz masculina se escuchó detrás de aquel hermoso ángel.
- La raza humana, siempre repite el mismo acto una y otra vez… - decía mientras alardeaba un poco.
- Y tú sigues como espectador una y otra vez… -
- ¿y qué otra opción tendría si vivo encadenado a este tierra mundana?–
- En lugar de vivir como todo ángel caído, en el infierno o provocando a algún humano a pecar, tu prefieres encerrarte en esta torre, y solo dignarte a observar… -
- Esto es más entretenido… además he encontrado a alguien que pienso que es diferente a los demás –
- ¿a qué te refieres? –
- Ves – dijo Jong In señalando el área de los sembríos.
- ¡Oh! El… - respondió con sorpresa el ser masculino.
- ¿lo conoces Sehun? – pregunto Jong In con suma curiosidad.
- Sí, es el hijo del sacerdote, y no de cualquier cura ¡Eh! Si no de la cabeza de la iglesia cristiana –
- Interesante – Jong In sonrió ampliamente, mostrando los dientes.
- No Jong In, no te le vayas a acercar, ella es un ente aversivo para nosotros, es un humano y como digna de su raza es débil… - dijo Sehun con autoridad.
- Tal vez el me haga cambiar de parecer… - decía mientras se sacaba los grilletes.
- ¿Qué haces? – pregunto Sehun asombrada.
- Seguiré tu consejo, eh iré a instigar a un humano a pecar… -
- Jong In, recuerda quien eres, no hagas algún exabrupto, que haga que tu alma sea más condenada de lo que ya es –
- Siempre tengo en cuenta tus consejos querido Sehun, si no, no seguiría tu lado… -
Con aquella última frase, aquel ángel, que respondía a nombre de Jong In, escondió sus inmensas alas, se colocó su saco negro y salto por el ventanal de aquella torre, mientras descendía sus ojos se impregnaron en aquella esbelta figura, que se movía al ritmo de la brisa, podía apreciar ese bello y fino rostro, cuya piel era pálida, con dos orbes que reflejaban pureza, dueño de unos labios sumamente atractivos, que se mantenían entre abiertos, para poder inhalar el aire, Jong In sintió por segundo una pequeña corriente de celos, tenía celos del viento que recorría esos labios, de lo cual él quería ser dueño.
Apenas sus pies tocaron el pasto verde de aquella pradera, se quedó inmóvil, como queriendo inmortalizar, la figura de aquel joven hermoso que había captado su atención. Los minutos pasaban y su curiosidad por saber más del joven aumentaba, así que tomo valentía, camino hasta aproximarse cerca de el...
- Disculpa – susurro Jong In cerca del joven.
- ¡oh Dios mío! – el joven dio un grito ahogado, sobre exaltándose.
- Lo siento, no quise asustarte… - le tendió la mano al verlo caer sobre el césped.
- Pues lo hiciste –el joven le daba una mirada dudosa.
- Vamos acepta mi ayuda, no te hare daño – Jong In sonrió con picardía.
- Puedo levantarme solo… - respondió el joven de manera desconfiada.
Aquel joven se levantó, sacudiéndose un poco la ropa que traía, cogió una canasta de flores que tenía, mientras miraba una cruz que había puesto hace poco…
-Es un bonito color… pero es una pena que siempre se opaque con el pasar de la muerte…- dijo Jong In suavemente.
El joven le miro de reojo, frunció los labios en señal de fastidio.
- ¿Quién eres tú? Nunca te he visto por aquí… -
-Soy un mensajero – respondió Jong In con sutileza.
-¿Mensajero? ¿Acaso perteneces a alguna orden de mi padre? –
-Mmmm, digamos que el jefe de tu padre tiene un socio para el cual yo trabajo – aquel joven lo miro con confusión.
- No entiendo… -
- Hay cosas en este mundo del cual es complicado comprender –
- ¿Te estás burlando de mí? –
- Para nada, jamás me burlaría de un hombre tan hermoso – aquel ángel, hizo énfasis en la palabra hermoso, notando el rubor del joven.
- Sera mejor que me vaya, el sol está a punto de ocultarse y mi padre se preocuparía por mi… - se dispuso a caminar.
-No creo que él lo haga… - aquel joven se detuvo en seco y giro.
-Se viven tiempos en donde los hijos pasan a hacer una preocupación terciaria para los padres –
Sus miradas se encontraron, parecían que el tiempo se había detenido en ese instante, aquel ángel pudo ver, tras esos orbes cristalinos, una pureza que nunca antes había encontrado en ningún ser vivo, podía sentir que aquel musculo que palpitaba todo el tiempo, para hacerle recordar que tenía una parte humana, empezaba a latir con tanto ímpetu pero a la vez de una forma cálida.
Sus pensamientos divagaban entre hacerlo suyo en ese momento, o tan solo abrazarlo para sentirle real, su imaginación viajaba más allá que el bello ocaso que se formaba en aquel momento.
-Mi padre es un sacerdote que siempre se ha preocupado por su prójimo, dándole tanto amor y comprensión, ¿Cómo puedes decir que no le importaría su hijo? – el joven le increpo en un tono molesto, frunciendo el ceño.
-Un sacerdote que justifica la creencia hacia Dios, manchando las espadas de la religión con sangre… -
-¡Retira lo dicho! Dios es justo soberano del mundo, siempre ante una causa tiene que haber un sacrificio, aquellas almas serán perdonadas, nuestra religión les otorgara la salvación eterna, si logran arrepentirse a tiempo –el joven cada vez se ofuscaba más.
-¿Y crees que el fin justifica los medios?, no cabe duda, siendo un humano común y corriente es lógico que te alíes con el ser que te dé más seguridad –
-¿y qué me dices de ti? ¿Acaso no crees en Dios? –
-El que crea o no, no es tema de discusión –
-Te dices llamar mensajero, pero no escucho hasta ahora tu mensaje, ¿Quién realmente eres? –
Jong In sonrió un poco y camino lentamente hasta el joven, que retrocedía con temor…
-Ya te dije que soy un mensajero, pero no traigo misivas como vez, tampoco pretendo ser alfa y omega, simplemente ahora estoy en la tribuna del espectador… -
-Que cómoda posición la tuya, mientras todos estamos en medio de guerra santa –
-Yo luche mi propia guerra, aunque el resultado final, haya sido quedarme atrapado en un laberinto redondo – dijo mientras tiraba un poco de su cabello.
El ángel sabía que aquel muchacho, estaba experimentando miedo, podía percibirlo, era como si esas ondas que le hacían atemorizar, golpeaban contra el…
-Pero… no temas, no pretendo hacerte ningún daño, solo quiero tener alguien con quien charlar, soy Kim Jong In, ahora que me presentado ¿puedo saber tu nombre? –
-Soy Kyungsoo, Do Kyungsoo – respondió el joven aun temeroso por la presencia de Jongin.
Aquel encuentro, predestinado por los Dioses, convirtió una fantasía en una historia real, en ese preciso momento el sentimiento más puro, que podría surgir entre dos almas que estaban destinadas a luchar, había florecido sin predecirlo. En un mundo tan cambiante, el destino solo se delimito en la historia de aquel ángel caído y aquel mortal…
Los días pasaron, así como los meses y los años, aquel joven muchacho ya se había trasformado en un hermoso hombre, y aquel ángel hermoso, siempre iba a su lado en silencio…
-Kai regresaste – Kyungsoo veía a Jongin regresando con un pequeño carrito.
-¿y eso? – pregunto curioso Kyungsoo.
-Es un obsequio para ti, ya que no me gusta que tus manos se maltraten por trasladar las flores de un lugar a otro… -
-¿enserio? Gracias Kai – aquel joven le dio un beso en la mejilla a Jongin haciendo que este último se sonroje.
-De nada – murmuro Jongin mientras trasladaba su mano a la mejilla donde minutos antes se había apoderado los labios de Kyungsoo.
-Entonces ¿vienes conmigo? – pregunto el joven sonrojado.
-Claro, vamos –
Jongin le tendió la mano con suma delicadeza, a lo que Kyungsoo tomo con suavidad y firmeza, ambos parecían disfrutar de aquella calidez que emanaban sus manos entrelazadas…
-Jongin – Kyungsoo llamo a aquel ángel.
-Dime… -
-¿alguna vez te has enamorado? – pregunto sonrojado.
-Mmmm, no estoy seguro ¿Por qué? – respondió Jongin con timidez.
Kyungsoo negó lentamente con la cabeza – por nada, simple curiosidad – siguió caminando. Jongin sabía que detrás de esa respuesta había un porque cayendo al vacío.
-Sabías que la curiosidad es la madre de la filosofía –
-¿uh? – Kyungsoo negó lentamente - ¿Por qué me dices eso? –
-Porque gracias a filosofía se descubrieron muchas cosas, y el hombre se pudo cuestionar un sinfín de sucesos – Jongin se detuvo.
-Cierra los ojos… - le dijo suavemente a Kyungsoo.
-¿para qué? – respondió el joven temeroso.
-Confía en mí, solo hazlo –
Kyungsoo cerró lentamente sus ojos, presionándolos contra sus parpados…
- Si quieres descubrir el amor, no debes preguntar, si no actuar –
Al escuchar esas palabras Kyungsoo sintió el aliento de Jongin golpearle sobre el rostro, el quiso abrir los ojos, pero grande fue su sorpresa cuando sintió los labios de aquel ángel fundirse con los suyos, abrió los ojos en señal de shock, pero tan pronto como sintió los brazos de Jongin aferrarse a su cintura, inconscientemente sus brazos viajaron hasta posarse sobre el cuello del ángel, y se dejó llevar por el momento. Este era su primer beso, pero no estaba arrepentido de dárselo a Jongin, ahora estaba más que seguro de que él se había enamorado perdidamente de Kim Jong In…
Aquellos jóvenes enamorados vivieron su amor con tanta devoción, que un juramento, no era suficiente para ambos…
-D.O – murmuro Jongin mientras se recostaba en las piernas de aquel joven.
-Dime – Kyungsoo sonreía mientras acariciaba suavemente los cabellos de su amado.
-Hagamos un juramento – dijo el joven ángel mientras miraba cariñosamente a su muso.
-¿juramento? ¿Por qué? –
-Porque no sé lo que pasara mañana, por eso quiero prometerte, que pase lo que pase, así nuestros cuerpos dejen este mundo nefasto, nuestro amor seguirá más allá de la eternidad –
-Prometo, que no importa, por cuantos mundos mi alma viaje, siempre estaré destinada a amarte Jongin –
Aquella promesa, sin pensarse sería la última que compartirían las dos almas enamoradas, aquella que se selló con un beso, fue el inicio de una despedida.
-¡Jongin!... despierta ¡Jongin! – escuchaba una voz que hace mucho no oía.
-¿Sehun? ¿Qué haces aquí? ¿Kyungsoo? ¿Dónde está? –
-Se lo llevaron –
-¿Quiénes? –
-Los rebeldes –
-¿Qué? – Jongin se puso de pie rápidamente.
Salto de aquella torre, aquellas alas brillaban con la misma intensidad de las llamas que abrazaban la ciudad…
-¡Kyungsoo! ¡Kyungsoo! – grito aquel ángel desesperado.
-Es inútil todo está quemado – dijo Sehun.
Jongin corrió hacia la iglesia, donde su amado solía quedarse durante el día, cuidando el pequeño jardín que ahí tenía. Abrió lo que quedaba de la puerta de la iglesia…
-¡Kyungsoo! – grito Jongin al entrar.
Miro hacia todas las direcciones posibles, su mirada se detuvo en seco, al ver un cuerpo yaciendo sobre aquel jardín, su respiración se cortó seguido de un palpitar incesante…
-¡Kyungsoo! – corrió hacia el cuerpo que yacía inerte.
-¡Kyu…ng…soo! – dijo Jongin entre lágrimas.
-Kai… - aquel muchacho abrió lentamente los ojos.
-Tranquilo, estarás bien, no te esfuerces, pronto estarás bien –
-No Kai, mi tiempo está terminando… - el evoco dichas palabras con el poco aliento que le quedaba.
-No digas eso, yo… - aquel ángel por primera vez lloraba.
-¿Recuerdas tu promesa?, así nuestros cuerpos dejen este mundo nefasto, nuestro amor seguirá más allá de la eternidad- dijo Kyungsoo mientras secaba las lágrimas de Jongin con el dorso de su mano.
-Yo no estoy preparado para seguir sin ti… - dijo el ángel entre lágrimas.
-Lo aprenderás a hacer Kai… -
En ese momento Jongin abrió sus alas, esas imponentes alas, propias del castigo de ser un ángel caído…
-Un ángel… - musito Kyungsoo.
-Dios de los cielos, castigador de almas pecadoras, os ruego por el alma de mi amado Kyungsoo, os ruego que me castigue a mí, aquel ángel caído que se rebeló ante ti, y que no se arrepintió, átame eternamente a este mundo, has padecerme el peor sufrimiento, al tenerme atado a esta tierra que me hará polvo el día del juicio, pero deja que el viva… -
-Es inútil Jongin, la ira de Dios ha caído sobre los hombres, descendentes directos de Adán y Eva, fruto del pecado cometido, tú ya estas sufriendo el peor de los castigos, que es ver morir a tu amado, y así será por la eternidad, le veras morir una y otra vez y tú no podrás hacer nada… - Cito Sehun mientras dejaba a relucir sus alas.
-Señor, padre celestial, Dios de los cielos, tú que eres alfa y omega, permitirme como acto de misericordia de tu parte, no hacer padecer este calvario a Kyungsoo – Las lágrimas de aquel ángel eran tan profundas, que Kyungsoo miraba a los cielos.
-Kai, si en realidad nos pertenecemos el uno con el otro, no importa cuántas veces seamos separados, al final siempre estaremos juntos… Yo volveré, si de polvo nací, del polvo volveré a renacer, no importa el tiempo que tarde, por favor espérame- Kyungsoo sujeto la mano de Jongin fuertemente.
-No me dejes Kyungsoo te lo ruego… -
- Los ángeles no deben llorar, estoy feliz de que me haya enamorado de un ser divino, porque así tengo la certeza de que pase lo que pase tú me encontraras… -
Jongin abrazo fuertemente a su amado Kyungsoo…
-Lo prometo, no importa los años que tardes en volver, yo volveré a encontrarte – Jongin beso a Kyungsoo como si de ello dependiera su existencia.
-Te amo Kai…-
Con esta última frase Kyungsoo cerró sus ojos lentamente, dejando caer sus brazos lentamente sobre el césped.
-¡KYUNGSOOOOOOOO! –
El grito desgarrador de aquel ángel, retumbo por toda la tierra esa noche, y se impregno en los oídos del mundo, así como aquella promesa eterna que aquel ángel nunca olvidaría…
Notas finales: Nos leemos a la proxima :DDDD

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