CUEVA COMPARTIDA
Estaba andando por un camino, cuando de repente este desapareció y se encontró envuelto en unos árboles. Vio a su alrededor y no había nada que le indicara el camino que debía de tomar. Tampoco era como si le importara mucho eso, ya que igual tampoco tenía un rumbo fijo y solo daba vueltas en busca de algún lugar donde quedarse. Empezó a andar siguiendo ese rumbo que no sabía a dónde le llevaría hasta que llegó a un río. Sonrió y dejó su ropa, que consistía en una tobillera de piel, una falda también de piel y un collar con pequeños colmillos y unas conchas que colgaban de una correa trenzada pero fina. Llevaba también una bolsa la cual dejó encima de la ropa en una roca que había en la orilla del río y se metió en la fría agua. Sumergió su cabeza y lavó su pelo con el agua antes de ir de nuevo a la riba de ese río ya que había visto unas plantas realmente importantes. Las cogió y las trató de manera adecuada obteniendo un jabón natural que uso para limpiar su largo y grisáceo cabello.
Cuando acabó de limpiar el cabello y de quitarse el jabón, salió del agua y se vistió antes de buscar dentro de la bosa, un peine de hueso que llevaba siempre consigo. Empezó a peinar su cabello con dedicación. Cuando hubo acabado de cuidar su pelo se levantó y se acercó a esas plantas para hacer jabón, y recogió unas cuantas por si las necesitaba más adelante. Las guardó en su bolsa y se la puso preparado a emprender de nuevo su viaje. En ese momento escuchó unos gruñidos que hicieron que se sobresaltara un poco, pero después le restó un poco de importancia y siguió su camino algo más cauteloso por si tenía que defenderse de alguna bestia. Durante ese camino encontró una cueva así que se dispuso a explorarla para ver si era adecuada para vivir. Mientras la exploraba vio que había algunos restos de animales esparcidos por el lugar, era obvio que en ese lugar vivía un animal y que allí llevaba a sus presas para comérselas, pero no estaba en ese momento, así que decidió apropiarse del lugar encendiendo un fuego. De ese modo el animal tendría miedo y no se acercaría a la cueva renunciando en el acto a esta.
Reunió las brancas necesarias para encender un fuego y después con algo de esfuerzo encendió el fuego por fricción entre la madera. Consiguió encenderlo y entonces se fue en busca de más madera para evitar que se apagara el fuego más adelante y poder alimentarlo. Volvió a la cueva con las branquitas que había encontrado y las dejó a un lado, después empezó a limpiar el lugar quitando los rastros de los huesos de la cueva. Los sacó de esta y los llevó lejos, allí hizo un agujero y los enterró en un lugar bastante profundo para que los animales salvajes no se aproximaran en busca del alimento que tampoco había ya que la carne había sido bien repelada. Mientras hacía eso escuchó un ruido y vio un animalito el cual rápidamente cazó y lo llevó a la cueva al acabar de enterrar los huesos.
Cuando llegó a la cueva cogió los huesos que le habían parecido útiles de guardar y los acercó un poco al fuego para examinarlos. Pero decidió que eso lo podría hacer mientras se asaba la carne, así que primero creó un “asador” con unas maderas más resistentes y preparadas y puso la carne sobre el fuego a una distancia perfecta para que la carne se asara pero no se quemara. Entonces volvió a su tarea de examinar los huesos los cuales podían servir para hacer muchas cosas.
Mientras estaba concentrado con su trabajo escuchó de nuevo el mismo gruñido que había oído cerca del río. Se estremeció pero de nuevo siguió a lo suyo ignorándolo. Pero el gruñido se escuchó más cerca. Se preguntó a que se debían tantos gruñidos por parte de ese animal, pero nada más. Al rato el gruñido se escuchó en la puerta de la cueva y levantó su cabeza viendo a una persona de pie en ella. Se levantó del suelo y la miró, aunque los rayos del sol que entraban por la cueva no le dejaban ver bien a la persona en concreto, su silueta parecía fuerte.
r13;¿Quién eres? r13;preguntó esa persona des de la puerta, antes de emitir otro gruñidor13; ¿Qué haces en mi cueva?
r13;¿Tu cueva? r13;se sorprendió el otro ya que no pensaba que fuera una cueva de un humano ya que no había visto ningún fuegor13; Pensaba que era de animal.
r13;Yo soy un lobo r13;respondió el otro con una sonrisa algo burlona.
El otro no respondió nada, solo lo miró unos momentos y se fijó mejor en esa apariencia que lucía el chico. Tenía el pelo de color rosa y sus ojos eran claros, en este aspecto no se parecía en nada a los lobos, pero su aura era la de una bestia y su rostro si tenía algo que no lo hacía parecer humano.
r13;Veo que te pusiste a asar carne en mi casa, ¿un regalo de bienvenida? r13;preguntó acercándose y sentándose delante del fuego cogiendo el palo donde estaba la carne.
r13;Pues claro que no r13;le gritó el otro cogiendo la carne de las manos del otro.
r13;Aun no me dijiste quien eres.
r13;Ni tu tampoco te presentaste r13;le dijo algo molesto el peli-gris.
r13;Me llamo Garshya Wolfein.
r13;Yo soy Vanfeny Vamp r13;respondió antes de darle un mordisco a su comida haciendo que la carne goteara un poco de sangre ya que aun estaba cruda.
r13;Ya veo que eres todo un vampiro, comiendo carne ensangrentada r13;le dijo sin pensarlo mucho.
r13;Y tú eres una bestia.
Y así se quedaron callados ambos mientras Vanfeny comía la carne y el lobo lo veía con hambre. Entonces se levantó y se fue en busca de comida, la cual obtuvo enseguida y regresó a la cueva donde empezó a abrir al animal y a comérselo sin siquiera cocinarlo. Primero comió lo más bueno, las entrañas del animal, y más tarde se dedicó a comer la carne.
r13;NO DEJES LOS HUESOS ALLÍ TIRADOS r13;fue el grito que se escuchó después de haber comido.
r13;Es mi cueva tengo todo el derecho del mundo a dejar las cosas donde quiera.
r13;TEN MÁS RESPETO POR LOS DEMÁS.
r13;Pero si fuiste tú quien invadió mi cueva…
r13;LIMPIA ESE DESASTRE.
r13;No pienso limpiar r13;respondió cruzándose de brazos antes de sentir un aura negra muy cerca de élr13; o tal vez sí r13;acabó diciendo recogiendo los huesos.
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Pasaron unos días más en los que ambos estuvieron juntos viviendo en esa cueva. Al principio el mayor estaba algo reticente en el hecho de dejar quedar al chico ese en la cueva pero ahora ya se había acostumbrado a su presencia y no le desagradaba. Tenían una convivencia no muy pacifica, la verdad era que peleaban un 70% del día y el otro 30% no lo peleaban porque dormían. De todos modos solo tenían pequeñas discusiones que no llegaban a ser peleas si quiera. El peli-rosa se había estado fijando en Vanfeny y había visto un punto del cuerpo de este que lo dejaba embobado: su trasero. Y al parecer este se había dado cuenta y aprovechaba para divertirse. Le gustaba la cara que ponía este cuando su trasero quedaba un poco más expuesto, pero sobre todo le gustaban esos gruñidos que Garshya hacia en esos momentos de excitación y que lo hacían estremecer.
En este momento se encontraban ambos en el río, ya que Vanfeny había decidido que cada día iría a lavarse como mínimo el pelo, y Garshya lo estaba observando des de fuera del agua, como este se quitaba la ropa, dejando su trasero bien desnudo delante de él y se bañaba, limpiando bien su pelo con ese jabón natural. Mientras lo observaba el peli-rosa iba dejando ir algún gruñido, el cuerpo de Vanfeny lo excitaba y quería comérselo. Este sonrió porque ya sabía que era lo que sentía Garshya, pero él no iba a dar ningún paso, eso debía hacerlo el peli-rosa.
Salió del agua dejando ver todo su cuerpo y se sentó en la roca esperando a que su cuerpo se secase un poco antes de vestirse, pero no le dio tiempo de eso cuando sintió como algo lo derribaba contra el suelo aunque sin hacerle daño. Al principio se sorprendió pero luego recobró su expresión “indiferente” ya que había entendido que pasaba.
r13;¿QUÉ HACES BESTIA? r13;le gritó notando los brazos fuertes del chico aprisionándolo.
r13;Quiero comerte r13;fue la respuesta de este antes de besarlo de forma ruda y apasionada.
Vanfeny correspondió al beso gustoso, sabiendo que de todos modos no podría escapar de esos fuertes brazos. El beso se acabó por la falta de aire y Garshya pudo ver un pequeño sonrojo en esas pálidas mejillas por lo que sonrió y empezó a lamer su cuello iniciando así un acto impuro, el cual era la manera que ambos tenían, de mostrar que se gustaban mutuamente.
FIN