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Entre Las Olas Del Mar por Annis

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Notas del capitulo: Holassss! *u*/!
 
¿Cómo han estado? Espero que bien! ^^
 
¡¿Ya me habían olvidado, cierto?! TT~TT malos! -aunque admite que tiene parte de culpa por no haber publicado nada en bastante tiempo-
 
A lo que vamoos...
 
ENJOY!

 Entre Las Olas del Mar.


 


La noche era calurosa, pero la espera en el malecón se volvía soportable con las frías brisas que el gran azul, ahora convertido en un gigante color negro, arrojaba con cada bocanada de agua y espuma.


 


Cierra los ojos y ahora, con algo de esfuerzo llega a su mente en ese seductor vaivén, su recuerdo.


 


 


<Daesungie> Le parece escuchar su voz llamándole. <Daesungie> El corazón ya no amenaza con colapsar, tan solo se acongoja y comienza a contraerse con cierta fuerza dolorosa. <Daesungie>


 


 


 


-- Dae...


 


 


La voz que irrumpe sus melancólicos recuerdos anuncia que la espera ha terminado.


 


 


-- Tardaste. --Replicó. Esa persona sabe que detesta esperar demasiado, sabe perfectamente que pronto se desespera.


 


-- Pero al fin llegué. Eres quisquilloso.


 


 


Kang Daesung, no logra comprender las razones del caprichoso destino por haber provocado su encuentro con esa revoltosa persona. ¿Por qué se conocieron?


 


 


Entonces recuerda en un parpadeo la primera noche de esas dos semanas que llegó al complejo turístico; recuerda su lucha por huir de la masa asfixiante en que se había vuelto su vida; escapó de todos, se dirigió con un poco de desorientación hacia el mar; hipnotizado por el delicado sonido y embriagado por el perfume salino, finalmente llegó al malecón. En mucho tiempo el enigmático océano le concedió un consuelo tan buscado. Experimentó esa paz sanadora... Y luego, se manifestó.


 


Al principio parecía ser una molesta sombra que irrumpía su intimidad, pero, si algo le atrajo fue la mística que desprendía. Emergió de las olas del frío mar como si de un dios marino se tratase; la silueta cubierta por la oscuridad de la noche sin luna, y las orbes que destellaban una luz vivaz con emoción triste, deshacían a la deidad para revelar una mortalidad encantadora. Esa criatura se acercó al percibir su mirada… quizás por la empatía que experimentaron cuando se cruzaron la vista. La voz suave, ligeramente ronca, el timbre jovial.. Era la vida en cuyo extremo se escondía tímidamente la soledad.


 


 


Un saludo que respondió, al primer minuto supo que sería difícil de liberarse de él. Sin embargo se fue habituando a esa singular presencia.


 


 


Lee Seunghyun, un año menor que él, universitario, de vacaciones con un grupo de amigos, popular, y muchos datos irrelevantes.


 


Estar a su lado, escucharle balbucear sobre tonterías, estremecerse asombrado por las ruidosas carcajadas producto de algún insípido chiste. No fue capaz de regresar a su morada hasta el amanecer, que por cierto fue forzado a admirar. No se arrepintió, ya que se trató de un fenómeno sin precedentes. Nunca antes había percibido la hermosura de un cielo y un mar que destiñen la oscuridad para volverse rosácea. La noche siguiente volvió a ocurrir; se había asegurado de ir más temprano para evitarlo. No obstante, en su camino por la orilla de la playa, disfrutando de la arena mojada bajo sus pies. Lee Seunghyun se presentó frente a él, nuevamente retornó a su habitación hasta la madrugada. No hubo amanecer que presenciar y eso le decepcionó un poco aunque no quiso aceptarlo.


 


Al suceder el tercer encuentro, decidió que no renegaría más de esa presencia, disfrutaría de ese chico. De la cosquilleante y agradable sensación que resultaba estar a su lado.


 


 


Fue así que comenzaron las reuniones nocturnas; caída la noche profunda se encontraban en el malecón. Conversaban, a veces caminando por la playa, otras veces jugaban con las diminutas olas del mar que morían al tocar tierra, y finalmente acabaron por sentarse en las rocas bajando del malecón para sentir el mar tocando sus pieles en esa danza tan conocida.


No se marchaban hasta después del amanecer, único momento en que el menor callaba su voz y se dedicaba a mirar con ojos soñadores la transformación del cielo nocturno a una luminosa alborada. De ese compañero había aprendido a gozar de las cosas minúsculas. A encontrarle sentido a la vida.


 


 


-- ¿Estás listo?


 


 


Seungri, como determinó una semana después que le llamara, exigió su atención.


 


 


-- Sí. Tú no luces nervioso.


 


-- Es porque he hecho esto ciento de veces.


 


-- Mentiroso.


 


-- ¿Cómo sabes que miento?


 


-- No lo sé. Pero estoy seguro que mientes.


 


-- Es absurdo. ¿Cómo puedes tener la certeza de algo si no sabes su razón?


 


-- No todo tiene una explicación. Solo siento que mientes.


 


 


La sonrisa burlona, ya estaba acostumbrado a ella, estaba acostumbrado a verla, la apreciaba. Ya no era un secreto, Seungri sabía días atrás que comenzaba a sentirse atraído de esa misma manera en que usualmente un chico experimentaría por una chica. ¿Un romance de Verano o el momento más humillante de su vida?


 


 


<No sabía que eres gay.>


 


<¿Te molesta?>


 


<En absoluto. Tú también me atraes.>


 


 


Sí, esa pequeña y reveladora conversación. El motivo de lo que iban a hacer en unos minutos.


 


 


-- Bueno, ¿Quieres hacerlo o no?


 


 


Vaya que su compañero era un impaciente. Probablemente porque estaba nervioso por el asuntillo.


 


 


-- De acuerdo.


 


-- Vamos, vamos.


 


 


Se puso de pie, quedó frente a su compañero.


 


Se miraron, las dudas desaparecieron en ese breve instante en que intercambiaron a través del iris; sus vivencias calladas. Poco a poco sus rostros se acercaron... A la par sus ojos fueron cerrándose con parsimonia. Casi con una sincronía exacta.


 


 


Uno…


 


Dos…


 


Tres...


 


 


Los labios tocaron otros, se paralizó todo. Ese instante en que todo lo es y nada es. Para Daesung era una experiencia embriagadora. Tenía años sin besar unos labios.


Fue feliz, en su pecho se esparció una calidez que tanto estuvo añorando.


 


 


 


Uno…


 


Dos…


 


Tres...


 


 


Seungri se alejó con ese letargo propio de un hombre embrujado por el hechizo de amor.


 


Los ojos se abrieron, las respiraciones reactivaron funciones. Otro instante que sirve para asimilar lo sucedido. Un beso.


 


 


-- Se siente bien.


 


 


Imprudente como parece ser. El más joven rompe la emoción del momento, no obstante, es sin malicia. El pobre chico tan solo es de corazón puro que tiende a ser demasiado honesto. Su corazón posee la ingenuidad de un niño.


 


Kang solo puede asentir mentalmente a lo argumentado. Se sintió realmente bien. Demasiado bien. Perfecto.


 


 


-- Quiero otro, pero... Más intenso.


 


 


Para ser un novato, estaba yendo demasiado rápido para su gusto.


 


 


-- De acuerdo.


 


 


Accedió porque descubrió que también lo deseaba, tanto o más que Seungri.


 


 


Uno…


 


Dos…


 


Tres...


 


 


Los rostros adquirieron un semblante serio pero no rígido.


 


 


 


Uno…


 


Dos…


 


Tres...


 


 


Se fueron acercando bajo la luz de la luna fungiendo el papel de un testigo presencial de la unión de esas dos almas gemelas.


 


 


 


Uno…


 


Dos…


 


Tres...


 


 


Las olas del mar elevan su cántico mientras los labios vuelven a reencontrarse. La textura es la misma. La calidez es idéntica al destello anterior.


 


 


Las respiraciones chocan, las mejillas se rozan. El mayor desliza cuidadosamente la lengua sobre esos terciopelos cerrados. La entrada tímidamente se va abriendo. Con calma aguarda, ambas bocas se abren para que las lenguas se presenten la una a la otra. El inicio es recatado, en una secuencia relativamente rezagada. Los alientos se intercambian.


 


Entonces, Seungri va ejerciendo una presión, va exigiendo terreno, revela una ansiedad muy acorde a su edad y falta de madurez. Se suponía que no habría mayor tacto, eso cambia. Daesung interpone sus manos sobre ese pecho invasor y deshace el beso que estaba a punto de volverse apasionado.


 


 


 


-- Basta. --Refrena.


 


 


El otro obedece, al instante abre los ojos y jadea dificultosamente. Sonríe juguetonamente.


 


 


 


-- Me tengo que ir. –Anuncia dejando de sonreír.


 


 


Algo en el interior del mayor se rompe. Un presentimiento, un miedo, un dolor.


 


 


-- ¿No te quedas hasta el amanecer?


 


 


Para su infortunio, la cabeza se mueve dulcemente.


 


 


-- No puedo.


 


-- ¿Te veré mañana? --Esa angustia crece. Escose como una herida abierta… reabierta.


 


-- No volveremos a vernos.


 


-- Es un adiós. --Odiaba esa palabra. La maldita palabra que escupió casi con rabia.


 


-- Regreso a casa en el vuelo a primera hora.


 


-- Quédate conmigo al menos hasta que termine la noche.


 


-- Solo vine a despedirme.


 


-- Dame un número, un email...


 


-- No. Fue bueno mientras duró. Pero es aquí donde nuestros caminos se separan y yo espero que jamás se vuelvan a encontrar.


 


-- ¿Por qué?


 


 


Seungri sonríe melancólicamente.


 


 


-- Tú ya sabes eso.


 


-- Podríamos…


 


-- De ninguna manera. No quiero ser un reemplazo, no quiero ser herido. Comienzo a odiar mi nombre real debido a ti. No puedo con un fantasma y mucho menos con un corazón que no será mío.


 


 


 


<Su nombre era Seunghyun, como el tuyo; Choi Seunghyun. Murió en un accidente de tránsito. Regresaba a casa. Lo último que me dijo antes de marcharse, fue "adiós". Cuando me dejó esperando su llamada por una hora intuí que algo andaba mal.> Una radiante noche de esas dos semanas se había confesado; la razón de odiar su existencia; el motivo de menospreciar los amaneceres... Su gran primer amor que perdió trágicamente.


 


<Lo siento mucho.> Riri-ah, expresó el pésame de una forma tan conmovedoramente que estuvo a punto de llorar.


 


<Fue hace cinco años. Hace mucho tiempo.>


 


<No digas eso. En tu persona se nota como si hubiera ocurrido hoy. No ofendas su recuerdo ni tus sentimientos.> Con ese tono triste le regañó. Quizás fue en ese momento de empatía en que su corazón anhelante de amor se aferró a ese chiquillo.


 


 


 


-- ¿Me parezco mucho a él? --La pregunta era ingenua e imprudente, como es Seungri.


 


-- Sí. Pero solo en personalidad.


 


-- Fue una persona muy genial. --Sonrió suavemente alivianando la tensión.


 


-- Dime tú, confiesa. No eres gay.


 


-- Te pareces a ella. --Soltó sin más y lo que le asombró fue que realmente no le parecía extraño.-- La misma forma de ojos, labios muy semejantes, sonrisa brillante... Eres su versión masculina.


 


-- ¿Qué pasó?


 


-- Fue la única chica a la que he respetado... Y ella, se embarazó de otro hombre. La quería a pesar de todo, pero lo hizo a propósito para casarse con él. Ahora son felices. Todos lo son, menos yo.


 


-- Creo comprender...


 


-- Por eso no debemos estar juntos. No seríamos felices. Nos encerraríamos en el pasado, nos lastimaríamos y terminaríamos odiándonos. "Un clavo saca a otro clavo" es una estupidez.


 


 


Kang admiró más a ese chico por la sinceridad. La pureza de sus sentimientos. Perderle de su vida dolía todavía más.


 


 


-- Yo... --Estaba por insistir, cuándo un sujeto apareció en escena.


 


-- ¡Seunghyun! –Se trataba de un chico mayor, el cabello resplandecía platinado, los músculos resaltaban a plena vista debido a la falta de prenda. La bermuda marcaba la cintura. Con esa actitud recia tomó la muñeca del menor.-- ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Estás consciente de lo preocupados que estamos al ver la cama vacía?! Vámonos.


 


-- Youngbae. Exageras. Estoy con mi amigo, despidiéndome.


 


 


Daesung solo pudo presenciar la escena. Se sintió un estúpido por no saber cómo intervenir.


 


 


-- Lo que sea. Perfectamente sabes que no me gusta nada que andes solo... y menos en la playa. Cerca del mar. Espero que no estés muy ebrio.


 


-- ¡No he bebido nada! --Repeló el otro. Negándose a ir.


 


-- Nadie quiere que vuelva a ocurrir un "incidente".


 


 


Captó el tono especial en esa palabra. Miró a Seungri, este se percató de la importancia de ese detalle. Le vio ruborizarse.


 


 


-- ¡Cállate!


 


-- ¡Nos preocupamos por ti! ¡Nos importas! Me importas.


 


 


Justo en ese instante, todo tuvo sentido para Kang.


 


 


<Eres de admirar. No has sido de esos enamorados empedernidos que ante una pérdida se ahogan en el alcohol y cometen estupideces, como intentar quitarse la vida.> Ahora recordaba esas palabras. Su dongsaeng las había dicho para respaldar su respeto hacia su duelo.


 


 


-- ¡Fue un accidente!


 


-- Estuviste en terapia intensiva. Tenías agua salada en los pulmones. Fue algo muy serio.


 


 


Le vio mirarle con súplica "No le creas" eso parecían decir los brillantes ojos. Demasiado tarde, había atado cabos.


 


Ri-ah, decepcionado de la chica que ha amado profundamente, intentó un suicidio al beber de más, el medio al que recurrió parecía ser el mar, por lo que decía ese chico que intentaba llevarse a su compañero de penas. Y aunque el plan resultó infructuoso, se trató de una situación grave.


 


 


Otra revelación, un poco obvia, era el amor que profesaba el rubio hacia Seungri. La ferocidad de la voz, el miedo a perderle reflectado en esos ojos intensos. La sobre protección, parecía que el mayor había jurado salvarle de todo mal y no abandonarle. Tenía sentido las visitas nocturnas, cuando todos dormían. Seungri se escabullía porque ama el mar.


 


 


-- Nos Vamos.


 


-- ¡No! E-Espera… --El jaloneo se hizo intenso, como los peces luchando desesperados por salvar la vida una vez que descubren que han caído en la trampa de un pescador.


 


-- No. –-Respuesta escueta y reveladora.


 


-- Te odio. –-Esa era una mentira que los tres sabían perfectamente, pero el menor se empeñaría en ello como si fuese la verdad absoluta. Lee Seunghyun era muy terco.


 


-- Deja de hacer rabietas, pareces un niño.


 


-- Y tú, un exagerado. ¿Quién te crees que eres, mi madre?


 


 


Seungri y Youngbae se enfrascaron en una pelea de miradas. Daesung sabía que estaban por llegar a los límites de algo que a simple vista había estado concentrándose. Una confesión en poco iba a darse, y quizás explotaría una amistad. Porque definitivamente su dongsaeng le rechazaría.


Tampoco veía muchas ganas de resignación para el rubio platinado. Se denotaba una voluntad de hierro.


 


 


-- ¡¿Quién me creo…?! –-Apretó el agarre.-- No me creo, Soy. Soy una persona que se preocupa por ti, una persona a la que le importas. Que intenta mantenerte vivo y cuerdo. Soy la persona que te sacó del maldito mar e intentó reanimarte como un desesperado. Fui la persona que se quedó en el hospital junto con otras muchas personas que te quieren, hasta que despertaras. Soy la persona que es feliz de tenerte.


 


 


“No lo hagas” Fue el pensamiento egoísta de Kang. “Aún no lo hagas.”


 


 


Sin embargo, en esos oscuros ojos donde la alegría y la melancolía se entrelazaban, se vislumbró un asombro, un descubrimiento… esas palabras habían entrando hondo de la misma manera en que el océano arrastra a sus profundas aguas lo que se posa en sus orillas mansas.


 


 


-- Bae hyung… sabes qué…


 


-- Necesito que comprendas. Hay muchas personas que te queremos y te apreciamos. Respetamos tu dolor, pero también… respeta nuestros sentimientos. Piensa en Ji, en Jonghun, en Hara, en Sanghyun, en Hanna, en tus padres… en mí.


 


-- No estoy haciendo nada malo. Solo, solo quiero estar a solas. Hoy vengo  despedirme de un amigo.


 


-- ¿Un amigo? –-Entonces se volvió a ver a Daesung que luchaba por mantenerse ecuánime a todo el drama que había presenciado, a lo mucho que continuaba desconociendo de ese chico; ese chico que le estaba desgarrando las pocas ganas de vivir con su despedida.


 


-- Hola, soy Kang Daesung. Mucho gusto. –-Saludó, intentando no perder la sonrisa afable, no mostrar sus sentimientos. Un amigo, eso era lo que había dicho Seungri. No obstante, él no quería ser un amigo más…


 


-- Hola… Dong Youngbae. Disculpa las molestias. –-Se presentó, y aunque suavizó el agarre en la muñeca del menor, en ningún momento le soltó.


 


-- Te presento a mi hyung… un poco tarde, por cierto. –-Seungri sonrió, señalándole.-- Lamento toda la escena. Ellos me sobreprotegen.


 


-- Te aprecian mucho. –-“Algunos te quieren mucho más”. Pensó para sus adentros mirando al mayor.


 


-- Lo sé. –-Un rubor visible se hizo presente.


 


-- Seung…tienes que hacerlo. –-Recordó con una voz mucho más tranquila.


 


-- Sí. –-Asintió, sujetó un poco la mano fuerte del peli-platino para sacar fuerzas.-- Adiós, Kang Daesung. Fue bueno conocerte.


 


 


La despedida que soltó le destrozó. No, no quería perderlo. No, no importaba si debía luchar contra ese tal Youngbae y su honesto amor. Quería estar a su lado, continuar las reuniones nocturnas, las charlas hasta el amanecer, contemplar ese suceso cósmico. Quería seguir escuchando su voz... Besar sus labios.


 


-- Adiós. --Respondió antes de que el rubio se llevara lejos de su vida a Seungri.


 


 


<Daesungie… Te amo.> Se quedó en compañía de la soledad.


 


 


<Daesung. Mi pequeño Daesungie.> Y lloró, el recuerdo de Choi Seunghyun que de alguna retorcida manera revivió en Seungri. Sus miradas distintas, sus voces completamente diferentes, sus apariencias tan… lejanas. ¡Pero eran uno! ¡Lee y Choi se fusionaban en esos encuentros en el malecón! ¡Era él! ¡Era él!


 


 


<Daesungie, Adiós.> Lloró como si lo hubiese perdido por segunda vez, sabiendo en su interior que era lo mejor. “No me digas adiós, no te quiero perder. No te quiero dejar ir” Se atormentaba.


 


 


<Daesungie, Te Amo. Cuando llegue a casa te llamaré ¿De cuerdo?> Su dongsaeng no merecía ser usado, al contrario, tenía que ser muy feliz y ser amado por lo que es. Él no era Choi Seunghyun, por mucho a que aferrara a esa mentira… no lo era. No lo es. No lo será. Nunca.


 


 


<Adiós, baby.> Sus sollozos fueron abrazados por el sonido del mar, sus pies eran acariciados por las olas del mar que quería creer, le intentaban confortar. Inclusive la brisa que revolvía sus cabellos. “No te quiero dejar ir. No te vayas. Por favor.” Continuó con la letanía mental. 


 


 


Lloró hasta que el corazón agotara la reserva de lágrimas, el alma se arrulló al son de las aguas estrellándose contra las rocas. No se movió del malecón hasta haber presenciado la primera alborada sin su pequeño Seunghyun, quien una noche emergió de las frías olas del mar como si de un dios marino se tratase, cuando en realidad se trataba de otro corazón roto que supo amar con intensidad y se negaba a dejar ir su viejo amor.


 


 


Fin.

Notas finales: ¿Qué les ha parecido este ffic? n//n Muero de curiosidad por saberlo. Así que por favor no olviden...
 
DEJAR UN COMENTARIO, POR FAVOR! Los escritores nos alimentamos de ellos así como los lectores de nuestros escritos.
 
He estado muy ocupada ultimamente. Estamos luchando por obtener un contrato de trabajo! La competencia es ruda! Logré pasar la 1ra fase del proceso, aún falta la más importante y pesada de todas... la fase 2! TT~TT
 
Esperamos Lograrlo! *u*/!
 
Si, como se habrán enterado, si no, pues ahora lo harán. Fui a hacerme unos estudios médicos hace un par de días, ultrasonido mamario, pélvico y renal. Los resultado no son graves, pero tampoco alentadores. Estamos un poco enfermitas, pero no se alarmen, sobreviviré... :D
 
Así que ustedes cuiden su salud para no enfermar. No es divertido.
Si pueden, hagan sus chequeos rutinarios, es mejor prevenir que lamentar.
 
 
Como panda-ri anda de "putas" estoy de humor de perros -sí, ya sabe que no debe preocuparse x lo que haga ese hombre, pero no puedo evitarlo U.Ufff- y por ende no tengo ganas de escribir DaeRi.
 
Sin embargo no todo es malo! No! ^^ Estoy preparando otros One-shots o drabbles, lo que salga primero. No les prometo fechas porque sinceramente no sé si tendré tiempo. Ahora que babybeta regresa a clases este Lunes, yo debo tener más responsabilidades hogareñas TT~TT nooooo!
 
Pero sepan que tengo los bosquejos de mis ffics.
 
En fin, me he extendido.
 
Espero que hayan disfrutado este Fic, tanto como yo escribiéndolo, demoré 3hrs en escribirlo! *u*/ 
 
Nos Leemos pronto!
 
^u^
 
#DaeRi4Ever

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