“Primer beso”
Un grito al aire, una mirada apagada por la frustración, un jalón a su camisa; y Yamamoto no hizo más que corresponder a aquella boca que se entreabría para él por razones que era mejor no afrontar por el momento; fundiéndolos a ambos en un calor abrumador, desesperante…
Se suponía que su primer beso debía ser como lo pintaban las películas que el ojiverde siempre considero estúpidas; o como se lo había estado imaginando desde hace diez años atrás, cuando solo era un adolescente despreocupado.
Se suponía que debía sentir aquel cosquilleo que esperó por tanto tiempo, la dulzura de los labios ajenos y aquel toque a tabaco que debía impregnar sus sentidos.
Pero… ¿Dónde había quedado todo eso?
Sus labios no se movían con pasión, era necesidad y la dulzura tenia sabor a sal…
Dejarse llevar por la desesperación era tan doloroso…Quiso reír, era igual de doloroso que ahogar gritos en bocas ajenas…
Se separaron con la respiración entrecortada; después de todo, reemplazar sentimientos por sensaciones jamás funcionaba, el moreno podía dar fe de ello justo en ese segundo, cuando tuvo que estrechar con fuerza el cuerpo que tenia frente a sus ojos antes de que cayera hecho pedazos.
El bombardero ahogó sus gemidos apoyando su cabeza sobre el hombro del espadachín, quien sintió la humedad traspasar su camisa en un instante. Una mueca de tristeza se asomó por el rostro de la calmada lluvia.
Nadie debería llorar de esa manera cuando se daba un beso así.
Cerró los ojos y sus propias lágrimas escaparon de su control, era tan frustrante…Apretó los labios, deslizándose lentamente por la pared hasta caer sentado en el suelo de esa habitación casi en penumbras, aun sosteniendo a un Gokudera, cuyas manos se aferraban a él de forma casi dolorosa.
Se suponía que el primer beso entre ellos debía ser diferente. Se suponía que el sonreiría de tal forma cuando sus labios se separaran, que terminaría ganándose un “idiota” por parte del italiano; quien tendría el ceño fruncido y las mejillas sonrojadas; entonces soltaría carcajadas como si no existiera felicidad más grande en el mundo, porque por fin Hayato era suyo, porque por fin todo el esfuerzo había dado frutos…
Después solo faltaría decirle a Tsuna que el peliplata le había aceptado; y se reiría por la sonrisa tímida y a la vez satisfecha del castaño, quien había estado esperando los mismo años que el japonés para que sus guardianes y mejores amigos fueran felices juntos.
Eso se suponía seria su primer beso…solo risas y alegrías, mezcladas con arrebatos explosivos…
Pero esto no era un juego, ya lo había aprendido hace mucho tiempo atrás, con cada enfrentamiento, cada enemigo, cada herida, cada posible perdida…Se mordió el labio al sentir en carne viva los espasmos de la tormenta producto del desgarrador llanto que no parecía tener fin. En otra situación, Gokudera se hubiera dado cuenta de lo que estaba haciendo, se habría contenido por su orgullo y hubiera continuado sin mostrar un solo signo de debilidad ante nadie…
Yamamoto sabía eso mejor que ninguno…por eso tal vez, su intento de acariciar la espalda del más bajo quedo en el aire, su tacto quemaría, ambos ya ardían en dolor y no podían evitarlo…
Los anillos Vongola ya no existían, Tsuna ya no existía…El juego había llegado a su fin; y la realidad se le mostraba de forma aplastante…
Solo le quedaba pedir que nadie más desapareciera así de su vida…
Que ingenuo estaba siendo…
Fin