No sé cómo describir mi situación ahora. Estoy en un lugar en el que no esperaba estar ni en mis peores días. Mis expectativas crecieron tanto que era casi imposible que me sintiera bien estando en un lugar así.
Mi nombre es Misaki Takahashi. Hace mucho tiempo yo estoy…. Trabajando en la cocina de un hotel.
- En verdad sigo preguntándome ¿Cómo llegue aquí? – suspiro –
- No te quejes, todos pasamos malos ratos y eso no significa que te vayas a quedar así por siempre – mi compañero de charla es Shusei es alguien agradable pero cuando se enoja da miedo, también es quien me renta la casa y cuida de mí, se convirtió en un gran amigo y apoyo.
- A veces me pregunto que hice mal- me pongo melancólico pero sé que más de una persona en mi situación lo haría
- A que te refieres? No es tu culpa no ser guapo, no ser muy agradable, estarte quejando siempre, no ser lindo, ser una total y completa molestia para….
- YA ENTENDI – le grito antes de que termine
- Vamos Misaki sabes que estoy jugando, tú no tienes la culpa de nada es de él la culpa por no haberte querido escuchar y por hacerte todo eso, la verdad es que no entiendo porque te mortificas tanto – me abraza
- Suéltame – lo quito – que molesto eres usa… - me detengo y bajo la cara – gomen shusei…
- Está bien pero deberías dejar de pensar en ese tipo, lo que te hizo no tiene perdón de nadie. – me suelta y se va a chequear sus cosas
- Lo sé pero eso no quita que lo extrañe – digo sin evitar derramar una lágrima que limpio disimuladamente para que Shusei no la vea.
- A trabajar que si llega el chef nos corre a los dos apresúrate con ese platillo
Comencé a trabajar en este lugar hace ya un año. Es difícil contar como comenzó todo, incluso después de este año me es demasiado difícil adaptarme a este nuevo ambiente. Pero quiero creer que hay cosas mejores para mí.
Mi turno en la cocina es por la noche, me dan la mañana entera para descansar y a las 12:00pm en punto tengo que llegar a la recepción de la recepción tengo que ir a la cocina, este doble turno lo pedí al gerente por razones económicas, además me ayuda a distraerme aunque sea un poco y no estar de ocioso todo el tiempo.
- AH! Es verdad mañana es mi día libre… Shusei ¿quieres cambiar conmigo?
- ¿Otra vez? Deberías buscarte una novia, está bien que me gusta tener días libres pero son tus días libres si sigues así vas a terminar colapsando
- Lo siento es que mañana no tendré nada que hacer en verdad y prefiero estar aquí
- Es el primer día que te dan ambos turnos libres deberías aprovecharlo y salir…. A decir verdad yo mañana deseo estar aquí porque…- camina a la pequeña ventana de la puerta de la cocina – ¿ves a aquella señorita de allá? Es Aiko, es la mujer más hermosa que he visto en mi vida y no quiero dejar de verla… aunque solo se quedara una semana no puedo perder ni un día
- Ya veo que te gusta – digo cabizbajo
No es el hecho de vivir en la misma ciudad el que me preocupa, es el hecho de que por toda esta ciudad hay tantos recuerdos que me es imposible olvidarlo.
Usami Akihiko sensei. Solía vivir con él, trabajar en la misma editorial que él me hacía feliz porque podía verlo. Sé que podía verlo en la casa también pero en el trabajo solía ser algo especial, aunque no quería decírselo siempre me hizo feliz el que él me visitara de vez en cuando, me “secuestrara”.
Aunque aún recuerdo muy bien ese día. El día en el que por fin Sumi senpai me quitaría lo que más quería en el mundo.
Sumi Keiichi solía ser mi senpai en la universidad, él amaba a Usami sensei desde siempre, aunque nunca le gusto como escribía, Sumi quería estar con él, pero Usami sensei no quería o eso parecía.
Aquel día yo había estado esperando a Usagi san durante casi una hora después del trabajo, era mi cumpleaños 20 esperaba poder estar con él aunque no se lo dije. Recuerdo que el último tren estaba por salir y decidí ir a casa, corrí a la estación y apenas alcance a llegar al tren. El tiempo se me hacía eterno mientras veía el movimiento del tren por la ventana, cada vez sentía más y más oprimido mi pecho hasta el punto en el que se me hacía difícil respirar de la emoción. Sabe del tren y comencé a correr. Antes de llegar al complejo de departamentos me detuve ¿por qué corría? Usagi san no se iría a ningún lado. Entonces subí con poca calma… casa piso me desesperaba más y más y más por llegar.
Baje del ascensor casi corriendo y entre al departamento. No había nadie en ese lugar o eso pensé hasta que escuche un ruido en el cuarto de arriba. Más específicamente la habitación que compartía con Usagi san. Pensé que usagi estaba preparando una sorpresa para mi entones subí sigilosamente hasta el cuarto y estando ya en frente de la puerta grite “estoy en casa”. Dentro se escuchó un ruido muy fuerte como si algo pesado se hubiera caído y un quejido “¿Usagi se cayó?” entre rapido esperando a que estuviera bien pero la imagen que veria acontinuación no seria ni la mitad de lo que esperaba…..
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He vivido tanto en este lugar que comienzo a extrañar mi era. Yo había llegado a esta era solamente ara buscarla y era la única oportunidad que tenía. No podía regresar y ahora veo que tampoco podía quedarme con ella.
Ella había sido mi compañera de muchas aventuras, creía que el amor que sentía era mutuo, reciproco. Pero solo fue una equivocación mía nada más, pero esa fue algo casi fatal.
No me molestaba dormir en las calles ni nada de eso estaba casi acostumbrado a todo esto, pero me era aún difícil entender cómo es que paso esto.
Poco tiempo después de mi llegaba comencé a buscar algo para lo que fuera bueno. Pero no encontré nada realmente hasta que un viejo me contrato para ayudarle en una pequeña posada. Nos habíamos conocido en un pequeño bar al que asistía casi todos los días para pedir un vaso con agua. No tenía dinero de esta época y el poco que tenia de mi época lo había cambiado y apenas me había alcanzado para mantenerme alimentado con lo necesario.
Este anciano me recordaba mucho a la anciana Kaede. Su cara era casi idéntica. Comenzamos a charlar, me lleve con el exactamente igual que como lo había hecho con Kaede y aun así me contrato. Me conto que tenía un hijo que se había casado pero rechazo la oferta de quedarse en la posada argumentando que no tenía futuro.
Poco a poco, no quiero alardear pero fe gracias a mí, la posada fue creciendo hasta volverse un hotel de 4 estrellas. Solía ser de 5 pero hay tradiciones que aun no entiendo del todo. El anciano Koda murió y por lo tanto le quitaron una estrella al hotel. Me dejo a cargo de todo con la condición de que estudiara lo suficiente, mientras su esposa se haría cargo.
Recuerdo que después de este suceso el hijo del anciano Koda llego una tarde después del funeral para reclamar el hotel como suyo, pero su madre y un hombre negaron completamente eso… yo no quería meterme en esas cosas por lo que me fui pero… su cara jamás la olvidare. Él era el ahora esposo de Kagome. Estaba molesto. No por ella sino porque ese bastardo se había atrevido a venir a reclamar algo que rechazo en antaño y eso no era lo peor sino que no había asistido al funeral de su padre. Eso jamás se lo perdonaría pero las reglas de aquí no son igual que las de mi época. No podía hacerle nada además de que apreciaba mucho a su madre Sara.
Comencé a estudiar. Me fue demasiado difícil pero al final logre terminar los estudios que me pidieron. Al poco tiempo Sara murió de una enfermedad que no tenía cura. Me quede solo en ese enorme lugar.
Una tarde llego un joven de cabello castaño, parecía que había estado llorando, tenía los ojos rojos. Lo que me sorprendió más fue ver el hermoso verde de sus ojos. Era algo tan único, algo que jamás había visto salvo en algunas criaturas en mi era. Pero él era un completo humano. Me pidió un trabajo, le dije que hablara con el encargado de eso. Shuji. Él lo puso en la cocina y tiempo después me comento que también lo tenía en la recepción. No me importo mucho a decir verdad pero esos ojos me tenían embelesado completamente.
Tenía que volverlo a ver de nuevo….