Él sabía que no debería confiar en palabras desconocidas, pero había visto a ese chico en algunas entrevistas a las que había ido.
Jinki estaba sentado en el parque, viendo a través del periódico por enésima vez cuando se había aproximado a él. Se había presentado como Kim Young-Min. Jinki lo consideró un aliado. Otra persona como él sufriendo por la cruel adversidad de la vida. Young-min le dijo sobre las entrevistas a las que había ido y a las que iba a ir. Luego le dio un pedazo de papel con una dirección escrita en él. Era la dirección de la agencia de trabajo de la que Young-min le había hablado, él podía buscar algo de ayuda allí si es que todavía no encontrara trabajo.
Jinki vio el edificio frente a él y luego al arrugado pedazo de papel en su mano, con la dirección escrita en él. Aunque estaba poco entusiasmado en buscar un trabajo, se encontró a él mismo aquí. Porque esto no significaba nada para él. Nada le importaba. Él estaba aquí solo por cortesía de la bondad del otro chico. Miró al cielo. Estaba de un miserable gris, justo como aquel día en el que todas sus desgracias fueron lanzadas a él.
***
Era su día de graduación. Estaba realmente emocionado. Sus padres vendrían a la ceremonia de graduación también. No los había visto desde hace 4 años, desde que dejo su casa en los suburbios y se mudó a la ciudad para continuar sus estudios posteriores. Ocasionalmente él hablaba por teléfono con ellos, pero al año pasado sus llamadas perdieron su frecuencia y se convirtió en una o dos veces al mes. Y ahora ellos vendrían y también sería su graduación, con las notas más altas, tenía más razones para estar feliz.
Se ubicó en su sitio, esperando a escuchar su nombre. Volteó una o dos veces, buscando los rostros familiares en medio de esa multitud tras él, pero no los encontró. Escuchó su nombre y se unió a los otros en la plataforma y aceptó su título. Buscó nuevamente y no los pudo encontrar. “Quizás se atascaron en el tráfico o algo así” pensó para sí mismo.
La ceremonia terminó pronto, aún no había señales de ellos. Esperó, esperó hasta el final, hasta que no hubo nadie más que él en la universidad. Abatido y decepcionado caminó a su residencia con pasos pesados donde fue recibido por un guardián ansioso que caminaba de un lado al otro. El guardián volteó hacia el sonido de los pasos.
“¿Eres tú Jinki?” preguntó.
“Sí” dijo Jinki con un suspiro cansado.
“Te-tengo algo que decirte” tartamudeó. Tomo un respiro profundo, se estabilizó y continuó. “Te han llamado, desde la estación de policía. Tus padres fallecieron en un accidente ayer en la noche. Un caso de conductor ebrio dijeron. Ya alisté tus maletas por ti y también te compré un pasaje. Apúrate, el bus sale en media hora” y el guardián puso el pasaje en la palma de Jinki.
“No” susurró Jinki, al oír su peor pesadilla volverse realidad.
Él lloró en silencio durante todo el camino, recordando cada pequeño momento que pasó con sus padres.
El funeral fue al día siguiente. Muchas personas vinieron a dar sus condolencias y a consolar a Jinki, pero Jinki no sintió nada. Se sentía vacío. Como si hubiera un vacío dentro de él, el cual lentamente lo envolvía desde adentro.
Pasó muchas noches en el cementerio, sentado entre las tumbas de sus padres mirando al espacio, pensando en absolutamente nada.
Y pronto era tiempo de irse. Todo el dinero que sus padres habían guardado fue gastado en la preparación funeral. Ni siquiera tenía dinero para el alquiler, incluso eso solo alcanzaba para él y tenía que regresar a la ciudad, para buscar trabajo y si es posible una nueva razón para vivir; porque él nunca había imaginado una vida sin sus padres.
Cuando era pequeño, les preguntaría a sus padres para que lo acompañaran a todas partes. Odiaba estar solo. Estar solo, ser solitario era peor que la muerte para él.
Él guardia le había permitido quedarse unos días más cuando volvió a la ciudad. Sabía que tendría que mudarse pronto. El nuevo semestre empezaría pronto. Tenía que encontrar un nuevo lugar para vivir, no quería ser una carga. Se mudó y empezó su búsqueda, su búsqueda de algo que exactamente no sabía. Pasó muchos días sin esperanza caminando alrededor de la ciudad. Iría a cualquier lugar donde sus pies lo llevarían.
Y las noches las pasaría en un frío y duro banco del parque, hasta que fuera encontrado por el chico de seguridad. Las noches eran frías y sabía que tenía que encontrar un lugar para quedarse, y para eso necesitaba dinero, el cual obtendría si tenía un trabajo. Y por lo tanto su poca emocionante búsqueda de trabajo empezó porque todo lo que quería hacer era volver a casa, envolverse bajo sus cobijas y llorar con todo su corazón. Pero no podía. Incluso sus lágrimas lo habían abandonado. No había derramado una sola lágrima desde el viaje en el bus. Y tampoco tenía siquiera un hogar al que regresar ahora. Pensó en la residencia, se había convertido en un segundo hogar para él. Recordó la amabilidad del guardia, que tendría que pagar de alguna manera.
Fue sacado de sus pensamientos por una repentina ráfaga de viento, y cerró más su chaqueta. Miró nuevamente al cielo. Estaba más oscuro ahora. Una tormenta se acercaba. Quería terminar esto tan rápido como sea posible y huir de la crisis de esta tormenta.
Pero poco sabía Jinki que esta tormenta indicaba lo que iba a venir en su vida, él ya había sido atrapado por esto. Tomo un respiro profundo e ingresó al tranquilo edificio.