Era otro día mas para JongIn, un chico de último grado de secundaria que se encontraba en el periodo de vacaciones de medio año. Para esa época, las actividades eran reducidas por el miedo a que algo pudiese pasar y el destino le llevase a ser encerrado por policías o ser condenado a un destino que nadie se esperaría.
JongIn, aquella mañana temprano, había salido de su casa en el centro de Seúl para dar un paseo por la playa, un lugar calmado a decir verdad, pues los crímenes parecían haberse reducido desde que el presidente, había establecido las nuevas reglas de comportamiento que le parecían realmente estrictas, pero que debía cumplir para no tener el terrible destino que había escuchado que habían tenido varios chicos de por ahí, pero el caso que más asustaba a todos, era el del chico que ya llevaba mas de 4 años castigado y aun no había tenido el fuerte destino que habían tenido el resto. Su nombre era Do KyungSoo y todos sabían de su caso, muchos le temían aunque nadie le conocía y por eso casi nadie se acercaba a la playa. KyungSoo, condenado a morir por las fuerzas del mar o por cualquier otra calamidad permanecía amarrado a un poste que daba junto al mar que sostenía un camino a un observador, aquella zona, permanecía cerrada siempre, no había día en que por lo menos, 10 metros antes de aquella zona donde estaba el chico no estuviese cerrada con cintas de no pase; muchos decían haberle visto amarrado ahí de una pierna, que no era un joven de escuela, que más bien parecía un asesino en serie. Pero esos solo eran rumores y ninguno de ellos era total mente confirmado pues esa zona estaba hecha para ser impenetrable.
Pero para JongIn o como sus amigos le llamaban, Kai, no era así, ellos siempre entraban y se sentaban en una de las zonas donde no se veían nada, ni el “prisionero” ni ellos. Siempre se mantenían ahí, riéndose de las cosas que pasaban en la escuela y más de una vez molestando sobre el chico.
-Es algo como, no ha muerto aun pero nadie lo ve.- Dijo, YiXing uno de los amigos de Kai que siempre se mantenía con todo aquel que le parecía atractivo.
-Yo creo que si está ahí.- Agrego Kai observando al poste donde se suponía que estaba aquel prisionero.
-Acércate entonces.- YiXing le respondió de forma divertida observando también al lugar.
Aunque sonara estúpido era cierto que nadie le veía, los pocos que habían logrado entrar a aquel lugar nunca habían dicho verlo siempre era como si no estuviera, hasta decían que una sombra se veía de vez en cuando pero no era la gran cosa, parecía un alga.
-Ha, Ying, ve tu entonces.- Sonó una voz en el fondo, un chico de pelos castaños notoriamente más alto que los otros dos al cual llamaban Kris.
-¡Que te pasa! Ni loco, por ahí no me vuelven a ver.-
-Cobarde.-
-Me vale.-
-Bueno regresemos ya.- Agrego en ultimas Kris poniendo marcha fuera de aquel lugar prohibido seguido por Yixing, pero Kai se había quedado quieto aun observando el lugar.
-Iré luego, nos vemos el lunes.- Dijo Kai suavemente esperando a que los chicos se fueran para ir a donde se supone que se encontraba aquel chico, era un secreto pero Kai siempre lo veía, no se le acercaba pues sus amigos siempre le sacaban con él por sus exigentes padres, excepto ese día, sus padres andaban de viaje y podía hacer lo que le placiera y por eso se había quedado ahí. Una vez pasaron varios minutos, Kai se acercó donde se supone que se encontraba el chico en pasos lentos para evitar asustarle o algo parecido; al estar a una distancia considerable dudo en seguir o no, pero al final resulto estando al lado del chico. En aquel momento, todo lo que había odio de ese chico era pura basura, no podía creerlo, era totalmente inocente se veía diferente a todo, un chico de pelo castaño y labios de corazón permanecía sentado observando las olas del mar con aquel hilo atado a su tobillo derecho.
-Hola…- Dijo Kai tímido observando como el chico estaba ahí, su aspecto era realmente delgado, pero no tanto como para parecer haber estado 4 años sin comer.
-¿Qué haces aquí? Es zona prohibida.- Respondió el chico inocentemente volteando un poco su rostro para observar a su acompañante.
-Lo siento, me dio curiosidad.-
-Sabes que no es seguro.-
-No importa, siempre estoy por aquí.- Amablemente, Kai se agacho hasta poder sentarse al lado del chico y observarle con una tenue sonrisa.- Soy Kai.-
-KyungSoo.-
Aquello fue lo último que se escuchó en las siguientes dos horas además de las lágrimas del más bajo presente que estaba ahí observando el mar aun.
-¿Tienes hambre?- Dijo Kai cortando el silencio entre ambos.-
-Si.-
Kai le extendió una barra de chocolate al chico para que la comiera.
Las horas pasaron rápidamente y ambos chicos hablaron por más de 4 largas horas sobre ellos, Kai aún no se atrevía a preguntar porque estaba ahí así que solo preguntaba sobre lo que le gustaba y como había logrado vivir tanto tiempo en aquel lugar.
-¿Por qué estás aquí?- Dijo Kai en un segundo observando como el chico suspiraba.
-Algo injusto la verdad, estoy aquí por supuestamente haber realizado una gran masacre en un pueblo cerca de aquí, pero lo que en realidad paso fue que yo vivía en un edificio muy cerca a la salida de la ciudad y bueno, yo estaba ahí solo y aquel asesino entro a mi casa, claro lo venían prosiguiendo y mi casa parecía un lugar des- habitado, entonces el asesino se suicidó y bueno, pensaron que yo le había matado a él y a todos los de aquel pueblo. Por eso. Desde ese día, he vivido aquí, comiendo algas y algunas cosas que caen por aquí cerca de comida, pero mi mayor miedo son las mareas altas, he estado a punto de morir en tres, y según oí por las personas que se sientan en el camino sobre nosotros este año será el más fuerte.-