El final de los sueños
Sus ojos antes de que pudiera darse cuenta acabaron por cerrarse mientras en la profundidad se escuchaba el "ding" y el "dong" de las campanadas. Cuando sus ojos volvieron a abrirse estaba acostado en aquel mueble con una mano en su cabeza, se puso derecho en un momento mirando la hora en aquel reloj que asomaba de la cocina, habían pasado cerca de dos horas y aun su familia no había llegado a casa ¿realmente todo aquello era real? Con tranquilidad su ojos se cerraron y volvieron a abrir, pestañeando para que sus ojos no se quedaran secos y le dolieran en un rato después. En uno de esos pestañeo un oso de peluche apareció delante de sus ojos, era de un color algo extraño entre blanco y rojo, un extraño color, pero fue lo que le hizo saber que se trataba de un oso de felpa, seguramente no se abría dado cuenta de cuando lo había cogido y pertenecía a uno de sus hermanos pequeños, sus manos comenzaron a rozar las partes del peluche mientras lo acariciaba intentando averiguar que tan suave podía llegar a ser, sin darse cuenta su mano jalo un poco más fuerte aquellas redondeadas orejas -ah- ¿el oso había hablado? ¿se había quejado? incrédulo por haber escuchado eso siguió acariciando aquellas orejas y jalo de la otra intentando así ver su teoría de que solo se lo estaba imaginando -auch- un segundo quejido salió de aquel oso a lo que con rapidez Samishi tiro al suelo y subió las piernas al sofá, pero el animal hace los mismo y con ayuda de aquellas manos se pone en pie acercándose a de ojos claros. Durante unos segundos se quedaron mirándose esperando que alguno de los dos hablara y por fin aquella situación fuera aclarada. El oso con una suave sonrisa se subió al sofá y sentó al lado de aquel chico mirándole mientras le agarraba uno de sus manos.
- No tienes porque tener miedo - aquellas palabras salieron con sutileza mientras hacía que aquel joven se sintiera un poco más cómodo al estar hablando con él. En realidad superar el que estuviera hablando aquel oso lo supero más rápido y mejor de lo que en un principio había pensado.
-Veo que te has acostumbrado a este mundo - Las palabras del oso en aquel momento entraron en el oído de el joven de cabellos rojos, su reacción fue como la de otro ser humano sobresaltarse y tirar un jarrón que se encontraba cerca de su diámetro, sin embargo él no llegaba a comprender del todo que quería decir con eso de este mundo el oso. Era totalmente idéntico a su hogar, excepto tal vez por su familia que no dejaban de hacer ruido ni un instante pero era igual. No era posible, de un lado a otro comenzó a caminar el humano con una de sus manos en el mentón pensando en algo que no fuera aquella tontería. Pero no pudo evitar agarrar a aquel oso con fuerza de los hombros y empezar a balancearlo de un lado a otro.
-¿Que quieres decir? ¿Que es este mundo? ¿Donde estoy?- como si nada el oso agarro aquellas finas manos y le puso comenzó a mostrar que también tenía manos, poco a poco le estaban saliendo partes humanas convirtiéndose en un joven de cabellos oscuros y ropajes rojos, su altura era mayor que la de aquel joven de cabellos claros, las manos que había sostenido cuando era un oso de felpa acabaron por ser aplastadas por aquellas enormes manos, con un leve movimiento antes de que el joven más bajo pudiera hacer nada le hecho contra aquel sofá y agarro con firmeza y fuerza aquellas muñecas acercándose a su rostro.
-Este es tu mundo, el mundo de tus sueños- la mano de lo que ahora parecía un humano paso por la mejilla del joven y elevo con suavidad bajando un poco la cabeza. -Siento la brusquedad pero no parecía que fueras a creerme- el joven que hasta ahora pensaba que estaba bastante bien que era posible que hablara y lo había soportado acabo por quedar con los ojos abiertos mirando aquellos ojos del oso de diferente color, esperando que todo aquello solo fuera un simple e inofensivo sueño del que en cualquier momento se iba a despertar.
En aquel momento se levanto de la cama empapado en sudor observando como el sol ahora le daba aquel calor, lo que significaba que se encontraba despierto, el sonido de las pisadas corretear por toda la casa, aquellos gritos de su madre para que pararan sus dos hermanos pequeños, era delicioso volver a sentir aquel calor y volver a escuchar aquellos sonidos. Cuando se levanto se preparo para ir a la escuela poniéndose aquel uniforme de colegial y comenzando a caminar en dirección a su academia, pero de camino a ella se encontró con algunos amigo que le empezaron a hablar de un chico que era nuevo, de un nombre extraño parecía extranjero. La entrada de aquella academia hizo que el joven sonriera de oreja a oreja y respirara profundamente aunque seguía preguntándose si realmente aquel sueño era real, una mano sin previo aviso se puso en su hombro haciendo que le mirara. -¿!que¡?-.