CAPÍTULO 1: Detención.
P.O.V KRYSTAL
La luz del sol que se filtraba en mi ventana en mi ventana me indicó que un nuevo día había comenzado, me levanté sonrientemente y me preparé como cada mañana para ir a la preparatoria, sin tener idea de que a partir de ese día, mi vida cambiaría para siempre… Mi nombre es Krystal, tengo 16 años, y siempre había sido la número uno de mi clase, era buena con los idiomas extranjeros, la sicología y las matemáticas; supongo que siempre me atacó el ‘síndrome de chica buena’ o algo así. Pero todo cambia, y eso también estaba a punto de cambiar…
Cuando bajé al comedor, mis padres ya estaban allí, mi madre había servido nuestro desayuno y mi padre leía tranquilamente el periódico. Los saludé como de costumbre y me senté a desayunar cuando mi hermana mayor bajó las escaleras, abrochándose el último botón del bléiser colegial.
–Buenos días. –Dijo con una pequeña sonrisa, a la cual todos respondimos de la misma manera.
Jessica era apenas un par de años mayor que yo, pero me protegía incluso tanto como mi madre. Era la mejor unnie de todas. Por si fuera poco, Jessica era además muy bonita, el cabello rojizo y rizado, la voz aguda, el porte tan femenino… siempre la admiré, ella era increíble.
Cuando mi hermana y yo terminamos de desayunar, bastó con cepillar nuestros dientes y despedirnos de nuestros padres para salir juntas con dirección a la preparatoria, como dije antes, aquel día practiqué mi rutina diaria, sin realizar cambio alguno. Jessica estaba en el último curso de la prepa, por lo que también resultaba ser mi Sunbae.
Finalmente, cuando arribamos, cada una se dirigió a su salón, a la espera de que comenzaran las clases. Victoria y Sulli eran mis mejores amigas, y como cada mañana, se encontraban en sus respectivos pupitres, hablando de cualquier trivialidad. Me uní a ellas y reí de sus ocurrencias como cada mañana. Sin embargo, aquella vez, e igual que cada día, una persona en especial llamó mi atención. Amber Liu era una chica solitaria y frívola, quien tenía un temperamento difícil y una mala actitud todo el tiempo. Una ‘chica gánster’, como algunos solían llamarla… sí, eso era esa chica. Siempre estaba involucrada en peleas o pleitos, por lo que todos los estudiantes la respetaban y le temían, quizás le temían más de lo que la respetaban pero así era ella y nada parecía importarle. Nunca nadie le hablaba y todos se mantenían a distancia de ella, era lo mejor para todos. Amber permanecía sentada en los últimos lugares del salón, y escuchaba música a través de sus auriculares con los ojos cerrados. Llevaba el cabello demasiado corto para ser una chica, originalmente castaño claro pero teñido de rubio, con algunos mechones azules y verdes, y estaba revuelto la mayor parte del tiempo a pesar de ser completamente liso. Tenía grandes ojos marrones, y el delineador le daba un aspecto más maduro y misterioso, atractivo también. Y a todo esto se le sumaban sus labios, que eran generosos: carnosos a pesar de no ser demasiado grandes, y esa perfecta fila de dientes blancos que casi nunca se le veían puesto que hablaba poco y nunca sonreía. Era tan guapa… No… yo no podía pensar esas cosas, no de esa chica, no de ella.
La campana sonó, sacándome de mis pensamientos y regresándome a la realidad. Todos fuimos a nuestros asientos; y el señor Kang, nuestro reacio maestro de biología, entró con una regla larga en sus manos la cual utilizaba sólo para amenazar a los estudiantes, y nos saludó con un gesto lleno de seriedad.
Así, el señor Kang dio por iniciada su clase, y explicaba sobre la reproducción celular, cuando de repente notó que pareció sacarlo de sus casillas de inmediato, por lo que todos los miramos con interés. Comenzó a caminar con paso firme por entre las filas de pupitres hasta llegar a la parte trasera, y entonces me di cuenta de que Amber se encontraba de brazos cruzados, recostada sobre su pupitre y con los ojos cerrados; se había quedado dormida. Llegó hasta ella y la sacudió precipitadamente con la intención de hacerla reaccionar. Cuando la chica se despertó y levantó la mirada, vio cómo el maestro la miraba por encima de sus gafas y le lanzaba una terrible mirada reprobatoria.
–Amber Liu… –expresó su nombre prácticamente entre dientes –no puedo creer que te quedes dormida en mi clase –se indignó –ni siquiera muestras un poco de interés, y para completar, ni siquiera cumples con los trabajos correspondientes y tan solo escuchas música en mis clases –Mientras le hablaba, la chica de cortos cabellos rubios mate miraba hacia la ventana despreocupadamente, mientras mordía sus labios como si no le importara que su maestra estaba dándole un buen sermón – ¡se acabó! –Exclamó de repente – ¡Vete a detención!
La chica se levantó atrevidamente, sin mirar a nadie en señal de completo desinterés y rebeldía, y salió hacia el salón de detención, como si le importara poco o nada ser enviada a aquel lugar. No pude evitar seguirle con la mirada hasta que abandonó el lugar, y es que por alguna extraña razón, todo lo que hacía, todo lo que con ella sucedía, me llamaba la atención de alguna u otra forma. Realmente intenté prestar atención a la explicación del profesor, en verdad intenté hacer como si nada hubiese ocurrido. Pero la imagen de Amber Liu actuando como una rebelde sin causa no dejaba de aparecer en mi mente. Ahora, de espaldas, Kang escribía quién sabía qué cosas en el tablero. De repente, vi cómo un par de aviones de papel sobrevoló por todo el salón, y la suerte definitivamente no estuvo de mi lado cuando el maestro dio media vuelta y me miró, justo en el momento en el que uno de los dos malditos aviones calló precisamente en mis manos mientras el otro caía suavemente a sus pies.
–Señorita Krystal Jung –me miró, resentido – ¿quiere explicarme qué demonios está haciendo?
Bien pude haberme defendido, intentar explicarle lo ocurrido, pero me quedé sin palabras, sin saber qué decir, y su mirada fue cada vez más dura. Me paralicé ante tal aterradora mirada…
–¿Por qué no vas a hacerle compañía a Amber Liu? –Le escuché decir al fin.
–¿Disculpe? –Aturdida, alcancé a decir.
–¡A detención! –Su grito hizo eco en toda la clase.
Sintiéndome roja hasta las orejas, apenas y pude salir del aula, intentando a toda costa disimular mis pasos temblorosos, llenos de ansiedad. Fue horrible tener que dirigirme al aula 511, sabía que allí era donde se enviaban a los peores estudiantes por fumar en las instalaciones, pelear con otros estudiantes, faltarle al respeto a algún superior y cosas por el estilo. Finalmente llegué frente a la puerta de dicho lugar y toqué delicadamente tres veces antes de ingresar. Fue tan vergonzoso… el maestro Kim se mostró más que sorprendido de verme allí, pero me limité a saludarle respetuosamente con una silenciosa reverencia, le entregué mi celular porque conocía bien las reglas de detención a pesar de que nunca antes había pisado ese lugar, y tomé asiento en una de las sillas que encontré vacías. Disimuladamente miré sobre mi hombro, y pude ver a Amber Liu, quien mascaba chicle, para variar, estaba sentada en la última fila de pupitres y escuchaba música. Un escalofrío me recorrió el cuerpo entero cuando me devolvió la mirada, me pilló observándola. Desvié la mirada de inmediato, y entonces pude fijarme mejor en los otros estudiantes allí; había unos chicos durmiendo, otros escribiendo majaderías en los pupitres, y otros hablando o jugando cualquier jueguillo sin sentido. Tendría que pasar los siguientes sesenta minutos en ese podrido salón, adiós tiempo de receso y todo por algo de lo que ni siquiera era culpable. Agotada, puse los brazos sobre el pupitre y me recosté lentamente sobre ellos, quizás me podría quedar dormida aunque fuera unos cuantos minutos, así mi estadía allí no sería tan desagradable. Pero los planes del destino eran otros…
Súbitamente algo me golpeó en la espalda, y cuando me giré para ver qué sucedía, descubrí que se trataba de una bola de papel que nadie parecía haber lanzado. De inmediato me agaché para recogerlo, y leí lo que tenía escrito: “¿DESDE CUÁNDO LA PERFECTA SEÑORITA KRYSTAL JUNG PISA ESTA CLASE DE LUGARES SUCIOS? DEBES TENER CUIDADO, OVEJITA, PORQUE LOS LOBOS ANDAN SUELTOS Y SERÁS UNA PRESA DEMASIADO FÁCIL…” Hice una mueca de disgusto mezclado con extrañeza al leer aquello, miré a todas partes pero no pude encontrar un sospechoso, ¿Quién habría escrito tal cosa? La caligrafía era algo desordenada pero aún así parecía tener su propio estilo con aquellos trazos limpios pero caóticos a la vez. ¿Qué clase de persona escribía de tal manera?
Finalmente sonó la campana, la detención había acabado. Pero cuando giré la cabeza con la intención de buscar con la mirada a Amber Liu ya no la vi, ¿en qué momento se había movido de su lugar?
Cuando regresé a la clase que seguía, Sulli y Victoria se apresuraron a preguntarme si estaba bien después de haber salido de detención y me hicieron algunas preguntas en honor a su increíble curiosidad de siempre… pero cuando quise ver dónde estaba Amber me di cuenta de que ni siquiera había entrado a esa clase; sabría Dios dónde diablos se habría metido después de la detención.
Más tarde ese día, Jessica y yo nos dirigíamos a casa al fin.
–Escuché que hoy estuviste en detención –mencionó con cierto tono de preocupación mezclado con reproche – ¿Qué sucedió?
–Fue un malentendido, el señor Kang estaba de malas y la tomó en mi contra.
Una pequeña risita se le escapó, relajando el rostro, haciéndome suponer que me creía.
–Ese anciano está loco, no lo tomes personal, odia a todos sus estudiantes…
Sonreí ante sus traviesas palabras.
–Supongo que sí –me encogí de hombros.
–Solo debes ser más cuidadosa la próxima vez, él nunca deja pasar nada cuando algo reincide.
–Lo sé, unnie –contesté –seré más cuidadosa la próxima vez, lo prometo.
–Bien, ahora, apresúrate –se sobó el estómago – ¡me muero de hambre!
Sonreí divertida al ver sus exageradas expresiones faciales y finalmente nos encontramos en casa. Sin embargo, mientras me lavaba, mientras cenaba, mientras me preparaba para ir a la cama, mientras estaba intentando quedarme dormida… solo pensé en Amber Liu, en su paradero al final del día, y en la extraña nota que recibí en detención.