Euforia
Termina de ponerle kétchup a su hamburguesa, el partido comienza y Manuel tiene los ojos pegados al televisor cuando los jugadores comienzan a moverse en la cancha. Es el primer partido del Mundial Brasil 2014 y el chileno está muy nervioso.
El partido es contra Australia. Le pasa la botella de bebida a su hermana menor mientras comen sin siquiera mirar el pan.
Manuel está en su casa disfrutando del encuentro, ese día salió temprano de su instituto y su madre le había dicho que debían ver aquel partido en familia, comiendo unas ricas hamburguesas.
— ¡¡Gol conchetumadre!! —Grita el castaño levantándose de la mesa.
Abraza a su papá que está de cabecera de mesa, para luego abrazar a su primo. La felicidad recorre su cuerpo cuando son apenas 12 minutos de iniciado del partido.
— ¡Ése es nuestro Alexis Sánchez, Mierda! —Exclama el padre volviendo a sentarse.
— Parece que empezaron con el pie derecho.
— Sí, mamá —contesta su hermana Rocío dándole otra mordida a su hamburguesa—. Chile pateará el culo en este mundial.
Manuel ríe ante el tono orgulloso que emplea la castaña. Él también se siente eufórico, el fútbol le apasiona y ver jugar a su país despierta una emoción bastante especial el él.
— ¡¡Goooooool!! — El coro de la familia se vuelve a elevar con el segundo punto en menos de 2 minutos.
La emoción tensa el aire y Manuel toma a su hermana en brazos para elevarla por los aires.
El timbre suena y Martín se dirige hacia la puerta del departamento con una sonrisa burlesca. Seguramente se le quedaron las llaves a su compañero.
— Sí que sos gil, Manu…
De pronto el castaño entra tomándolo del rostro y besándolo con fuerza. Martín tiene sus verdes ojos tan abiertos que le duelen, cuando el asombro por aquel acto se apodera de él. Manuel se aleja con una sonrisa ladina que hace a Martín fruncir el ceño.
— Umn —dice lamiéndose los labios—, tenés un sabor amargo.
— Sip. Es que me tomé unas chelas* con mi primo en la casa —contesta Manuel encogiéndose de hombros para cerrar la puerta.
— Felicidades por el triunfo, chilenito.
Pero Manuel apenas lo oye y se le arroja encima haciéndolos caer sobre el sillón del living. El rubio siente esa boca volver a apoderarse de la suya con pasión, deslizando su caliente lengua entre sus labios. Responde al beso algo torpe, ya que el hecho de que Manuel tome la iniciativa es muy raro, incluso, nunca antes lo ha hecho.
— Dale, ¿y a vos que te pasa?
— Ganamos —responde Manuel como si eso explicara todo—. Así que merezco un premio, weón.
Martín suelta un jadeo cuando esa palma acaricia sobre su pantalón el bulto que pronto comienza a formarse. El castaño desliza su boca por el cuello del argentino, para lamer de vez en cuando.
Todo está demasiado confuso. Manuel siempre es el que está reacio a intimar con Martín, así que esta faceta lo toma totalmente desprevenido. Observa al chileno sentarse sobre sus caderas y comenzar un sensual vaivén, que lo pone a mil. Se siente tan excitado por el actuar de su novio, que pronto sus manos comienzan a picar por tomar el control.
Toma las caderas de Manuel y lo gira para invertir posiciones, lo que se le dificulta un poco debido a la estrechez del sillón.
Esos ojos cafés se posan en los de Martín, que con una sonrisa se desliza sobre el cuerpo del chico hasta llegar a su pantalón, donde desengancha en cinturón y desliza el cierre.
— ¡Espérate, Tincho! —Exclama Manuel mientras el rubio toma su miembro.
— Che, si herví la pava te va' a tener que tomar el mate* —dice Martín lamiéndose los labios con lascivia—. Así que ahora Manu, te voy a dar tu premio.
Con eso, el miembro del chileno se pierde entre los trasandinos labios. Martín comienza con la felación succionando con fuerza, las mejillas del chileno pronto adquieren un color rojizo ante el calor y las muchas cervezas que se ha bebido.
Manuel se aferra a los cojines del sillón, alzando el rostro cuando esa lengua comienza a jugar con la punta de su pene.
— ¡Mierda, Martín!
El argentino sonríe masajeando aquella erección. Está muy complacido por los gemidos de su amante, que solo se deja llevar por las sensaciones que su húmeda boca le proporciona. Con un vaivén experto y rápido lo hace estremecer mientras desliza la mano sobre el plano vientre del chileno para acariciar sus pezones.
Manuel siente sus piernas temblar y acaba en la boca de Martín con un escandaloso alarido que hace que la garganta le duela. Logra enfocar con la respiración agitada, intentando calmar su nublada mente.
El rubio gatea sobre él y le da un beso en los labios.
— ¡No haga’i esa weá! —Exclama Manuel frunciendo el ceño—. Me la estaba’i chupando, weón.
— Que bipolar que sos, chilenito —dice Martín con una sonrisa juguetona, para luego acariciar los castaños cabellos de su amante—. Te vas a tener que acostumbrar, mirá que todavía quedan 3 partidos, y planeo felicitarte por todos ellos, eh.
La mirada de Manuel se posa en él, para luego rodar los ojos. Se remueve bruscamente, tirando a Martín del sillón. El rubio se toca la cabeza ante el duro golpe, soltando un mohín mientras el otro chico se abrocha el pantalón y se levanta rumbo a la cocina para beber algo que calme su sed.
Manuel no sabe si es por la euforia de ganar un partido o las cervezas de más que se ha tomado, pero al parecer ese argentino se aprovechará de él en lo que queda del mundial.
Y aunque no lo admita en voz alta, no le molesta la idea.
Glosario Chileno:
Chelas: forma popular de referirse a la cerveza.
Fleto: afeminado, que es muy gay.
Glosario Argentino:
Tincho:forma de decirle a los de nombre “Martín” en Argentina.
Si herví la pava te va' a tener que tomar el mate: sería algo así como decir: "si me excitás vas a tener que seguir hasta el final.