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El hijo del Mal. por MarilLeijon

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Notas del fanfic:

HEY que tal

mi primer fanfic que no es oneshot o twoshot oAo

creo que ya todos saben como va a terminar esto(?) ya saben todos la saga evil SO YEA

los hare sufrir...subire el siguiente capitulo dependiendo de si resivo reviews.

Tuve esta inspiracion escuchando un cover de servant of evil, y como mi OTP es suzalulu,suzalulu 5evah <3

pos dije wai not?! digo why not

Bueno emmm 

disfrutenlo? maybe

El imperio de Britannia, área 11, 2010

-“¿Quién es ese?”

El pequeño no lograba entender lo que estaba haciendo en ese lugar, aquella pregunta solo fue uno de los cuantos susurros que lograba escuchar a medida que iba caminando por tan inmenso castillo a mano de un hombre de cabellos azules.

Pero enserio, ¿Cómo había llegado aquí? Este lugar es muy extraño a como era Japón, todo era tan elegante y enorme, la gente con sus elegantes acentos y ropas extravagantes y curiosas, todos con una expresión totalmente seria en sus rostros, el camino se le estaba haciendo totalmente largo y está sintiendo que se mareaba a medida que más pasos daba,  todos observándolo con esos ojos críticos, cada mucama que veía lo observaba con un rostro de lastima.

¿Qué de quien estamos hablando?

Suzaku Kururugi, cabellos color café chocolate, piel morena con unos bellos ojos tono verde asemejando dos esmeraldas, único hijo del embajador de Japón, excelente a la hora del combate con catana y cualquier otra espada, era un buen guerrero ya que desde más pequeño había  entrenado para ser un guerrero, eso era lo que su padre deseaba pero él no entendía porque.

Hace unos días su padre falleció por extrañas razones, haciendo que el pequeño cayera en una gran depresión ya que era su única familia, las personas a su alrededor tuvieron que explicarle que su padre siempre deseo que el fuera a vivir a Britannia y estuviera mejor que lo que estaba aquí, Suzaku no entendida, él estaba perfectamente bien en Japón, no se quería ir de ahí.

Pero nadie le escuchaba.

Fue llevado a Britannia, donde ahora estamos narrando, siendo juzgado por su procedencia. Pero seguía sin entender porque ahí, ¿Por qué no otro lugar? ¿Por qué no-

-“Al fin llegas Jeremiah.”- Se escuchó una grave voz, haciendo que Suzaku levantara la vista para poder observar a un gran hombre de cabellos largos y blancos, parecía bastante viejo.

-“Lo siento su majestad. Tuvimos problemas al traerlo”- Esto se estaba escuchando como si Suzaku fuera un objeto…

-“Bien, ya puedes irte, deja al pequeño aquí.”

El hombre de cabellos azules hizo una reverencia y se retiró de la sala. El pequeño castaño escucho el ruido de la puerta al cerrarse, llevando su vista hacia la puerta.

-“Seguramente tienes muchas preguntas.”- Esas palabras hicieron que el pequeño dirigiera de nuevo su mirada hacia el hombre que parecía ser el gobernante de este lugar. –“Escucha, tu padre fue un gran amigo mío, no me arrepiento de conocerlo, y te doy mi más sincero pésame.”- Suzaku bajo la mirada, volviendo a recordar a su padre, estaba dispuesto a no llorar, no en ese lugar. –“ Quiero que comprendas porque estás aquí”- El castaño seguía con la mirada directa hacia el suelo, pero escuchaba con atención las palabras del hombre. –“Tu padre siempre quiso que pertenecieras a Britannia, el tenía sus razones.”-  Suzaku seguía igual de confundido que antes, ¿Por qué su padre quería esto? ¿Por qué no podía seguir en Japón?.

Las preguntas en su cabeza fueron apagadas cuando escucho las últimas palabras del hombre.

-“Desde que naciste tu padre y yo acordamos que serias el caballero de mis dos hijos.”

¿Qué cosa? ¿Su padre lo había estado vendiendo durante toda su vida? ¿Para eso entranaba tan duro todos los días? ¿Tenía que servir a dos extraños? ¿Dar toda su lealdad a un extraño imperio? No, el no iba a ser un perro fiel a su amo. No, eso no…eso no…

-“No me malinterpretes pequeño, tu padre te amaba, por eso quería un buen futuro para ti.”

Suzaku estaba derrumbándose en ese lugar, su cara estaba dirigida hacia el suelo como todo el tiempo que el emperador había estado hablando, no quería verlo, no quería siguiera verlo… pero algo en su mente hizo que volviera a dirigir la vista hacia el frente.

Notando esta vez no solo al enorme hombre que era el gobernador…

Ahora podía observar a una hermosa mujer de cabellos negros, dándole una cálida sonrisa, vestía elegantemente pero con un toque modesto. Pudo observar a la niña que la mujer tenía en brazos, una niña de cabellos castaño claro y ojos color violeta igualmente claros, que lo veían con una mirada de curiosidad mientras abrazaba fuertemente a su madre.

Suzaku dirigió su mirada hacia la mano libre de la mujer, que sostenía otra pequeña mano. A quien el castaño vio, hizo que todos sus intentos se no ceder a esto se desvanecieran, sin siquiera haber empezado a intentarlo.

Un niño vistiendo con unas ropas elegantes y adorables a sus ojos, su cabello era negro y elegantemente peinado casi al llegar hacia sus hombros, sus ojos asemejaban dos brillantes y hermosas amatistas, y su piel era igual de clara que la porcelana. Era todo lo que un príncipe debía ser.

-“Ella es mi hija Nunnally Vi Britannia, debes de ser su caballero y servirla en todo, protegerla…saltémonos la ceremonia de caballero ya que esa ya está hecha desde nacimiento…”

La pequeña se bajó de los brazos de su madre y se acercó a Suzaku dándole una tierna sonrisa que el pequeño recibió con una cara de sorpresa dejándolo sin habla por un momento para poder corresponderle esta. La pequeña se emocionó al recibir la sonrisa de su caballero, corriendo apenada hacia las piernas de su madre.

-“Y el es mi hijo mayor; Lelouch Vi Britannia, no cabe mencionar que debes protegerlo con tu vida, como caballero.”

Suzaku dirigió la mirada hacia el pequeño príncipe quien lucía una arrogante expresión, su actitud chocaba con la misma del niño castaño, y ninguno de los dos se dignaba a presentarse primero.

-“Vamos Lulu, acércate a tu caballero.”- Hablo la bella mujer, haciendo que Suzaku contuviera una risa gracias al apodo del joven, era un apodo de una mujer.

-“No me digas así mamá!” Menciono avergonzado el oji amatista al notar la pequeña risa del castaño.

Sin embargo la risa del niño se apagó al escuchar la voz del príncipe, esa aterciopelada voz había cautivado en sus oídos como la más bella melodía que alguna vez había escuchado.  Y esta sorpresa se notó en el rostro del castaño, ya que se tiño de unos colores semejantes a las fresas frescas.

Fue ahora el turno del príncipe para soltar una risilla, deslumbrando más al joven caballero, el azabache cada vez parecía más y más perfecto.

-“Me llamo Lelouch, como ya ha dicho mi padre. ¿Cuál es tu nombre?”-

Suzaku se encontraba embobado en la imagen del príncipe, por esa razón tardo un poco en responder.

-“Ah…yo…Su…Suza…Kururugi Suzaku!”- Respondió tartamudeando e insultándose mentalmente por semejante estupidez.

La pequeña niña y su hermano mayor seguían riendo por el estado de su caballero.

Sin embargo Lelouch pensaba que se veía totalmente adorable.

 

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El área 11 estaba en su mayor momento, el reinado del emperador Charles y su esposa la reina Marianne era el mejor que la gente del pueblo había tenido jamás.

El tiempo había pasado demasiado rápido, los momentos del caballero y sus príncipes eran infinitos, los tres se habían vuelto los mejores amigos. Claro que en algunos momentos la actitud arrogante de Lelouch y el egoísmo de Suzaku chocaban entre si, pero el más joven debía de ceder ya que él era el caballero después de todo, debía obedecer las órdenes de su príncipe. Aunque no las aceptara del todo.

Los momentos que Suzaku y Lelouch pasaban juntos eran interminables, ya que era cierto que el castaño debía proteger a ambos hermanos, su tiempo iba dedicado al príncipe mayor. Haciendo que sus sentimientos hacia el crecieran cada día más.

Sin embargo el descuido de la pequeña princesa fue el error más grande que pudo cometer…

Mientras el príncipe y su caballero jugaban como todos los días en el jardín, cabalgando o solo acostados en el césped disfrutando de la compañía del otro, charlando sobre temas triviales, observando las nubes el cielo de un hermoso azul, dirigiéndose discretas miradas el uno al otro de vez en cuando, fue cuando ocurrió la desgracia…

Disparos se escucharon del interior de la mansión, haciendo que ambos terminaran lo que sea que estaban haciendo y dirigiendo su mirada hacia el hogar del príncipe, algo hizo click en la mente del azabache haciendo que este intentara correr hacia el lugar de los hechos.

Pero Suzaku también se dio cuenta de algo, debía proteger al príncipe como si fuera su propia vida.

Rápidamente tomo la mano del oji amatista para después casi cargarlo lejos de ahí, tratando de no caer en los golpes y gritos que soltaba el príncipe, sus gritos desgarradores que solo repetían lo mismo infinitas veces; “Nunnally, Mamá”. Las lágrimas caían por los bellos ojos violetas, mientras Suzaku lo obligaba a huir lejos de ahí, protegiéndose en el bosque escondidos hasta el anochecer.

Todo el tiempo el pequeño príncipe yacía acostado en el suelo, sin dirigir ni una sola palabra.

-“No solo eres mi caballero…”- Fue lo que dijo el azabache.

-“¿Disculpa?”- No era una grosería, el niño de verdad no había escuchado lo que su príncipe le dijo.

-“¡Fuiste destinado a ser el caballero de Nunnally y mio, se supone que también debes de proteger a mi hermana, su está muerta solamente va a ser tu culpa! ¡Nadie más tiene la culpa más que tú!”-

Suzaku entendía que el príncipe se encontraba desesperado, y que probablemente no sabía lo que decía.

Pero más que cualquier arma lo había lastimado antes, esas palabras le dolieron en lo más profundo de su alma.

  

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Y dicho y hecho, como una profecía de los labios del príncipe, la reina Marianne había muerto en un ataque terrorista junto con la princesa Nunnally.

Lelouch no podía superar la muerte de las dos mujeres, quienes eran lo más preciado en su vida, en el momento en el que supo sobre la noticia, se derrumbó en el mismo lugar donde estaba parado sin poder dejar de llorar y gemir de dolor, siendo auxiliado por las mucamas, quienes veían al caballero con ojos llenos de odio.

Pero nada le importaba al castaño, solo le importaban las palabras que estaban en su cabeza de la voz de la persona que más quiere en el mundo.

-“¡Nadie más tiene la culpa que tú!”-

Esas palabras sonaban en su mente, en un vago recuerdo  de la noche anterior, donde solo apenas había logrado salvar a su preciado príncipe.

 

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El Imperio de Britannia, area 11 2017

-“Suzaku, es hora de la merienda.”- Una suave voz se escuchaba en la habitación.

Rápidamente llego el joven de cabellos cafés al lugar, con una bandeja de finos detalles con dos tazas de té y dos panes dulces sobre esta. El joven sirvió lo que traía en la bandeja sobre una mesita para dos personas de la terraza que había en la habitación, moviendo una silla para facilitar la comodidad del príncipe haciendo que este se sentara en ella, y yendo el mismo hacia la otra silla quedando de frente al oji amatista.

Un caballero no debía de pasar el tiempo así con su señor, solo debía protegerlo y no más.

Sin embargo la relación que unía a Lelouch y a Suzaku era el lazo más grande que tenía el príncipe aun desde antes de la muerte de su padre.

Ah claro, cabe mencionar que ahora Lelouch era el gobernante de este pueblo, siguiendo el legado de tiranía de su padre sediento de venganza tras la muerte de su esposa y su hija. El hombre había muerto hacia unos meses atrás por razones naturales, dejando a cargo a su joven hijo.

-“¿Tienes muchas cosas que hacer hoy? Su majestad.”-

-“Te he dicho que no me gusta ser llamado de esa manera por ti, abstente de hacerlo por favor…” El joven gobernante sonrió de manera encantadora. –“¿Para que quieres saberlo?.”-

-“Pues vera…hace mucho que no…”- Desvió la mirada y dio un pequeño sorbo a la taza del té. –“Hace mucho no pasamos tiempo juntos como antes…ya sabe, ir a cabalgar, salir al jardín…” El caballero sonrió Incomodo y apenado.

El azabache rio dulcemente hacia el comportamiento de su caballero. –“Claro Suzaku, podemos salir justo ahora.”-

El castaño volteo a ver a su señor y le sonrió, haciendo con solo esa sonrisa, que el príncipe se sintiera seguro.

Todo este tiempo él no lo hubiera hecho solo, siempre estaba Suzaku a su lado, llego a pensar que  no lo estaba haciendo bien, pero allí estaba Suzaku, fiel a él, haciéndolo feliz, cumpliendo sus deseos, estando con el siempre, apoyándolo todo el tiempo. Había llegado a amar a su caballero y ahora más que antes. Cuando no tenía un hombro donde llorar, cuando tenía sus eternas inseguridades y horribles pesadillas, allí con él, como siempre…estaba Suzaku.

-“Ah…ya no hay té…iré por más.”-

-“No te preocupes, Suzaku.”- El oji amatista tomo una pequeña campanita de la ventana y la hizo sonar.

A los minutos ya estaba entrando una mucama con dos tazas nuevas de té en manos, sin embargo tenía que ser tan inútil…

La mujer tropezó, o eso pareció, sobre el joven caballero, mojándolo todo con las tazas de té que tenía en manos, obviamente lastimándolo con el calor de la bebida y la mujer aún no se levantaba del castaño.

Lelouch se levantó al momento, observando como la mujer se disculpaba interminablemente y Suzaku le repetía que no había problema. ¡Pero la maldita mucama no se quitaba de su caballero! De un momento a otro el azabache no pudo controlar su actitud.

-“¡Estas despedida!”-

Fue lo que grito de manera alterada hacia la mujer quien lo volteaba a ver con los ojos sorprendidos al igual que el caballero, que ayudo a la mujer a levantarse.

-“Pero señor, no me puede hacer esto, apenas tengo para comer esta mi única esperanza.”-

-“Me importa muy poco lo que usted esté viviendo en su inmundo hogar ¡Es lo que merece por tener esa actitud de prostituta!”-

-“¿Pero que dice, su alteza?”-

Suzaku observaba la escena pero ya no podía seguir escuchando a la pobre mujer sufrir, y si no mantenía la boca cerrada pronto iba a terminar condenada a la guillotina.

-“Disculpe su majestad, yo mismo echare a esta mujer de aquí.”-

El castaño jalo con cuidado el brazo de la mujer hacia el portón principal evitando hablar en el trayecto al escuchar solamente el llanto de esta.

-“Realmente lo siento…”- Fue lo que susurro el oji esmeralda antes de cerrar la puerta en el rostro de la antigua mucama.

 

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-“Tranquilo, respira.”-

Lelouch estaba realmente enojado, no podía controlarse cuando alguna persona se acercaba a su caballero, tampoco podía controlarse cada vez que sus nervios subían y empezaba a decir cualquier disparate; como el haber despedido a aquella mucama.

-“Suzaku”- Susurraba el príncipe en brazos de su caballero.

-“Si, aquí estoy.”-

-“¿Realmente lo estoy haciendo bien? ¿Estoy haciendo buen honor a la memoria de mi madre? De verdad tengo mucho miedo.”-

Suzaku pensó lo que había dicho su señor un momento, para responderle acariciando sus oscuros cabellos.

-“Lo haces muy bien Lulu, toda la gente está muy feliz contigo.”

 

Claro que todo eso era una mentira.

Y apenas era solo el comienzo.

Notas finales:

WOOOH acepto los merecidos tomatazos


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